Intentos órficos para las letras y las bellas artes

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lunes, 11 de julio de 2016

Sobre la impecabilidad y las fuerzas del mal…

Por  Enrico Diaz


A veces cuando contemplo cómo funcionan las relaciones sociales o los sistemas económicos que mueven y sustentan el mercado de lo vendible o el caos que dirige el mundo, ante un breve análisis contemplo que el homínido supuestamente ser racional e inteligente y dicha palabra contiene el don por la solución de problemas u obstáculos.  Al final veo que tras la solución de un obstáculo solo se logra encontrar otro obstáculo igual o peor que el anterior. Cadencia a lo siniestro.    Es como si una fuerza controlara los actos de todos, similar a la rueda del samsara (ciclo de repetición) y algo se empecinara en que alcancemos constantemente la ansiedad.  Por el logro de  interés comercial o una amistad o de un amor, o de cualquier adquisición material o espiritual. 

Al principio debo confesar que sentí cierto morbo por medir la hipocresía, la envidia y la rivalidad entre los semejantes. Quizás refleje eso en alguno de mis cuentos o en una de mis novelas. Pero la verdad que ya estoy con un empacho ante ese panorama. Por eso prefiero dejar volar mi imaginación para poder dar una buena estructura a mi novela de ciencia ficción.  Referente al empacho culpo a una fuerza externa que hace que permitan todas estas cosas, me reuso pensar que las cosas siempre salen mal porque salen mal, nada más. Probablemente sea muy supersticioso y en esta metafísica aludo a un hilo que nos jala, controla o guía. A veces converso con una amiga o un amigo y me cuentan parte de sus problemas, "graves" y me pregunto ¿por qué todo el mundo anda mal? Siempre tiene que pasar “algo”.  No puede ser que todos se hayan puesto en acuerdo de vivir así. Me rehúso   aceptarlo, presiento que hay unos hilos detrás de todo, y ese jefe que jala los hilos que permite que suceden las cosas a mis amigas o amigos es un pequeño reflejo de lo que está ocurriendo a la civilización sumergida en este humo cuya sustancia probablemente lleva siglos así.  ¿Detrás o arriba de todo, habrá un jefe?  Dudo que sea una gran persona. Para comenzar no creo que sea humano, si lo fuera, entonces el sadismo sería su principal característica.    Pero no quiero meditar en ese ser que está detrás del todo, sino pensar en nosotros: ¿Se pueden romper los hilos? Entonces continuando con esta especulación asumo quien pueda dar un tajo a esos hilos o urdimbre logrará estar en la cima con una vida plena. Sé que hay gente en este mundo que vive así. La vida plena de la que hablo para algunos los ha hecho vivir  en el desamparo (aparente) otros en imperios…  Al menos eso lo dicen algunos libros. Pero las técnicas no están  descritas a detalle ni tampoco son adecuadas para todos. Imagino que como somos tan diferentes cada uno debe hallar su manera para romper de una vez esos hilos. 
Por otro lado, la apuesta por la amistad... Las asociaciones artísticas o literarias como todo en la vida debe tener un inicio, nacimiento, crecimiento o auge para llegar finalmente a la decadencia, como los grandes imperios o las familias. Lamentablemente no tengo una esfera de cristal que me permita ver la fecha o caducidad a las cosas de la vida, simplemente me toca estar bien acomodado y atento. A veces me hago al loco, pregunto conocen a un pintor que no sea ¿observador?  De alguna manera  en estas barbaridades y noblezas, forman un caldo de cultivo, un caldo de elementos  que me permite tener reflexión por la condición humana. Conciencia por la palabra amistad: durabilidad, funcionamientos, caducidades.   Requiere en uno: "algo" que no es cosa simple…, entenderse con la gente, en especial cuando todos son de cierto gremio o colegas.   Pero ya queda en cada uno cuanto se dio a la gente, o hasta cuanto uno puso el hombro.  Esos detalles no son los que yo busco que hable la gente de mí. Sino esos detalles son los que quedan para cada uno. Algunos los llaman, «en su conciencia», pero como yo soy más sentimental yo lo diría que esas cosas quedan en el corazón de cada uno. Si apoyas: - bien! Y si no  ya sabemos quién es quién en esta vida. Creo que nadie puede evadir su propia carga cuando se va a descansar. La carga de saber cuánto te esforzaste en ser impecable.