Burroughs
Hace muchos años que dejamos de creer que ese autor que escribía tan bellas palabras tuviera por fuerza que ser una buena persona. Ya sabemos que puedes escribir bien y pensar mal. Pero de ser malo a ser un asesino hay un trecho, que no muchos escritores han cruzado. Algunos sí.
El caso más famoso es el de Krystian Bala, aquel autor polaco que no contento con haber matado al amante de su esposa decidió escribir un libro dando todos los detalles sobre el plan perfecto para hacerlo. Ese mismo libro (llamado ‘Furia’ y que puedo imaginar tuvo un subidón de ventas tras saberse esto) fue el que dio las pistas para que la policía pudiera incriminarlo. Todo el asunto resulta de lo más novelesco, si no fuera porque la muerte del señor en cuestión fue un hecho real.
Pero no es el único autor asesino, los hay mucho más famosos. Y eso sin contar todos los que participaron en guerras. Hemingway se enorgullecía de haber asesinado a 122 alemanes, especialmente a uno de ellos, según detalló en una de sus cartas: “disparé tres veces, apuntando a su estómago. Cuando cayó, le disparé a la cabeza. El cerebro le salió por la boca o por la nariz, creo”. Pero se trata de un tema distinto.
William Burroughs mató a su mujer en extrañas circunstancias. Primero sostuvo que estaban jugando a ‘Guillermo Tell’ y a lo que trataba de disparar era a un vaso sobre su cabeza y no a ella, pero años después se retractó y dijo que el arma se había disparado por error. Se quedó en México un año y posteriormente se fugó a Estados Unidos.
También mató a su mujer Louis Althuser, el famoso filósofo marxista,estrangulándola con sus propias manos. En su caso, debido a una enfermedad mental que hizo que pasara los últimos años de su vida en un hospital psiquiátrico.
Por último, llama la atención el asesinato de “juventud” de Anne Perry, nacida como Juliet Hulme. Con 16 años mató a la madre de una amiga en un plan conjunto con la propia amiga. Al parecer los padres de ambas estaban preocupados porque su relación fuera algo más que de amistad y decidieron separarlas. El plan era matar a la madre de la amiga, que pareciese un accidente y fugarse juntas a otro país. Por supuesto no salió “bien” y tuvieron que cumplir condena (pero solo 5 años).
Y eso son los asesinatos resueltos, porque algunos escritores han sido sospechosos, con razones o sin ellas. Edgar Allan Poe, siguiendo los pasos de Bala,también publicó un cuento sobre un asesinato real, en su caso encontrando en la ficción al culpable del crimen en el que una chica fue violada, estrangulada y echada al agua con las manos atadas a la espalda. En la vida real el caso nunca se resolvió pero se sabe que Edgar Allan Poe fue la última persona junto a la que se vio a la víctima. También Arthur Conan Doyle ha sido acusado recientemente del asesinato de un amigo (y marido de su amante), pero la exhumación del cadáver no mostró rastros del supuesto envenenamiento, por lo que probablemente se trate de una falsa acusación.
después de esta sórdida lista, prometo que volveremos a hablar de las cosas bonitas de la literatura.