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jueves, 26 de septiembre de 2013

CONSEJOS DE ESCRITORES FAMOSOS, para los escritores que no lo son.

  100 Consejos para Escritores
Consejos para escribir
Hemos recopilado aquí 100 Consejos para escritores dados por grandes maestros de la literatura como Gabriel García Márquez, Ernest Hemingway, Horacio Quiroga, Roberto Bolaño, Kurt Vonnegut, Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Julio Ramón Ribeyro, Augusto Monterroso y Simone de Beauvoir. Un motivante rato de lectura para cualquier escritor.


Horacio Quiroga

1. Cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- como en Dios mismo.

2. Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.

3. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia

4. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

5. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

6. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.

7. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

8. Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

9. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino

10. No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.

Roberto Bolaño

11. Nunca abordes los cuentos de uno en uno. Honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte. 

12. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince. 

13. Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes. 

14. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral. 

15. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura. 

16. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así. 

17. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel.  Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval! 

18. Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges. 

19. La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra. 

20. Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas. 

21.Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas. 

22. Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.

Kurt Vonnegut

23. Utiliza el tiempo de un completo desconocido de forma que él o ella no sienta que lo está malgastando.

24. Dale al lector al menos un personaje con el que él o ella se pueda identificar.

25. Todos los personajes deben querer algo, aunque sea un vaso de agua.

26. Cada frase debe hacer una de estas dos cosas: revelar un personaje o hacer que la acción avance.

27. Empieza tan cerca del final como te sea posible.

28. Sé sádico. No importa cuán dulces e inocentes sean tus protagonistas, haz que les pasen cosas horribles (para que el lector compruebe de qué madera están hechos).

29. Escribe para contentar únicamente a una persona. Si abres la ventana para hacerle el amor al mundo, o lo mismo para hablarle, tu historia cogerá una neumonía.

30. Dale a tus lectores toda la información posible lo más rápido posible. Para mantener el suspense Al diablo con el suspense. Los lectores deben tener una idea general de lo que está pasando, cómo y porqué, de modo que puedan acabar la historia ellos mismos; las cucarachas pueden comerse las últimas páginas.

Julio Cortázar

31. No existen leyes para escribir un cuento, a lo sumo puntos de vista.

32. El cuento es una síntesis centrada en lo significativo de una historia.

33. La novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock-out.

34. En el cuento no existen personajes ni temas buenos o malos, existen buenos o malos tratamientos.

35. Un buen cuento nace de la significación, intensidad y tensión con que es escrito; del buen manejo de estos tres aspectos.

36. El cuento es una forma cerrada, un mundo propio, una esfericidad.

37. El cuento debe tener vida más allá de su creador.

38. El narrador de un cuento no debe dejar a los personajes al margen de la narración.

39. Lo fantástico en el cuento se crea con la alteración momentánea de lo normal, no con el uso excesivo de lo fantástico.

40. Para escribir buenos cuentos es necesario el oficio del escritor.

Julio Ramón Ribeyro

41. El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector pueda a su vez contarlo.

42. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada, y si es inventada, real.

43. El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón.

44. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto, mejor. Si no logra ninguno de estos efectos, no sirve como cuento.

45. El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin aspavientos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.

46. El cuento debe solo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja.

47. El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral.

48. El cuento debe partir de situaciones en las que el o los personajes viven un conflicto que los obliga a tomar una decisión que pone en juego su destino.

49. En el cuento no deben haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.

50. El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.

Juan Carlos Onetti

51. No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo.

52. No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Éste sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.

53. No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda.

54. No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético.

55. No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar.

56. No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.

57. No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios.

58. No olviden la frase, justamente famosa: 2 más dos son cuatro; pero ¿y si fueran 5?

59. No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su origen. Roben si es necesario.

60. Mientan siempre.

61. No olviden que Hemingway escribió: "Incluso di lecturas de los trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo más bajo en que un escritor puede caer."

Ernest Hemingway

62. Cuando un escritor escribe una novela, debería crear a gente viva; personas, no personajes.

63. Escribe frases breves. Comienza siempre con una oración corta. Utiliza un inglés vigoroso. Sé positivo, no negativo.

64. A veces, cuando me resulta difícil escribir, leo mis propios libros para levantarme el ánimo, y después recuerdo que siempre me resultó difícil y a veces casi imposible escribirlos.

65. Las personas de una novela, no los personajes construidos con habilidad, deben ser proyectadas desde la experiencia asimilada del escritor, desde su conocimiento, desde su cabeza, , desde su corazón y desde todo lo suyo.

66. Quería escribir como Cezanne pintaba. Cezanne empezaba con todos los trucos. Después destruía todo y empezaba de verdad.

67. Evita el uso de adjetivos, especialmente los extravagantes como "espléndido, grande, magnífico, suntuoso".

68. Por el amor de cristo, escribe y no te preocupes por lo que los muchachos dirán, ni de si será una pieza magistral o qué.

69. Seriedad absoluta en lo que se escribe, es una de las dos necesidades categóricas. La otra, por desgracia, es el talento.

70. Mi tentación siempre es escribir demasiado. Lo mantengo bajo control para no tener que cortar paja y reescribir. Los individuos que piensan que son genios porque nunca han aprendido a decir no a una máquina de escribir, son un fenómeno común.

71. Un escritor, si sirve para algo, no describe. Inventa o construye a partir del conocimiento personal o impersonal.

72. El don más esencial para un buen escritor es un detector de mierda interno, a prueba de choques. Es el radar del escritor y todos los grandes lo han tenido.

73. Un escritor de nuestro tiempo tiene que escribir lo que no ha sido escrito antes o superar a los escritores muertos en lo que hicieron. La única manera en que puede decir cómo va, es compitiendo con los hombres muertos… Pero la lectura de todos los buenos escritores podría desanimarlo. Entonces debe ser desanimado.

74. Para escribir me retrotraigo a la antigua desolación del cuarto de hotel en el que empecé a escribir. Dile a todo el mundo que vives en un hotel y hospédate en otro. Cuando te localicen, múdate al campo. Cuando te localicen en el campo, múdate a otra parte. Trabaja todo el día hasta que estés tan agotado que todo el ejercicio que puedas enfrentar sea leer los diarios. Entonces come, juega tenis, nada, o realiza alguna labor que te atonte sólo para mantener tu intestino en movimiento, y al día siguiente vuelve a escribir.

75. Evita lo monumental. Rehuye lo épico. El individuo que puede pintar cuadros enormes muy buenos, puede pintar cuadros pequeños muy buenos.

Augusto Monterroso

76. Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.

77. No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos –como hacen tantos– para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

78. En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito".

79. Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; jamás escribas nada con cincuenta palabras.

80. Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

81. Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

82. No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

83. Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

84. Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

85. Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

86. No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

87. Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

Gabriel García Márquez

88. Una cosa es una historia larga, y otra, una historia alargada.

89. Un escritor puede escribir lo que le de la gana siempre que sea capaz de hacerlo creer.

90. No creo en el mito romántico de que el escritor debe pasar hambre, debe estar jodido, para producir. 

91. Se escribe mejor habiendo comido bien y con una máquina eléctrica.

92. El final de un reportaje hay que escribirlo cuando vas por la mitad.

93. Hay que empezar con la voluntad de que aquello que escribimos va a ser lo mejor que se ha escrito nunca, porque luego siempre queda algo de esa voluntad.

94. Cuando uno se aburre escribiendo el lector se aburre leyendo.

95. No debemos obligar al lector a leer una frase de nuevo.

96. El autor recuerda más cómo termina un artículo que cómo empieza.

97. Es más fácil atrapar un conejo que un lector.

98. El deber revolucionario de un escritor es escribir bien.

99. Durante mucho tiempo me aterró la página en blanco. La veía y vomitaba. Pero un día leí lo mejor que se escribió sobre ese síndrome. Su autor fue Hemingway. Dice que hay que empezar, y escribir, y escribir, hasta que de pronto uno siente que las cosas salen solas, como si alguien te las dictara al oído, o como si el que las escribe fuera otro. Tiene razón: es un momento sublime.

Simone de Beauvoir

100. Escribir es un oficio que se aprende escribiendo.

LA TRAGEDIA DE UN LECTOR

martes, 24 de septiembre de 2013

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EL CRIMEN NEFANDO DE EVA -novela breve-
Quien quiera conocer la verdad sobre la vida inmediata
tendrá que estudiar su forma alienada, los poderes
objetivos que determinan la existencia individual
hasta en sus zonas más ocultas.....

Esta es la historia de una niña que enfrenta la ausencia de su padre y se expone a situaciones extremas...
Sin embargo, el personaje principal aparentemente azaroso, compone una fisonomía típica, de modo que en ella podamos ver reflejada al menos una parte o una posibilidad de nuestra naturaleza común, pero con un terrible desenlace...


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EL FIN DE UN ESCRITOR Álvaro Mutis

Ciudad de México (DPA). El narrador y poeta colombiano Álvaro Mutis falleció hoy a los 90 años en el Instituto Nacional de Cardiología de Ciudad de México por un problema cardiorrespiratorio, informó su esposa Carmen Miracle.
En 2001, Álvaro Mutis recibió el Premio Cervantes, mientras que en 1997 obtuvo otros dos importantes galardones de las letras iberoamericanas: el Príncipe de Asturias y el Reina Sofía de Poesía.
“Álvaro Mutis ha fallecido. Mi pésame a Carmen y sus hijos. Y a Gabriel García Márquez por la muerte de su amigo más entrañable”, escribió en su cuenta de Twitter el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa.
Mutis, creador de “Maqroll el Gaviero”, nació el 25 de agosto de 1923 en Bogotá, pero al igual que su compatriota García Márquez se estableció a mediados de la década del 50 en México, donde vivió hasta el día de su muerte.
Su llegada a México se dio escapando de una presunta acusación de fraude, por malos manejos monetarios como trabajador de la empresa Esso.
Dos cartas de recomendación que traía, una dirigida al cineasta Luis Buñuel y otra al productor Luis de Llano, le abrieron camino en la capital mexicana, a la que llegó en 1956.
Mutis fue galardonado asimismo con premios como el Médici de Francia 1989, por mejor obra, y el Nacional de las Letras de Colombia de 1974.
El escritor falleció cerca de 16:20 horas y sus restos serán velados en la agencia funeraria de García López, en San Jerónimo, barrio al sur de Ciudad de México.

jueves, 19 de septiembre de 2013

UN ATISBO a Mariela Saravia.


Las Dos Caras del Amor:

Sus ojos sorprendidos y asustados, miraban el mismo sol de cada tarde, ocultándose detrás de las montañas. El frío de la noche susurrando pronto su llegada. Las presas interminables después de la salida del trabajo. Todo parecía ser normal a diferencia de que esa tarde no iba a casa sola si no con su amiga loca y calenturienta. La adrenalina había empezado a subirle por el cuello. Hacía mucho tiempo que no salía de fiesta, pero cuando salía siempre lograba salir ilesa de cualquier encuentro casual que la llevara a cometer un pecado. Esa noche temía no poder escaparse; el deseo y la necesidad eran tan grandes que difícilmente sería capaz de permanecer al límite. Ya había sido suficientemente fuerte, pero ¿Qué haría si el hombre de sus sueños se le aparecía en aquel bar de mala muerte con un corbatín al cuello y desnudo tapándose la parte baja con una bandeja? O peor aún si un hombre maduro y sexy la invitaba a tomar un trago en la barra, le coqueteaba y luego iban a encontrarse mejor en un dormitorio ajeno. Un leve rubor le tiñó los pómulos prominentes y las manos le empezaron a sudar. Estiró el brazo y encendió el aire acondicionado con rapidez.
MARIELA SARAVIA, escritora y poeta.
San José, Costa Rica.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

e.book

Auge del eBook: de cada cien libros publicados, 25 son digitales
El sector de los libros electrónicos crece un 3% respecto al año anterior y desde enero a septiembre de este año ha publicado 15.255 libros, lo que supone un 23% del total del mercado editorial español.


La tecnología está hambrienta. Poco a poco ha devorado todo lo que ha encontrado a su paso. Antes era normal ver a personas viajando en metro, autobús o en cualquier medio de transporte con un libro o un periódico. Hoy en día eso es casi impensable. La gente pasea con sus smartphones, tabletas o algún eReader, gracias a los cuales pueden bucear en Internet, hablar por Whatsapp con sus conocidos o introducirse de lleno en las páginas de alguna novela de misterio, aventuras,


terror o suspense.


Desde la aparición de estos dispositivos de lectura, la tendencia de los españoles ha dejado entrever un cambio de actitud importante. Parece que, poco a poco, los lectores prefieren pulsar un botón para pasar de página, a hacerlo de la manera tradicional. La Agencia del ISBN ha registrado, en los nueve primeros meses de 2012 un total de 15.255 libros digitales, lo que supone un 23% del total. Además, la cosa no se queda ahí. Las ventas de los eReaders han experimentado un crecimiento del 3% respecto al año anterior y desde 2009 la producción y la facturación han aumentado considerablemente hasta alcanzar más de 120 millones de euros en 2011.


Unos suben, otros bajan



Estos datos, que sin duda son negativos para los libros de toda la vida, son engañosos. A pesar de que en 2011 se vendieron en España dispositivos electrónicos con un valor de 72,6 millones de


euros, según un informe publicado por la Federación de Gremios de Editores en España (FGEE), sólo supone un 2,8% de la facturación total del mercado editorial.


Sin duda se trata de un avance muy positivo para la venta de este tipo de dispositivos electrónicos, pero el papel sigue teniendo fuerza. Desde enero hasta septiembre de este año el sector editorial español ha publicado 67.543 libros, por lo que la oferta de las editoriales es amplia. Aun así, según la FGEE, el sector está en una profunda crisis en la que lleva inmersa unos cuantos años.


El mercado del libro en papel español se movía en torno a los 3.000 millones de euros anuales y el pasado año facturó 2.772 millones, es decir, un 4,1% menos que en el ejercicio anterior, cifra que supone una venta de 286 millones de ejemplares durante 2011. Si lo vemos a largo plazo, desde 2008 hasta ahora, la caída de la venta de libros ha bajado un 18 por ciento, y la Federación de Gremios de Editores Españoles prevé que ese descenso aumente un 10% más hasta final de año.


Lo que está claro es que las editoras tienen que buscar una vía de escape y los libros electrónicos parecen la mejor opción para salir de la crisis, ya que es un sector que crece año tras año.


Amazon, el rey



El año pasado se vendieron en España 335.000 lectores de libros electrónicos, según un informe de la consultura Gfk. Los pronósticos para este año señalan que habrá un incremento del 30% respecto a 2011. Pese a ello, las ventas de este tipo de productos no están dando los resultados que se predecían. Es cierto que los nuevos dispositivos de Amazon y Kobo pueden impulsar las ventas hasta cerca de los 11 millones de eReaders en el mundo para este año, pero se quedarán muy lejos de los 27 millones conseguidos el año pasado.


Por su parte, la compañía estadounidense Amazon no parece darse cuenta de todo lo que ocurre. Durante el primer trimestre del año ha ganado 100 millones de euros, y a pesar de que supone una caída del 35% respecto al mismo periodo del año pasado, supera lo pronosticado por los expertos. Esto se debe principalmente a que según un estudio de Buzz Marketing Networks, su Kindle tiene el 47 por ciento del pastel en cuanto a dispositivo más vendido en el mundo. En el caso de España, tres de sus 'eReaders' lideran el mercado: Kindle 4, Kindle Touch y el Kindle Touch 3G, dejando el tercer y cuarto puesto para Wolder Mibuk y el dispositivo español BQ Cervantes.


A pesar de la cantidad de lectores vendidos, 285.000, según señala el estudio, la oferta de ebooks es muy superior respecto a la venta realizada. Javier Cortés, presidente de la FGEE, señala que "las empresas editoriales han realizado un esfuerzo muy importante para aumentar su oferta de títulos digitales, sin embargo, éste no se ha visto traducido en un aumento del consumo". Este dato resultaría extraño si no estuviese claro que la piratería ha entrado de lleno, también, en este sector.


La piratería es un escollo que toca todas las ramas de la cultura. Ya está en el cine, en la música y ahora parece que quiere apoderarse de la literatura. Esto es sin duda un gran problema para las editoriales y los escritores que ven mermados sus ingresos por este problema. Existen diversos sitios web que divulgan obras literarias piratas en la via digital, sin embargo aun no se toma una política adecuada para combatir ese fenómeno

José María Ortega. Escritor y poeta.

LA CASA INTERIOR (Cuento) “He viajado lejos, sin embargo no he conseguido salir de mi casa. Existe el inicio de una novela titulada “La luz” que empecé a escribir hace aproximadamente seis años, las cinco carillas del manuscrito, se encuentran en la casa de mis padres, en Perú. En él, intenté relatar todo lo concerniente a mi persona, invadido una tarde por un incontenible sentimiento de desolación, pero como dije, abandoné el escrito en cinco carillas y lo pospuse indefinidamente. Los que lean la novela --que algún día espero consumar, y publicar por culpa de mi hermano Dionisio-- comprenderán muchas de las cosas que doy por sabidas en este relato, y que no pienso aclararlas aquí por cuestiones de tiempo y sensatez”. Aquel recinto no es como la casa 2, no tiene el tragaluz, la sala con sus paredes color marfil, los anaqueles saturados de libros, y sobre todo ese despreciable muñeco blanco, no hay una jaula con pericos australianos, ni los calzones y medias de sus hermanas bandereándose en los cordeles ¡No está su familia! Pero su casa no ha cambiado, continúa siendo la misma, siguen habitándola grandes telarañas; está tan desordenada y llena de mugre como el día en que decidió viajar a Buenos Aires. Sigue encerrado en su gran prisión. Pero a diferencia de antes ya no grita, ni se esfuerza en pedir auxilio, allí no hay nadie que lo pueda socorrer, así que la puerta ha quedado clausurada contra la amenaza de posibles curiosos e invasores. Ni siquiera a Mariana le permite acercarse a la puerta, duda que comprenda los intrincados laberintos que la constituyen, mucho menos que le sea fácil limpiar las telarañas asidas a las paredes y al techo, y toda esa inmundicia que habita el interior. Así que no puede ayudarle, “y el que no ayuda que no estorbe”. Se anima a abandonar la habitación. No ha visto la luz ni ha comido durante un día y medio. “¡Qué semanita! sin duda una de las peores, incluso sus ganas de defecar han desaparecido”. Trata de incorporarse de la cama, siente su cuerpo debilitado: sus manos y piernas se confabulan en temblores descompasados, un zumbido corroe entre su oído derecho y el cerebro, le provoca un mareo extraño. Le cuesta mantenerse de pie, incluso respirar, pero al final se repone. La idea de cruzarse con alguien en el pasillo o en la entrada del baño lo aterra, así que husmea antes de salir: la puerta de la habitación derecha está cerrada, la del costado izquierdo entreabierta; pero el viejo padece de sordera parcial, así que no puede oírlo. No es él quien le preocupa sino Deysi; es vieja y obesa pero tiene buen oído y siempre lo delata con sus escandalosos ladridos, la maldice, ha llegado incluso a detestarla más que al muñeco de nieve, pero al igual que a éste tampoco se ha atrevido a eliminarla. Felizmente hoy cuenta con algo de suerte, no hay señales de la intrusa. El silencio es casi audible. El baño es un lugar sombrío, la luz es tenue y apenas ilumina el ambiente, el aspecto amarillento y salpicado del vidrio le recuerda al espejo de sus padres. A pesar de la escasa claridad y del estado deplorable del cristal logra distinguir la grieta bajo su parpado derecho, sigue allí, terminante como un rencor en el corazón, ahora está seguro que no desaparecerá. Lleva cinco días vigilándola con la esperanza de no verla más, pero sigue allí y seguro que allí se va a quedar. El primer día le restó importancia al daño, creyó que era una estría pasajera a causa de las malas noches en el trabajo, pero al día siguiente el espejo le devolvió la misma imagen, la arruga seguía allí, y en ese mismo lugar se mantuvo el tercer y cuarto día. Hoy ha vuelto a consultar el espejo con la medrosa ilusión de que haya desaparecido, pero está allí, ornamentando la base de su ojo. Pero la arruga no hace más que despertarlo del letargo, recordarle su rostro. Se observa con atención, su aspecto es tenebroso: sus ojos dos bolas henchidas, su nariz semejante a la punta de una hoz, su boca arqueada elimina un líquido viscoso y agrio, esto lo horroriza… ¡Dios, qué horrible soy! -se dice para sí mismo- ¿Cómo pude haberlo olvidado? Todo este tiempo estuvo saliendo a la calle con ese aspecto, ha ido a la universidad, al trabajo, al supermercado “¡qué joven descuidado! pero ¡pobre! tuvieron que haberle avisado, en especial Mariana ¡qué vergüenza!” No es raro tropezar a cada rato con gente olvidadiza, por ejemplo, aquellos que olvidan el nombre de un amigo, el día de su aniversario o alguna fecha importante, pero olvidar lo que uno es, es una aberración, es un pecado ¿cómo vino a recordarlo hasta ahora? Si no era por la arruga anunciadora, habría continuado saliendo a la calle a desparramar fealdad y lástima; además hay que mencionar algo, nunca falta la gente hipócrita, miraban la puerta de su casa con sorna, con risas sarcásticas, pero jamás nadie le puso al tanto de lo que pasaba; de ahora en adelante tiene que ser más cuidadoso, para empezar, no puede darse el lujo de salir a la calle en el día, podría cruzarse con los vagos que intentarían apedrearlo y hasta matarlo, o peor aún, tropezar con un grupo de chicas que lo mirarían y se hablarían al oído riéndose solapadamente de él, eso lo mataría más rápido que cualquier piedra; una medida de seguridad más drástica, podría ser, aprovechar la noche para abastecerse de provisiones, lo suficiente para una semana, así no tendría que salir de día, ni siquiera todas las noches, sólo bastaría salir una noche por semana, comprar lo suficiente y quedarse en la habitación el resto de los días, “pero… ¿y el trabajo, la universidad,… y Mariana? Dado que si no trabaja no tendrá dinero para comprar comida ni nada ¡qué dilema! Pero no es tiempo de pensar en el mañana, ahora tiene algo de dinero, así que sólo debería esperar la noche y salir”. Es el momento apropiado para la empresa, no hay ruido en ninguna de las habitaciones vecinas; el supermercado chino se cierra a las 21 hrs, así que debe apresurarse. Ha alistado una indumentaria confiable que proteja su aspecto contra los curiosos. Cruza el pasillo, despacio; la puerta de la calle es vieja, cruje cada vez que alguien la fuerza, pero no hay nadie en la pensión, así que no tiene que preocuparse. Manipula la puerta, el gruñido fragoso del fierro oxidado despierta al más temido de los huéspedes, sus ladridos alarman al que suele espiarlo; el muchacho queda inmóvil, atrapado en su propio espasmo. Los pasos se oyen cada vez más cerca. (José María Ortega)

martes, 17 de septiembre de 2013

AUDIOVISUAL... promociòn de una novela.

FESTIVAL DE CUENTA CUENTOS

Todos los sábados de setiembre se presentarán relatos de Ciro Alegría y Ricardo Palma. El ingreso es libre. La asociación 'Déjame que te cuente' iniciará una nueva temporada de cuentacuentos, basada en relatos de Ciro Alegría y Ricardo Palma, en la ...

Nueva temporada de cuentacuentos en la Casa de la Literatura

Andina - ‎07/09/2013‎
Las tradiciones de Ricardo Palma serán narradas en la nueva temporada de cuentacuentos. En esta oportunidad, el narrador Carlos Torres Fernández estará en doble horario, a las 13.30 y 17.00 horas, en el auditorio del recinto cultural, con entrada libre.

POESÌA EN LIMA.


Título, MIEL

Reclamo tu nombre y tus ojos
vertidos en miel,
pero me engañan en reflejar un sí eterno.
La tristeza en procesión se sujeta
al abismo de tu voz.
Ríes... eres feliz
Mas me hundo en la estrella mancillada del olvido,
en el perfumado viento que besas
mendigando un poco de ti.
Presagiando estar atada a la cadena
que enlaza, mi existir con la indiferencia
de mármol, que evocas al observar
con mi nave de amor,
se disipa entre tus manos
emanado olvido.

AUTORA, Rocío Hernando.
Escritora y poeta.
NACIONALIDAD, Perú.

lunes, 16 de septiembre de 2013

WALSER

Es común experimentar cierto sentido del ridículo al tratar de explicar en qué consiste la grandeza de una obra literaria que nos haya emocionado. Cuando buscamos comunicar este entusiasmo, nos damos cuenta de que a menudo la obra en cuestión no trata sobre nada relevante, e incluso al relatarla suena a una nimiedad que no parecería ser materia de alta literatura. Quizá sucede en esas ocasiones que lo imperecedero se vale del relato para dejar su huella, que lo estremecedor es tan solo un ángulo, una forma de pisar el mundo, y que al leer ciertas obras es como si más que habitar un relato estuviéramos inmersos en las conexiones mentales que le dieron origen.
Pocos escritores encarnan esta especie de literatura como un vacío infinito a la manera de Robert Walser. En un pequeño libro titulado Diario de 1926 (Ediciones la uÑa roTa), Walser anuncia su intención de construir un relato en torno a una mujer amada, pero solo para utilizarlo como pretexto para el despliegue de impresiones, sensaciones y de una mente infatigable. El personaje del Diario narra así su existencia cotidiana sin que jamás ocurra gran cosa, sembrando en el camino piedras sobre cuestiones como la educación (“…llama la atención que los padres, en sus casas, sigan considerando a menudo, o quizá una gran mayoría, la educación de los hijos como algo no muy distinto o no mucho mejor que un placer privado, toda vez que gustan, para su regocijo, de hacer que se comporten como bobos.”), o como la belleza natural de la poesía: “¿No es todo árbol un poema, y no son, siguiendo el mismo símil, todos los bosques antologías de poemas?”.
Walser prescinde de las grandes formulaciones abstractas para, en cambio, encontrar en algo tan sencillo como el hecho de que un peinado esté de moda elementos para proferir observaciones demoledoras: “No creo equivocarme si lanzo la conjetura de que nos hallamos en una época en la que todo tiende a la igualación”. Y es que, como bien demostró en su obra maestra Jakob von Gunten —donde el protagonista entra al Instituto Benjamenta con el único propósito de aprender a servir a sus superiores sociales—, el único reducto verdaderamente libre existe en una mente (como la suya) con la audacia para moverse por sus propios medios, alejada de las nociones preconcebidas que rigen la mayoría de las existencias. No es casualidad que el orden dependa de que esto no ocurra de manera masiva, pues, como concluye Jakob von Gunten: “Quien piensa se subleva, y esto es siempre tan feo, tan nocivo…”.

sábado, 14 de septiembre de 2013

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POETAS 2013

                                                                     


 (Para Ana)
 
Quebró los hilos
en el azul del aire.
Se sueña lejos.

                         Autor.           JOSE LUIS MORANTE
nacionalidad ESPAÑA. 


           

                         PIDO SILENCIO


Entro en una iglesia

un día de difuntos
-cualquier día
es un día de difuntos
en una iglesia-.
¡Qué tristeza de luces,
qué derroche de mal gusto,
qué lástima de vida acorralada,
qué pena de seres asustados!

No puedo entender
qué es lo que se calla,
ni qué es lo que se llora.
No alcanzo a ver
qué hay más allá
de tanto rito hipócrita,
de tanta ceremonia vana.
Me hace daño
ese ruido de palabras falsas
con las que se quiere imponer el silencio.

Cuando voy a salir,
Bach me pide paciencia
desde un órgano
y me dejo llevar por la belleza.
De forma lamentable, al poco tiempo,
el sacerdote vuelve al ruido…
yo vuelvo a la calle.
 
+extraído del libro -contra el ritual de la muerte-.
AUTOR. JESUS RODRIGUEZ
 
 
 
 
 
RESPLANDECIENTE SEERPIENTE  a la memoria de mi padre Eleazar Velarde
 
 
Resplandeciente serpiente
ápice aéreo
sin poder mirarte
te miro
porque lo nuestro es tu sombra proyectada
tu corazón  de espejo
que concierta a los corazones como aves misteriosas
que nadie sabe
de donde llegan
y adonde van
 
Padre
existes como existe
el radiante sol como un amor feliz
que escapa y que vuelve porque lo nuestro es semilla y tierra
la huella de tu pisada
tu brazo extenso
y el hilo de tu memoria.
 
AUTOR,  JOSE ALBERTO VELARDE.
NACIONALIDAD,  PERÙ
 

VIAJERA DEL ALBA

Cogida a mi fe
vengo desde la esencia
de mis formas, soy viajera
del alba, que amamanta
el rocío en las mañanas.
Soy esgrimista, semilla de vida,
en tierras inhóspitas
fiel guerrera, gen de amor,
alimentando ausencias
con las carnes abiertas.
Exhalando tristísima luz
yerta tras las sombras,
he tocado con grito
exhausto las estrellas.
Olvidada en las cumbres
de las sienes, herida
con dardos de la indiferencia,
soy emigrante de llantos viejos,
coacción sublime de la historia,
musa de fuego, elevándose
sobre nubes mustias,
mi corazón amapolas
y alas arpegios....
AUTORA,  MARIA. ALEJANDRA. 



RESPIRAS

 

 Caemos a la tierra semejante al otoño.

Tostados encajes me enseñan los bienes.

La respiración.

Luciérnaga cautiva un dulce acorde.

Para tenerte a mi lado.

Yo te canto.

 Tus estoques habían vientos.

Y eres inocente.

Ahora espejo donde el arco iris.

Nos enseña el umbral, — tu fértil lecho.


Eres toda,  y sin sombra.
 
El  latido que nace del todo, me enseñó a amarte.

AUTOR, ENRICO DIAZ.

 

jueves, 12 de septiembre de 2013

SOLO PARA NIÑOS....

Este viernes 13 de setiembre, a las 11:15 a.m., se inaugurará en el Bulevar de la Lectura Infantil de la Casa de la Literatura Peruana (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima) la exposición “El caballero Carmelo para niños”, con el fin de acercar a los primeros lectores a este cuento clásico de Abraham Valdelomar, que cumple 100 años de publicación. La muestra estará abierta al público hasta diciembre de 2013 y será a entrada libre.

Además de ser el cuento fundacional de la narrativa moderna peruana, “El caballero Carmelo” es un relato que apela a los recuerdos de la infancia de su autor, por lo que leerlo y reflexionar acerca de él es parte obligatoria de los currículos del sistema educativo nacional.
En esta exposición se exhibirán seis paneles, correspondiente cada uno a uno de los capítulos que conforman “El caballero Carmelo”. En ellos se podrá leer una versión adaptada del cuento y una ilustración que plasma visualmente los eventos que se narran.
Los profesores o integrantes de instituciones educativas que deseen visitar la exposición con su clase pueden llamar al 4262573 anexo 103. La muestra está dirigida a niños de los niveles de educación inicial y primario.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

LECTURAS...

"Somos lo que leemos", nos dice Erasmo de Rótterdam,  y me pregunto: ¿Es posible ser por lo que leemos? Creo que referente a los escritores esta idea no se ajusta. Posible sin embargo, en lo que nos interesa leer como espectadores y no como creadores. En relación a la crítica literaria en poesía, me asaltan interrogantes como ¿Somos por lo que la llamada crítica literaria nos entrega? ¿Nos formamos por una opinión determinada que influye en la masa lectora? ¿Nuestras creaciones deben ajustarse al gusto de la crítica y de los tiempos?

martes, 10 de septiembre de 2013

CONCURSOS DE LITERATURA

Estoy seguro de que no soy yo el único que se aburre de escuchar a los escritores hablar sobre agentes, giras promocionales, editores, congresos y (sobre todo) acerca de premios literarios: quién ganó cuál, quién gana a cada rato, quién gana de antemano, quién gana mereciéndolo y quién no (esto se dice más en privado, claro está).
La mayor parte de los premios literarios son instrumentos promocionales; eso es transparente en el caso de los otorgados por empresas editoriales. Antes, los premios eran relativamente modestos. Pero en algún momento se dispararon, sobre todo en el mundo hispano. Eso no es poco importante: el dinero que una editorial otorga a un escritor por una novela ganadora es una inversión para la empresa; se espera que ese dinero regrese a la editorial en ventas, directa o indirectamente, y que se multiplique, como cualquier inversión.


Eso tiene una consecuencia esperable: si el dinero del premio es visto como inversión, entonces no se puede premiar (a veces con cientos de miles de dólares o euros) a un libro que luego sea difícil vender, o a un autor que no tenga un cierto potencial comercial, o a un tipo de literatura problemático en materia de su calidad de vendible.


(Por otro lado, tampoco se puede premiar a un libro que solamente tenga potencial comercial y que no tenga o dé la impresión de tener calidad literaria: un premio que se acostumbre a ser ganado por best-sellers de consumo masivo, por ejemplo, es un premio que rápidamente habrá de desprestigiarse y, por lo tanto, extraviará uno de los poderes de su varita mágica: el de decirles a los lectores que su logotipo en tal portada garantiza una lectura valiosa).

Hay libros, claro, que sí tienen potencial comercial y que además son excelentes, y por eso incluso los lectores más cautos persisten en seguir la pista de los libros premiados, y se encuentran con alguna frecuencia, entre ellos, con volúmenes que renuevan su fe en el sistema y en el método.


Pero lo de los premios es sólo la punta del iceberg (y me refiero a un iceberg no-hemingwayano, es decir, no a uno que indica dónde hay que escarbar para encontrar lo mejor, sino dónde hacerlo para encontrar lo peor).


Y lo peor es que el entronizamiento del sistema de las grandes editoriales y la competencia comercial omnipresente fosiliza la búsqueda de literatura original y reduce la capacidad de riesgo estético de los escritores (porque se vuelve necesario para las empresas reducir la posibilidad de riesgo de su inversión, y, por tanto, en la medida de lo posible, seguir vendiendo productos del tipo de los que hayan probado ya una cierta habilidad vendedora).


Supongo que la posición de los escritores en este asunto debe de tomar muchas formas distintas. Unos sentirán que, en efecto, podrían ser creadores más libres si el sistema editorial no funcionara como funciona. Otros pensarán que son totalmente libres y que, en su trabajo literario, hacen lo mejor que pueden hacer y lo hacen así genuinamente y sin remordimientos.


Algunos pensarán alguna vez: quizá si yo escribiera con absoluta libertad, si yo me autorizara a escribir sin pensar en lo que opinará mi agente y mis editores, haría algo muy diferente. Algunos añadirán: pero tal vez, en ese caso, no tendría el éxito que tengo, quizá ni siquiera podría publicar las cosas que hiciera.


Otros se preguntarán: ¿será quizá que mi (mayor o menor) éxito sólo significa que me he adaptado bien al sistema, pero no significa que esté haciendo un trabajo estéticamente valioso?


Otros no se preguntarán nada. Y entre esos, algunos, probablemente los que tengan mayor éxito, estarán acaso seguros de que ese éxito no tiene ningún tipo de condicionamiento económico o de mercado: que su obra es positivamente buena más allá de cualquier coyuntura.


Otro sub-grupo de aquel grupo pensará lo contrario pero llegará a conclusiones similarmente halagüeñas para el ego: que su éxito sí depende de un asunto coyuntural, pero que en el fondo eso sólo refleja la perfecta adecuación de su literatura al momento histórico.


Hace sólo unos años, o unas pocas décadas, la mayor parte de los escritores buscaba para sus obras una editorial de prestigio: el dato clave era ver qué otros autores estaban en ese catálogo, e incluso qué afinidades estéticas podía tenerse con ellos. De allí en adelante, el libro se defendía más o menos solo. La extrema profesionalización de las editoriales ha cambiado la cuestión: ahora el dato clave es qué editorial tiene la mejor maquinaria de distribución, promoción y ventas.


Por supuesto, quedan las más pequeñas editoriales "independientes", que conservan la noción de la calidad como valor crucial. Pero los lectores observadores habrán notado ya que son muy pocos los escritores que les son fieles a esas editoriales: con el éxito suele llegar la migración a una casa mayor.


Regresemos al iceberg. ¿Alguna vez se han preguntado qué gran editorial del mundo hispánico estaría hoy dispuesta a publicar una obra que fuera (para nuestro presente) el equivalente de algo como lo que fueron en su momento Paradiso o De donde son los cantantes o Entre Marx y una mujer desnuda? ¿Qué cosa le dirían los editores de una gran editorial comercial al autor hispano contemporáneo que escribiera nuestro Finnegans Wake o nuestro Malone Meurt? ¿En qué punto la inmensa calidad literaria cobraría el peso suficiente para vencer los miedos de la editorial al fracaso económico?


Por si acaso,  yo estudie PUBLICIDAD Y MARKETING en la universidad Inca Garcilaso de la Vega.
Aquí viene una extraña ironía: la gran mayoría de los escritores latinoamericanos conocidos de las últimas generaciones son, obviamente, lectores voraces, que no habrán dejado de leer la mayoría de los libros que acabo de mencionar, y seguramente muchos los admiran.


Al mismo tiempo, estarán convencidos de que ellos mismos no intentan empresas similarmente complejas y difíciles (no hay que tenerle miedo a esa palabra) porque ese tipo de quijotería experimental ha sido, digámoslo así, superada en nuestra época.


La ironía tiene, entonces, la forma de una pregunta: ¿son los autores los que han superado la ambición de riesgo que tuvo la novela en el siglo XIX y las primeras ocho décadas del XX, o son las editoriales y el mercado las que han ido decidiendo poco a poco que hay que descartar la ambición de arriesgarse de esa manera?
Y los incontables métodos de autopublicacion que ofrecen distintos portales a dònde llegà todo...


...


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domingo, 8 de septiembre de 2013

Edmundo Paz Soldán

 

Edmundo Paz Soldán, entre el Norte y la creatividad


-SUSTRAIDO DEL DIARIO EL NUEVO HERALD-
 


El Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa se ha referido al escritor boliviano Edmundo Paz Soldán como “una de las voces más creativas de la actual literatura hispanoamericana” y eso es un espaldarazo (añadiría yo, merecido) que el propio Paz Soldán considera una gran responsabilidad.
Nacido en Cochabamba, Bolivia, en 1967, Paz Soldán alcanzó notoriedad internacional como escritor en la década de 1990. Su ascendente carrera comienza con Días de papel, novela finalista en el concurso Letras de Oro 1991, convocado por la Universidad de Miami (a veces los finalistas logran más trascendencia) y desde entonces ha publicado numerosos libros y recibido destacados reconocimientos como el Premio de Cuento Juan Rulfo (1997) y el Premio Nacional de Novela de Bolivia (2002). Además, fue finalista del Premio Hammett 2012 (Semana Negra de Gijón) y ha recibido la prestigiosa beca Guggenheim (2006).
Desde 1988 reside en Estados Unidos, donde ha obtenido numerosos títulos académicos, entre ellos el de Ciencias Políticas en la Universidad de Alabama y Lengua y Literatura Hispana en la Universidad de California, en Berkeley. En la actualidad se desempeña como profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Cornell. En su extensa obra destacan Amores imperfectos (2000), Sueños digitales (2001). Desencuentros (2004), Palacio quemado (2007), Los vivos y los muertos (2009) y la más reciente novela Norte (2012), que ha tenido notable aceptación y que presentará el viernes 13 de septiembre en la librería Books & Books, de Coral Gables.
La visita a Miami de Edmundo Paz Soldán se inserta también en las actividades denominadas Rumbo a la 30 Feria Internacional del Libro de Miami que organiza el Miami Dade College. El escritor se presentará en el Koubek Certer el sábado 14, para ofrecer la clase magistral Análisis y creatividad literaria.
Una de las razones de su visita a Miami es presentar su novela Norte. ¿Podría resumirnos la esencia del libro?
Norte es una historia de desarraigo y violencia ambientada en Estados Unidos. Este es un país muy grande en el que muchos latinoamericanos no logran crear una comunidad de afectos y se pierden; la novela narra tres historias de latinoamericanos perdidos en Estados Unidos. Es, también, un diálogo con el género policial, en el que me interesa más explorar la mente del criminal que la del detective.
Es decir, que en la novela convergen inmigrantes y delincuentes. ¿Qué se propuso al diseñar esos personajes?
Con Martín quise explorar la conexión entre locura y arte, y con Jesús la conexión entre locura y violencia. De alguna forma, los extremos se tocan. Michelle es un punto entre ambos mundos, una creadora que intenta convertir esas historias en mitos de origen para su comunidad.
¿Cómo espera que reaccione el lector al leer Norte?
Que ojalá sea una lectura adictiva que lo haga perder el sueño.
¿Qué ha representado para usted vivir en Estados Unidos todos estos años?
Estados Unidos me ha permitido desarrollar mi vocación al máximo. Me ha dado un segundo hogar, que, con los años, se ha convertido en el primero. Tengo dos hijos nacidos aquí y eso ha cambiado mi relación con el país, la ha hecho más íntima.

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sábado, 7 de septiembre de 2013

REFLEXIONES

 
 
En la sociedad moderna la posesión es recibida con horror. El espíritu apolineo de la mesura impera sobrado y desde su plataforma en la altura exilia todo aquello que denota el paroxismo del instinto. Queremos distanciarnos de los animales, desprendiéndonos de aquello impulsos que adjetivizamos como bajos –imaginando una perenne pirámide de ascenso hacia los mundos superiores de la razón. No nos gusta, en el papel, ensuciarnos las manos, empaparnos de líquidos vitales, de excremento, saliva, semen, sangre; a la vez, añoramos la intimidad, la pasión, aquellas sensaciones que nos hacen sentir vivos –más allá de nuestros trajes y  herramientas– y estremecernos en las fibras profundas de la existencia: dios, el amor, el arte. Rechazamos toda violencia, toda agitación, todo acto irreflexivo, pero paradójicamente aquello que deseamos fervientemente está ligado a una especie de furor, de fiebre, de acto que no admite la duda y el  análisis –o que al hacerlo pone en riesgo el arrebato de los caudales de energía y la espontaneidad propia de lo extraordinario.
“Un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar; un tiempo para matar, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir, y un tiempo para construir”, dice el Eclesiastes. Hay un tiempo para pensar, pero también un tiempo para no pensar, para actuar sin pensar; un tiempo para dejarse arrastrar, un tiempo para ser caudal –en la fortuna del vehículo– de lo numinoso. La concepción del mundo de la Grecia clásica, de los Vedas y otras tradiciones  místicas ancestrales estaba poblada de dioses o energías numinosas–no tan disímiles de las emociones. Los dioses, podemos conjeturar, buscaban entrar al mundo, interactuar, embaucar y hasta gozar de la creación: su medio para hacerlo eran los hombres. Esto tal vez no ha cambiado del todo: los dioses que “han apartado su rostro de nosotros”, según Holderlin, quizás yacen aún aquí, en nosotros, inmanifiestos en tanto que bloqueamos y condenamos sus apariciones, pero latentes debajo el umbral de la percepción (“se han convertido en enfermedades” según Jung). ¿Serán los dioses ocultos los que influyen en nuestros actos, sin que nos entregemos a los ritmos secretos? Y, al no recibirlos, al no abrir las puertas de nuestra conciencia, ¿se convierten en inexorable hado que hace de nuestro inconsciente un destino?
 

La posesión de cualquier forma parece inevitable. Somos innegablemente sistemas abiertos, nuestra piel y nuestra menete es permeable por el ambiente, por sus campos semánticos y magnéticos y sus dimensiones implicadas. Nuestras relaciones como norma son interpenetraciones, pululaciones de lo otro; me convierto en aquello que conozco (nuestros rostros son la fijación de un espejo en movimiento). Envueltos en la narrativa del diálogo interno y de la identidad como construcción social: “somos poseídos por nuestra identificación personal, un fantasma, tan fácilmente desatado, un cúmulo de respuestas habituales y memorias a las cuales nos aferramos tan intensamente que comúnmente nos perdemos de los beneficios de tomar otro tipo de agencia personal. Especialmente cuando empezamos a notar que la posesión no termina en el cuerpo, o en el ser, sino que existe dentro de una red de relaciones más amplias y memorias ambientales”, escribe David Metcalfe.
Como bien nos han enseñado las películas de terror, no hay nada que podamos hacer para resguardarnos de un fantasma –¿cómo blindar nuestra morada ante aquello que atraviesa paredes y se filtra por cualquier ducto, mental o material? La mejor manera, ya sea que querramos deshacernos  o utilizarlo, es entablar un diálogo con el fantasma (el exorcismo mismo es un diálogo en tanto que reconoce su existencia, su diferencia). Es importante reestablecer un diálogo con la posesión y resignificarla en nuestro contexto actual –en el mismo espíritu de reconocer las fuerzas del inconsciente como un síntoma del “malestar de nuestra época” y de abirnos a las potencias de nuestra sombra. En este sentido volteemos a ver la labor del colectivo Foolish People, quienes han creado un movimiento teatral (Theater of Manifestation) en torno al juego de la posesión, y, por supuesto, a Roberto Calasso, quien de su extenso estudio de la cultura griega y védica ha extraído, sobre todas las demás epifanías de su ahinco literario, la importancia de reconocer la intrusión divina como un hecho consustancial y cotidiano. John G. Sabol Jr, del colectivo Foolish People, escribe en Bodies of Substance, Fragments of Memories: An Archaeological Sensitivity to Ghostly Presence: 
Somos fantasmas dentro de estos recuerdos y memorias al llamar a la mente nuestras experiencias, y una conexión asimétrica entre el pasado y el presente empieza a filtrarse. Revivimos nuestro comportamiento pasado a través de momentos resonantes que nos vinculan, a través de nuestro performance contemporáneo, con aquellos eventos pasados inacabados (y todavía sentidos). Esta es una forma de “teatro fantasmal” y una odisea de performance que nos lleva a través de la cultura fantasma de nuestra vida. No hay nada peor… o mejor… que este camino. Dentro de estos viajes espaciales y temporales ya hemos conocido los fantasmas que buscamos en nuestra investigación, incluso sin darnos cuenta de su existencia y de su presencia continua. Una consideración importante en estos viajes a través del espacio y del tiempo es si podemos diferenciar entre fantasmas internos, y aquellos que son extraños a nuestros sentimientos personales y valores culturales.