Intentos órficos para las letras y las bellas artes

Intentos órficos para las letras y las bellas artes

miércoles, 14 de noviembre de 2012

CONCURSO DE LITERATURA

 


EDICIONES EVAROZ
PRIMER CONCURSO
EN HONOR  A  La EXELENCIA LITERARIA
“ANTOLOGÌA EVAROZ 2013”
CONVOCA  A ESCRITORES DE DISTINTOS GÈNEROS

Poesía   en Prosa  y en Verso.  Cuentos  y relatos.   De misterio.  Románticos y Eróticos


Cada manuscrito deberá estar escrito a doble espacio, tipo de letra Arial y  con un número de palabras mínimo de 1,000 y   sin que exceda 8 mil palabras. Todos los textos deberán ser inéditos y no deben de estar pendiente de fallo, ni haber sido premiado en algún otro concurso.
Cada participante debe de ser de nacionalidad peruana, sin embargo puede radicar en el extranjero.
La modalidad del envío es mediante vía digital (correo electrónico). Deberán adjuntar sus datos completos y  documento curricular. A la siguiente dirección: edicionesevaroz@gmail.com

Fecha de recepción desde el 15 de Noviembre hasta el 20 de Diciembre del 2012.


La modalidad del presente concurso  es determinar  a un grupo de escritores
para promocionarlos sin que cada autor pierda el porcentaje de sus regalías. Nosotros no podemos determinar a un solo ganador porque  reconocemos plenamente sobre el amplio talento literario, además contamos con un criterio holístico con el afán de integrar la excelencia literaria sea cual sea sus vertientes esbozadas por cada autor.
PREMIACIÒN Y CONTRATACIÒN

Los Resultados de la convocatoria será publicado formalmente el 8 de Enero el 2013.  Lo cual no excluye que antes ya se estén publicando los resultados, en esta misma web y en otros portales de difusión literaria de la misma forma en redes sociales.
Los finalistas seleccionados serán los que integren la antología, libro físico  tapa blanda y a todo color.
La obra estará integrada con  sus respectivas biografías de cada autor,
Para los escritores que radiquen en Lima se mantendrá contacto en persona.
Se firmará contrato con cada escritor seleccionado  y se negociará el porcentaje de las regalías de acuerdo al nùmero de participantes que integren la obra.


viernes, 9 de noviembre de 2012

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Beso frente al Ayuntamiento de París. Robert Doisneau. 1950
Uno de los besos más reproducidos de la Historia es el que se recoge en esta fotografía de Robert Doisneau. En 1950 la revista Life le encargó un reportaje sobre los amantes de París. La serie de fotos hecha para la ocasión se llamaría "Besos" y entre ellas se encuentra ésta frente al ayuntamiento de París, convertida ya en todo un icono del amor.
Doisneau trabajó con varias parejas, donde los besos eran posados, a pesar de la naturalidad que desprenden. Los protagonistas de esta instantánea son la actriz francesa Françoise Bornet y Jacques Carteaud, su pareja de aquel entonces. Muchos románticos pensaron que se trataba de una toma espontánea, pero en realidad la escena fue preparada por el artista, tras haber conocido a la pareja en un bar parisino. "Jamás me habría atrevido a fotografiar a una pareja así en la calle. Amantes besándose en público, raramente tienen una relación legítima", dijo Doisneau en una entrevista en 1992.
Aunque el romance no duró más de unos meses, Francoise Bornet conservó la fotografía con el sello de Doisneau en la parte posterior que éste les envió a cada uno pocos días después. Ambos guardaron también el secreto del fotógrafo, pues pensaban que Doisneau prefería dejar creer al mundo que la fotografía había sido tomada a unos paseantes desconocidos, en un momento muy especial de sus existencias.
Francoise Bornet cambió, no obstante, de opinión, cuando en 1992 comenzaron a surgir candidatos reclamando el cobro de derechos de autor, asegurando que eran los protagonistas de la escena. El fotógrafo y sus verdaderos modelos revelaron entonces la realidad trucada de aquel beso que todo el mundo creía captado por un feliz azar entre los ires y venires de la calle, desde la terraza de un 'bistrot' parisino.
Finalmente, Francoise subastó su original, de 18 x 24,6 centímetros, alcanzando la astronómica cifra de 180.000 €. Una de las cifras más altas pagadas jamás por una fotografía.

Y hoy motivo de portada de un libro sobre;

Obra basada en la intencionalidad de 11 actitudes para la prosperidad de un matrimonio. Reflexiones e investigación sobre las tendencias de la vida conyugal, y el «pulso narrativo» con que nos plantea las rutas del amor, como una lucha generada por el conflicto basado en el principio de sentirse amado por alguien. Mientras que su propia capacidad de amar se ve desvanecida por la actitud ciega que domina día a día sus actos. Invitándonos a reflexionar sobre nuestras carencias y nuestros dones.

"Estar casado indirectamente dice, que si estàs con alguien es porque necesitas de esa persona para poder vivir feliz. Y asì una vez màs estamos aceptando una carencia, cuyo resultado es la necesidad de completar con la presencia de la persona para amarla"  (pàg3)


DIARIO DE UN POETA REALISTA
Sobre Londres en tren. Gustave Doré. 1870 - [i]Coketown constituía el triunfo del realismo [...]Era una ciudad de ladrillo rojo, es decir, de ladrillo que habría sido rojo si el humo y la ceniza se lo hubiesen consentido; como no era así, la ciudad tenía un extraño color rojinegro, parecido al que usan los salvajes para embadurnarse la cara. <BR> <BR>Era una ciudad de máquinas y de altas chimeneas, por las que salían interminables serpientes de humo que no acababan nunca de desenroscarse, a pesar de salir y salir sin interrupción. Pasaban por la ciudad un negro canal y un río de aguas teñidas de púrpura maloliente; tenía también grandes bloques de edificios llenos de ventanas, y en cuyo interior resonaba todo el día un continuo traqueteo y temblor yen el que el émbolo de la máquina de vapor subía y bajaba con monotonía, lo mismo que la cabeza de un elefante enloquecido de melancolía. <BR> <BR>Contenía la ciudad varias calles anchas, todas muy parecidas, además de muchas calles estrechas que se parecían entre sí todavía más que las grandes; estaban habitadas por gentes que también se parecían entre sí, que entraban y salían de sus casas a idénticas horas, levantando en el suelo idénticos ruidos de pasos, que se encaminaban hacia idéntica ocupación y para las que cada día era idéntico al de ayer y al de mañana y cada año era una repetición del anterior y del siguiente.[/i] <BR> <BR>Tiempos difíciles. Charles Dickens. <BR> <BR> <BR>La gran producción de ilustraciones para libros del pintor francés Gustave Doré ha eclipsado una de sus propuestas más honestas nacida del realismo de su época. En 1869, Blanchard Jerrold sugirió que trabajaran juntos para producir un retrato de Londres. A Jerrold se le ocurrió la idea de plasmar The Microcosm of London hecho por Rudolph Ackermann, William Pyne y Thomas Rowlandson en 1808. <BR> <BR>Doré firmó un contrato de cinco años con la editorial Grant & Co, eso implicaba que tenía que pasar al menos tres meses al año en Londres. Cobró la suma de 10000 libras esterlinas por año. El libro London: A Pilgrimage, con 180 grabados fue publicado en 1872. Aunque fue un éxito comercial, a algunos críticos no les gustó la publicación. A muchos les disgustó que Doré mostrara en su obra la pobreza existente en Londres. Fue acusado por el "Art Journal" de "fantasioso más que de ilustrador". La "Westminster Review" denunció que Doré hizo un boceto del pueblo, de la realidad que se vivía en ese momento. En definitiva de mostrar la triste realidad que todos intentaban ocultar. - FotologSobre Londres en tren. Gustave Doré. 1870
Coketown constituía el triunfo del realismo [...]Era una ciudad de ladrillo rojo, es decir, de ladrillo que habría sido rojo si el humo y la ceniza se lo hubiesen consentido; como no era así, la ciudad tenía un extraño color rojinegro, parecido al que usan los salvajes para embadurnarse la cara.
Era una ciudad de máquinas y de altas chimeneas, por las que salían interminables serpientes de humo que no acababan nunca de desenroscarse, a pesar de salir y salir sin interrupción. Pasaban por la ciudad un negro canal y un río de aguas teñidas de púrpura maloliente; tenía también grandes bloques de edificios llenos de ventanas, y en cuyo interior resonaba todo el día un continuo traqueteo y temblor yen el que el émbolo de la máquina de vapor subía y bajaba con monotonía, lo mismo que la cabeza de un elefante enloquecido de melancolía.
Contenía la ciudad varias calles anchas, todas muy parecidas, además de muchas calles estrechas que se parecían entre sí todavía más que las grandes; estaban habitadas por gentes que también se parecían entre sí, que entraban y salían de sus casas a idénticas horas, levantando en el suelo idénticos ruidos de pasos, que se encaminaban hacia idéntica ocupación y para las que cada día era idéntico al de ayer y al de mañana y cada año era una repetición del anterior y del siguiente.
Tiempos difíciles. Charles Dickens.

La gran producción de ilustraciones para libros del pintor francés Gustave Doré ha eclipsado una de sus propuestas más honestas nacida del realismo de su época. En 1869, Blanchard Jerrold sugirió que trabajaran juntos para producir un retrato de Londres. A Jerrold se le ocurrió la idea de plasmar The Microcosm of London hecho por Rudolph Ackermann, William Pyne y Thomas Rowlandson en 1808.
Doré firmó un contrato de cinco años con la editorial Grant & Co, eso implicaba que tenía que pasar al menos tres meses al año en Londres. Cobró la suma de 10000 libras esterlinas por año. El libro London: A Pilgrimage, con 180 grabados fue publicado en 1872. Aunque fue un éxito comercial, a algunos críticos no les gustó la publicación. A muchos les disgustó que Doré mostrara en su obra la pobreza existente en Londres. Fue acusado por el "Art Journal" de "fantasioso más que de ilustrador". La "Westminster Review" denunció que Doré hizo un boceto del pueblo, de la realidad que se vivía en ese momento. En definitiva de mostrar la triste realidad que todos intentaban ocultar.

lunes, 5 de noviembre de 2012


Las situaciones (IV): La boca pobre de Flann O’Brien



1
Naturalmente, la situación es esta: la casa está apestada del olor de los cerdos y Bonaparte Ó Cúnasa, “a salvo en la cárcel y libre de las miserias del mundo” (9), lo recuerda de la siguiente forma:
En tiempos de mi niñez, siempre olía mal en nuestra casa. A veces olía tan mal que le pedía a mi madre […] que me mandara al colegio. Quienes pasaban por allí no se paraban ni seguían andando normalmente, sino que corrían como locos hasta dejar atrás nuestra puerta, y no paraban de correr hasta que estaban a media milla de distancia del hedor. Siguiendo el camino, había otra casa a unos doscientos metros, y un día que nuestro olor era demasiado terrible, aquella gente se largó, todos se marcharon a América y nunca más regresaron. Se dijo que le habían contado a la gente de aquel lugar que Irlanda era un hermoso país, pero que el aire allí era demasiado fuerte” (21).
A pesar de los vecinos, la culpa del hedor no es de Irlanda (al menos no directamente) sino de Ambrosio, el cerdo que la familia de Ó Cúnasa mete cada noche en la casa para que no se lo roben y a cuya existencia pone fin un amigo de la familia llamado Máirtín Ó Bánasa, que obstruye la chimenea de la casa y tapa puertas y ventanas con barro y trapos para que el cerdo muera asfixiado por su propia pestilencia; pero las penurias de la familia Ó Cúnasa no acaban con la muerte de Ambrosio, ya que ésta vive en Corca Dorcha, donde habita “la flor y nata de los pobres” (11), el lugar que Flann O’Brien imaginó en el condado de Donegal, al oeste de Irlanda, como teatro de la miseria brutal de sus habitantes.
2
Flann O’Brien se llamaba en realidad Brian O Nualláin y había nacido en 1911 en el condado de Tyrone, en el Ulster (murió en 1966), pero había estudiado en Dublín, donde había hecho carrera como articulista en el Irish Times (allí firmaba con otro de sus pseudónimos, Myles na gCopaleen; es decir, “Myles, el de los ponis”). Además de varias novelas en inglés (En nadar-dos-pájaros, El tercer policía, Crónica de Dalkey y La vida dura, todas ellas publicadas en español por la editorial Nórdica), que fueron elogiadas por Jorge Luis Borges, William Saroyan, Graham Greene y James Joyce, entre otros, escribió una novela en gaélico, la fantástica La boca pobre (1941), de la que proviene la historia del cerdo Ambrosio y su terrible pestilencia.
Aunque en Irlanda es considerado un autor fundamental, O’Brien es un perfecto desconocido fuera de ese país, y esto debido precisamente a haber nacido allí y no en otro sitio y al sistema de cuotas nacionales que emplean para escoger sus lecturas ciertos lectores, en el marco del cual la “casilla” irlandesa está ya ocupada convenientemente por James Joyce o por Samuel Beckett (o por George Bernard Shaw, George Berkeley o Jonathan Swift); que Irlanda haya podido dar más de un escritor extraordinario a pesar de ser un país tan pequeño y escasamente poblado puede ser motivo de reflexión para algunos (Borges, que siempre estuvo allí antes que los demás, se refirió a ello en un pasaje de su seminal El escritor argentino y la tradición), pero provocará sorpresa en todos los que lean La boca pobre.
3
Y esto porque en ella, Irlanda (o Corca Dorcha, que es su sinécdoque) es un sitio del que solo pueden esperarse las peores calamidades: hambrunas, tormentas (“la gente joven pone la vista en Siberia esperando de ella un clima más benigno”, 11) y maltratos. También es el sitio donde nace Bonaparte Ó Cúnasa a “muy poca edad (ni siquiera había cumplido un día)” (15) y donde crece entre las cenizas que suelta la chimenea y la mugre de la choza que comparte con su madre, su abuelo (el “Viejo Canoso”), los cerdos, una vaca, gallinas, gatos. Todos ellos se alimentan de patatas, que es lo único que uno puede comer en Irlanda (otro personaje se dedicará más tarde a alimentarse de turba y después de focas que caza bajo el mar) y malviven sin otro consuelo que el “relatar historias de noche sobre las penalidades y penurias de los gaélicos en dulces palabras gaélicas” (31).
Claro que, como afirma el Viejo Canoso, “no hay vaca sin leche, galgo que no corra, ni dinero que no se pueda robar” (31), y así, los habitantes de Corca Dorcha siempre consiguen morigerar la brutal pobreza en la que viven mediante pequeños delitos y una feroz resistencia a cualquier iniciativa de carácter social: cuando el gobierno británico anuncia que pagará dos libras al año a las familias cuyos hijos hablen inglés, el Viejo Canoso cose unos trajes para sus cerdos y los hace pasar por niños irlandeses ante el inspector; cuando uno de los cerdos escapa solo para regresar después de que un folklorista lo haya confundido con un hablante de gaélico (“los mayores eruditos del Continente […] dijeron que jamás se había oído una muestra tan excelente de lengua gaélica, de un lirismo tan inigualable, y que era seguro que el gaélico no corría ningún peligro mientras se oyeran cosas semejantes en la Verde Erin”, 38), el Viejo Canoso organiza en Corca Dorcha un festival para atraer a los nacionalistas dublineses, ansiosos por experimentar una gaelicidad que creen en decadencia:
El presidente ofreció una medalla de plata como premio para aquel que más seriamente se ocupara del gaélico. Entraron en concurso cinco competidores, que tomaron asiento sobre un muro. A primeras horas del día comenzaron a hablar gaélico poniendo en ello todo su empeño, sin apenas interrumpir el torrente de palabras y disertando únicamente sobre la lengua gaélica. Jamás oí un gaélico tan rápido, sólido y vigoroso como esta marea que fluía sobre nosotros desde el muro. Durante tres horas o así el parlamento fue melodioso y se podían distinguir unas palabras de otras. Por la tarde, la melodía y el significado habían desaparecido casi por completo de lo que decían, y sólo se percibían murmullos sin sentido y gruñidos broncos e incomprensibles. Al llegar la noche, un hombre cayó desmayado, otro se quedó dormido (aun sin callarse), y a un tercero se lo llevaron a su casa aquejado de una encefalitis que lo mandó al otro mundo antes del amanecer” (48).
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La boca pobre (expresión gaélica que se refiere a la queja, fundada o no, acerca de la miseria que uno padece) es una parodia de cierto tipo de literatura romántica del terruño del que no es difícil encontrar equivalentes en la literatura española y en las de los países de América Latina: O’Brien parodia aquí buena parte de los tópicos de esa literatura (en su novela, todas las casas están “en un rincón del valle a mano derecha según se va al oeste por el camino”, todos los ancianos son como los que aparecen “en los buenos libros” y todos los irlandeses se dedican a “saltar, saquear, pescar, cortejar, beber, robar, pelear, desjarretar, correr, maldecir, jugar a las cartas, moverse en la noche, cazar, bailar, fanfarronear y pegar palos”, que son las actividades que realizan en los libros que hablan de ellos, 54-55) y el lenguaje elegíaco y pomposo con el que hablan en ella (“Vaya, Miguel Ángel, dijo Máirtín Ó Bánasa, no es poca cosa lo que dices, y si estás en lo cierto no es mentira lo que has dicho, sino la pura verdad”, 14) y los presenta con la exageración humorística que convierte a su libro en un imprescindible incluso para aquellos que no tengan ningún interés en Irlanda y en sus habitantes. Así, en Corca Dorcha la tempestad “es demasiado tempestuosa”, la pestilencia “es demasiado pestilente”, la pobreza “es demasiado pobre”, la gaelicidad “es demasiado gaélica” y la tradición de los viejos “es demasiado vieja” (42).
A pesar de su ignorancia (nadie habla en Corca Dorcha otra cosa que gaélico y su escolarización se resume en una sucesión de brutales golpizas y la imposición del nombre irlandés por excelencia, James O’Donnell), los habitantes de Corca Dorcha saben de los libros que se han escrito sobre ellos y se ven obligados a imitarlos: en nombre de lo que se dice de ellos “en los buenos libros”, solo buscan esposa por la noche con “una botella de más de una pinta” (69) y las mujeres se reúnen en la playa en los atardeceres de tormenta para lamentarse por la suerte de sus maridos “y una pobre madre grita: ¿quién salvará a mi Mici?” (57).
Naturalmente, no es necesario que haya alguien llamado “Mici” entre los pescadores para que esta escena tenga que repetirse día tras día, ya que las tradiciones nacionales no suelen detenerse en estas nimiedades, y este es precisamente el aspecto más interesante de esta obra de O’Brien: años antes de que el término “nation making” (construcción nacional) se extendiese gracias al esfuerzo de autores como Benedict Anderson y Eric Hobsbawm, O’Brien parodió en La boca pobre la tradición de novelas del terruño, pero también (al admitir que la vida que supuestamente las ha inspirado solo las imita y que esa vida irlandesa solo existe en los libros) dio cuenta del hecho de que “lo irlandés” no es mucho más que una construcción literaria. Es decir, que no había nada que pudiese considerarse “lo irlandés”, a excepción de un puñado de textos que afirmaban que había algo llamado “lo irlandés” y la convicción extendida de que algo de la experiencia irlandesa era reflejada en esos textos y que esa experiencia tenía lugar en un territorio que merecía ser una nación independiente, no con la finalidad de mejorar de algún modo las condiciones de vida de sus habitantes (de un pobre de Corca Dorcha se dice, por ejemplo, que “los caballeros de Dublín que vinieron en coche a observar a los pobres lo alabaron mucho por su pobreza gaélica y afirmaron que nunca habían visto a nadie que pareciera tan verdaderamente gaélico. Una vez que Ó Sánasa tuvo una botellita, uno de los caballeros la rompió porque, según dijo, estropeaba el efecto”, 75), sino en nombre de una notable (y posiblemente deliberada) malinterpretación de los textos.
Al final de su relato, Bonaparte Ó Cúnasa afirma que “sufrí la miseria gaélica toda mi vida: infortunios, penurias, desastres, estrecheces, dificultades, oprobios, calamidades, necesidades y desgracias” (105); en estos días en que en España se discute acerca de las supuestas identidades nacionales, La boca pobre debería recordarnos que estas no existen sino como justificación y aliciente del mantenimiento de las condiciones materiales de vida que hacen posible existencias como las del desafortunado Ó Cúnasa: es decir, que Corca Dorcha está en todas partes, también entre nosotros.
Nota: La editorial española Nórdica publicó en 2008 la traducción directa del gaélico de La boca pobre a cargo de Antonio Rivero Taravillo que Ediciones del Serbal había publicado en 1989, acompañándola de una excelente nota introductoria a cargo del traductor.Publicado en Jot Down, Cultural Magazine, octubre de 2012.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Auge en el inicio de la era digital.


Auge del eBook: de cada cien libros publicados, 25 son digitales

El sector de los libros electrónicos crece un 3% respecto al año anterior y desde enero a septiembre de este año ha publicado 15.255 libros, lo que supone un 23% del total del mercado editorial español.

La tecnología está hambrienta. Poco a poco ha devorado todo lo que ha encontrado a su paso. Antes era normal ver a personas viajando en metro, autobús o en cualquier medio de transporte con un libro o un periódico. Hoy en día eso es casi impensable. La gente pasea con sus smartphones, tabletas o algún eReader, gracias a los cuales pueden bucear en Internet, hablar por Whatsapp con sus conocidos o introducirse de lleno en las páginas de alguna novela de misterio, aventuras,

terror o suspense.

Desde la aparición de estos dispositivos de lectura, la tendencia de los españoles ha dejado entrever un cambio de actitud importante. Parece que, poco a poco, los lectores prefieren pulsar un botón para pasar de página, a hacerlo de la manera tradicional. La Agencia del ISBN ha registrado, en los nueve primeros meses de 2012 un total de 15.255 libros digitales, lo que supone un 23% del total. Además, la cosa no se queda ahí. Las ventas de los eReaders han experimentado un crecimiento del 3% respecto al año anterior y desde 2009 la producción y la facturación han aumentado considerablemente hasta alcanzar más de 120 millones de euros en 2011.

Unos suben, otros bajan


Estos datos, que sin duda son negativos para los libros de toda la vida, son engañosos. A pesar de que en 2011 se vendieron en España dispositivos electrónicos con un valor de 72,6 millones de

euros, según un informe publicado por la Federación de Gremios de Editores en España (FGEE), sólo supone un 2,8% de la facturación total del mercado editorial.

Sin duda se trata de un avance muy positivo para la venta de este tipo de dispositivos electrónicos, pero el papel sigue teniendo fuerza. Desde enero hasta septiembre de este año el sector editorial español ha publicado 67.543 libros, por lo que la oferta de las editoriales es amplia. Aun así, según la FGEE, el sector está en una profunda crisis en la que lleva inmersa unos cuantos años.

El mercado del libro en papel español se movía en torno a los 3.000 millones de euros anuales y el pasado año facturó 2.772 millones, es decir, un 4,1% menos que en el ejercicio anterior, cifra que supone una venta de 286 millones de ejemplares durante 2011. Si lo vemos a largo plazo, desde 2008 hasta ahora, la caída de la venta de libros ha bajado un 18 por ciento, y la Federación de Gremios de Editores Españoles prevé que ese descenso aumente un 10% más hasta final de año.

Lo que está claro es que las editoras tienen que buscar una vía de escape y los libros electrónicos parecen la mejor opción para salir de la crisis, ya que es un sector que crece año tras año.

Amazon, el rey


El año pasado se vendieron en España 335.000 lectores de libros electrónicos, según un informe de la consultura Gfk. Los pronósticos para este año señalan que habrá un incremento del 30% respecto a 2011. Pese a ello, las ventas de este tipo de productos no están dando los resultados que se predecían. Es cierto que los nuevos dispositivos de Amazon y Kobo pueden impulsar las ventas hasta cerca de los 11 millones de eReaders en el mundo para este año, pero se quedarán muy lejos de los 27 millones conseguidos el año pasado.

Por su parte, la compañía estadounidense Amazon no parece darse cuenta de todo lo que ocurre. Durante el primer trimestre del año ha ganado 100 millones de euros, y a pesar de que supone una caída del 35% respecto al mismo periodo del año pasado, supera lo pronosticado por los expertos. Esto se debe principalmente a que según un estudio de Buzz Marketing Networks, su Kindle tiene el 47 por ciento del pastel en cuanto a dispositivo más vendido en el mundo. En el caso de España, tres de sus 'eReaders' lideran el mercado: Kindle 4, Kindle Touch y el Kindle Touch 3G, dejando el tercer y cuarto puesto para Wolder Mibuk y el dispositivo español BQ Cervantes.

A pesar de la cantidad de lectores vendidos, 285.000, según señala el estudio, la oferta de ebooks es muy superior respecto a la venta realizada. Javier Cortés, presidente de la FGEE, señala que "las empresas editoriales han realizado un esfuerzo muy importante para aumentar su oferta de títulos digitales, sin embargo, éste no se ha visto traducido en un aumento del consumo". Este dato resultaría extraño si no estuviese claro que la piratería ha entrado de lleno, también, en este sector.

La piratería es un escollo que toca todas las ramas de la cultura. Ya está en el cine, en la música y ahora parece que quiere apoderarse de la literatura. Esto es sin duda un gran problema para las editoriales y los escritores que ven mermados sus ingresos por este problema. Existen diversos sitios web que divulgan obras literarias piratas en la via digital, sin embargo aun no se toma una política adecuada para combatir ese fenómeno