Intentos órficos para las letras y las bellas artes

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jueves, 25 de abril de 2024

Cuento: ¿Estatuas de parque? | Enrico Diaz Bernuy | Cuentos Cortos

 

¿ Estatuas de parque ?

En una ciudad donde la vida nocturna estaba penada, una ciudad oscura y poco luminosa sostenía el diseño de tener a su población (modo ganado) en una condición de represión, como si se tratase de un régimen nazi. Y en esas circunstancias existían ciertos círculos ocultos en las inmediaciones de la nocturnidad, justo cuando todos los medios de transporte público habían culminado su función. Entonces entre lo prohibido y los noctámbulos, una señorita llamada Janeth logró consagrarse como una enigmática bailarina de un club del cual muchos sabían de su existencia, pero del que nadie hablaba.

Ella cautivaba a todos con su sensualidad fuera de este mundo. A pesar de que su apariencia era una especie de mutación genética que la hacía parecer de otra especie o planeta. En cada movimiento de su cuerpo, despertaba los más profundos anhelos eróticos en quienes la observaban. Aunque tenía senos diminutos, las contorsiones que hacía con sus piernas la hacían lucir con una movilidad en su trasero que atraía todas las miradas. Así desataba un torbellino de deseos en aquella audiencia.

Janeth, con sus ojos alargados más grandes que las hojas de coca y labios pequeños similares a la flor del níspero. De alguna forma, los teléfonos móviles que se encontraban cerca de ella sufrían desperfectos en la pantalla que duraban ciertos minutos, luego pasaba y volvían a la normalidad. Era como si una tormenta electromagnética pasara sobre los asistentes y los aparatos celulares asumían el hecho. Entonces, esto generó la leyenda urbana de que la bailarina más cotizada provenía de otro mundo, aunque nadie se imaginaba de qué lugar. Solo entendían que se trataba de un lugar lejano.

Pero llegó un día en que me atreví a seguirla y pude ver a una señorita que la esperaba siempre al borde de un río cerca del puente Trujillo. Fue ahí donde, apenas la vi, me sentí intrigado por aquella señorita de rasgos indígenas, contextura atlética y movimientos corporales que reflejaban cierto espíritu enérgico. Quise acercarme  pero si las sorprendía a ambas, iría a causar la sensación de que las estaba acechando  además, estábamos en unos tiempos donde todos estábamos a la defensiva y las mujeres aún más. Si las miras mucho creen que las quieres violar.

Cuando estaba de regreso a mi departamento, se me ocurrió no volver al club donde se presentaba la bailarina, sino ir directamente a aquel lugar donde la señorita esperaba a la bailarina, al costado del río. Pero creí que debía alejarme, a ver si se me pasa o como si esperara que ocurra algo. Pero en mi vida no ocurrió nada.

Así que luego de un par semanas me animé e ir  el viernes, aunque medio que me entró la duda porque ese día era feriado.

Entonces el viernes era el día elegido, el día predestinado  ese tipo de eventos donde las prostitutas y las bailarinas se mezclaban en aquel ambiente nocturno. Un lugar donde los músicos ambulantes, los vendedores de cuadros de la vía pública  y algún que otro poeta se mezclaban en una vorágine de  pasiones astrosas  y etc…. Cuando llegué al río, a la misma hora aproximada, no encontré a la amiga de la bailarina, ni mucho menos a la bailarina. Estuve cerca de dos horas esperando. ¿Habré fallado en el cálculo referente al horario? no lo sé…

Hice el mismo intento la siguiente semana y con el mismo resultado. Entonces, decidí hacer otra cosa para ver qué pasaba.

Se me ocurrió ir al club, retornar a mis viejos tiempos;  sí, visitar al cantinero a los colegas con los que al menos por una noche nos dábamos un abrazo de afecto y entrar en las mismas conversaciones inacabadas. Mientras pensaba en todas estas cosas, vi que la puerta principal había sido modificada. Le habían puesto una aldaba que pertenecía a cierto estilo victoriano y estaba en tan  mal estado que reflejaba que había pasado una catástrofe o que simplemente había pasado muchísimos años  en aquel inmueble cerca del puente Trujillo.

Una vez que estuve ahí, no se me ocurrió tocar la puerta o buscar un timbre, simplemente estaba en tan mal estado que se trataba de un inmueble abandonado. Así que intenté mover la puerta a un lado para poder entrar y cuando entré,  sin duda se trataba de un inmueble en completo estado de abandono desde hacía muchísimas décadas. Telas de araña por doquier, polvo petrificado por todas partes y un silencio como si entrara a otro mundo; uno que yo no conocía.  

Luego de esa impresión, a los pocos minutos empecé a sentirme descompensado hasta el punto de que solo buscaba el inodoro, como si una diarrea y un cólico me estuvieran atacando de una forma que hasta ardor sentía en el vientre.  Era como unas náuseas que me arremetieron para ponerme en un estado en el que caminaba con mucha dificultad. Creo que era una sensación similar a la del pánico pero adolorido en el abdomen.

Caminando así con esa sensación dentro del recinto, como si esa sorpresa me estuviera enfermando de algo y lo único que necesitaba era ir al baño. Por fin encontré una pequeña puerta que parecía conducir al baño y fue ahí cuando sentí un mareo intenso,  luego todo se volvió de color gris claro, como si estuviera envuelto en una niebla que envolvía mi mente con la finalidad de tenerme inmovilizado. Después de un tiempo indeterminado, me levanté del suelo y escuché un zumbido en el oído derecho, luego los sonidos del bar como si estuviera ocupado con muchas personas. Empecé a percibirlos. Me parecía raro porque bien claro vi que el lugar donde me encontraba era un sitio completamente abandonado;  derruido. Intenté apoyarme en una pared, ya todos los síntomas antes mencionados habían desaparecido y descubrí una manija oculta. La jalé y salió una puerta oculta al costado del inodoro, como una pequeña escotilla  y de forma espontánea, sin pensarlo mucho, ya me encontraba hincado en el suelo, espiando por esas ranuras.

Me pareció increíble encontrar un pasaje secreto. Mi corazón latía con fuerza y una paranoia me invadía sin tener claro si alguien podría verme a través de esa puerta oculta. Cuando entré me encontré en un pasaje escondido con el suelo de tierra  con pequeñas piedritas que parecían dientes desperdigados de alguna especie desconocida.  Las paredes cubiertas de una ligera escarcha plateada de formas redondeadas, apariencia magmática formadas por el enfriamiento del magma. Había protuberancias surgiendo de esas mismas paredes como clítoris brillantes de tantas dilataciones.

Me preguntaba si era una mina abandonada y si los mitos sobre que hace muchos años atrás habían surgido en esas tierras yacimientos mineros, de los cuales misteriosamente habían sido ocultados por quizás tratarse de una ciudad desconocida. Y si estamos hablando de una ciudad, entonces ¿qué clase de humanos serían sus habitantes? ¿La bailarina habrá pertenecido a esa población? ¿Y quién era su amiga? Pero mientras estas ideas aún no estaban en mi mente, yo en esos momentos solo pensaba en el origen extraño de esa caverna.

De pronto, vi que aquel conducto se bifurcaba y su anchura se iba expandiendo en medida que avanzaba. Lo que en principio comenzó como una pequeña escotilla y luego en una pequeña caverna por la que solo se podía andar a gatas (con gran esfuerzo), luego se volvió un pasillo que finalmente esa amplitud comenzó a asemejarse a una calle.

Esto parecía prácticamente salido de otro mundo, mi corazón al compás de mi respiración pausada había llenado misteriosamente un estado de sosiego, como si las cosas estuvieran bien a pesar de que todo lo vivido en esos momentos era prácticamente como si fuera de otro planeta. Lo que más me llamó la atención de aquellas calles fue la gente que volaba por los cielos, pero no volaban como si estuvieran paseando, ni siquiera usaban algún artilugio electrónico o mecánico.  Volaban por los cielos con una naturalidad innata como si otras leyes de la naturaleza rigieran sobre ellos. Pero había un detalle, volaban como si estuvieran huyendo de la tierra otros corrían sobre las paredes de los rascacielos con el mismo ánimo. No lo hacían a un ritmo deportivo, corrían como si huyeran de alguien o de algo, como si estuviera a punto de ocurrir algo y la única salida fuera huir.

Vi unas ventanas muy lustrosas y cuando quise ver mi reflejo, como si una voz interna me dijera, “intenta verte”, vi mi cuerpo. Mi apariencia era distinta, usaba otra ropa y mi rostro lo veía borroso, como si se pixelara cada vez más cuando intentaba definir o reconocer realmente mi rostro, todo se borraba. Parecía que hubiera una fuerza que no me permitiera ver qué rostro tenía.

También experimenté una especie de espasmo visual y una lumbrada azulina me cegó pero luego de unos segundos cuando recuperé la vista encontré frente a mis ojos una especie de puente, sin duda una escena con tintes alucinógenos. No recuerdo haber consumido algo para tales experiencias, así que todo se trataba de que ese lugar era como un sitio poseído.

Y como todo lugar mágico siempre hay una mujer. Menciono esto porque después de la escena del puente, apareció una mujer que conocía desde hacía años. Ella bailaba bajo la escalera de su humilde departamento, con la misma sensualidad de la bailarina profesional de aquel bar, y luego pude presenciar a esos hombres que caminaban por las paredes, los gritos desgarradores a un zoom, los movimientos y paisajes entre lo fantástico y lo apocalíptico a la vez. Me dije a mí mismo: ¿y si todo fuera un sueño?

Pero los hechos eran reales y la historia no llegaba a ningún final inesperado. De pronto, fue el timbre de mi teléfono móvil el que empezó a retumbar  y eso fue lo que pudo sacarme de un mal sueño, aquel timbre del teléfono. Para comenzar había olvidado por completo que llevaba conmigo mi teléfono. Entonces, inmediatamente contesté aquella llamada; lo que escuché al otro lado de la línea fue una respiración pesada y perturbadora.

Por alguna razón que no recuerdo, no se me ocurrió decir nada, creo que estaba paralizado, luego el corte abrupto, dejándome en un inquietante estado de alerta por no saber de qué se trata todo. Y que de alguna forma, el timbre del teléfono me demostraba que todo era real. Aquella respiración agitada al otro lado de la línea sembró en mí un estado más de alarma, a pesar de aquellos eventos sobrenaturales que no tenían cuando acabar.

Entendí intuitivamente que, si algo tenía que hacer en ese escenario  era no quedarme quieto. Sentí que había algo que me indicaba seguir caminando por esas calles con sus enormes edificios. Soy consciente de que era bastante raro que  al principio  entré a una taberna cerca de un río y al cruzar una puerta pasé a una zona más urbanizada, a tal punto que había rascacielos.

Luego a las personas volando por los cielos o caminando por las paredes, mejor dicho ¡corriendo, huyendo de algo!

Solo tenía que apresurar mi paso y vi en una esquina un pequeño establecimiento donde una vieja amiga apareció para darme un cálido abrazo. Fue esa clase de encuentros inesperados con aquel amor perdido, aquel encuentro que algunos suelen experimentar. Como símbolo de un inicio o una despedida.

Lo primero que le dije fue: "Qué increíble encontrarte en este lugar, ¿puedes creer que he visto cosas bastante sorprendentes? Además, no sé qué distrito es este, ¿qué lugar es? ¿Lo sabes?" Ella me quedó mirando con cierta ternura y compasión para decirme: "Acaso no recuerdas que en aquella época cuando eras el director en las sombras (el secreto a voces), ¿lo recuerdas?"

"No sé a qué te refieres, te gustaba que te llamaran el asesor en las sombras", Cuando todos bien sabían que tu no eras el asesor de nada, sino el director. Ella hablaba y su entonación solo refleja   mucha severidad, tenía la apariencia de ser una persona inflexible a todas luces, de aquellas con la que jamás la puedes convencer de algo, la rigidez "en su estado puro". De lo cual eso mayormente se sustenta por dos motivos, uno porque dinero no les falta o por un ego exacerbado.

Contesté con una sonrisa de oreja a oreja,  alardeando algo que hasta yo mismo desconocía, eran viejos tiempos, sostuve.  Con un tono como de no querer entrar en discusiones (no era el momento).

Pero cuando la miraba y en medio de mi cinismo, se me rompía el corazón de decirle que cuando muera su madre, con quien tantos desacuerdos tenía (al menos eso recordaba), su vida se vería devastada o la muerte de su abuela. Sin duda, esta sociedad si para algo te forma, es para que no puedas enfrentar esta clase de pérdidas, es como si quisieran verte acabado, disminuido, derrumbado. Y es ahí donde se hace presente uno de los principales problemas de la longevidad: ver a tus amigos que tanto quieres, morir. Sentir que al final no puedes hacer nada, esa clase de impotencia, es como una mala resaca y es peor que sentirte traicionado, lo indecible.

Pero lo que sí pude decirle fue lo siguiente: "Yo te voy a decir algo de primera mano, y aunque te resistas, sé que en el fondo y en tus adentros lo vas a creer. Es lo siguiente: en el 99% de la ancianidad, lo único que uno busca es amor, afecto, atención. Incluso hasta el punto que podrás suplicar y en el caso de tener descendencia, eso lo dejo para tu deducción... psíquicamente vulnerable".

Ella me respondió: "Soy consciente de que no todo lo puedes pagar con plata u oro". No sé en qué momento se empezó a acalorar la conversación. Lo que pasa es que había olvidado su viejo talento de ella, el de adivinar lo que uno piensa. Y de pronto estaba entendiendo las palabras que decía yo en mis adentros sobre, cómo sufrirá ella cuando vea a sus amigos irse.

Pero ya me estaba cansando, así que ya no quería seguir de pie, le dije: "Desde aquí veo que por allá hay una banca", e instintivamente nos dirigimos a ese lugar y tomamos asiento.

Cuando menos me di cuenta, a un lado había un gran ventanal y vi nuestros reflejos, ella y yo. Pude verla a ella con una quietud que me llamó la atención. O sea, parecía paralizada contemplándome, así que inmediatamente giré para verla y ella estaba buscando algo en su cartera, entonces  volteé el rostro rápidamente y en el reflejo la seguí viendo completamente paralizada. Era como ver a mi amiga en movimiento y la otra, completamente inmóvil.

Era como si frente a esos cristales el tiempo se hubiera detenido. E inmediatamente a mí también intenté verme en aquel reflejo y estaba también paralizado, empecé a mover el pie derecho hasta levantar la pierna y mi reflejo estaba inmóvil. En esos momentos debí decirle a mi amiga lo que había percibido, pero ella no paraba de hablar sobre la historia de sus gatos, una historia que no estaba escuchando. Hasta que pasó un buen rato y cuando quise decirle lo que había percibido…, cuando levanté la mirada para hablarle, vi que ella era ¡una figura de hierro! como una estatua que va en algunos parques.

Un pánico me embargó del cual empecé a experimentar un terror tan profundo en no querer ver otra vez a ese ventanal donde estaban nuestros reflejos y en un estado lleno de un pánico que jamás había experimentado. Después de unos segundos más y en donde  creí haberme llenado de fuerza para poder verme en ese ventanal, ¡cuando logré dirigir mi mirada a esos cristales! , vi que en la banca donde estábamos sentados había dos estatuas de bronce en una pose como si estuvieran conversando, y me sentí petrificado mirándola a ella y reconociendo que su cuerpo era de una estatua al igual que el mío.

                                                                                                                                     Enrico Diaz Bernuy



 

 

jueves, 4 de abril de 2024

¿Y a ti también te gustan los relojes rimbonbantes, huachafos?

 Seré conciso respecto al tema de moda. La colectiva idiotización y el morbo del engaño que al final engaña a muchos es digno de reflexión. Este breve artículo aborda las prácticas antiguas relacionadas con la inversión, el lavado de activos y los fraudes financieros. Es bien sabido que en el mercado existen productos destinados a blanquear ingresos fraudulentos o vinculados con la corrupción. Por ejemplo, si un funcionario público con un sueldo modesto de dos o cuatro mil soles de repente realiza depósitos de medio millón de soles en su cuenta, resultaría sospechoso, ¿no es así? Del mismo modo, adquirir propiedades o terrenos repentinamente con dicho sueldo es fácilmente rastreable. La otra táctica, más antigua pero mucho más efectiva, implica obtener bienes de valor intercambiable de forma casi indetectable. Por ejemplo, al viajar a Tokio, Finlandia o Australia, o sea en cuaquier parte del mundo, es posible recibir dinero en efectivo a cambio de productos como plata, oro, obras de arte o relojes de alta gama.

Si alguien afirma que su ex pareja le regaló un Velázquez, un Van Gogh o una pulsera de diamantes, resultaría sospechoso, especialmente si su historial financiero es modesto o si ha trabajado para el Estado, lo que sugiere posibles actos de corrupción. Por lo tanto, en lugar de recibir dinero directamente, se solicita un bien de valor equiparable. Por ejemplo, objetos de plata, oro, joyas, obras de arte o relojes de alta gama. Entonces, ¿cuál prefiere usted? Por favor, elija. Pero por favor, no sea tan bestia de lucir sus nuevas adquisiones frente a los medios.

martes, 26 de marzo de 2024

Asi es cuando juegas limpio, ojo.

Ayer viendo videos de ufc en una de las peleas mas recientes:  Adesanya con Pereyra. Pereyra que logró vencerlo (casi en una carniseria) le dijo a su rival que acababa de perder: yo te respeto mucho, ha sido un honor estar a tu lado. Adesanya le respondió: Yo también tengo el mismo sentimiento, gracias. 

lunes, 25 de marzo de 2024

Visitando a los colegas del arte, y compartiendome profundas y controversiales historias que en algun momento desatarán temas de inspiración. Por lo pronto  uno de ellos ya me propuso ser su biográfo. Tema que no descarto, gracias por los momentos, el rostro siempre lo expresa todo, todo.
Abrazo inmenso!!

 

jueves, 21 de marzo de 2024

@enricodiazbernuy /Relatos insperados/ EL NACER AMBIVALENTE / Enrico Diaz Bernuy @antirelatos

El nacer

ambivalente

 Si pudiéramos vernos como nos verían los demás,

 nos desvaneceríamos en el acto

Cioran

 Transformada en una víctima, así se le ofrece una identificación, (identidad) y ella la acepta, en parte porque fue engañada pero más fuerte que el engaño…, es porque hubo de por medio un acto de “control”.  Entonces la señora Alejandra, en parte si es que esta no es la más importante, fue porque se entregaba así al abandono de la responsabilidad siendo esto una especie de pago como adoptar la identidad de víctima.

Reconocimientos exigidos frente a ella misma. Y una ausencia de moral juega un papel crucial en su decadencia. Frente al espejo y mirándose a los ojos se dijo así misma:  “si soy una víctima, entonces todos me deben algo” y no tengo que asumir ninguna responsabilidad. Por cierto, si había tanta coherencia en su pensamiento no entendí porque derramó una lágrima en aquellos instantes.

Entonces una de las cosas que me he preguntado. Aquí va algo que me dejó reflexionando es que en tal sentido, el sentido de la vida sería la cantidad de “significado” en lo que  consta la vida de cada uno, (que esto sea como la primera teoría).

Y si fuera el caso de las medidas en que podría  proporcionar a la cantidad de responsabilidad que decides asumir.  Sería extraño que sea así, por que la responsabilidad es una especie de peso y es difícil asumirla, pero cualquier emoción positiva que sientes , tu control de la ansiedad, tu control sobre el dolor, tu control para no romperle la cara a alguien, o tus medidas de resistencias dependen de la activación de estos sistemas que te permiten avanzar hacia una meta deseada.

Entonces cuando más completa y pesada sea la meta más satisfacción habrá en la observación que te estas moviendo hacia ella, ya sabes esto y es algo que ya has observado en tu propia vida cuando estas comprometido en algo en lo que crees.  El tiempo pasa adecuadamente fluye como si fuera un arroyo tan susurrante cuya melodía erosionara un mineral oscuro para transformarlo en una gruta donde adentro se haya un panal.

Esta grata sensación puede ocurrir cuando estás revisando un artículo relacionado de alguna forma con algo que quieres aprender.  Por que crees que esa información te vaya a ayudar, aunque sea difícil  en lenguaje, te involucras en ello, lo recuerdas mejor, lo procesas mejor y no es tan probable que te quedes dormido o busques distracciones, al fin y al cabo estamos hablando de un panal donde los insectos más hermosos usan alas, crean miel. 

En resumen, puede someterte en ello y sería muy interesante si eso fuera proporcional al grado de responsabilidad que estás dispuesto a asumir. 

Creo que se puede argumentar fuertemente a favor de eso. También he pensado a menudo lo siguiente: imagina que puedes ofrecer a las personas una elección , podrías decir  “tu vida no tiene sentido”, ¡por supuesto que los nihilistas sonreirían de oreja a oreja! 

Y claro con esa lógica coincide en que  no hay significado en tu vida. Por lo tanto, debido a eso no hay razón alguna para que aceptes ninguna responsabilidad así que puedes vivir una vida libre de responsabilidades sería el camino rápido, lo fácil, pero su condición de lo fútil es innegable.

Y en el medio de la futilidad te vistes como un mendigo  solo por pose. Todo el mundo sabe que ni siquiera  necesitas trabajar para vivir cómodamente, viajar e ir de fiestas. Esos perfiles normalmente ocurre con el respaldo financiero anónimo, secreto que no lo dicen a nadie, es un secreto a voces…

Pero la señora Alejandra era un caso extraño, ella no se vestía como mendigo.  A veces era inocultable el dispendioso gusto por los bolsos de mano que le gustaba lucir. También es cierto que estuvo largos años apasionada de su trabajo, resistiendo a su arbitrario jefe. Sin duda, ella tenía una vocación por el aprendizaje que la ataba de alguna manera a esa empresa. Un aprendizaje que aspiraba a alcanzar en convertirse en “maestra en costura”, y sí que lo logró.

En su mundo paralelo o mundo oculto  llevaba consigo  una retahíla  de búsquedas impulsivas por placer pero la contraparte es que no llega a ser “significativa”, la pena de todo es que ella no veía más allá de ese oscurantismo. Esta sería la primera apariencia del panal misterioso que se encontraba en la gruta que anteriormente mencioné.

O podrías decirle a alguien: ¡o podemos hacer lo contrario! —¿y lograr así hacer una vida significativa? Difícil no crees..., Entonces solo será tan significativa como la cantidad de responsabilidad que estés dispuesto a cargar y luego podrías preguntar, qué elegirían las personas que todos hacen ruido de querer tener una vida significativa.

Pero si el precio que pagas por eso, es la aceptación de responsabilidad… Entonces no es tan obvio que la gente elija el significado sobre las búsquedas sin sentido y atrás de todo  el dogma como ente manipulador.

Si eso pregunta que no tienen que preocuparse por nada de lo que hacen (por dogma) y eso es precisamente lo que se ofrece al abuelo, y es interesante donde su primo Abelardo y el gato son tipos de poca monta y el camino patológico que le ofrece al abuelo no es el peor de los caminos patológicos.

Lo que ocurrió es que en el momento más crítico de su salud emocional, estos dos sujetos aparecieron en la vida del abuelo. Y el peor de todos era el abuelo.

Supongamos que se trata de una sola palabra: “tentación” , y esa es la tentación de abandonar la responsabilidad y entregarse a la búsqueda impulsiva de placer a corto plazo, siempre es el corto plazo todo es a corto plazo.

Quizás lo que ocurre en estos tiempos sea significativamente el problema que practica el hedonismo excesivo, búsqueda desenfrenada de placer inmediato descuidando responsabilidades y significado (los temas significativos). A largo plazo, este enfoque puede llevar a la falta de propósito o relaciones superficiales con consecuencias perjudiciales para el bienestar, amistades pasajeras, interfaz de intentos cíclicos símil a la gran rueda del samsara.

El primer paso para escapar de este círculo vicioso es justamente que te encuentras atrapado en él y tu conciencia invade a todo como si tú mismo te impregnaras en cada cosa, y las cosas te atrapan…

 Tal es el caso de la hija del abuelo (Alejandra) un poco neurótica con proporciones elevadas de negatividad y tal vez un poco enfermiza con diversas dolencias menores, pero dolencias al fin y al cabo, siempre le dolía algo. 

Como padre, en este ejemplo edípico tienes que tomar decisiones constantemente sobre cómo tratar a esa niña , una decisión es bueno una decisión. Claro, para hacerle un bien por el día de hoy; —no tienes que ir a la escuela por que no te sientes bien, —está bien.

Pero si tomarías la misma decisión al día siguiente y al día siguiente.  Imagina que la niña evite responsabilidades como consecuencia de capitalizar sus problemas de salud,  eso no sería bueno para ella.

Imagina entonces que estas cosas no se las pude decir a Abelardo, por la misma razón que hay cosas que no se las puedes decir a un nihilista. Es un tema de conciencia, y la conciencia para que lo entiendan algunos; es como el paladar.  Tener un buen paladar en gastronomía es fundamental. O también puedes recordar,  (a modo de ejemplo), cuando tú eras niño y tu  mamá te decía: sé consiente con lo que estás haciendo con ese deporte. ¡El problema contigo es que no eres consiente! Bueno, quiero decirte que tu mamá usó adecuadamente esa palabra.

Entonces la regla con una niña así sería: —te voy a empujar hasta tu límite por que, cómo vas a descubrir con lo que puedes hacer y si no puede averiguar qué puedes hacer.  De lo contrario no podrá hacerse camino en el mundo en absoluto.

Pero Abelardo estaba tan feliz con su hija enfermiza que de alguna manera esas dolencias le daban cierta garantía a que la niña no crezca o no se haga fuerte. Y si no crece su hija jamás podría irse de la casa. Lo que pasa también es que Abelardo tenía un matrimonio terrible y abusivo. Una esposa  cuya naturaleza era ser tiránica, que se había encargado de espantar a todos sus amigos y especialmente a sus amigas.

Todas esas torceduras de su psique se manifestaran en alguna de esas decisiones.  Hablo de Abelardo porque la tolerancia en estos casos es el elemento más grave. Aquí, quien tolera es el más enfermo (Abelardo).

‹‹Durante la adolescencia, mi hija enfrentó varias enfermedades graves, lo que nos llevó a tomar decisiones difíciles. Dado que no había pautas claras, debíamos interpretar constantemente sus síntomas y determinar la mejor forma de actuar. A menudo, optábamos por no alarmarnos en exceso, ya que era crucial entender la verdadera gravedad de la situación. porque necesitábamos saber y ella necesitaba saber qué podía hacer a pesar de  esos problemas›› . —Dijo Abelardo—.

Sin embargo, una de las cosas que realmente intenté explicarle es que nunca debes usar tu enfoque a la enfermedad como una excusa para no hacer nada.   A  veces no te sientes bien, no lo sabes por que a veces cuando no te sientes bien puedes hacer más de lo que piensas y a veces puedes hacer menos de lo que piensas , no es algo obvio, pero a veces así ocurren las cosas. —Retrospectiva—

Esta pequeña tentación pasa por tu mente y piensas realmente no quiero hacer lo que siento hoy, y como no me siento muy bien así que no tengo hacerlo y si haces eso cien veces, no sabes cuan enfermo estas y estas en problemas reales. Porque no solo estas enfermo sino que también te has traicionado para usar eso como una excusa. Para no cumplir con tus responsabilidades y creo que si ambas cosas te sucedieran al mismo tiempo estas en un problema real.

Sin duda, cuestionar cada aspecto de su vida es  revelar como el acto más revolucionario en esos momentos de mi vida. Aspirando de alguna forma o a que mi conciencia alcance la libertad, atendiendo con esmero a los matices de mis preocupaciones.  Entonces un nuevo reino se vislumbraba sobre ese atardecer (el de mi vida)  Y así una  libertad germinaba en mí, justamente  cuando la duda se instalaba en mi vida.

Probablemente la libertad genuina no prospera sin la nutrición constante de la crítica. Surge un dilema significativo cuando uno comienza a cuestionar y acepta la falla inherente del sistema ético. Desde ese punto de inflexión, la soledad se instala gradualmente, al dirigirse hacia el propio ser y desvincularse de las distracciones que cautivan a la multitud  la estética es el punto de inflexión.

Pero eso no significaba que la soledad tiene un origen de vacío existencial. Para los materialistas medidas de ego o para los espiritualistas ausencia de meditación espiritual oración , rezos, mantras etc.

Sea lo que sea no sé en qué momento perdí a los que llamé como amigos y la soledad galopante rondaba en cada segundo en mi vida. Al principio quería adjudicarme gran talento para cosechar ex amigos, quizás por mi nutrido espíritu crítico o mi intolerancia a la doble moral.

Pero el innegable vacío existencial no dejaba paso a verme completamente descontrolado a mi ego. Sin embargo y aunque aparente revelar una contradicción  yo no creía creerme más que nadie, por lo contrario, siempre intenté servir a los que me solicitaban algo pero encontrarme con el abuelo en sus últimos años de vida no solo me permitió hacer una acto de autocrítica que tanto me faltaba, sino que era como la vida me decía algo más sobre las cosas infames que había hecho con mi vida. Por que en esta vida todo cuenta, incluso hasta en lo que fantaseas, por lo tanto estaba jodido.

Lleno de pensamientos fragmentarios y siempre deshonesto hacia los sentimientos que me unían con Alejandra porque entre ella y yo, recién habíamos cumplido tres años de matrimonio, tres años de falsedades, que por un lado tanto bien habían hecho a mi vena creativa.  Eso jamás podré negarlo.

Pero haber conocido al abuelo, o sea,  a su padre me habían hecho reconsiderar  muchas cosas, ver a ese hombre era como ver una parte de mi vida oculta. Entonces ese era el caso del abuelo, un sujeto que la vida le había declarado abiertamente en muchos aspectos el tema de la adversidad. Un sujeto que aprendió a poner humor hasta en los momentos más dolorosos, parecía un artista o era un artista. Y fue así que empecé a percibir un nacer ambivalente en donde comienza con esa mirada al pasado en que todos optan, cómo una mirada compasiva y profunda hacia una  infancia lejana, un infancia perdida y recordando al abuelo y su tenacidad sobre todo.

Desde ese momento muchas cosas me empezaron a impactar, el sol por ejemplo, su intensidad estaba cambiando. Que por cierto en uno de esos días el  sol se había puesto con la misma vivacidad que tienen los perros de los mendigos. Esa vivacidad llena de agonías y silencios en resumen, faltaba poco para que sea las cinco de la tarde y el sol con los mismos ardores dictaba el paso de un perro lanudo a punto de arremolinar su cuerpo para acabar con lo vivido y todos callaban en un esplín disforzado y a la vez con la resignación diaria… Las cosas inacabadas, lo proyectos truncos y la escasa financiación en las maquinaciones de las redes sociales hacía que todo gire en el mismo círculo, los mismos ex amigos, los mismos odiadores e incluso algunos con sus envidias.  Al fin y al cabo jamás  serás criticado por alguien que hace grandes cosas, siempre serás criticado por alguien que hace  menos cosas que tú. Ese fue un perfume que reconocí al instante: (a los hipócritas) Pero cómo me gustaba seguir el juego, quería saber hasta dónde llegaban pero lo que no tenía en el presupuesto era que una parte de mi era peor que ellos. Al menos hipócrita no fui.  

En un día de neblina y clima templado de esa costeña ciudad ocurrió algo extraño. Como dijo Ricardo Palma: “una mujer siempre esta detrás de todo”

Y sí, fue una señorita de lo que trata esta experiencia,  no recuerdo si me encontraba con  un espléndido humor pero ella al recibir esa energía inmediatamente correspondió lo suficiente que me dio pase a preguntarle mas cosas, luego ella me preguntó cosas tontas como; usted viene siempre aquí, es que recién es mi tercer día en este trabajo. Le dije que vivía a dos cuadras y fue algo que en su rostro reflejó cierto agrado o admiración.

La felicité por su ingreso en el trabajo, le desee toda la suerte del mundo y mi sonrisa llena de sinceridad finalizó esa palabras en las que a su vez mi imaginación hacía recorridos a escenas indebidas…

 Eso creo que es energía y así fue lo suficiente para que a la próxima vez cada uno,  nos saludáramos de frente llamándonos con el nombre. Hasta que un día ella me dijo, mañana saldré temprano aprovecharé en buscar unos productos. E inmediatamente me ofrecí por si quería que la acompañe. Sin dudarlo me dijo, gracias por su puesto.   Algo en mi interior se iluminó.

Conocer a esa belleza sin duda me alejaba de reconciliarme con el pasado, a pesar que sabía muchas cosas del padre de mi esposa Alejandra. Y ahora que estaba frente a esta señorita con cuerpo de gacela era el motivo en el cual podía hacerme olvidar de todo lo vivido y comenzar de nuevo. Tenía que ver las cosas positivas de lo que en esos cortos tres años había construido con mi esposa.

Quedó claro que  había perdido una voluntad que me dirigida hacia un proyecto de vida. Pero mi vida no es como escribir un libro. Un libro puedes corregir, arrancar páginas y tirarlas a la basura o volver a escribir la historia. Exponer argumentos por estética o para reflexión. En mi vida tenia que hacer las cosas de frente, con determinación. Pero a la gente le gusta que la palabreen y jamás saber la verdad. Quizás por que al escucharla saben perfectamente que no la van a entender o no les va a gustar.  

En la vida o mejor dicho en mi vida, arrancar una página o comenzar de nuevo “sería siempre volver atrás”. (Fracasas con una fracasaras con todas). Pues si no solucionas las cosas con una,  con la siguiente dudo mucho que las pueda solucionar. Pero esto no es un tema unilateral, ambas partes deben tener esa voluntad. Esas palabras las tenía dentro de mi corazón por un tema de ética o mística. En otras palabras, tenía que hacer mi último intento con mi esposa sin embargo no había descartado la auto invitación que hice a esa señorita con cuerpo de gacela blanca. Y así habiendo tomado ambas decisiones, había una parte de mí que no quería perder a Alejandra.

Pero tampoco que se convierta ella en la esposa del abuelo. Ante todo, este camino cuando nos vimos se volvió intransigente exigiéndome sobre unos temas que en este momento me hacen recordar que tampoco era un santo. Mi dedicación excesiva hacia mis cosas (mi ensimismamiento) había forjado un  distanciamiento cuya siembra fue como  de pequeños monstruos similares a los que se encuentran en aquel enigmático cuadro de “el jardín de las delicias”.

Ese cuadro sin duda para esta experiencia es ciertamente revelador. Como los pasos del recorrido visual reviven no solo la teoría de la creación del mundo sino, los estadios de la condición humana o la figuras clave de esta humanidad como es la idea de el paraíso pacífico de Adán y Eva hasta las condiciones apocalípticas de un mundo donde desde el suelo aparecen diminutas y horrendas criaturas frente a paisajes donde la lujuria está representada y la palidez de las personas se impera como si por dentro se hallaran sin vitalidad o sin nada por dentro.  

A pesar de estar en un mundo saturado de personajes animalescos todos en un completo vacío como la misma mirada agotada. Igual que mi mirada. Cuando le dije a Alejandra. Tenemos que viajar, y a pesar que sentí un cansancio corporal en el que desconocía su origen, ella antes de responderme se puso de pie y me dijo: 

Descansa en paz. 

Se dio media vuelta y se fue del cementerio.  Bajé la mirada y vi mi cuerpo translucido justo cuando una sombra de esas estatuas cripticas se cernia sobre mí,  señalando  mi propio transito hacia la muerte que a la vez era mi nuevo nacimiento.


jueves, 7 de marzo de 2024


Entre armas soy el rayo;
entre vacas
Soy la vaca que cumple deseos llamada Surabhi;
Yo soy el progenitor, el dios del amor;
entre serpientes soy Vasuki.
- Bhagavad Gita. (10.28)

viernes, 1 de marzo de 2024

Las cosas más difíciles en mi vida es escribir y pintar, siempre tengo tantas dificultades. Yo no puedo jactarme de decir que escribo un cuento en dos dias, (de un tirón). Ni mucho menos un poema. Es un esfuerzo casi espiritual lo que me demanda, te deja hasta con un tick, luego pasa. Pero jamás olvidas la tención psiquica. Luego de un tiempo revisas lo pintado o lo escrito y sientes que hiciste algo sincero, eso es un logro, o que hiciste algo hermoso, profundo, sensible. Y estas sensaciones ya subsana cualquier costo, siempre.

Enrico Diaz Bernuy

jueves, 29 de febrero de 2024

 "Dejemos de llamarlo ""Inteligencia Artificial"" y llamémoslo por lo que es y hace ""software de plagio"" porque "no crea nada, sino copias obras existentes, de artistas existentes, modificándolas lo suficiente para escapar de las leyes de derechos de autor. "

Este es el mayor robo de propiedad intelectual jamás registrado desde que los colonos europeos llegaron a tierras nativas americanas. "
Noam Chomsky, New York Times - 8 de marzo de 2023

jueves, 22 de febrero de 2024

ROTHKO !!!!

 EXPOSICIONES

MARK ROTHKO, EL ARTISTA MALDITO QUE NO PUDO EVITAR QUE SUS OBRAS ACABASEN COLGADAS EN LA PARED DE TU SALÓN

POR MARIO CANAL

‘Mark Rothko en su estudio, 53th Rue, New York’, Henry Elkan. 1953
© Henry Elkan, The Rothko Family Archive

La Fundación Louis Vuitton de París dedica una retrospectiva al pintor ruso Rothko que abandonó sus estudios de ingeniería en la Universidad de Yale con el firme propósito de conmover a través del arte, pero que acabó convertido en un recurrente elemento decorativo.

AMark Rothko le persiguió toda su vida la tragedia íntima de ser considerado un pintor de salón. De salón de lujo, se entiende. De salón de clase alta cuya decoración intenta conjugar las cortinas, la alfombra y el sofá con el Rothko más oportuno. Él, que siempre luchó por evidenciar la poesía y la trascendencia de su obra, asumiría este hecho a base de vodka, barbitúricos y hábitos alimenticios poco saludables. Hasta que, según el relato oficial, ese cóctel le mató en 1970. La versión oficiosa, pero que, a día de hoy, muchos apoyan como veremos más adelante, es que fue asesinado por su último galerista. Un hombre de pocos miramientos que conocía el potencial económico de las casi 800 obras almacenadas por el pintor en diversos lugares y que harían las delicias de las socialités de todo el mundo, deseosas de colgar en sus paredes el Rothko que todo millonario que se precie debía tener en su salón. Cientos de cuadros sublimes que convertirían a ese galerista, a su vez, en multimillonario.

Rothko era un tipo grande, discreto, callado. Cuando en una cena en su honor vio la disposición del salón y cómo un sofá ocultaba parte de un lienzo suyo, no haría comentario alguno según testigos presenciales. Quizás ese carácter se formó, como el de muchos otros emigrantes a EEUU –su verdadero nombre era Markuss Rotkovičs y nació en la actual Letonia, entonces Rusia zarista–, bajo el síndrome del impostor y con la sensación de pertenecer a una segunda clase. Quienes le conocieron, dicen que nunca dejó de tener un carácter ruso. Y que apenas sonreía. En cualquier caso, su familia, que en su país de origen vivía sin problemas económicos, sufrió la pobreza al morir el padre, al poco de llegar a Portland, Oregón. El joven Rothko vendería periódicos en la calle para ayudar a su familia a salir adelante.

‘Mark Rothko en su estudio, 53th Rue, New York’, Henry Elkan. 1953
© Henry Elkan, The Rothko Family Archive
‘Autorretrato’, Mark Rothko. 1936

La excelente exposición que le dedica estos días la Fundación Louis Vuitton de París se inicia con los primeros cuadros que realizó el pintor a finales de los años 30, una vez abandonó los estudios de ingeniería en la Universidad de Yale, a la que accedió con una beca. La vida de la calle, y también las visiones de carácter expresionista del metro de Nueva York –ciudad a la que fue a buscar fortuna como artista–, remiten posiblemente a las imágenes urbanas que impregnaron su mirada mientras vendía periódicos al vuelo, recién llegado a esa tierra prometida. Y constituyen una excelente serie en la que se percibe ya el interés por las superficies monocromas y de una cualidad vaporosa, que se convertirán en el eje principal de su trayectoria. Un ejemplo de este tipo de campos pictóricos lo encontramos en el fondo sobre el que pintó su Autorretrato (1936), que preside la sala de exposiciones, y en la que él mismo se ciega la mirada con unas lentes de color oscuro.

Tras una transición pictórica hacia el surrealismo durante los años 40, también de gran calidad y en la que las formas abstractas pero lineales, muy dinámicas y en ocasiones semifigurativas, poseen una raíz mitológica, aparece el primer cuadro en el que ya no hay nada más que bloques geométricos cuadrados que flotan en el lienzo. Es el principio del famoso estilo Rothko, en torno a 1949. El principio de un lenguaje que le llevaría a tener un éxito inaudito, pero no por las razones que él pretendía.

‘California’, 1965, David Hockney
‘Nº 8’, 1949. ‘Untitled Blue Yellow Green on Red’, 1954. ‘Nº 7’, 1951. ‘Nº 11’, ‘Nº 20’, 1949. ‘Nº 21, Untitled’, 1949. Mark Rothko.

Lo que quiero es que la gente llore frente a mis cuadros igual que yo lo hago cuando escucho la Quinta Sinfonía de Beethoven”, diría el pintor. En una carta escrita al New York Times en 1943 junto al también pintor Adolph Gottlieb, ambos formaban parte del grupo de Los Diez, que rechazaban el academicismo y la pintura realista que entonces seguía promoviéndose en los museos norteamericanos, expresaría más claramente ese rechazo al arte decorativo: "Es una noción ampliamente aceptada entre los pintores que no importa lo que uno pinte siempre que esté bien pintado. […] Por eso profesamos un parentesco espiritual con el arte primitivo y arcaico. En consecuencia, si nuestro trabajo encarna estas creencias, debe insultar a cualquiera que esté espiritualmente en sintonía con la decoración de interiores; cuadros para el hogar; cuadros para encima de la repisa; fotografías de la escena americana; cuadros sociales; pureza en el arte; ollas premiadas; la Academia Nacional, la Academia Whitney, la Academia Corn Belt; castaños de Indias, callos trillados; etc”.

Desde los años 50 y hasta su muerte, Rothko se centraría en desarrollar un trabajo lírico y técnicamente mucho más complejo de lo que puede parecer a primera vista. Son los años en los que el expresionismo abstracto se convierte en el lenguaje artístico por excelencia y convierte a Nueva York en la capital del arte, arrebatando a París el preciado título. Sin duda, Rothko es uno de los miembros de este movimiento –junto a David SmithClyfford Still o Robert Motherwell– más cultos y letrados en filosofía, estética e historia del arte. Y de los que más éxito tiene, junto al también malogrado Jackson Pollock. La crítica y el mercado comienza a interesarse por ellos.

‘The Ochre Ochre Red on Red’, Mark Rothko. 1954
‘Light Cloud Dark Cloud’, Mark Rothko. 1957
‘Nº 14’, Mark Rothko. 1960

Las salas cuatro y cinco de la Fundación Louis Vuitton se centran en este periodo, en el que el formato de los lienzos de Rothko apenas varía. Sólo mudan los bloques de color –casi siempre vivos, alegres–, cuya densidad varía según los tonos que use y las dimensiones de los mismos. Su estilo es reconocible, genera bienestar, a diferencia de otros pintores de su generación, que reflejan el momento histórico de cambio y tensión, en plena guerra fría, con estéticas más violentas, como las de Pollock. En fin, Rothko es el pintor ideal para tener en casa. Sobre todo, si pega con las cortinas. Él era conocedor de este hecho y luchaba contra él si estaba en sus manos hacerlo. Por ejemplo, cuando a principios de los años 60, Rosemary Kennedy le pidió un par de cuadros para ver cómo quedaban en su casa, él rechazó frontalmente su petición. Y cuando otra compradora quiso cambiar el cuadro que había adquirido por otro más vivo, porque el que se llevó la deprimía, Rothko no aceptó que se llevara otro y le devolvió el dinero.

UNA INUSUAL OFERTA

Conociendo esta oposición a que sus cuadros tuviesen connotaciones decorativas sorprende que Rothko aceptara una propuesta inusual. Crear en 1958 varios lienzos específicos para uno de los salones del restaurante Four Seasons, que ocupaba los bajos del rascacielos Seagram’s: un gran monolito negro situado en Park Avenue y proyectado por el arquitecto Mies van der Rohe. El restaurante, diseñado por el interiorista Philip Johnson, también incluiría obras de Picasso y Jackson Pollock. La principal razón por la que aceptó fue porque le daba la oportunidad de crear una serie de lienzos que tendrían una unidad de estilo y permanecerían unidos. Por primera vez realiza una serie cerrada en sí misma. Introduce, de alguna forma, la idea de instalación en su obra.

No se sabe hasta qué punto a Rothko le aseguraron que su obra colgaría en una antesala del restaurante. En cualquier caso, se lanza de forma entusiasta a crear piezas de gran formato, muchos más grandes de las que hacía hasta entonces y que tenían una escala humana pensada para ser disfrutada por un solo individuo. Tras una serie de descartes –el primer lienzo de esta serie puede verse en la exposición parisiense–, y dos viajes a Europa en los que toma inspiración de los grandes maestros de la pintura italiana –de manera más concreta, el ambiente meditativo de los frescos de Fra Angelico en el Monasterio de San Marco, Florencia–, Rothko cambia de planes. Y de aproximación, también. Se decide por pintar una serie muy diferente de lo que venía haciendo hasta entonces –los bloques horizontales superpuestos– y usa tonos más semejantes al color burdeos, de gradaciones oscuras, solemnes.

‘Nº 13 White Red on Yellow’, 1958. ‘Nº 9, Nº5, Nº18’, 1952. ‘Green on Blue Earth-Green and White’, 1956. ‘Untitled’, 1955. Mark Rothko
‘Red on Maroon’, 1959. ‘Black on Maroon’, 1959. Mark Rothko

De regreso a Nueva York en diciembre de 1959, con el restaurante ya inaugurado, aunque sin haber entregado aún sus lienzos, decidió ir a cenar al Four Seasons con su mujer. Al mirar la carta y ver el ambiente elitista del local, diría: “Cualquiera que coma este tipo de comida por estos precios, nunca va a prestar atención a mis cuadros”. Así que devolvió el dinero y rechazó colgar allí sus obras. Antes de morir, donó las serie Seagram’s a la Tate Gallery de Londres, con una cláusula que le obliga a mostrarlos todos juntos. Tal y como pueden verse en la exposición de la Fundación Louis Vuitton.

Este encontronazo, sin embargo, le abre una ruta en la que lo arquitectural, lo espacial y el trabajo de series cerradas le llevaría a lo que muchos consideran su gran obra maestra. La Rothko Chapel, en Houston, Texas. Una encargo de los mecenas John y Dominique Menil. El pequeño edificio de forma octogonal –diseñado en su origen por Philip Johnson– tiene varias salas en las que los cuadros sombríos y casi negros que Rothko comenzaría a pintar tras las serie Seagram’s generan sobras que crecen y decrecen según la luz natural que entre por la claraboya cenital. Es una capilla ecuménica, abierta a todas las creencias, y para la que Rothko realizaría catorce lienzos entre 1964 y 1967.

La exposición de París termina con una gran sala –donde se han incluido esculturas de Giacometti– en la que se ven cuadros bicromáticos: el gris y el negro se dividen el lienzo uno sobre el otro. El pesimismo y la depresión parecen ocupar ya todo el universo de Rothko. Sus problemas de salud, la separación de su mujer y el distanciamiento de sus hijos, así como la incomprensión del mercado frente a su visión trascendental del arte, se agudizan. Además, el arte pop y su exaltación del consumo le generan gran rechazo, por lo que abandona la galería con la que trabajaba, la Sidney Janis, que comienza a exponer a la nueva hornada de creadores pop, e inicia una relación con la galería Marlborough, propiedad de un tipo sin muchos escrúpulos de nombre Franck Lloyd. Rothko apenas pinta ya a finales de los 60, pero tiene acumulados centenares de cuadros que a valor de cincuenta mil dólares de la época sumarían cuarenta millones de dólares.

‘Untitled’, Mark Rothko. 1969
‘Grande Femme III’, Alberto Giacometti. 1960
‘Untitled’ y ‘Nº 8’, Mark Rothko. 1964

Su galerista le insiste –muchos dicen que le acosa– para que venda y Rothko, tremendamente debilitado, parece ceder y permite la salida al mercado de lotes enteros de hasta 40 piezas. El día antes de su supuesto suicidio, tenía una cita con uno de los colaboradores de Franck Lloyd para mostrarle su almacén más grande. Además de galerista, Lloyd era su albacea testamentario. El director de la galería, Bernard Rice, le había hecho firmar un contrato leonino en la época más desprovista de cualquier defensa de Rothko. Pollock acababa de morir también alcoholizado y el precio de su obra se vio multiplicado por cinco. Es de suponer que tanto Lloyd como Rice eran conscientes de este hecho, y de que lo mismo sucedería con Rothko. Las 800 obras alcanzarían un botín de valor casi incalculable.

Suicidio o asesinato, Rothko se convertiría tras su fallecimiento en un bestseller. Sólo hay que ver la interesante cuenta de Instagram @Collectorwalls para darse cuenta que sus obras son inevitables en las casas de cualquier coleccionista y millonario de la época. Sin embargo, la reverencia que el tiempo presente le muestra –además de seguir situándolo entre los pintores más valiosos en subastas– dan fe de una apreciación que va más allá del efecto decorativo de su obra. La percepción de esta se acerca para muchos a lo sagrado. Lo que él siempre buscó.