Intentos órficos para las letras y las bellas artes

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jueves, 30 de junio de 2022

Los frutos extensos en los tiempos de mi ciudad (poema) Enrico Diaz Bernuy



Los frutos extensos en los tiempos de mi ciudad

 

Las almas se ofrecen así como de un árbol  con frutos extensos.

Las almas surgen de sí, alarmas en la cúspide de unas cavidades.

Que surgen del pavimento  en un ruidoso clamor.

Desde la misma indiferencia como quienes caminan por los sueños de alguien.

Y otros se encuentra arrinconados en el suelo.

Probablemente no todos eran mis mendigos, ya se ven caras extranjeras.

Las almas se ofrecen así con otros cuerpos que no son de lo eterno sino del momento.

Ves sus surcos en sus frentes y esas carreteras surgieron ayer.

Para clavar palabras que no pueden pronunciar.

Pero que sus rostros son la justificación de que todo está mal.

Las almas se ofrecen así;  de extravíos involuntarios.

Pero en el fondo todo pinta un cuadro dramático.

No solo se trata de esos muchachos mendigando.

Lo más dramático es la indiferencia de los letrados.

La indiferencia de los que autoproclaman artistas.

En sus ensimismadas luchas cuya profundidad:  es CERO.

Esa viene a ser la mayor de las barbaries.

Por lo tanto, las almas se ofrecen así, como de un bazar de esperanzas perdidas.

Ya nadie puede cambiar en el estrepito de sus claridades.

La náusea pero para ellos es  néctar a  elevadas y  confusas lealtades.

A  vanas i egoícas barbaries.

Sin duda esto es el orín, la inoperancia cuyo gesto más representante es la indiferencia.

Almas como si colgaran de los árboles.

Que se deslizan como frutos extensos.

Y en esa inmensidad nos miramos las caras sin sentimientos.

Las caras que realzan la idea de no decir nada.

Y así pasarnos la vida en la más profunda distancia.

Cuyo merecimiento nos hace poner nuestros tronos bruñidos.

Con las cosas que imaginamos o soñamos.

Para quedar en una vil nada.

Mientras que los frutos extensos en los tiempos de mi ciudad nos miran.

Y ya no hablan…

 





 

lunes, 13 de junio de 2022

Por Enrico Diaz Bernuy / Sitial de un don

 

SI NO QUIERES SUFRIR NO AMES

PERO SI NO AMAS  ¿PARA QUE QUIERES VIVIR?

Agustín de Hipona

 

 


Por Enrico Diaz Bernuy


Sin duda tal sentencia es como el eslogan de bienvenida a la era de la desdicha.  Es acaso que amar sería exponerse a esperar una decepción.  A que te falten, que  de alguna forma ocurre un rompimiento a tus expectativas (Un estado fruitivo y  perenne).  Como si eso fuera el amor.., parece que la sentencia misma de ante mano te está definiendo las palabras y bajo esa óptica se da la misma respuesta que a la vez termina con una pregunta: para que quieres vivir así si solo existe esa forma y con esos resultados de amor?

También revela la sentencia una posición materialista: Plan disfrutador o plan sedado como en modo isósceles.

Como si la lamentación debiera ser el pan nuestro de cada día. Esa es la formación i por ese sendero se encamina las conciencias para acondicionarlas en la conducta fruitiva.

Por lo tanto ante esa sentencia amar bajo esos términos en donde se toma por hecho que  “en el amor se sufre” parece que solamente se sufriera o esa fuera la intrínseca condición (una total vaciedad). 

Parece que estamos frente a una concepción retorcida del amor, una definición llena de un ser ensimismado, egóicos.      «"Si deseamos comprender algo en el terreno del amor, no podemos analizarlo en términos egóicos." [sic]  Carl Jung ».

Parece que estamos hablando de una amor mas vinculado con el apego con los términos de posesión como si esta cosa o este ser tuviera una grado de pertenencia física o psíquica y si traicionara la voluntad de uno, entonces me decepcionaría. Y por lo tanto ocasionaría una grave herida a nuestro ego.  ¿Eso es amor?  Amar es un acto de entrega, y no es un acto de espera…

La espera de la que estamos hablado ocupa un sitio especial frente a la percepción de nuestros limitados sentidos y frente a ello podemos recordar las palabras dichas en la pág. 624

«El mundo espiritual es puro, pero en el mundo material todos se esfuerzan mucho por conseguir diferentes clases de placeres para el cuerpo. Puede que sea más claro decir que este cuerpo es un efecto de los sentidos. Los sentidos son instrumentos para complacer los deseos. Ahora bien, todo ello – el cuerpo y los sentidos que sirven de instrumentos- lo ofrece la naturaleza material, y, como se pondrá de una serie de circunstancias, de conformidad con el deseo y la actividad que tuvo en el pasado. Según los deseos  y las actividades de uno, la naturaleza material lo pone en diversas residencias. El propio ser es la causa de su residencia en esas residencias , y del disfrute o sufrimiento que lo acompañan. Una vez que se lo coloca en un determinado tipo de cuerpo, queda bajo el control de la naturaleza, porque el cuerpo, siendo materia, actúa de acuerdo con las leyes de la naturaleza. Pág.624   [sic]   Bhagavad Gita, tal como es ».

Amar es determinante pero tampoco se trataría de meter tus manos en una vasija llena de serpientes. Uno debe reconocer la naturaleza de los seres vivientes (a lucidez). Tragante en un océano de la ignorancia que es igual a  cosas tergiversadas.

Lo interesante es que en este universo hay humanos de distintas naturalezas y no todas son propias a la convivencia con uno. Amar es un acto romántico y hermoso, pero tampoco podemos vivir poniendo la otra mejilla. Mejor entrega un azote para que te flagelen. Eso sería insano y un total desamor para uno mismo.