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jueves, 3 de octubre de 2019

Dedicado a PERCY HINOSTROZA



SOBRE LA PUGNA DEL CREADOR,


LA SOLEDAD ENTRE LOS COLEGAS,
Y EL DECIR ADIÓS A

ALGUIEN QUE UNO CONOCIÓ


A paradoja de un ritmo aunque para algunos tengamos “una vida”, a veces nuestra vida  fluye  a una multiplicación llena de fracciones. Elementos que nos dejan a la deriva como sutiles burbujas que se amarran a los brillantes de una estepa perteneciente a, no sé qué mundo, del cual casi no existe brújula ni brujas. Y al final uno va disperso, una parte aquí, otra allá. Como en el reloj de arena del señor memorioso  involucrara en tus pasos un estigma…  Y a veces la vida solitaria, y claro, para romper esa monotonía no es descabellada la idea de organizar  un recital en donde nos reunimos y celebramos momentos en el que uno se siente escuchado por gente que siente lo que uno vive, por gente que hace trabajos literarios similares, parecidos o diferentes a uno.  Pero al final uno siente que estamos en el mismo camino:  quizás un camino al fracaso, al exilio. En otras palabras, el destino: es el abismo.  Un abismo para el mundo...,  para que no te desalientes, ese abismo del que te hablo,  sí existe el alba. Por ejemplo la elaboración de una gran escultura o un gran poema o un gran cuadro cuando declara su divorcio con los lineamientos establecidos. Es prácticamente un atentado a la estilística comercial y casi nunca va a encajar en los establecimientos comerciales. Muchas veces la verdadera obra de arte sea en plástica o el verbo, no suele ocupar un lugar en el “mercado” (en la mayoría de los casos). Ello por obvias razones trae consecuencias, la factura atañe a un precio donde te descuenta porcentajes o fracciones sea en el ámbito familiar o en el ámbito social. Es ineludible esta realidad y a veces la factura abarca ambos ámbitos.
Sin embargo, también hay sapiencia, pureza y dones que habitan en los latidos  dionisíacos  de un poeta  o un artista. En los recitales de poesía, a veces uno se siente identificado, representado con otras palabras. O cuando a uno le toca leer,  sientes en la mirada de tus colegas la aceptación de lo que estas haciendo. Esos momentos son casi eternos, pero son como bombardas luminosas a un cielo color pansa de rata en donde el perfume de la pólvora termina desapareciendo.  Es que después del recital muchos no nos vemos la caras más. Por que la amistad duró una noche, o por que nadie es amigo de nadie (modelo facebook) o por que a pesar de todo el esfuerzo desplegado la función del recital era darno una noche para ser recordada. 
El punto es que uno retorna a su soledad.  A su fracaso que arrastra y a veces a esos malos pasos en donde al final uno esta solo y cualquier cosa te puede pasar, de vuelta al retorno… Al frasco que a veces uno mismo suele esculpir con tu día a día. A los derrumbes que te hacen entender que lo único que queda es largarse lo más lejos que uno pueda.  Así exista el motivo que haya, muchas veces pueden ser pretextos para dar un desenlace a nuestro dialogo interno,  o evadir que estas destrozado. Te hablo del mismo ahogo que puede vivir la señorita que atiende en ventanilla de un banco. La diferencia es que los artistas son seres despiertos y su conciencia va con tanta lucidez que rechazan la condición, un “gambito de caballo”. Por ello: escribimos, publicamos, o nos ponemos a recitar como "endemoniados" o "iluminados" en plena vía pública como si algo podamos solucionar. 

Todas estas palabras querido lector,  son para presentarles mi sentir sobre la pugna de un creador o aproximarme al tema de la soledad. Y hacer de ello un antesala para contarles  que un colega artista del verbo (poeta) la semana pasada falleció.  Percy Hinostroza era un activista cultural y Literato. Organizaba recitales de poesía, ponencias literarias. Un poeta que estuvo estudiando Literatura en la universidad Mayor de San Marcos.
Aproximarme de esta forma a  que de alguna manera el lector se sensibilice con la existencia y las actividades que hacen los poetas, y  con mis palabras mi despedida a Percy Hinostroza.
Siento que al ponerse a nadar en el medio de un río, él intentó retornar a su soledad en hacer poesía y recordarme ese repetitivo eslogan que siempre finalizaba sus comentarios “todo fluye”  y el recuerdo del poeta lleno de vitalidad, pletórico. 
En varias oportunidades conversé con él. Él me explicaba que un gran poema, debería tener una condición por la musicalidad y ser cantado. Yo le respondí que es aceptable ese tema. Pero que no todos los grandes poemas se sujetan a esa característica.  Entre él y yo siempre hubo un respeto.   Y por ironía de destino no tuve la oportunidad para haber compartido más con él. Me hubiera gustado contarle muchas cosas. Decirle que nosotros los poetas sabemos lo que nos pasa. O conversar sobre aquella sonrisa que desea evadir temas, heridas, anhelos truncos que nos proporciona el sistema de programación social. Me hubiera gustado decirle que debería llevar siempre en su billetera el mantra om ah hung vajra guru pema siddhi hung o sino el muy conocido baba nam kevalam.
Percy Hinostroza, Miguel Fegale, Enrico Diaz Bernuy, Edgar Cooper
Se que Percy Hinosotroza no leerá estas palabras, sé que él ya reencarnó. Sin embargo, hay más de Percys hinostrosas y probablemente tampoco yo no tenga una oportunidad con ellos. Por ello esta breve semblanza del sentir del día a día, el afecto,  la soledad,  lo que uno debe apelar en estar cerca al compañero, al menos cuando sea necesario (no me refiero a bohemia) y "fluya" de esta manera el sentir que uno debe contar con alguien. Al final de todo, algunos  somos entre tímidos o ególatras,  Percy Hinostroza fue todo lo contrario a eso,  ¡y además hizo poesía!   ¡fue grande! ¡Gracias maestro! Om tat sat

Enrico Diaz Bernuy