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Orígenes

Estimados lectores con placer y profundo aprecio a la literatura los invito a descubrir mi blog Café y escrituras con humo, un espacio donde la literatura respira con una libertad genuina, y donde cada cuento, relato o poema está tejido con esmero, ofreciendo mundos y personajes que buscan resonar en el alma. Es un rincón de lucidez y libertad de expresión, donde no existe censura ni rechazo, (ni de editoriales ni de fanzines) sino un llamado sincero a explorar juntos las profundidades de la imaginación y del pensamiento. Los textos son gratuitos y siempre bienvenidos a nuevos ojos, con la esperanza de que encuentren en ellos una chispa de inspiración o reflexión. ¡Los invito a tomar una pausa, servirse una buena taza de café, y sumergirse en la esencia de cada relato! , poema o artículos de mi autoría o de los escritores invitados. A continuación, dejo el índice del contenido:
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jueves, 20 de noviembre de 2025

Relato sobre el Higo... Enrico Diaz Bernuy

 

El coctel

Hacer un picadillo de higos y verterlos en una copa de vino tinto.
Eso fue lo primero que ella hizo cuando entró en la habitación, como si preparara un ritual secreto. La luz tenue del atardecer se filtraba por la ventana y encendía en su piel un resplandor cálido, casi acanelado. 

Yo la observé en silencio, hipnotizado por la forma en que sus dedos —delicados, lentos— trituraban la pulpa morada, dejando que el jugo le manchara la yema de los dedos en sus notas melosas de la fruta.


Ella no dijo nada. Sólo acercó la copa a sus labios y bebió un sorbo, dejando que el vino y los higos se mezclaran en su boca. Después caminó hacia mí. 

Sentí su aroma antes que su cuerpo: un perfume a fruta exótica, a su acidez que tanto extrañaba… a noche que se abre.


Con la punta de los dedos manchados, dibujó una línea tibia en mi clavícula.
—Prueba —susurró.

Sabía que no se refería al vino.

Me acerqué y lamí lentamente la gota que descendía por su dedo. El sabor era intenso, dulce, y con misterios.  Ella cerró los ojos como si ese gesto —mínimo, íntimo— fuera una caricia directa a muchas cosas que habíamos extrañado. La copa quedó olvidada sobre la mesa, pero entre ambos estaba presente el sabor del higo y en el resto de la noche una eternidad. Como contemplarla descansar, desde mi lado más puro, para volver a continuar…


Enrico Diaz Bernuy




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