Intentos órficos para las letras y las bellas artes

Intentos órficos para las letras y las bellas artes

martes, 31 de agosto de 2021

Relato breve: Telmira. Enrico Diaz Bernuy.

 TELMIRA

Relato breve



Su nombre es Telmira.  Hermana mayor de mi amigo que en aquel momento, era mi mejor amigo. Todo en ella reflejaba de estar  viviendo en un mundo paralelo. Como si estuviera en audiencias distantes, y otras balanzas. Todos sabían que su mayor sueño era ser estrella de rock pop. Y algunos nos la imaginábamos como estrella porno. Tema que no esta alejado en la mente de unos adolescentes que en ese momento éramos. El falocentrismo era cuestión recurrente para el humor, y con ese chiste; visión por lo que entendíamos erróneamente de lo que era la vida. Pero en fin, éramos unos niños nomas y de pocas libertades. Así que las opciones no sobraban.

Telmira siempre andaba rodeada de instrumentos musicales, aparentemente contaba con todo el respaldo de su familia. Mientras que era una alumna aplicada en el colegio, que por alguna extraña razón con tan solo una leída comprendía y memorizaba todo tipo de información académica. Por otro lado,  siempre andaba con el sueño de componer alguna canción con la finalidad de revolucionar el rock pop. Creyendo así; hacer algo por el infinito... Al menos esa información me la dio su hermano. 

Él me explicaba que su nivel en compresión lectora era muy avanzado.  Desde ese entonces yo no tocaba instrumentos musicales, ni aspiraba. En aquella época mi padre cantaba muchísimo en casa y en ese sentido; sobre el canto y temas de música clásica yo me encontraba  teñido hasta la medula con  cierta lasitud frente al tema.

Tampoco era un alumno aplicado, entonces en esos momentos no tenía ninguna oportunidad frente a ella. Peor  aún con mi amigo que era mucho más alto que yo.  Él le había pegado a todos los del barrio. Era lo más parecido a un pequeño matonsito.  Sin embargo, entre él y yo nos hicimos amigos varios años. Jugábamos con los carritos hot Wells  o Tonka. También soñaba con ser tan buen peleador como él.

Jugábamos casi todas las tardes al costado de una vereda que aparentaba ser  una pequeña carretera. Éramos cinco niños y todos coincidimos con el mismo  sueño:  construir una casa en el árbol del parque. 

Han pasado tantos años y aún recuerdo ese árbol como uno de los árboles más hermosos. Árbol de grandes hálitos, con hojas pequeñitas como si cada una de ellas fuera una letra gótica perfectamente dibujada formara algún secreto. Y de hecho,  que hasta en estos momentos ese mismo árbol con los años se ha puesto más hermoso. Es como si fuera la única especie en este planeta que la obesidad y la edad le sienta bien.

Recuerdo que desde ese entonces queríamos meter a las mujeres más bonitas ahí, serían nuestras princesas (a nuestra casa del árbol).  Por su puesto que todas esas princesas deberían estar sin ropa. Comer torta con demasiado chantilly, helados  y lograr  ahí nuestro arrobamiento más intenso en sexuales fantasías con ellas.  

Al final todo quedó en el olvido.  La amistad con mi mejor amigo, el gusto hacia Telmira. Así se lanzó una fachada de silencio, mi silencio. Y el silencio de todos los mencionados. Probablemente abluciones de inconsciente a lo inacabado. O nuestra incapacidad de poder acercarnos a nuestros padres,  para que nos ayuden a construir nuestra soñada casa en el árbol.

El punto es que ella me dejó de atraer cuando la vi con un novio mucho mayor que todos nosotros. Un sujeto que tenía toda la apariencia de ser acaudalado económicamente. Por lo que le habíamos atribuido como su mayor cualidad. Tal vez, por despecho o envidia propia de nuestra ignorancia.

Al poco tiempo ingresé a un colegio internado (militarizado) y lo que hallé ahí es que definitivamente no me sentí identificado con ese ambiente y mucho menos establecer una vida militar. También significó que  en esos años de mi ausencia, muchos se mudaron del barrio. En aquel tiempo aún no existía internet y no acostumbrábamos preguntar el apellido de alguien solo nos conocíamos como Jean Pierre, Pedro , Elson o etc.

El tiempo hizo su trabajo, como siempre.  Eso trajo nuevas circunstancias,   nuevos amigos o nuevas ilusiones que quizás es lo mismo, quizás…  Pero por alguna extraña razón o porque quizás siempre fui un sentimental. Telmira aún estaba presente, aunque sea como un mal recuerdo o un recuerdo de decepción. 

Tal vez representaba sobre mi incapacidad de ser sincero frente a mi amigo (su hermano). También representaba como mi primera ilusión o algo así.   Y como a veces sucede, todo lo que arrastras con tu mente a pesar de los años,  suele ocurrir la circunstancia de que el pasado retorne a uno y la ironía jamás esta ausente. Digamos que el destino tiene un particular sentido de humor. Y algo así ocurrió. 

Después de varios años  la encontré en el lugar donde ocurre  encontrarte con las personas que no habías  planeado reunirte:  el supermercado.

En realidad encontré de ella, solo su mirada. Vestía de otra manera, ya no era la rokerita atractiva. El manjar de flaquita que era. La vi como una señora con un aire sofisticada, distinguida. También reconocí de ella el dedo meñique pintado de color negro en ambas manos. Jamás antes vi a nadie que lo haga.  En esos momentos yo también volví a ser el mismo de antes, parco, tímido.  Como dicen “poco entrador”.  

Pero quería hablarle, saber de su vida. No importaba que había subido de peso.  Aunque jamás me he fijado en una gordita, frente a ella creo que me unía un tema amical. Mejor dicho, una amistad trunca, alguien de quien quería que sea mi amiga, y enamorarme.

Ella definitivamente no me reconoció, pero aquella picardía de adolescente surgió inusitadamente dentro de mí, y fue ahí donde se me ocurrió seguir mi camino. Para luego quedarme oculto por ahí con la finalidad de saber a qué lugar se dirige.   Lo hice y me di con la sorpresa que estaba trabajando en una empresa muy conocida.

Luego de eso, decidí no perder más tiempo y acercarme a ella. No importaba que este con las bolsas del mercado. Sentí como si hubiera descendido de algún lugar puro , y con esa confianza.   Sabía que tenía que presentarme. Por ende ya tenía en mi presupuesto que sería casi imposible que se acuerde de mí. Así que cuando lo hice, usando las formas más educadas para dirigirle la palabra…, ella me interrumpió,  me identificó al instante. Eso lo tomé como un alago y no podía demostrárselo. 

Definitivamente su prodigiosa memoria no la había perdido, y mientras que le hablaba se ponía a interrumpirme. A mí no me importaba porque de alguna forma estábamos conversando, pero mientras pasaba el tiempo me di cuenta que ideas completas no se las podía expresar. Debido que ella instantáneamente me venía con algún argumento. Su calidad intelectual quedaba aún. De alguna forma me reflejaba que su inteligencia se veía nublada por su desmedido ego. Hablaba como si estuviera sola, no tenía capacidad para escuchar (exceso de ego)

Hay que tener en cuenta, que según textos védicos existen muchas naturalezas de ego.  Frente a esta escena que estuve experimentando definitivamente me reflejaba que era un ego de naturaleza demoniaca.  Sólo le faltaba levantar el mentón para mirarme. Luego de eso ya estaba planeando cómo terminar la conversación y elegí el tema; preguntándole sobre su afición en la música y me respondió con una pena inocultable en su rostro. Me dijo; ¡¡ wuou cómo te acuerdas eso de mi!! 

Me dijo que su sueño por la música simplemente vino a ser en su vida “una etapa”. Que ahora debía atender a sus tres hijos. Más aún cuando eres madre soltera, tu entrega es el doble. Dijo esa frase con un tono de voz lleno de calidez y amor.  

—Yo en realidad lo que quería es ser famosa y sentirme admirada. —Así me dijo—. 

 —Reconocí que el tema del ego con el paso del tiempo era una especie de ente que crecía dentro de mí. Como un organismo multicelular. 

—Con inteligencia propia, incluso. —Le respondí.

Y ella me dijo que esa inteligencia del ego nubla completamente tu propia inteligencia. Después de esa frase por fin pudimos entablar una conversación en donde uno escuchaba al otro. Y justo cuando la conversación se hizo interesante, ella misma decidió terminar nuestra conversación. Me dijo que por motivos de trabajo tenía que despedirse. 

Nos dimos un abrazo y me dio su tarjeta: gerenta de pastelería. 

 

  Enrico Diaz Bernuy 

 

 

 



domingo, 29 de agosto de 2021

MENSAJE

 «Como la poesía significa libertad, significa afirmación del hombre auténtico, del hombre que intenta realizarse, indudablemente tiene cierto prestigio ante los imbéciles. Es ese mundo falsificado y artificial que ellos construyen, los imbéciles necesitan artículos de lujo…»

La poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los inocentes. No es una puerta cerrada con llave o con cerrojo, pero su estructura es tal que, por más esfuerzos que hagan los imbéciles, no pueden abrirla, mientras cede a la sola presencia de los inocentes. Nada hay más opuesto a la imbecilidad que la inocencia. La característica del imbécil es su aspiración sistemática de cierto orden de poder. El inocente, en cambio, se niega a ejercer el poder porque los tiene todos.
Por supuesto, es el pueblo el poseedor potencial de la suprema actitud poética: la inocencia. Y en el pueblo, aquellos que sienten la coerción del poder como un dolor. El inocente, conscientemente o no, se mueve en un mundo de valores (el amor, en primer término), el imbécil se mueve en un mundo en el cual el único valor está dado por el ejercicio del poder.
Los imbéciles buscan el poder en cualquier forma de autoridad: el dinero en primer término, y toda la estructura del estado, desde el poder de los gobernantes hasta el microscópico, pero corrosivo y siniestro poder de los burócratas, desde el poder de la iglesia hasta el poder del periodismo, desde el poder de los banqueros hasta el poder que dan las leyes. Toda esa suma de poder está organizada contra la poesía.
Como la poesía significa libertad, significa afirmación del hombre auténtico, del hombre que intenta realizarse, indudablemente tiene cierto prestigio ante los imbéciles. Es ese mundo falsificado y artificial que ellos construyen, los imbéciles necesitan artículos de lujo: cortinados, bibelots, joyería, y algo así como la poesía. En esa poesía que ellos usan, la palabra y la imagen se convierten en elementos decorativos, y de ese modo se destruye su poder de incandescencia. Así se crea la llamada “poesía oficial”, poesía de lentejuelas, poesía que suena a hueco.
La poesía no es más que esa violenta necesidad de afirmar su ser que impulsa al hombre. Se opone a la voluntad de no ser que guía a las multitudes domesticadas, y se opone a la voluntad de ser en los otros que se manifiesta en quienes ejercen el poder.
Los imbéciles viven en un mundo artificial y falso: basados en el poder que se puede ejercer sobre otros, niegan la rotunda realidad de lo humano, a la que sustituyen por esquemas huecos. El mundo del poder es un mundo vacío de sentido, fuera de la realidad. El poeta busca en la palabra no un modo de expresarse sino un modo de participar en la realidad misma. Recurre a la palabra, pero busca en ella su valor originario, la magia del momento de la creación del verbo, momento en que no era un signo, sino parte de la realidad misma. El poeta mediante el verbo no expresa la realidad sino participa de ella.
La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende por su calidad de incandescencia. Sólo los inocentes, que tiene el hábito del fuego purificador, que tienen dedos ardientes, pueden abrir esa puerta y por ella penetran en la realidad.
La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.
- Aldo Pellegrini -

miércoles, 25 de agosto de 2021

Saint John Perse. Mares. Estrechos son los bajeles


Épica y movimiento

Perse fue un poeta silencioso, cuya obra compleja y poco accesible al público común y corriente no le significó un número mayoritario de adeptos y seguidores, que habrían servido de caja de resonancia, más que para él, para su poesía. Era entre los pares que Perse recibía los parabienes que no obtenía del lector común. La pureza y precisión de su lenguaje le granjeó un nombre entre los cultores de literatura. Su correspondencia con otros poetas mostraba de plano una actitud más reservada que la de otros versificadores de su tiempo. Así se lee, en una misiva a E. E. Cummings de 1949, una frase decidora «Nunca alcanzaré a disculparme debidamente por mi silencio, pues bien sabéis lo que eso quiere decir entre nosotros». T.S. Eliot también fue otro de los que mantuvo correspondencia con Perse. De hecho, fue el autor de La tierra baldía, el encargado de corregir una de las pruebas de la edición de Anábasis que publicó Faber & Faber, editorial de Eliot, además de prologar la respectiva publicación, lo que hizo que surgiera en Saint John Perse un compromiso de eterna gratitud con el poeta anglocatólico, que a esas alturas ya contaba a su haber con el premio Nobel. Relata con sinceridad en una carta de 1959 a Eliot: «la autoridad de vuestro nombre (el de T.S. Eliot) favorecerá como siempre la carrera de ese libro». Las traducciones se multiplicaron, Eliot y Archibald Mc Leish al inglés, Ungaretti al italiano, Hugo von Hoffmansthal al alemán.

La poesía de Perse no es fácil, por ello quizás no es conocida. Pero por cierto que esto no la hace menos valiosa, como tampoco es menos valiosa por ser considerada «poesía para poetas». Los colegas supieron reconocer e incluso admirar sinceramente a Perse, Andre Gide, Juan Ramón Jiménez, Stephen Spender y Simion Kirsanov, se cuentan entre sus adeptos. En palabras de Eduardo Milán, la poesía de Perse: «no es una poesía cuya voluntad reside en la ambición de explicar lo inexplicable, traduciendo lo intraducible o volviéndose accesible a la complicidad del lector, pacificando aguas que no son pacíficas… la poesía de Perse es la imagen viviente de la potencia del lenguaje cuando se asume como voluntad de poder y no de dominio».

La crítica tachó de herméticos los poemas de Sant John Perse, lo que equivale a una suerte de muerte literaria, en cuanto ya se transmite al lector que al leer a este poeta tendrá que poner una cuota no menor de esfuerzo para lograr captar la poesía residente en estas palabras. En efecto la poesía de Perse muestra, a primera lectura, una complejidad oscura, no es un rayo luminoso que señale el camino, no es la palabra que presenta una asequible descripción del mundo. Más bien, es una épica de la comprensión humana, mediante el relato de acontecimientos en apariencia nimios, pero que se despegan de su insignificancia para encajar con el proyecto poético de Perse. Poesía épica, pero de una épica peculiar, sin precedentes, como dijera de ella Eugenio Montale, pues se detiene en los acontecimientos mínimos, y extrae de ellos materia que sirva para construir su poesía, su cantar. Es la épica que se ve en Anábasis, una épica de lo menor, de lo exiguo, un canto ceremonial a los quehaceres del hombre, no solamente el grande y trascendental, sino también aquel que realiza la labor pequeña, pero no por ello menos impactante en la vida, pues es el afán del hombre, sea éste afán en apariencia fundamental o módica, porque es el movimiento («amar es una acción», diría), su liturgia propia, «un gran poema nacido de la nada, hecho de la nada», donde desfilan en procesión las imágenes («un montón de imágenes rotas», a la manera de Eliot), las ciudades, los pueblos, el mar, los hombres, un poema de la historia, dirigida a aquellos que fueron y a los que vendrán. Anábasis tiene sabor a odisea, sabor a travesía, -su vocación viajera y diplomática empezaba a ganar terreno-, una expedición militar en busca de una ciudad nueva, tal como la obra de Jenofonte (S. IV a. C.) en la que se describe la expedición de Ciro en contra de su hermano Artajerjes II. Eliot diría de este poema que: «tiene la misma importancia que los últimos trabajos del señor James Joyce».

La década de los cuarenta nos presenta la etapa de mayor actividad escritural de Perse, Exilio (escrito en 1942, en Long Island), Poeme l’Etrangère, Pluies (1943), Neiges (1944), Vents (1946), vientos que soplan no solamente desde el fin de una cruenta guerra, trayendo la paz que llega al hombre, y también emerge desde su interior. Vientos que también supieron soplar en la poesía chilena, como la de Efraín Barquero. El tono de los poemas de esta época cambió, desde el recuerdo infantil y la épica, a un tono más oscuro y personalísimo marcado por el exilio que vivía Perse en EE.UU., las playas de esta poesía no son como las de los inicios, si antes eran paradisíacas, ahora estaban desoladas, barrida de soledad y ostracismo. La lluvia y los vientos son quienes dictaminan los compases, las imágenes tomadas de la fuerza de la naturaleza describen el panorama del Nuevo Mundo, recordando a Whitman, pero con más delicadeza y elegancia que el volcánico autor de Hojas de Hierba.

La década siguiente traería el homenaje «al mar de toda época y de todo hombre», la gran oda al mar Amers (1957), en los sesenta su épica abstracta, Chronique (1960) y Oiseaux (1962), donde vemos a un Saint John Perse que empieza a dar la cara a la vejez y a la muerte. En este año Perse recibió el premio Nobel de Literatura, galardón que lo salvó del anonimato total a nivel de grandes públicos. Se da comúnmente el pensamiento de que algunos laureados por la Academia sueca lo fueron injustamente, y que muchos que lo merecían no tuvieron la fortuna de recibir el máximo galardón de las letras universales (el caso de Borges es ya casi un lugar común). Al ver a un poeta poco conocido como Perse es muy tentador pensar que él es uno de aquellos infames que obtuvo grandes laureles con una obra poco importante. Al menos en el caso de Saint John Perse, pensar así sería cometer una injusticia. En su discurso ante la Academia, Perse imaginó el futuro del hombre, iluminado tanto por la luz de la ciencia, como la de la poesía, «La poesía no es, como se ha dicho, la realidad absoluta, pero se le acerca, la añora fuertemente, tiene una profunda percepción de la realidad, en el punto extremo en que lo real parece asumir la forma del poema… la poesía es una forma de vida, una forma integral de vida, el poeta existió entre el hombre de las cavernas, y existirá entre los hombres de la era atómica, porque el poeta es una parte inherente del hombre».

Contra lo canónico (teoría sobre el arte abstracto)

 

Escribe: Enrico Diaz Bernuy


Pintar con una buena técnica y concentrarse en “el oficio” y la perfección del mismo.  En cierto modo, lo hace mantener una línea que sirve para categorizar, etiquetar al artista, (definirlo). Algunos  críticos expresan: “ya tiene un catálogo”.  Algo similar con lo que ocurre con los escritores.

La otra opción es aquel artista que jamás deja de aprender a pintar.  Eso revela de alguna forma a buscar nuevos recursos estilísticos y de contenido (contenido en especial) La idea del segundo caso de artista; es perdurar.  El artista no solo busca expresar su voz interior, es algo más profundo. Por ejemplo, en la antigüedad sabemos que la pintura de histórica tenía una posición más elevada que la pintura de retrato.  

Título: un alma en el vientre. Técnica mixta.
Autor: Enrico Diaz Bernuy
Normalmente las pinturas de historia revelaban pasajes políticos, mitológicos, bíblicos, bélicos etc.  Escena que sustentaban la versión oficial (lo establecido).  De lo que el artista ante este caso, casi no tenía ni voz ni voto, en contenido y estilo.  El artista probablemente se había vuelto un ente que tenía que expresar a ciegas con las regulaciones estilísticas, por lo que se “debía decir”. Y a pesar de ello siempre se elogió el tema: de oficio.  Sin embargo, aun así, continuaban siendo artistas. Pero ellos no son los únicos artistas. También existen los artistas que no aceptan ubicarse en ese andurrial.



 Porque el artista se encuentra  en la posición de representar “el tiempo al que pertenece” , “el arte y tiempo” están ligados.  Pero ante las regulaciones del universo de lo sensorial o el materialismo del día a día.  Todos sabemos que existen excepciones y no son pocas como como Hilma af KLint  la obra literaria 1984 o las obras de Julio Verne y muchos más.    Entonces llegamos a la conclusión que dar la espalda a las demandas estéticas que nuestro tiempo suele poner en  riesgo  la demanda hacia el artista. De lo contrario podría  pagar un precio muy alto por la visión conservadora.    Pero ante esta realidad, cito el siguiente pensamiento:
Título: ojos de metal. Técnica mixta.
Autor: Enrico Diaz Bernuy

…« El artista tiene que singularizarse pero dentro del lenguaje de su tiempo, no dentro del limbo anacronismo conservador. Toda época tiene su retórica. La lucha del artista es por singularizarse dentro de esa retórica no solo por dominarla con maestría sino por personalizarla, es decir personalizarse en ella».    (Hugo Hiriart, El arte de perdurar).

El pensamiento expresado puedes verlo no solo en las obras pictóricas sino en el campo literario e incluso en los fanzines.  Por ejemplo en el arte abstracto está presente en el arte contemporáneo, pero a pesar que es algo latente la abstracción.  Pocos alcanzan a configurar un modo personal dentro de ella como Tapies o Mondrian A pesar que ambos están en el campo de la abstracción, uno del otro son totalmente diferentes y distantes.  Ese modo personal de expresar algo que a pesar que se encuentra en la misma “escuela o movimiento” hay una marcada distancias.  Esto sólo ocurre con las voces totalmente auténticas.  El arte abstracto es muy diferente uno del otro. Siempre y cuando cada artista  sea  totalmente legítimo con su narrativa visual de recursos y contenido. De lo entrañable, y su alma.

Título: Bodegón. Técnica mixta.
Autor: Enrico Diaz Bernuy


 


sábado, 14 de agosto de 2021

El intento de materializar de alguna forma los relatos de mi padre, y mi anhelo que quede en un libro, no fue suficiente para poder que pueda imprimir el lote. A pesar que estaba casi listo, pero por “ordenes de arriba” hizo que no haya tiempo. Mi padre tenía que descansar. Me sentí devastado no solo por la pérdida de él, sino porque aunque yo jamás le hice una promesa sobre la publicación, sentí que había fallado. No me alcanzaron los tiempos y otros factores. También reconsideré sobre las cosas materiales que quise darle y muchas no las logré. Y eso solo me condujo a  reconsiderar también sobre mi actividad literaria….

Pero me quedo con la clara sensación de irlo a visitar a mi padre con mucha frecuencia. Principalmente en esta temporada para leerle textos sobre la literatura que a él le encantaba. Literatura sacra. En fin, las palabras jamás serán suficientes para tal experiencia de perder a un padre.  Sé que algunos me comprenderán…

Sin embargo, en esos momentos un amigo apareció. Yo tuve la honestidad de resumirle la idea sobre aquel proyecto literario que me dejaba mi padre, del cual fui el primero en motivar… Pero a pesar que estaba casi terminado, no pude sacar el lote. Mi amigo me dijo;  muy fácil pues, viejo, si lo tienes casi listo; saca la edición machote e imprimes un ejemplar. Abres el ataúd,  y lo pones  junto a él.  Su idea llena de lucidez, me hizo ver que quizás tenía aun una oportunidad. Sentí en mi corazón  que a mi padre le agradaría. Que sus relatos que con tanto esmero redactó a mano alzada. Pueden ser compartidos quizás con el público que considere a la espiritualidad como algo importante.  Y para los pocos que revisan este blog, solo a ustedes, quiero  presentarles esta fotografía que no la publicaré en ninguna otra red social. Al menos yo no lo haré. Y también sólo a ustedes informarles que el día 11 de Agosto, mi papá me dejó físicamente. Quiero agradecer a mi hermano Francisco Diaz Bernuy, también a mi hermano Iván Diaz Bernuy que sin la ayuda de ellos no hubiera podido apoyar en estos momentos a mi madre. A mi esposa y mi cuñada que jamás dejaron de estar presentes en estos momentos. Y a Miguel Fegale, mi amigo que supo que él debía estar presente con el aporte de su inteligente y sensible idea.    Con hacerle ese obsequio a mi padre.  Gracias a todos, mi gratitud supera todo lo dicho. 

Papá quedas en mi corazón, siempre.