Intentos órficos para las letras y las bellas artes

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jueves, 30 de enero de 2020

LAS CINCO PREGUNTAS QUE JAMÁS TE LAS HARÍA (Ficciones) Enrico Diaz.





Uno de los alumnos de Heidegger le preguntó:  ¿qué
consejos podría darles a las personas para que
sus vidas estén cercanas a la impecabilidad o a lo auténtico?
Visitar cementerios — respondió—.

&

O don Juan cuando afirmaba repetidamente que la muerte
 siempre está a un brazo de distancia de uno.
Y que la única verdad es su presencia, y quien ose
solicitarle consejos a la muerte, siempre pero siempre , será sabio. 
.


LAS CINCO PREGUNTAS QUE
JAMÁS TE LAS HARÍA






Entre las circunstancias de la existencia auténtica encontraras una sonrisa amorosa      
                    desde el fondo de tu miedo,  y el pleno sentir de ese mismo anhelo que hizo unirnos y que nos devuelve la razón para desear por un instante querer olvidarlo todo. 
   
     Así un día adoptamos una postura más confortable…, ¿recuerdas aquel día que visitamos un cementerio? —sentíamos tristeza—, quizás sentimos nuestra realidad... queríamos emborracharnos y nadie pudo escapar a sí mismo. Fue hasta que vi en mis manos algo sincero, auténtico. Sentí que algo acababa, no te lo dije porque creí que  ya lo  sabias… 
   
   Es parecido al mismo fin que cada noche experimento. A veces uno es consiente, uno se siente despierto y es grande el resplandor de ese encuentro de verse,  uno mismo cercano o imbuido a circunstancias de la existencia auténtica.       
    En donde encuentras una sonrisa amorosa, desde el fondo de tu miedo, y el pleno sentir de ese mismo anhelo.  Quizás hizo unirnos y  nos devuelve la razón para desear por un instante querer olvidarlo todo. ¿Se puede olvidar todo? Si estoy frente a este papel escribiendo estas cosas, tal parece que no. Al menos yo no puedo olvidar. Unirse a uno mismo en un recogimiento lleno en la grandeza con el bello silencio del corazón. 
  
    Entonces paso hablarte ahora del silencio. Un silencio que no abarca lo corpóreo. Ni mucho menos  esta masa muscular de tendones,  grasa y líquidos.  Es bueno especificar porque siempre se nos olvida que nosotros solo somos una sombra de este cuerpo, pero no somos este cuerpo. Y ya sabemos que lo que se basa en este cuerpo tiene un final, arrojado al factor tiempo,  y en su base,  un fundamento fruitivo de único destino: perecer. A pesar de este perecer o derrumbamiento aun así se basan relaciones sociales, relaciones sentimentales, relaciones sexuales. Todo fundamentado en lo tangible, lo corpóreo, la tajada de sacar el anhelado porcentaje.  Ya sabemos a qué tipo de porcentaje va esa insustancial felicidad: hacia tu número de cuenta bancaria  o tus genitales o porcentaje para comprar halagos, ¿sabes a lo que me refiero, no? A la felicidad efímera de decir, "hinchado de pecho": yo soy el más pendejo que todos. La pendejada. Pero en el fondo tu sabes que todos estamos aquí porque “estamos cagados”. Te  identificas con nosotros.
     
    No se trata que nos refiramos al más atractivo de los cuerpos, así como el manjar más exquisito apetece, la misma exquisitez también empalaga por ese motivo esas mujeres abandonan a sus maridos o esos hombres abandonan a sus mujeres, se hartan del dulce. Cuando todo se basa exclusivamente   en el placer del paladar o de los genitales, ya sabemos cuál es el destino, el empacho.
     
     Ahora,  si tu me dices que no crees en el destino  puedes olvidarte de lo que te acabo de decir. ¿Te acuerdas de las increíbles y blandas nalgas de ella? en realidad es increíble que te hayas hartado,  que decidiste largarla de tu vida. Te acuerdas cuando elogiabas sus senos pequeños que parecían,  "pequeños copos de nácar y miel a la vez".  —Parecías un poeta—

    Recuerdo cuando una vez te vi abrazándola,  dándole un beso enorme. Me sentí orgulloso por tu felicidad. Pero claro, ese tipo de cosas jamás te lo diría. Ella esperaba que la saques del hoyo de donde vivía ¿continuamos hablando del dinero o lo tangible?    —Parece que sí. 
Recuerdas cuando una vez me  dijiste: Enrico por que no pintas mujeres que carguen un letrero al cuello que diga: —quiero que me saques de este distrito—. 

    También quiero contarte que tengo una amiga que la veo muy poco.  Ella siempre dice que me adora, me quiere muchísimo. Incluso es de la clase de chicas inexpresivas parcas, aun así ella me dice esas cosas. Por su puesto que yo también correspondo a sus palabras.
     
     Ella es un encanto,  evito verla porque sé que me puedo enamorar,   o quizás ya lo esté. Solo que no quiero aceptarlo, el punto es que ella —no puede con su vida—, triplica los problemas que yo pueda tener en mi vida. Las pocas veces que la veo siempre trato de darle la mano. 

     Luego las sensaciones de pistantrofobia siempre se asoma  una sensación  de pena enorme al despedirme de ella…  Cuando la abrazo al despedirme respiro su respiración, me enternece. Acaricio sus brazos al decirle: nos vemos pronto. Pero nunca es así.
      
     Tres días después, me la imagino en mi cama. Y una vez más las conexiones a este cuerpo se revelan de forma rotunda  para terminar en mis genitales. Pero ser consiente de estas cosas ya cambia las cosas. 
      
    Abrir los ojos ante uno mismo pone a prueba lo que eres capaz de dar... entre las circunstancias de la existencia auténtica encuentras una sonrisa amorosa desde el fondo de tu miedo.


Enrico Diaz
2020
Lima, Perú


miércoles, 22 de enero de 2020

...y como por ahí, alguien dijo: LA SOLEDAD ES EL MEJOR CALDO DE CULTIVO PARA LA,  CREACIÓN. 

lunes, 13 de enero de 2020

Hasta que alguien se atrevió a decirlo. Que interesante artículo. ¡Excelente!

(sobre las redes sociales..., el cargamontón y los enviados)

Escribe PATRICIO PRON

Nabokov ante la mayor de las oscuridades

Las sueños del autor de ‘Lolita’ constituyen espléndidos relatos pero son poco relevantes en comparación con los de sus personajes, siempre completamente lúcidos

Nabokov
Nabokov, en 1965 en el Hotel Palace de Montreux (Suiza).  CORDON PRESS
Existen decenas de maneras de irritar a los lectores, y a Henry James (que inventó algunas de ellas) se le atribuye la constatación de que “narras un sueño y pierdes un lector”. No muchos parecen estar de acuerdo, sin embargo: la literatura de los últimos 100 años cuenta con protocolos oníricos a cargo de, entre otros, Georges Perec, William S. Burroughs, Graham Greene, Franz Kafka, Theodor W. Adorno, Jack Kerouac, Carl Gustav Jung, Francisco Ferrer Lerín, Michel Leiris y Rodolfo Enrique Fogwill.
Nabokov ante la mayor de las oscuridades
Vladimir Nabokov también narró sus sueños, pero lo hizo con una voluntad experimental que lo distingue de otros autores; inspirado por los famosos “experimentos con el tiempo” de John W. Dunne, el autor de Lolita se propuso comprobar si sus sueños eran anticipatorios: es decir, si constituían “recuerdos” de acontecimientos por suceder. A lo largo de 80 días (de octubre de 1964 a enero de 1965) tomó nota de ellos y permaneció atento. Como escribe Gennady Barabtarlo, traductor al ruso de la obra de Nabokov y editor de Sueños de un insomne, “su teoría onírica está situada en algún punto entre dos posiciones contemporáneas extremas: rechaza el planteamiento de Freud (…) de que los sueños son un reflejo del propio yo que provoca acciones e imágenes inconscientes, si bien no alcanza el ámbito espiritual de la visión de Florenski, para la cual los sueños son la zona de contacto de dos mundos”. Barabtarlo habla aquí de Dunne, pero también de la manera en que Nabokov concebía la producción onírica, la suya tanto como la de sus personajes: para todos ellos, dormir fue siempre refutar las convicciones nunca suficientemente justificadas de la direccionalidad del tiempo y la unidad del sujeto.
El escritor se cuidó mucho de ser explícito sobre si la protagonista de ‘Lolita’ es realmente una víctima
Søren Kierkegaard afirmó que “la vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante”; el problema de lo que Nabokov llamó, siguiendo a Dunne, “el principio de la ‘memoria inversa” radica precisamente en ello, como el escritor ruso parece haber comprendido a poco de comenzar su experimento: sus sueños no daban cuenta de acontecimientos a producirse, sino que esos acontecimientos le recordaban a sus sueños; que soñara que comía muestras de suelos y tres días después viese en la televisión francesa un documental sobre la ciencia que los estudia (que le recordó el sueño que había tenido) no ratifica el carácter anticipatorio de su actividad onírica, sino más bien el entusiasmo y el interés con que se volcó en su proyecto, así como la enorme inventiva de los productores televisivos franceses de la época. La idea de que el tiempo sería reversible interesó a Nabokov a lo largo de toda su vida y ocupa un papel destacado en su autobiografía, al igual que en ¡Mira los arlequines!, su última novela; pero sus sueños de 1964 no sirvieron para ratificarla y el autor de Ada o el ardor acabó perdiendo el interés en todo el asunto: algunos de ellos son espléndidos relatos nabokovianos poblados por mujeres misteriosas y padres, y repletos de impedimentos; pero son poco relevantes en comparación con los de sus personajes, siempre completamente lúcidos incluso aunque se encuentren en la mayor de las oscuridades.
Nabokov ante la mayor de las oscuridades
También Humbert Humbert es asediado por sueños, que expresan una culpabilidad silenciada durante el día. Lolita es una novela acerca de la cual todos parecen tener una opinión, incluso, o en mayor medida, si no la han leído. La novela (“extraordinaria, terrorífica, insuperable”, en palabras de Paul B. Preciado) regresa a las librerías como parte de la celebración del medio siglo de existencia de la editorial española Anagrama y lo hace en la traducción de Francesc Roca y con una portada de la artista surcoreana Henn Kim; en ella, la “nínfula” se refugia en una posición fetal al tiempo que es atravesada por un objeto metálico. A pesar de ello, ¿es Lolita realmente una víctima, como su portada parece pretender que creamos? Nabokov se cuidó mucho de ser explícito al respecto, y en su narrador, como se sabe, no se puede confiar; pero parece evidente que buena parte del influjo disruptivo y provocador que su novela sigue ejerciendo en el lector se basa en una ambigüedad que la nueva edición traiciona desde su portada. ¿Vivimos en un momento en el que todo debe ser explicado y la ambigüedad tiene que ser evitada? ¿Necesitamos juzgar a los personajes de la literatura con la moralidad con la que juzgamos actos similares realizados por las personas fuera de ella y atribuir la moralidad de los personajes a su autor?
Nabokov ante la mayor de las oscuridades
Muy posiblemente Nabokov hubiese arrojado una mirada escéptica sobre estas cuestiones, al igual que sobre Un revólver para salir de noche, la nueva novela de la escritora y traductora checa Monika Zgustova, en la que ésta narra la historia de la relación de Nabokov con su esposa y colaboradora para poner de manifiesto que Vera Nabokov fue mucho más que una musa, en ocasiones en su perjuicio; lo hace correctamente, pero también con una falta de sofisticación narrativa que hace añorar la del autor de Pálido fuego: la mayor de las oscuridades es la supuesta lucidez de nuestro presente.
Sueños de un insomne. Vladimir Nabokov. Traducción de Valerie Miles y Aurelio Major. WunderKammer, 2019. 216 páginas. 18,75 euros.
Lolita. Vladimir Nabokov. Traducción de Francesc Roca. Anagrama, 2019. 392 páginas. 11,90 euros.
Un revólver para salir de noche. Monika Zgustova. Galaxia Gutenberg, 2019. 152 páginas. 16,90 euros

viernes, 10 de enero de 2020

PAÍS de los PREJUICIOS



La semana pasada leí un artículo que escribieron sobre el escritor peruano "Enrique Verástegui"  que se le adjudica  su falta de popularidad o reconocimiento cultural  por la simple razón,  que el escritor es “negro”...


Lo que pasa es que aquí estamos en un país recontra racista y eso ya sirve para victimizar a quien sea. Verástegui fue siempre conocido en el medio cultural  y comentado por muchos intelectuales.  Ahora que si  usted esperaba que a Verástegui lo invitaran a un canal de tv como si fuera una estrella de cine o salga en la portada de una revista farandulera, entonces quizás usted ve mucha tv de USA.  Que el Perú es profundamente racista eso es algo completamente indiscutible y quizás sea el más racista de todo Sudamérica.  Verastegui siempre fue conocido,  pero no era de la farándula. (tema que mucha gente confunde) Incluso fue y es considerado por muchos como si fuera Dios , y que era visto como el mejor poeta de todos los poetas, eso lo interpreto de la siguiente manera.
En el Perú casi no existen los intelectuales, y cuando aparece uno, se le puede atribuir grados trascendentales de lo que sea. Que fue poeta, bueno… era un poeta como Eguren y demás. Lo que pasa es que en el Perú todos dicen que escribe poemas, “dicen…”, en realidad casi no hay poetas (o muy pocos). La gente en el fondo se sienten muy solos y buscan un club social.  Entonces por esa regla de tres, cuando aparece un poeta de verdad y coincide que ese sujeto desea hacerse “público”, (famoso) luego lo que  ocurre es una especie de lo que yo llamo FFI (fenómeno fuerza, impacto)  por ello son muchos los que ponen las guirnaldas de coloridos y dulces aromas al vate.   Ahora decir que sea el más grande de la historia de la literatura peruana,e incluso, un iluminado eso es otro tema. Él era poeta y además  intelectual, eso es todo. Tema cerrado.  
En el mismo artículo también hacen referencia con sutiles elogios a los que radiquen en barrios populares o como dicen “barrio-fino”, en cerrito, o porque mi casita es más feita mi trabajo literario es mejorcito. Te dicen: “yo soy de la raíz del Perú” (tema totalmente discutible)  Eso no solo revela un sentimiento de "complejo" por no decir otra cosa…  
Que el contorno  social es parte de tu mente, no es descabellado ese postulado sin embargo,  cuando hablamos de "poetas de verdad", el tema es más complejo. Por eso quien anda con exceso de entusiasmo  cae en la “especulación”. Por su puesto que debajo del artículo uno puede opinar pero yo casi nunca he caído en el juego de hacer polvareda con personas de las que reconocen sentirse vivos o destacarse, o simplemente; llamar la atención Solo lo logran cuando están en conflictos con alguien.  Como dicen hacer chongo para tener pantalla. Así que invasivo no soy,  y mucho menos "seguir el juego" a los enviados o los que buscan popularidad por medio de la desvergüenza.  Por otro lado, sobre la teoría del cerrito o el “barrio fino”, ya me gustaría contactarme con unos jóvenes que escriben poemas y que radica en las casuarinas. O el señor de la planicie,  o la distinguida sra que radica en el golf de san isidro.  Se imaginan una antología y hacer una especializada elección de alto nivel literario. Incluso buscaría a un crítico para que me ayude con el tema de la selección. Si mal no recuerdo, ellos ya tienen libros publicados en el extranjero. Pero el Perú es el país de los prejuicios, yo ya sé que me responderían todos, incluido el crítico que vive en Miraflores. Jajajaja como se rasgarían las vestiduras,  algunos.  Por eso, lo más saludable en mi vida es dedicarme a avanzar mis manuscritos  al fin y al cabo los lúcidos no van por la vida  pensando de que cerrito vienes,  para juzgarte.  


Enrico Diaz



Miren estos enlacen y comprenderán la altísima aceptación por la critica cultural de su tiempo. 

(1)  https://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Ver%C3%A1stegui

(2) https://www.3i.com.pe/verastegui/indice.htm