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miércoles, 28 de marzo de 2012

Sobre la poesía para un narrador.





Los escritores de campañas publicitarias muchas veces dicen que necesitan echar mano de un libro de poesía para encontrar inspiración. Después de todo, la habilidad de expresar imágenes complejas y emociones en unas pocas líneas es lo que hace a un escritor brillante.
En realidad, la poesía puede ayudar a escritores de todas clases, tanto novelistas como escritores académicos, a mejorar su destreza. El poder tocar música para el lector a través de las palabras o evocar imágenes inolvidables es algo a lo que todos los escritores aspiran.

Lee muchos poemas

Creemos que la mejor manera de empezar a mejorar tus habilidades escribiendo es leyendo poemas, muchos poemas. La poesía tiene la ventaja de ser corta, lo que te permite probar muchos estilos diferentes. Intenta leer un par de ellos y verás que te inspiran sentimientos e imágenes distintas. Si te producen algo por dentro o dejan huella, pregúntate a ti mismo por qué, ¿qué tenía este poema que te ha afectado tanto?
Para empezar, prueba leer “El Cuervo” de Edgar Allan Poe, algún soneto de Pablo Neruda y “Hace falta estar ciego” de Rafael Alberti.

Aprende a estimular los sentidos

Los poetas dibujan pinturas con sus palabras, pero esa pintura no está limitada a las imágenes; el poeta debe estimular nuestros sentidos de la vista, olfato, oído y gusto como lo puede hacer una pintura. El poeta se convierte en una especie de cámara que produce imágenes sorprendentes y frescas que permanecen en la memoria de la retina. Esta frase, por ejemplo, ofrece una fuerte imagen. “Robles barnizados por la luz carmesí del sol.” ¿Cierto que inmediatamente viene a tu mente un bosque de robles al atardecer?
Intenta jugar con imágenes con tus propias palabras, o practica escribir algún poema para entender mejor por qué esto funciona bien y enriquece tu obra.

Aprende a usar palabras concretas

La poesía también nos enseña que es mejor usar palabras concretas en lugar de abstractas. Un ejemplo de una palabra concreta es “cálido”. Es concreta porque tú puedes sentir calor con tus sentidos, es algo real. Un término abstracto será “libertad” o “felicidad” porque no los puedes ver, ni tocar.
Usar palabras abstractas en poesía no ayuda a entrar en los sentidos del lector, de esta manera no llegan a experimentar tu idea al máximo. Por ejemplo: “ella se siente feliz”, no es tan impactante como “sus mejillas como tomates, radiaban calidez”. La imagen de tomates, tan rara como parece, permanecerá más tiempo en la memoria del lector porque es concreta.

Aprende a transformar tópicos

Cualquier estilo de escritura que se sustenta en los mismos tópicos pierde impacto. Las frases muy utilizadas son como el pan rancio, nadie quiere comérselo. Tu personaje puede estar más loco que una cabra o más aburrido que una ostra, pero estos clichés están gastados y han perdido todo su poder.
En cambio, puedes transformar los tópicos y crear los tuyos propios. Por ejemplo, haz una lista con todas las palabras que asocias con estar aburrido y crea una frase. Digamos: “Aburrido como un pediatra en un asilo”. Encontrar frases originales dará un nuevo toque a tu escritura.

Aprende a modificar lo corriente

La fuerza de la poesía recae en la habilidad del poeta de ver objetos corrientes, lugares, o ideas de una forma completamente nueva. Tú puedes ver un niño de pie en una fila con su madre, pero el poeta imaginará al niño pintando las paredes con laca de uñas y la madre en apuros intentando no enfadarse. Simplemente prueba mirar algo común y esfuérzate a verlo de otra manera. Tu escritura te lo agradecerá.
Por supuesto que la poesía te puede enseñar mucho más que esto. El mejor consejo es leer un poema al menos una vez al día e internalizar las imágenes, el ritmo, y los sentimientos. Estudia formas como la metáfora, el símil, y otras estratagemas literarias que emplean los poetas. Verás que, una vez hayas tomado contacto con la poesía, tus habilidades como escritor mejorarán.











LA SOLEDAD
SEGURA DE UN CREADOR

El mundo de la realidad de un escritor no siempre pertenece al mundo periodístico de la realidad
Jose maria Arguedas

La escena, la sensación, busca un desfogue recreándola por un medio altamente encarnado del alma sensible e inquieta, donde el creador en el medio de su éxtasis reproduce fuerzas por medio de las ideas para surgir de un silencio. Trasgrediendo a veces los principios de la sintaxis.
Sin embargo, en ese mismo escenario su soledad está presente  de una conciencia donde subdivide los criterios que desempeña. De esta forma se  caracteriza rutas de un universo con senderos laberínticos en el medio de una coexistencia evocada constantemente hacia un mundo imaginario y real a la vez. Donde pretende separar,  pero que sólo enfrenta la admonición de un nuevo escenario enmarcado del papel y cada palabra que él eligió. participa su voluntad instintiva por las transformaciones alentadas, con el sano sentimiento de que algún día eso pueda ser leído por alguien o por muchos similar a un acto de entrega.
Mézclanse en ella la gratitud devota para el menester preciado, con la adhesión sensible justa para hallar historias, incluso, historias dentro de las sombras o hasta en las rocas. En donde sólo pudo encontrar en el paisaje de lo real, para recrearlo con el verdadero sentido que solamente él cree, siente y migra.
A veces, con los altibajos emocionales y otras con el lineamiento formal de las costumbres de las que desea huir o plasmar.
Formando  un destino que gira la curva para llegar al mismo comienzo; la soledad donde empezó todo. Ese inicio hubo solidez, seguridad e incluso cierto confort.
Lo que normalmente no tiende a reconocer es que la soledad segura que en su misma condición ya provoca la historia, el escenario de un éxito al borde del fracaso.
No obstante, a veces cuando uno está en el riego del fracaso apostándolo el todo por el todo, donde el resultado puede ser una gran obra.
La suma "de todo" es un desgaste tan placentero como un orgasmo, pero no es el orgasmo de un hombre de carne, es el orgasmo de hombre espiritual. En este terreno eróticamente espiritual.  Entonces la soledad se unifica con el acto creativo y divino de su interior para crear una obra.












Enrico Diaz Bernuy