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Orígenes

Estimados lectores con placer y profundo aprecio a la literatura los invito a descubrir mi blog Café y escrituras con humo, un espacio donde la literatura respira con una libertad genuina, y donde cada cuento, relato o poema está tejido con esmero, ofreciendo mundos y personajes que buscan resonar en el alma. Es un rincón de lucidez y libertad de expresión, donde no existe censura ni rechazo, (ni de editoriales ni de fanzines) sino un llamado sincero a explorar juntos las profundidades de la imaginación y del pensamiento. Los textos son gratuitos y siempre bienvenidos a nuevos ojos, con la esperanza de que encuentren en ellos una chispa de inspiración o reflexión. ¡Los invito a tomar una pausa, servirse una buena taza de café, y sumergirse en la esencia de cada relato! , poema o artículos de mi autoría o de los escritores invitados. A continuación, dejo el índice del contenido:
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domingo, 30 de marzo de 2025

Elegía de Enrico Diaz Bernuy

 TE FUISTE HERIDO

Rayito, te fuiste herido con una enfermedad encima, como la carga de tantos odios que fueron para mí, pero tú tuviste que absorberlo todo. Siempre me protegiste de mis hermanos y de mi hermana, siempre me demostrabas que en ninguno de ellos debía confiar. Te fuiste con tu mirada ausente, gris y herida. Ya querías descansar y ya lo habías dado todo por mí.

Infinidad de veces te llamaba amigo; otras veces, te llamaba hijo. Pero cuando te leía libros sagrados o cuando rezaba a tu lado, tus suspiros lo decían todo.

Hoy siento que he fracasado frente a una de las almas más nobles, como es la tuya. Fracasé porque no pude llevarte a los lugares que deseabas. En donde yo y mis obsesiones por mis proyectos laborales u horas frente a los cuadros te dejé a un lado.

Recuerdo que, en mi obnubilado entusiasmo por hacer videos culturales, (enseñoriado), siempre estabas a mi lado, al costado de mi escritorio, en el anonimato y el silencio como algunos artistas. En medio de mi desorden, a veces salían tus suspiros que se filtraban en el video. Jamás pude definir si renegabas por lo que hacía o simplemente estabas satisfecho de mí.

Quiero creer que sabes que yo hice lo mejor que pude. El médico veterinario subte nos falló; el otro médico veterinario de la UNI Kayetan, igual. Parece que todo estaba predestinado al fracaso.

Al final, yo ya quería que te vayas, que te vayas de ese cuerpo porque te hacía sufrir demasiado. Todos me decían que debía sacrificarte, pero no pude, y fue ahí donde se reveló con mayor fuerza el sentimiento de que eras un hijito en mi vida. Un hijo al que no pude ayudar, un hijito porque no podía sacrificarte. Y a un hijo no se le puede quitar la vida.

Y ahora, luego de dos semanas, recién puedo decir estas palabras. Aún mis lágrimas te siguen buscando en mi departamento. Nuestro departamento. O como a veces te decía, tu casa.

Te fuiste la misma semana en que llegaste, en plena temporada de festividades literarias, donde la poesía cumplía honores. No sé quién habrá decidido que aparezcas en mi vida y, luego de unos años, esa misma temporada, como si de un aniversario se tratara o un ciclo, tengas que irte.

En todos estos años casi nunca te escuché ladrar. Eras una versión evolucionada. Pero también eras destructor, te ponías descontento cuando yo salía muchas horas a la calle. Parece que te preocupabas  y me reprochabas a tu manera.

Siempre te hablaba de los humanos, de nuestras debilidades y lo peligrosos que somos. Te decía: "Yo soy tu protector de estos humanos perversos". Como diría Madame Blavatsky: "Cascarones humanos", y yo le aumentaría que solo están llenos de superficialidad e intereses.

Y tú me mirabas como si me entendieras al pie de la letra. A veces te decía: "¿Y tú también me ayudarías, tú también me protegerías?".

"Y tú suspirabas con suficiente sentimiento como para demostrar que no necesitabas palabras para afirmar la conexión que teníamos."

 Corrías  como un gladiador. Aunque tus saltos eran bruscos, tenías una intensidad propia de tu raza,   (american bully) pero con el corazón de un artista. Me hiciste viajar en el tiempo y retomar el skate. Volví a ser joven y fuerte. Tú me enseñaste a retomar y a hacerme sentir como un niño,  me enseñaste de nuevo a jugar… (lágrimas).

Dábamos paseos con el skate, en donde era como mi carruaje de guerra: yo era el auriga y tú la fuerza motora. Recuerdo nuestra última carrera, cuya bajada íbamos a muchísima velocidad. Tú corrías y, de rato en rato, volteabas para saber si estaba bien.

Ah, pero te sentías feliz de que no había perdido la técnica, no había olvidado ciertas acrobacias. Yo me sentía orgulloso de ti y siempre te cuidaba mucho. Yo riéndome te decía “gallo viejo con el ala mata” y nos poníamos a jugar.

 

Al final, me demostraste que quien cuidaba a quién eras tú,  a mí.

Pues esa misma ruta de aquel paseo tuve que hacerla solo en bicicleta, para buscar farmacia a horas de la madrugada, pensando que me estabas esperando y que ahora era el momento de corresponder tanta bondad que me diste. Se me llenaban los ojos de lágrimas, pero me contenía. Qué giros da la vida: en mostrarte aquella ruta que te dio tanta alegría, ahora es una ruta llena de preocupación por tu salud.

 

Finalmente decidiste irte echado al costado de la cascada que construí, sé que te encantaba esa cascada. Tu rostro expresivo lo decía y cuando la encendía el motor para que caiga el agua, siempre estabas ahí, como si desearas meditar y disfrutar esos momentos.

Decidiste abandonar el  cuerpo al costado de la cascada que tanto te gustaba y disfrutabas.

Adiós, mi pequeño ángel de guantes blancos.

Te llevaste una parte de mi corazón, y tú tendrás corazón de poeta, ¡por  que siempre lo has tenido! Algún día nos volveremos a conocer, aun te imagino aquí a mi lado, te extraño Rayito de Dios.

 

 Enrico Diaz Bernuy

 

 

 

 

viernes, 14 de febrero de 2025

UN PENSAMIENTO IMPERMANENTE... | el culto a lo impermanente | - (sin corregir) MICRORELATO- por Enrico Diaz Bernuy

 

 


 

TRIBUNAL Y JUICIOS

EN EL HADES

 

Un microrelato que expone el fracaso de la visión

 occidental sobre el amor, o un inminente destino materialista…

Cero espiritualidad, ¡el amor no era también espiritualidad?

 

En los abismos donde el tiempo es ceniza y la esperanza se marchita como una flor  envenenada, el Tribunal de Hades se erige en su solemne y aterradora majestad. Allí, entre sombras eternas y ríos sangrientos, un juicio singular ha sido convocado: los más grandes pensadores de la historia han de definir la naturaleza del amor ante un jurado compuesto por entidades primordiales. Un lirio blanco y perfumado silencioso sse alza sobre la mesa...  "Si fallan, el concepto mismo del amor será desterrado de la existencia, despojado de los labios de los vivos y de la memoria de los muertos".

Hades, el imperturbable señor del inframundo, preside la corte junto a la Esfinge de enigmas implacables, el Minotauro de cuernos funestos y el insondable Cthulhu, cuya presencia exhala locura. Entre los asistentes, Alambarg (el primer Drácula) observa con indiferencia milenaria, mientras la Medusa, su cabellera de víboras siseantes, amenaza con transformar en piedra cualquier argumento vacío.

─Platón da el primer paso en la danza del destino. Su voz resuena como un eco en la caverna del tiempo: “El amor es la sed de lo eterno, la sombra de la Belleza primigenia que anida en las almas. En mi ‘Banquete’, escribí que lo terrenal es solo un pálido reflejo de lo divino.”

Almabarg ríe con una mueca de ultratumba. “¿Belleza? El amor no es más que una fiebre que nos consume, una mordida en la yugular del espíritu. Es deseo, posesión, ansia que devora y trasciende la muerte.”

─Aristóteles levanta la mano con la calma de quien mide el mundo: “Platón persigue sombras. Platón es un idealista!! El amor no es un ideal etéreo, sino una inclinación natural hacia el otro, un lazo forjado en la virtud y el reconocimiento mutuo.”

Medusa entrecierra los ojos centelleantes. “¿Y qué destino aguarda a los que aman sin ser amados? ¿Es el amor solo un privilegio de los correspondidos?”

─San Agustín suspira con gravedad monacal: “Solo en Dios hallamos el amor verdadero. Todo lo demás es pasajero, ilusorio. El amor divino es la única llama que no se apaga.”

El Minotauro resopla y golpea la piedra con su pezuña hendida. “Dios no pisa estas tierras. Aquí, el amor no es salvación, sino condena.”

─Schopenhauer contempla el juicio con el hastío de quien conoce la farsa de la existencia. “El amor es el engaño de la Voluntad, una treta cruel para perpetuar la especie. Nos esclaviza, nos hiere, nos arroja a la desesperación.”

La Esfinge sonríe, indescifrable. “Si el amor es una mentira, ¿por qué el hombre muere por él?”

─Nietzsche golpea la mesa con furia trágica. “¡El amor es la voluntad de poder! No es ternura, sino afirmación. Los débiles aman porque temen el vacío. Los fuertes trascienden el amor mezquino y crean su propio destino.”

Cthulhu emite un gemido abismal, un sonido antiguo y blasfemo que niega toda concepción humana del amor.

─Simone de Beauvoir se adelanta con el fuego de la rebeldía en los ojos. “El amor ha sido usado como un yugo. Nos han enseñado que una mujer debe ser poseída para amar. Pero el amor es libertad, no servidumbre, y la servidumbre jamás es luminosa” (el ego se impone).

La Esfinge inclina su majestuosa cabeza. “¿Puede existir el amor sin dolor?”

─Erich Fromm apoya su bastón sobre el suelo de sombras. “El amor no es sentimiento fugaz, sino arte y disciplina. No se halla, se construye.”

Alambarg ladea la cabeza, sus colmillos asomando en una sonrisa cruel. “¿Construcción? ¿Trabajo? ¿Y qué hay de la pasión? ¿Del vértigo? ¿Del deseo que consume?”

─Byung-Chul Han observa la escena con melancolía. “En la modernidad, el amor ha sido reducido a un producto de consumo. Ya no amamos, simplemente intercambiamos deseos desechables. La era digital ha sepultado el amor en el fango de la inmediatez.”

─Bahuman, el último en hablar, se alza con voz de trueno. “El amor no es humano ni divino. Es la vibración secreta que une el cosmos. Pero los hombres lo han degradado, lo han encerrado en palabras pequeñas. Han olvidado que amar es disolverse en la totalidad.”

Un silencio funesto se extiende sobre la corte. Hades se incorpora y su voz retumba como un trueno sepulcral: “Habéis hablado, y sin embargo, el amor sigue siendo un enigma insondable. No lo erradicaremos… todavía.”

Pero entonces, un murmullo primigenio recorre las columnas del juicio. Cthulhu, con un movimiento tentacular, dicta su propio veredicto en una lengua que no pertenece a la razón humana. El Minotauro, con un bramido, embiste a Aristóteles y le destroza el cráneo. La Esfinge, veloz como la muerte, desgarra la garganta de Platón. Alambarg se inclina sobre Simone de Beauvoir para flajelarla y violarla con rudeza, luego la succiona.

Uno por uno, los apóstoles del pensamiento occidental, caen.

Schopenhauer se ahoga en la amarga ironía de su propio desprecio. Nietzsche suelta una carcajada frenética antes de ser reducido a sombras. Byung-Chul Han intenta escapar, pero  Medusa lo azota con su cola para dejarlo con los huesos rotos en el suelo, luego lo mira a los ojos  y él  en un gesto eterno de pavor queda petrificado.

Hades observa la matanza con la serenidad de quien ha visto la eternidad. Suspira y susurra, más para sí que para los condenados: “El amor ha sido la mayor mentira del hombre. Ha llenado de ruinas la historia, ha sembrado dolor en cada rincón de la Tierra. Un veneno. Una ilusión.”

Y cuando el último pensador cae, el fuego del inframundo exhala su victoria. El amor es arrancado de la existencia. En las tinieblas sin fin de Hades, solo persiste el eco de un juicio sin ganadores, de un sacrificio inútil. El amor ha sido condenado a la inexistencia, y con su extinción, el planeta tierra se torna aún más frío, más pandemias, y, aún más vacío.


Enrico Diaz Bernuy

 


domingo, 19 de enero de 2025

Proemio e Índice

Café y escrituras con humo nace bajo la inspiración de una de las leyes más profundas que rigen nuestra realidad material: la ley de la impermanencia. Si existe un símbolo que encarna con mayor pureza este principio, es el humo. Vaporoso y fugaz, el humo se disuelve en el aire, danzando con lo invisible y convirtiéndose en una expresión sublime de lo transitorio.

Sin embargo, frente a esta volatilidad, surge algo que, de manera paradójica, desafía el olvido: la escritura. A través de las palabras, somos capaces de cristalizar ideas que atraviesan el tiempo, dejando una huella indeleble tanto en la memoria propia como en la colectiva.

El café, por otro lado, representa para mí la lucidez en su estado simbólico. Es el elixir que aviva los sentidos y nos invita a un despertar consciente, permitiéndonos observar con mayor nitidez los matices de lo que nos rodea. Por esta razón, Café y escrituras con humo se erige como el título perfecto para un espacio digital donde mis pensamientos y creaciones literarias fluyen libres, lejos de las cadenas de la censura.

Así, la “libertad creativa” se convierte en algo fundamental para hacer mi propio camino, junto con un toque personal e íntimo que tiene como propósito compartir mis escritos, reflexiones de grandes autores, relatos o textos de colegas. A veces, también encuentro la oportunidad para redactar reseñas literarias y críticas.

De esta forma, quedan invitados a revisar cada uno de mis poemas, cuentos o relatos. Referente al género poético he preferido en varias ocasiones compartirlo mediante el formato de video en donde leo cada uno de mis versos, incluso hasta con fondos musicales o efectos visuales.

Por lo tanto, estimados lectores y amantes de las palabras, con placer y profundo aprecio los invito a descubrir mi blog Café y escrituras con humo, un espacio donde la literatura respira libre y genuina, y donde cada cuento y reflexión está tejido con esmero, ofreciendo mundos y personajes que buscan resonar en el alma.

Es un rincón de lucidez y libertad de expresión, donde no existe censura ni rechazo, sino un llamado sincero a explorar juntos las profundidades de la imaginación y del pensamiento. Los textos son gratuitos y siempre bienvenidos a nuevos ojos, con la esperanza de que encuentren en ellos una chispa de inspiración o reflexión.

¡Los invito a tomar una pausa, servirse una buena taza de café, y sumergirse en la esencia de cada relato! ,  poema o artículos.

A continuación, dejo el índice del contenido:

 

 

POESÍA

 

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2019/11/poema-numen-de-enrico-diaz.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2022/03/poesia-video-enrico-diaz-bernuy-dos.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2014/11/poesia-puzle-creada-por-enrico-diaz_2.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2014/10/poesia-puzle-para-armar-o-desarmar.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2024/12/poema-la-tormenta-oculta-leido-por-la.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2022/03/poesia-video-enrico-diaz-bernuy-dos.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2024/12/dardos-un-sueno-enrico-diaz-bernuy.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2024/12/poema-para-olvidarlo-todo-en-su-propia.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2024/06/relato-el-legado-interior-autor-enrico.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2023/06/un-poema-de-enrico-diaz-bernuy.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2022/10/los-poemas-rio-de-cordoba-y-edad-por-su.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2022/06/30-de-junio-de-2022-poema-de-enrico.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2022/02/gamer-letrados-post-pandemia-poesia-dos.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2021/10/libro-mixta-oscuridad-de-enrico-diaz.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2021/09/poema-inedito-de-enrico-diaz-bernuy.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2021/09/quien-no-da-al-poema-la-fuerza-de.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2021/08/por-enrico-diaz-bernuy-despedida-el-mar.html

 

PROSA

 

 

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2025/01/relato-de-enrico-diaz-bernuy-el-tarot.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2020/03/relato-breve-de-enrico-diaz.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2020/02/resena-literaria.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2019/11/video-poema-enrico-diaz-2019.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2019/09/lectura-de-un-poema-en-la-radio-arinfo.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2018/09/relato-breve-de-enrico-diaz-bernuy.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2018/08/martha-el-ocaso-de-una-ninfomana.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2018/07/melodia-verso-y-pincel.html

https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2018/06/un-poema-del-libro-mixta-oscuridad.html

 https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2023/09/subtecaviar-relato-de-enrico-diaz.html

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https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2024/07/relato-breve-de-enrico-diaz-bernuy-2024.html

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ARTÍCULOS


https://cafeyescriturasconhumo.blogspot.com/2018/05/hemos-perdido-el-arte-de-las-relaciones.html

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martes, 12 de noviembre de 2024

miércoles, 23 de octubre de 2024

Relato breve de Enrico Diaz Bernuy. ------ El confort de los cínicos (y su soledad) ----- 2024

 El confort de los cínicos

(y su soledad)


 

Vaimsanya nairghrnye na sapeksatvat tatha hi darsayati

El Señor ni odia ni quiere a nadie, aunque parezca que lo hiciera…

Página 279 Bhagavad Gita

 

 

El reloj en su pared, que solía caminar al compás del tiempo, parecía detenido en una suerte de suspensión agónica, como si las manecillas hubieran decidido renunciar a la marcha del día. Las hojas del árbol frente a su ventana se balanceaban, aunque no soplaba el viento, y los colores de su habitación parecían desdibujarse en una paleta de ocres o sombras.

El día, que había comenzado con promesas de claridad, ahora se desmoronaba en fragmentos de una realidad difusa, donde nada era fijo y todo parecía danzar en una sutil ironía. El reloj en su pared era la muestra tangible del acechador, y su espíritu parasitado por los senderos del hastío siempre tenía el mismo fin: recordar al acechador.

Una condición confundida de su existencia circunstancial y deleznable, tal como uno pueda oler el aroma de una flor y pretender que lo que posee es una flor, y así, uno volcado en un ser “fiduciario”, ilusamente poseedor de las cosas que lo rodean y que, de alguna forma, sirven de vehículo para autoidentificarse. En otras palabras, lo que está en las páginas 276 y 278 del Bhagavad Gita: todo apunta a la máxima de que la raíz de todos los males, la autoidentificación, es el tronco de las fuerzas de estas condiciones materiales…

La marcha en contra de la tala indiscriminada de árboles debía comenzar en unas horas. Podía sentir el murmullo lejano de los idealistas preparando pancartas, arengas, gritos de esperanza que, como el eco de una ilusión desgastada, llegaban hasta su mente, pero no a su corazón. Camilo quería ir, o al menos quería querer ir, pero algo lo retenía, lo envolvía en una especie de letargo melancólico. El mundo le parecía un teatro donde los actores repetían diálogos que ya no tenían sentido.

Aún podía escuchar la voz de su padre, esa presencia autoritaria que dictaba su vida desde algún rincón de su memoria. “No vayas a esas payasadas,” le había dicho esa misma mañana, su rostro rígido como una estatua romana. “Esos eventos son para gente que no tiene otra cosa que hacer. Aquí se trabaja, no se juega a salvar el mundo.”

Las palabras resonaban en su mente como una sentencia inevitable, una prohibición que iba más allá de la marcha. Su padre no le prohibía solo ir a ese evento; le prohibía soñar, le prohibía ser idealista, le prohibía cometer errores.


 Y, ¿acaso no era ese el mayor de los cínicos? Aquel que mata los sueños antes de que estos se atrevan a nacer.

Camilo había leído mucho sobre el cinismo. A lo largo de su juventud, había devorado libros de filosofía, en busca de algo que pudiera darle sentido a su existencia, algo que explicara esa voz en su interior que le decía que el mundo estaba podrido. En su búsqueda, se había topado con la obra de Peter Sloterdijk, quien describía el cinismo moderno como un fenómeno que va más allá del simple escepticismo.

Sloterdijk afirmaba que el cinismo moderno era un cinismo de la razón, una conciencia lúcida de la contradicción en la que vivimos, una especie de doble vida. Sabemos que las instituciones, los sistemas y los valores que nos rodean están corrompidos, pero seguimos participando en ellos porque no conocemos otra manera de vivir. El cinismo de su padre, pensaba Camilo, no era una simple negación de los ideales, sino una aceptación resignada de que las cosas no cambiarían.

“En su análisis, Sloterdijk también apunta a cómo este cinismo y desencanto han sido absorbidos y reutilizados por el capitalismo tardío. El sistema capitalista, lejos de ser derrocado por la crítica racional, ha aprendido a integrar la ironía y el desencanto como parte de su funcionamiento. La publicidad, la política y la cultura de masas han sabido apropiarse de este cinismo, ofreciendo productos y mensajes que reconocen su propia falsedad, pero que aun así resultan consumidos con avidez."

Este proceso ha llevado a lo que el filósofo llama un “consumo cínico”, donde el consumidor sabe que los productos que compra están cargados de insignificancias o falsas promesas y una mercantilización vacía de significado, pero sigue adquiriéndolos por el placer inmediato o por falta de alternativas. Este tipo de cinismo, en lugar de socavar el sistema, lo refuerza, ya que permite que el consumidor critique y participe en el sistema sin sentir culpa ni responsabilidad ni remordimiento. El confort de saberse adaptar llevado a niveles mas altos que el propio cinismo.

Camilo, a sus 21 años, sentía que la cuerda entre él y su progenitor nunca se cortaba del todo. A veces, en medio de la noche, se preguntaba si su padre no era simplemente el eco de su propio desencanto, la voz de esa parte de sí mismo que ya no creía en nada. Porque, después de todo, ¿en qué podía creer? Las máquinas seguían cortando árboles, la naturaleza seguía muriendo, y cada pequeña marcha parecía un grano de arena arrojado al océano inmenso de la indiferencia global. ¿Era él tan ingenuo como para pensar que gritar en las calles cambiaría algo? Su padre lo había criado para no tener ilusiones, y con el tiempo, Camilo había aprendido a convivir con esa verdad amarga.

Laura, sin embargo, era un faro de ilusiones, o al menos lo parecía. La conoció en una manifestación ambientalista hacía un año, y desde entonces, había quedado atrapado en su voz apasionada, en sus ideas que parecían flotar sobre el aire como el humo de un incienso espiritual cuyo aparente destino era crear hermosos laberintos que se plasman en los confines del universo. Un universo al que Camilo no tenía acceso.

Pero algo en la relación con Laura comenzó a desmoronarse cuando empezó a observar la contradicción inherente en ella. Camilo se encontraba en una especie de paradoja, un sentimiento que Zygmunt Bauman, el sociólogo y filósofo polaco, describió como la esencia de la modernidad líquida.

Bauman planteaba que la modernidad líquida era una época de incertidumbre constante, de relaciones frágiles, de compromisos efímeros. Nada parecía sólido ni duradero en este mundo, todo se disolvía como el humo de un sigarro. Las relaciones, las identidades, los valores… todo se volvía líquido, maleable, desechable y sobre todo, sustituible. Y Camilo, atrapado entre su desencanto y el idealismo de Laura, se veía envuelto en esta modernidad líquida donde nada era estable, donde incluso sus convicciones más profundas comenzaban a resquebrajarse.

Laura no solo hablaba de libertad, sino que parecía personificarla. Tenía el aura de quien no pertenece a este mundo, de quien se ha liberado de las ataduras de la realidad cotidiana. Libertaria por convicción, siempre defendía la autonomía radical del individuo, la resistencia a todo lo que oprimiera el espíritu. Su cabello estaba pintado de colores que no existen en la naturaleza, como si aspirara pertenecer a otro planeta. Aspiraciones.

Pero, en un giro irónico que no escapaba a la mirada crítica de Camilo, esa libertad estaba sostenida por una cuenta bancaria que a pesar que si tenía límites, pero ella se las arreglaba para que cubran sus necesidades. Laura vivía rodeada de un confort que solo los despreocupados pueden permitirse, financiada por un ex marido y un amigo con derechos (intereses) y apoyo familiar.

Aun así, Camilo la amaba, o al menos amaba la idea de lo que ella representaba. Su relación había sido, hasta hace poco, un refugio donde ambos podían soñar con un mundo distinto. Sin embargo, las tensiones habían comenzado a florecer como las flores que surgen en los pantanos (en la oscuridad) entre ellos. Laura le había propuesto convivir juntos, en un espacio donde, decía, podrían crear un microcosmos libre de las hipocresías del mundo exterior. A Camilo, al principio, la idea le había parecido un bálsamo contra la realidad opresiva que lo rodeaba. Pero el tiempo, y las pequeñas decisiones cotidianas, comenzaron a mostrarle otra cara de esa utopía.

Uno de esos detalles, aparentemente insignificantes, había sido la decisión de Laura de comprar un gato. “Me encantan los gatos”, había dicho con una sonrisa que a él le resultaba cada vez más distante. Para ella, el gato representaba libertad, un compañero de vida en esa casa que planeaban compartir. Para Camilo, el gato representaba indiferencia. Además, él era alérgico, y ella lo sabía. Esa omisión no fue un accidente, sino una señal más de algo más profundo que él comenzaba a notar: la libertad de Laura era una libertad que no contemplaba concesiones, una libertad de sueños que no conocía alergias ni realidades incómodas.

Probablemente ella necesitaba un gato debido a su desproporcionado ego, muchos saben que el gato tiene grandes habilidades para mostrar la indiferencia y para alguien que “rebuzne o despotrique” , en ego a raudales, un gato, sin duda, lo hace aterrizar. Te estabiliza.

Bauman hablaba de cómo, en la modernidad líquida, las relaciones también eran líquidas: fluidas, cambiantes, sujetas a las exigencias de la individualidad radical. En esa modernidad, amar se volvía un acto difícil, un equilibrio precario entre la necesidad de cercanía y el miedo a perder la autonomía. Camilo veía ahora esa teoría reflejada en su vida diaria: Laura no buscaba compromisos, solo la ilusión de libertad, incluso a expensas de quienes amaba.

“Somos libres”, solía decirle ella. “No tenemos que atarnos a nada ni a nadie. Podemos ser lo que queramos, cuando queramos.” Pero esa libertad le parecía a él cada vez más vacía, una máscara que ocultaba una profunda soledad. ¿Cómo podía ser libre alguien que no estaba dispuesto a construir nada duradero? La libertad de Laura, pensaba él, era una libertad líquida, inasible, que se evaporaba como el humo de su cigarro en cuanto intentabas sostenerla entre las manos.


El gato fue solo el comienzo. Las decisiones de Laura, siempre unilaterales, se acumulaban en pequeños gestos que erosionaban su relación. Para ella, la idea de compartir un espacio común significaba, en realidad, imponer su propia visión del mundo. Camilo, que había creído en una relación de iguales, empezaba a darse cuenta de que su voz no tenía el peso que creía. Los ideales de Laura eran sólidos en teoría, pero líquidos en la práctica. Se movían y cambiaban según su conveniencia, y cualquier oposición era vista como una traición a su libertad.

Sloterdijk había advertido sobre esto, de una manera diferente. Su concepto del cínico esclarecido describía perfectamente la actitud de Laura. Ella no era ajena a las contradicciones en las que vivía, las aceptaba con una sonrisa irónica y seguía adelante. No se engañaba, pero tampoco hacía nada por cambiar las cosas. El cinismo esclarecido, pensaba Camilo, era la defensa perfecta contra el dolor de enfrentarse a la realidad.

En la soledad de su habitación, Camilo miraba su reflejo en el espejo, preguntándose qué quedaba de él. Había luchado por ideales que ahora le parecían lejanos, y el amor que creía tener también se desvanecía en la distancia emocional. Quizás, pensó, él también era parte de esa modernidad líquida de la que tanto se negaba a pertenecer.


Enrico Diaz Bernuy


miércoles, 18 de septiembre de 2024

Un cuento sobre el ENDOESQUELETO T800. | Cuento de Enrico Diaz Bernuy | 2024

Un cuento sobre el  ENDOESQUELETO

T800

La ciudad se adormecía bajo el manto del atardecer, como una vela que pierde su llama, al roce del aire, el aire que carga nuestros recuerdos, en una ciudad teñida grisáceamente de una habitualidad por lo superficial, la gente falsa, el rose de los interesados. Y en aquella tarde de Lima con su habitual melancolía gris, esa que tiñe las calles de la ciudad, con una especie de nostalgia por cosas que todos soñábamos pero que nadie vivía. La ciudad se adormecía y estábamos adormecidos, sedados… 

Nadie vivía la honestidad,  ni afectos sinceros, hasta que un día;  tres hombres, desconocidos entre sí hasta ese día, se encontraron bajo el mismo techo, en la inauguración de una galería en el centro del distrito de Miraflores.

Eran diferentes en muchos aspectos, pero compartían un vínculo invisible, tejido por el arte, (cierto arte), “el coleccionismo”, y el deseo de poseer algo más que simples objetos: querían poseer fragmentos de historia, (el anhelo).

Lucio estaba allí por puro azar. Mientras caminaba por el centro buscando un lugar donde refugiarse de la llovizna, se topó con la galería. En el escaparate brillaba la última colección de figuras de edición limitada, detalladas hasta la perfección, juguetes que parecían salidos de una película de ciencia ficción, pero que estaban hechos para ser apreciados como Arte.

Él no dudó en entrar porque se sintió identificado porque aquellos artículos para él eran algo familiar. El arte en términos de “algo familiar” creo que esa sensación,  ya era una “revolución”.

Cabe señalar que el Pop Art, movimiento que irrumpió en el arte contemporáneo con su vibrante uso del color y su desdén por las jerarquías tradicionales de lo estético, ha dejado una impronta indeleble en la cultura moderna, especialmente en la industria de los juguetes de colección. Juguetes como los "Hot Toys", NECA, entre otros… con sus detalles cromados y colores encendidos, representan la evolución de esta estética popular hacia una forma de arte poco accesible pero coleccionable. Hoy en día, así como en el pasado se coleccionaban esculturas y pinturas, adultos y jóvenes encuentran en estos objetos una vía de inversión y entretenimiento, de lo que probablemente sea así, reafirmar el legado cultural del Pop Art en una era digital y cada vez, más digital.

Sin embargo, en esta era en donde los cuadros o las esculturas ya no tienen el mismo miramiento que antes, ese espacio es ocupado por otra clase de coleccionismo u otra clase de inversión…

Joaquín, por otro lado, lo había planeado desde hacía meses. Había oído hablar de la exposición, y estaba seguro de que allí, encontraría la pieza que añadiría a su ya considerable colección. Para él, coleccionar no era solo un pasatiempo, era una inversión calculada. Cada figura que compraba aumentaba de valor con el tiempo, y él, como un experto en el mercado de este nuevo camino del arte, sabía cuándo y dónde hacer la oferta perfecta.

Finalmente, estaba Álvaro, el más joven de los tres. Su conexión con el arte y el coleccionismo había comenzado como un escape. De niño, había sido fascinado por las figuras de acción que veía en las tiendas de San Isidro. Ahora, de adulto, sus intereses habían evolucionado hacia las piezas de alta gama. No lo hacía por el dinero, sino por la pura satisfacción de poseer objetos que, para él, representaban pequeñas cápsulas de perfección, pequeñas muestras materializadas sobre el recuerdo, seguramente le traían buenos recuerdos sobre su niñez, una niñez que él quería tener presente.

El destino los había reunido en ese espacio, y aunque ninguno lo sabía aún, el azar jugaría su papel de formas imprevisibles.  Una vez dentro de la galería, Lucio se sorprendió al ver que no era el único fascinado por las figuras expuestas. A su lado, dos hombres parecían estudiar cada pieza con minuciosidad. El ambiente estaba impregnado de una calma tensa, como si cada uno de ellos estuviera evaluando las piezas no solo por su valor estético, sino por su potencial como inversión.

"Es una belleza, ¿no lo crees?", dijo Joaquín, acercándose a una figura cromada, inspirada en un clásico del cine. Terminator T800. Era el tipo de juguete de colección que, en otro tiempo, habría sido objeto de deseo infantil, pero ahora estaba reservado para adultos con conocimientos del mercado, vientres voluminosos y especialmente; de bolsillos generosos. "Estas piezas solo se aprecian con el tiempo."

De lo que ahorita me trae recuerdos en vincular al Pop Art, nacido a mediados del siglo XX, fue mucho más que una corriente artística pasajera. Fue una revolución estética que desdibujó las fronteras entre el arte culto y la cultura popular, alzando a la categoría de obras maestras imágenes y objetos cotidianos. Este movimiento, liderado por figuras como Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Claes Oldenburg entre otros… transformó la percepción de lo que podía considerarse arte.

En lugar de exaltar lo sublime, el Pop Art abrazó lo frívolo,  desde las latas de sopa Campbell hasta los cómics, reflejando el espíritu consumista y la estética visual del momento y su respectivo “culto por vivir el instante”, “la cultura de lo efímero”… Sin embargo, esa propuesta triunfó (así va nuestra humanidad).

Hoy, en un mundo donde el arte se consume de formas cada vez más diversas, la herencia del Pop Art es visible en industrias que trascienden lo tradicionalmente considerado artístico. Una de ellas es la industria de los juguetes de colección, particularmente aquellos de alto valor, como los "Hot Toys", Neca, entre otras… Estas figuras, detalladas al extremo, reflejan el estilo vibrante y cromático del Pop Art, acercando el arte a las masas de una manera que resuena profundamente con las sensibilidades contemporáneas.

Donde muchas veces lo que prima es la  inversión y aprecio estético, evocando los mismos principios que guiaron al Pop Art en su momento de auge. Sin duda, aunque no siempre se trata del valor monetario, a veces es solo la perfección de la obra lo que importa", —respondió Álvaro—, sin despegar la vista de una figura de un superhéroe en pleno vuelo, cuyas tonalidades artificiales  evocaban los colores audaces del Pop Art. "Este tipo de coleccionables, por mucho que valgan, para mí son pequeñas joyas de nostalgia." —Sostuvo con determinación—, pero todos sabíamos que siempre había cierto intereses monetario, como si una parte de la niñez se hubiera desvirtuado. Sin embargo, aun persistía un tono de niñez y eso debía rescatarse.

Lucio, que hasta entonces había permanecido en silencio, se acercó a la conversación. "Para algunos será nostalgia, para otros,  “Arte”, pero en el fondo, todos estamos aquí porque sabemos que el valor de estas piezas solo crece con el tiempo. Es un mercado que se parece mucho al del arte, donde cada obra se convierte en una inversión." Es como si el mundo se hubiera puesto de acuerdo; para desplazar a los escultores de antaño , y así,  para dar paso a las reproducciones con el término “escala”. Las reproducciones de edición limitada, numeradas,  y hasta a veces firmadas como si se tratara de una verdadera micro escultura de colorinche y de impecables trazos. 

Donde se reproducían incluso hasta los poros de la piel. Muñecos de treinta centímetros de altura cuyo costo es de mil trescientos  dólares, por unidad. Por su puesto que con ese precio, cada uno de esos artículos vienen numerados y con documentos, casi como si se tratara de una obra de arte, o quizás estamos frente a las nuevas obras de arte… (¿?)

La conversación fluía de manera natural, y entre palabras compartidas, los tres hombres comenzaron a hablar de sus propias colecciones. Lucio tenía una modesta selección de figuras de acción antiguas, piezas de una infancia que nunca se había permitido olvidar. Tendrá sus motivos, seguramente llenos de gratitud…

Joaquín, se dedicaba a vender piezas similares (era comerciante) y por su parte, era un veterano en el mundo de las subastas de arte y coleccionables especialmente de carritos batimoviles.

Álvaro, el arquitecto y aunque joven, había dedicado años a reunir una colección de alta gama, con ediciones limitadas que eran la envidia de cualquier amante de los Transformers Prime y vínculos con la Cultura Geek.

Y dada su afición tan marcada terminó estudiando diseño gráfico para terminar especializándose en las impresiones en 3d.  Él era un enterado en el tema, eso es seguro. El azar los había juntado, pero pronto el interés por las mis piezas iba a separarlos. Tampoco puedo olvidar el olor del plástico flamante, mezclado con el de las alfombras y ese particular champo que le ponen… construía en sí un perfume atrayente. En aquel ambiente lleno de cristales como si se tratara de pequeños altares, que solo te invitaban al silencio, y  a contemplar. Y eso, de estar callado te invitaba en detener el dialogo interno, eso es una buena señal.

El evento continuaba, y en la sala principal, una pieza especial se destacaba entre las demás: una figura única de un personaje icónico, el T800 (¡!),  (endoesqueleto hiperrealista).  Con detalles cromados que recordaban las tonalidades estridentes y brillantes del pop art de Warhol. Era una pieza única, la joya de la exposición, y los tres lo sabían. Era el viejo lanzamiento en los años 2023 y 2024 que fue comercializado fascículo a fascículo prácticamente en todo Sudamérica, hoy completamente descatalogado.

"Esta es la clase de figura que no solo apreciará en valor, sino que será recordada como un hito en el mundo del coleccionismo", —comentó Joaquín—, casi para sí mismo, aunque Lucio y Álvaro lo escuchaban atentamente.

"Sería un honor tenerla en mi colección", —dijo Álvaro—, con una sonrisa algo temerosa, como si ya presintiera que esa pieza estaba fuera de su alcance. De lo cual, le trajo ciertos recuerdos de su infancia en la que anhelaba ciertos juguetes y no los obtenía.  Él sentía que la vida le hacía vivir, de nuevo, como si fuera un bucle en donde, el elemento neutro, de su condición matemática lo hacía radicar en un limbo.

Lucio observó el intercambio con una  sonrisa de poca soltura, tímida o llena de dudas. Sabía que esa pieza, era el tipo de inversión, que cualquier coleccionista serio,  desearía. Él también la quería, pero entendía que el verdadero juego no estaba solo en desearla, sino en poseer el poder económico y la estrategia para obtenerla. Era un tema de estrategia.

La contemplación por esta clase de artículos era un motivo para dar pausa a burlarse de los demás, un alto a la hipocresía y a los interesados. Su afición silenciosa por esas pequeñas esculturas plásticas en ediciones numeradas eran un motivo para el silencio y estar sentado, eso era bastante… Y esta clase de cosas, a veces en tiempos de pandemia o tiempos de soledad, estas aficiones son de ayuda.

Cuando la subasta informal comenzó, el ambiente en la sala se tensó. Primero, fueron las ofertas moderadas, pequeñas sumas que parecían más actos de cortesía que verdaderas propuestas. Sin embargo, la tensión creció rápidamente cuando Joaquín, con la seguridad de un experto, hizo una oferta considerable.

Y si se trata de consideraciones, tenemos que recordar que el pop art surge en un contexto en donde  los medios de comunicación masivos comenzaban a dominar el imaginario colectivo. La estética de este movimiento se basaba en una reinterpretación de los elementos más comunes y banales de la vida cotidiana, como la publicidad, los productos de consumo masivo (enlatados entre otros) y por su puesto; las celebridades.

Andy Warhol, una de sus figuras más representativas, sintetizó esta idea cuando dijo: “Todo el mundo debería ser famoso por 15 minutos”. Esta afirmación encapsula el sentido de transitoriedad y superficialidad que caracterizó al Pop Art, pero también su poder para convertir lo efímero en algo duradero e icónico.

El uso de colores ensendidos y técnicas como la serigrafía fue un recurso fundamental en la creación de estas obras, otorgando a imágenes comunes un estatus de arte elevado. Colores encendidos y composiciones repetitivas no solo rompían con las normas del arte convencional, sino que también hacían un guiño a la sociedad de consumo en la que el arte estaba inmerso. 

De esta forma, el Pop Art "democratizó" el arte, haciendo que lo que antes se consideraba exclusivo del ámbito "cultural elevado" y aunque fuera poco accesible económicamente, pero comprensible en el campo intelectual para las masas, eso hay que reconocerlo. Sin embargo, ahora entre las ediciones limitadas o los coleccionables,  incluso hasta por fascículos, es como si ocurriera un fenómeno similar...

Sin duda, el mercado del nuevo arte haba dado un giro. Veo que la democratización económica duro cierto tiempo nomas… 

—"Diez mil soles", anunció con voz firme. —Fue su sentencia—. 

Álvaro y Lucio intercambiaron miradas. Era una suma alta, pero no fuera de lo común en este tipo de piezas. Álvaro, con determinación, elevó la oferta. 

—"Quince mil", dijo, aunque su tono dejaba entrever que estaba empezando a cruzar un límite incómodo. Lucio, que hasta ahora había permanecido en silencio, dio un paso adelante. "Veinte mil." La sala quedó en silencio por un momento. Joaquín frunció el ceño. Había subestimado a sus compañeros de galería, pero no iba a dejarse vencer tan fácilmente. "Treinta mil", replicó con una seguridad que casi desafiaba a los otros dos.  

El rostro de Álvaro palideció. Sabía que no podía seguir subiendo la apuesta sin arriesgar su estabilidad financiera. Para él, esta era más que una batalla por una figura, era un desafío personal.

Sentía que debía demostrar algo, pero la lógica comenzaba a imponerse. Lucio, en cambio, estaba calculando cada movimiento. Sabía que la pieza tenía un valor simbólico, pero también sabía que su estrategia no podía basarse solo en la pasión. Dejó que la tensión aumentara y decidió retirarse en el momento justo, no sin antes lanzar una última mirada a sus contrincantes. 

Era el momento de demostrar su valía como hombre frente a la actitud a cuando uno no tiene nada, o su humildad cuando uno lo tiene todo. En esos instantes él no tenía lo suficiente.


—"Me retiro", dijo con serenidad, aunque sus ojos seguían fijos en la figura como si ya la hubiera poseído en su mente. O como si se estuviera haciéndose una promesa silenciosa y secreta, hacia él mismo.

 Joaquín sonrió triunfante. La pieza sería suya, y aunque el precio había sido alto, sabía que esa inversión se recuperaría con creces en el futuro.

Álvaro, aunque decepcionado, se consoló pensando que habría otras oportunidades…, otros momentos en los que podría demostrar su valía como coleccionista, porque en ese camino, el recorrido es de toda “una vida”. Apenas comprendía que la paciencia era la primera lección de ser un verdadero coleccionista.

 Enrico Diaz Bernuy