Al
ausentarme en Facebook (cuenta desactivada) inmediatamente surgieron
los siguientes mensajes a mi teléfono móvil
Hola
Enrico, estas bien?
Enrico,
todo bien
Como
estas Enrico…
Cómo
estas Enrico?
Olaaa
man …
Oye
, estas huyendo de alguien!!!
Aja,
que habrás hecho!
Enrico,
te sientes bien?
Como
estas Enrico?
Que
pasó, no te veo en Facebook, xd!
Eheeyy
, amix
Ermitaño,
mmmm!
Y es
ahí donde me dejó pensando sobre el grado de importancia que para algunos es, y
tal sistema a logrado absorber como una parte del espacio vital de las personas
por lo que no me excluyo.
Facebook es básicamente una plataforma catalogada por su
mismo autor como una “red social” en donde se exhiben videos, avisos publicitarios
conversaciones publicas o privadas on line y es totalmente gratis. Pero
básicamente es una plataforma “de lectura” en donde uno termina dedicando horas
a leer textos cuyos temas no necesariamente pertenecen a donde en verdad
deberíamos poner tu atención. Por otro
lado, el lenguaje o vocabulario solo uno sabe qué clase de incrementos pueda
aportar a uno.
Para mí, al principio Facebook significó como una especie de presentación
sobre el perfil laboral o profesional e incluso de caracteres de las personas
que reflejaban de alguna manera un rasgo sobre su personalidad. Ello conduce a
evaluar una posible empatía que uno pueda tener con tal o cual fulano. En especial
el tema laboral o artístico, en donde a veces los escritores o pintores
terminan buscándose para compartir ratos de bohemia o para aludir a constructos
de alguna posible amistad. Pero lo real
es que esta red social está suplantando al teléfono. Por ende, se ha convertido en una herramienta muy poderosa,
no solo para conversar fluidamente con alguien que posiblemente jamás vayas a
ver en tu vida. Sino que hace desviar tu atención mediante un sinnúmero de
estímulos. En lo que tanta comunicación te puede conducir a estar enganchado a
tal o cual comentario que te etiqueten. Eso definitivamente te desvía de lo que
en verdad deberías estar enfocado.
Lo real en mi experiencia personal es que al día dispongo de
pocas horas para la lectura. Así que en
ese sentido, estar enlazado virtualmente con Facebook solo me invitaba a leer
la sarta de opinólogos, críticos, o fiscales de la moral que al final solo
terminan con los mismos y aburridos alardes de tal o cual postura. En resumen,
para mi Facebook ha servido para desviar mi atención a intereses que no me
conciernen.
Sin embargo, no puedo dejar de lado que muchas convocatorias se difunden en dicha
red social. Fue así el caso que tuve la oportunidad de participar en una antología
de narrativa contemporánea por la Universidad de Poiters en Francia. O una antología
de poesía en la universidad Ricardo Palma. También obtuve la primera mención de
honor en un concurso internacional de poesía en Argentina. En estos momentos tengo un cuadro que integra
una muestra en el Museo de arte contemporáneo en San Luis de Potosí, México. Y
estos certámenes o concursos no fueron por el periódico ni mucho menos por la
radio. Sino por el Facebook, claro, hay que evaluar que tengas contactos en Facebook
vinculados hacia dónde quieres llegar. Depurar, es fundamental en esta red
social, ojo con ese detalle; DEPURAR.
Sé que el objetivo de Facebook es que uno termine en el anclaje
de intereses comerciales. Motivo por el cual, a uno lo tienen perfectamente
estudiado e incluso por las conversaciones in box. Sobre ello ya está documentado que toda esa
información pública o privada esta archivada y constantemente comercializada hacia
los gobiernos, e incluso también a empresas privadas.
Por
otro lado, Facebook es de alguna manera como un termómetro y de forma evidente
exhibe con crudeza a una sociedad profundamente enferma. Ello a
mi modo de ver es basado en donde exhibir lo que uno tiene es un gran motivo. Como si la carencia real es que uno posea un profundo deseo por ser aceptado por alguna persona o alguna
comunidad. Alardear hasta con lo más
insignificante. Cómo podríamos llamarle: “¿la generación de la exhibición?”
Claro
que hay la salvedad de usar el Facebook para motivos empresariales.
No
hace falta ser un experto en psicología para comprender los grandes males que
afectan a una convivencia sana con los semejantes.
“Dime
de lo que alardeas y te diré de lo careces”. No recuerdo donde oí esa frase,
pero es el momento para tenerla presente.
Lo
insustancial, artificial, opio, aburrimiento mortal, carencia de una actividad más
importante son según creo que algunos de los motivos de los que a una persona
la haga sentase frente a una pantalla de un ordenador esperando a alguien
conectado.
Pregunto, qué coño me interesa leer el post de
una persona que está viendo tal o cual película o que si está almorzando en tal
lugar. Los que saben algo de mí sé que entenderán que no tengo el ánimo de ofender
absolutamente a nadie, pero como siempre alguien se sentirá aludido o algo por
el estilo. Todas estas cosas que escribo pareciera que se las dijera a alguna persona. Por ello, quisiera aclarar que a la principal
persona que se la estoy diciendo es a mí mismo.
Por
lo tanto, si no me ven muy conectado al Facebook simplemente es porque valoro
un poco mas mi privacidad y más tiempo para leer cosas que estén con los
proyectos u objetivos que espero en mi vida. Así que cualquier cosa o proyecto
o lo que sea: una llamada a mi teléfono o un mensaje a mi teléfono creo que sería
la vía más directa. Hasta pronto.
Enrico
Diaz Bernuy
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