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jueves, 27 de octubre de 2016

SI quieres dedicarte de oficio a hacer prólogos: miente!!!

Hace unas semanas entregué un texto que  iba a servir de prólogo para una novela.  En verdad, la novela del uno al diez se llevaba un siete siendo generoso, y claro, parece que ese resultado relució en mi escrito de tres páginas y media. Lamentablemente el hecho, hirió al ego del  narrador. Para ser honesto ya quisiera que alguien le ponga un siete a mi trabajo literario. Pero cuando los egos son tan elevados, lamentablemente uno no puede satisfacer las expectativas de esos favores solicitados.  Servicios ad honorem , por el solo hecho de servir sin interés alguno.   Por lo tanto, queda demostrado que  mi especialidad no es el prologuismo.  Serìa bastante deshonesto decir que una obra es totalmente maravillosa en todos aspectos narrativos cuando no lo veo.  Lo que he hecho son reseñas o críticas favorables. Pero hacer un prólogo,  hay que tener una franela especial o estimar demasiado al autor o ver que el libro es una obra maestra.
El resultado es que te borran de su Facebook, ¡¡¡ favor que me hacen!!!!.   Moraleja: Desde el principio debes asegurar que no reventaras cuetes o darás hurras y se debe cobrar,  si es amigo, mayor motivo para que entienda que eso debe ser retribuido económicamente.  Debo reconocer que sentí que había perdido mi tiempo, pero luego revisando mi escrito (el prólogo) recordé  varios textos que estuve investigando para poder armar aquel discurso. O sea,  de aprender de hecho que aprendí un poquito más sobre crítica o análisis literario.  Esto beneficia a todos los que somos autodidactas, cuya condición siempre nos envía a revisar y auto-formarse en este camino literario. Me acordé cuando una vez conversé con una amiga, le dije: la ventaja de los autodidactas es que siempre estamos investigando. Por respeto a la enemistad de ese autor no subo el prólogo.  


Enrico Diaz Bernuy