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domingo, 17 de octubre de 2021

Por Enrico Diaz Bernuy


La salud, 

subsecuente de tus

sentimientos y claramente 

con tu obra


(una planta trepadora)

—Falso jazmín —

(Trachelospermum jasminoide)

Es una trepadora de gran belleza por su tupida vegetación verde intenso y sus flores blancas con forma de estrella, pequeñas pero muy numerosas. Además, poseen un embriagador perfume. Aunque su crecimiento es lento al principio, después se acelera (sobre todo si la riegas correctamente en verano) y puede llegar a alcanzar un tamaño considerable…
 
 *

El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta. 
F. García Lorca

 


Muchas personas han logrado entender que cuando un deseo no realizado conocido como “deseo trunco”, lo único que nos conduce es a un estado de insatisfacción latente.  Incluso hacia un cuadro de  “frustración”. Y, que ocurre con la frustración. Pues con el tiempo esa frustración que arrastras empieza a tomar papel en tu vida.  Se vuelve como un organismo latente. 

Tu rostro se convierte en eso, tus palabras toman ese giro, incluso hasta sonríes con eso. Dada la forma mencionada logra a materializarse en la vida de uno.  Vivir con frustración te hace vivir incompleto, partido, herido, o con el notorio  vacío que siempre terminas expresando, haciendo lo que sea, pero lo expresas. Y hay algunos que se dan cuenta. 

Te aseguro que no hace falta ser un pintor para percibir esas cosas. No es un tema que los demás piensen de uno.  De lo que se trata, es que uno no puede esconderse de Uno. El uno, esta en la enredadera y ella lo único  que hace es avanzar, avanzar “y avanzar”, sobre Uno.

Imagínate ver la misma planta que te estoy mencionando. Imagínatela con su aromático olor dulcete llegar a asfixiarte y crecer…, crecer mucho. No por fuera, sino por dentro de tu ser… (una enredadera en tu interior).

Pero la historia no queda ahí, lo que acabo de decir es solamente parte del inicio, (un puntito dentro de la galaxia) porque las escenas mencionadas van directamente a nuestro cuerpo. Porque él,  está enterado de todo. (Nuestro cuerpo). 

Es como si quisieras algo a espaldas de Dios, creyendo que él no sabrá lo que estás haciendo.    En el mundo ordinario el cuerpo no se desconecta de tu mente. Salvo que seas un  sujeto avanzado espiritualmente (yogi, santo,  o trasedentalista comprobado). Que un sujeto así, jamás he conocido en persona.

Pero como estamos hablando de galaxias también pongamos claro que a la galaxia a la que me refiero es: un tren. Un tren que no usa carril. Entonces una galaxia que dentro de su inmensidad existe un diminuto tren que respira, habla, saca pensamientos ajenos y propios, y día que pasa, es un día que va construyendo su propio carril.

Pero como aquí estamos hablando de gente común, es necesario aclarar que esa frustración llega a oídos de nuestra conciencia y ella también termina mal.

Entonces, nuestro cuerpo se termina enfermando, de lo que sea, pero se enferma.  Incluso hasta nuestra mente ¿Cómo?

Y aquí no estamos hablando del carril, todo se trata del tren y específicamente del conductor… 

Actualmente con todas las cosas que han estado ocurriendo gracias a la alarma sobre el virus y su respectiva directriz para toda la granja, mejor dicho para  todo el planeta, quise decir.  

La solución que todo el mundo le daba el beneplácito a todo lo que ordenaba el gobierno mundial. Perdón quise decir la OMS. Pues de lo que estoy hablado es sobre la directriz esencial de estos tiempos:  el confinamiento. El aislamiento social.

Pues ese estúpido y antihumano confinamiento enfermó la mente de muchos. Caló hasta la médula y con ello logró: stress a gran escala. E insomnio. También ansiedad o depresión, durante, y post confinamiento.

Pero no nos desviemos del tema. El eje de este artículo es acerca de la enfermedad  en “términos generales” cuyo origen, está atribuido a algún tipo de deseo no logrado.

Por medio del malestar físico (enfermedades)  o psicológico; depresiones, cuadros de estrés o ánimos para irse a una juerga infinita como dicen “hasta las últimas consecuencias”. Y ahora tú me dirás y acaso jamás has sentido ese ánimo de irse de farra hasta las últimas consecuencias.

—Claro que sí.

Recuerden que el carril del tren antes mencionado, ahora ya cruza los océanos  y las temporadas que atraviesa anquilosado en esas profundidades  siempre dejan averías, o nuevos funcionamientos…

La verdad que no conozco a alguien que no haya deseado algo así. Lo que pasa es que, es un mal generalizado.  Es parte de la normalidad (antes de la pandemia).

Es una condición inherente de esta sociedad si es que aun exista la forma de llamarla humanidad. Según  sagradas escrituras: la modalidad de la ignorancia. Estos tiempos son la cumbre de lo mencionado.

Pero entonces porque ocurre este escenario debido a la frustración, y la frustración proviene del deseo incumplido, el deseo frustrado. Entonces estamos ante dos opciones o matamos el mal de raíz y dejamos de desear lo que no podemos tener, (lo que nos frustra). Pero para ello, el individuo normalmente requiere un sustento que le permita enfrentar a aquel deseo que lo desvela. Ese acto de renuncia normalmente tiene un sustento.

Y ahí puede intervenir la espiritualidad.  Pero a ese campo casi nadie apela. Recordemos que cuando halamos sobre algo que nos frustre puede ser desde la pérdida de un ser querido a cualquier tipo de ambición vinculado con lo material o la reputación. Creerse  el run run: yo soy esto, yo soy aquello, yo valgo porque tengo tal o cual cosa. ¡Yo soy la gran cosa! Al final por pensar así terminas como una cosa, etiquetado y códigos de barras jajajajaja.

La otra opción es  volvemos trastornados para alcanzar el egoico ejercicio perpetuo de lograr el fruto del deseo (vivir por lo fruitivo).

Viviendo así en un enfoque cuyo “propósito”, puede hacerte pasar, todos los años que te quedan de vida con  el anhelado motivo “del logro,” “el logro”.

Entonces crees que se trata ¿de abandonarlo todo para vivir en paz?

De esta forma, caemos en un juego de caer en lo blanco o negro. Que no hay puntos neutrales. Pero quizás haya un error ahí. Y eso es también unos de los motivos de estas palabras  (de lo que he venido a hablarte).

Te pondré un ejemplo pero, para no hacer ejemplos con la vida de mis amigos o mis ex amigos prefiero, hablarte un poco de mi vida. Además, así será más creíble mi visión.

Hay personas que saben de mi existencia por ser restaurador de antigüedades. Pero antes de entrar en ese oficio, de mucho antes y hasta ahora me dedico a pintar cuadros. Soy artista plástico. Actividad que requiere no solo una inversión de tiempo, sino monetaria para los componentes o materiales que son necesarios para elaborar un cuadro.

Todos sabe que hay varias clases de artistas plásticos, los que hacen una obra vendible (encajó en el mercado) Por cumplir con las expectativas, por que su voz es acorde al sistema. El otro pintor es el que muy pocas veces vende sus cuadros. Es como si fuera en una senda paralela, apartado, el apestado, al que lo miran de lejos, al que no entienden su discurso o el que posee un discurso que no se adapta a sus mentes. El pórtico inescrutable.  

Siempre dije que una obra de arte es un ser vivo, imagínate que una persona real la pongas en el medio de tu sala. Sientes su personalidad, su temperamento, bueno de eso te hablo.  Una obra de arte jamás se amolda a los muebles que hay en tu casa.  De hecho, que esa obra romperá con toda la armonía. Mayormente esas obras no son vendibles.

Dada la explicación ya entenderás la clase de artista a la que pertenezco.

 Entonces retomando el tema de la frustración y los malestares de este siglo y los sentimientos  subsecuentes. Hubo un momento que me encontré  frente a  la decisión de pintar motivos comerciales , estilos comerciales , contenidos comerciales o coger mi propio camino. Mientras que el segundo camino prácticamente te puede llevar a la miseria.  

«El nuevo artista es , tiene que ser él mismo por encima de todo, ha de ser creador   y tiene que poder construir desde su soledad las bases de su obra , sin utilizar nada de lo anterior ni de lo tradicional. [sic] Shiele   Shiele »  

  En realidad cuando me encontré ante esa decisión yo ya estaba en un camino. En aquella época me dedicaba en hacer réplicas de obras famosas. Sí, como lo lees, era algo parecido a un falsificador. Solo me faltaba firmar los cuadros, que por cierto, hacer la firma es lo más fácil para mí. Pero a mis clientes les explicaba que no podía firmar, eso si podía ser un delito. 

Imagínate a un joven Enrico Diaz estudiando historia del arte en el museo y sus amigos y sus amigas (de aquella época) lo recomendaban para pintar cuadros a pedido. Bueno, ese era yo.  Y a veces pintaba cuerpos. Cuerpos pintados para eventos comerciales. Trabajé pintando a una modelo que en aquella época era ciertamente conocida Tilsa Losano y más.

Entonces me dije. ¿Cuándo haré mis propios cuadros? 

Un inciso: Es interesante este tema, porque ni siquiera mis amigos me han preguntado esto. Y esta información quizás pueda ayudarte, en algo.

El punto es que en aquellos momentos  se me vinieron a la mente una serie de imágenes vinculadas con la miseria, como si yo me dedicara a pintar  mis propios cuadros vaya a alcanzar la miseria. Y no precisamente porque sea mal pintor, sino por lo contrario. Sabía que, si mis cuadros no se venden, de hecho que iría a ser “una buena señal”. 

En términos profesionales. Pero en términos económicos o de subsistencia es “la quiebra”, una ruina que ni tu mujer toleraría. Es parecido como lo que ocurre con  la literatura.  La diferencia es que es más fácil vender un cuadro o una escultura que la pueden ver como adorno, que un libro. Porque en este país, el libro ni como adorno lo ven. (hablando en términos de mayoría).

Entonces me encontraba antes dos panoramas, dos extremos. La comodidad de lo vendible o alcanzar la miseria con algo que nadie compre. No veía una tercera opción. No recuerdo cuantos meses pasaron hasta que encontré la manera de no ver el mundo como blanco o negro. Y que quizás si podía pintar y hacer mis cuadros sin importar que si vendan o no. Pintar con mi voz. Sin que desfinancie mi presupuesto. Entonces me puse a buscar algún oficio más comercial "pero", que no este alejado a las artes plásticas. Para ello, sé que mis colegas lo que hacen es dedicarse a la docencia. En mi caso, encontré otro nicho en el mercado. Algo que pocos hacían. “Restaurar”.

Antes de eso, hice mil intentos. Hacer artesanías en cerámica, porcelana, botellas decorativas, caritas pintadas, etc, etc incluso hasta venta y fabricación de joyas en plata. El punto es que quería trabajar en algo que no me aleje o me desvincule de las artes plásticas y la literatura.  Sin embargo, una época trabajé en restaurant. Comenzó como un tema familiar (sólo por eso). Pero la vena o el latido por el arte, pudo más.  Mi vínculo interno con el pincel o el lápiz  logró conectarse con un oficio  más acorde a mi vida. Y de tanto "caminar y soñar"...

Descubrí un  nuevo rubro: de restaurar antigüedades. Mientras que cada contrato me salía siempre tenía un saldo para mis materiales  para pintar. Tema resuelto.

El punto es que si yo hubiera visto el universo como blanco o negro ya me hubiera enfermado. Y que no se confunda que yo este diciendo con lo que hagas con tu vida. Lo único que expreso en estas palabras entregadas en este ardid de digitalizaciones estructuradas. Capsulas atómicas para blanco o negro, sobre este papel luminoso (pantalla de pc) es contarte parte de mi vida, y si ves que algo pueda favorecerte en que reconsideres, queda en tu decisión. Nada más.

Sé que hay muchos estudios que sustentan el estado anímico de las personas con serias repercusiones en el cuerpo o en la mente del individuo. Y eso muchos lo saben, pero todos encontramos el momento para olvidarnos siempre de las verdades u olvidarnos siempre que siempre hay una tercera opción. Así que cuando algo te frustra de verdad,  ten ese tema en la mira.  Por que ese tema tienes que solucionar.  

De lo contrario, quizás esa frustración te termine enfermando o termines contracturado de algo.  El día a día es la lucha con nuestras enredaderas, entre poda, y esquejes que llegan a la vida de uno. Plántula tal cual fuera una escultura para entender que no somos más; que algo pensado de un pensamiento. 


Enrico Diaz Bernuy