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sábado, 7 de enero de 2023

Relato breve, inédito. Enrico Diaz Bernuy 2023. / LAS MÁSCARAS PERSISTENTES (las tres musas)


Por Enrico Diaz Bernuy


Las máscaras persistentes.

(las tres musas)

 Tontos  fingen ser inteligentes y son inteligentes los que fingen ser tontos. —Dijeron por ahí—. Es el universo de los fingimientos.  Las máscaras, un negocio que guarda  apariencias (solo así sobrevives). Un negocio donde la moneda de cambio es  “ego en polvo” (la palmadita en la espalda)  La tolerancia por lo trivial sin embargo, el trasfondo de todo era una profunda propensidad a la fama.

Pues hablarte de todas estas cosas es empezar a decirte muchas  cosas de la primera musa. Ella te enseña a que las cosas se hacen con lo que el sistema no te ha enseñado. Por ejemplo, todos sabemos y nadie lo dice que el tomate se debe cortar con un cuchillo para pan, esa es la forma correcta. Así salen las cosas bien y a veces uno hace las cosas bien con la ruta opuesta a la manada.  —La manada—

Las máscaras de la primera musa o la política de su vivir era educar a sus hijos en colegios de paga, y pregonar sin parar que el culpable de todo es el modelo neoliberal.  Es una postura ridícula que todo el mundo se daba cuenta, pero como hacía tan bien su papel (su máscara). Tenía buenas piernas y a pesar que no hacía deportes parecía haber sido hecha para escalar montañas.  Quizás las montañas de su imaginación, pero tenía buenas piernas. Aunque era respingada algunos la llamaban la narizona. Yo sabía que en el fondo tenía buen corazón, porque por más mentiras que existan en la vida de una persona siempre  sale de forma inevitable,  un rasgo diminuto de su verdadera alma, esa que la paran ocultando al mundo.

Quizás por ese motivo jamás quise entrar en discusiones con ella, aunque sabía que podía desarmarla con cualquier argumento, jamás quise entrar en conflictos con ella. Al fin ya al cabo también hay máscaras de nacimiento.  —Y se creía sexy—

La segunda musa, me hacía recordar mi lado empresarial. De lo cual muchos confunden que cuando hablamos de temas empresariales tienen la vana idea que hacer empresa o ser empresario es volverte multimillonario (idea equivocada) Ser empresario es ser independiente en cierto modo, saber mantenerte, y no siempre te vuelves un magnate. Ella vivía con los delirios que suelen tener los jóvenes poetas, los famosos delirios de grandeza. 

El problema es que en términos de mérito…, ella no daba la talla. Mis amigos la llamaban “la chata” en tono cariñoso, pero así la llamaban. Era bella pero entre los trajines de la vida de alguna loca idea surgió en ella teñirse el cabello de un color que no era propio de su raza. Aparentar algo que no era parece que viene a instaurarse como el icono donde  las máscaras cobran cierta vigencia.

Y sobre el culto a lo artificial, la mentira de vivir así era algo que jamás podría engañarse a sí misma.

 Creerse la buenita para que al final resulte ser un ser totalmente siniestro.  Sus amigas con cierto grado de culpabilidad favorecían la errónea idea de hacerle creer ese papel.  Que de buenita no tenía nada, ni el alma. A veces los amigos son los elementos que sin duda te conducen a la verdad o a la mentira.  Un verdadero amigo, te dice tus verdades "de alguna u otra forma", pero te las dice.  Un verdadero amigo no te da el amen en todo, ni va haciendote la guardia a todas partes. Y como tú lo quieres, no puedes molestarte con él por ser honesto contigo.  Eso es usar el cerebro y el corazón.

Pero lamentablemente en estos tiempos los amigos no abundan y mucho menos para la segunda musa.  Sin embargo, en términos de oficio ella es como los empresarios que tienen 12 años en el rubro.  Es imposible que no te encuentres con  un desalmado, al fin y al cabo, uno como empresario no andas haciendo exámenes psicológicos a tus clientes, simplemente aceptas lo que venga. Para bien o para mal.

Luego queda en uno sobre las capacidades para aguantar la marcha, al final parece un tema de quien aguanta más, la persistencia. Se parece a los artistas que siempre son los expertos en la perseverancia. Y la segunda musa lo posee.  —Y se creía sabia—

 La tercera musa se lleva el premio. Nos solo por la vanidad excesiva que tenía y su incontenible sentido por lo corpóreo llegaba a niveles estratosféricos. Se jactaba de ayudar a las personas, pero ella sabía que esas ayudas eran a pura estrategia para obtener aliados. Nada más eficiente cuando sabes perfectamente que  algunas personas le han puesto  un precio a su amistad. La vieja usanza de comprar amigos.

Su aspiración pertenecía a  un miserable universo cuyo objetivo era quitarle la herencia a sus hermanos, difamación e injuria eran sus armas. Ella era incapaz de ver cualquier tipo de prosperidad en la vida de los demás, además era violenta y esa primitiva  característica  le jugaba cierta ironía en su vida propia, siempre terminaba enamorándose de hombres agresivos. La golpeadora terminaba con golpeadores, golpeadores físicos o psíquicos.

Vaya habilidad demoniaca que se había conseguido esta pobre mujer. No solo pretendía desheredar a a sus hermanos sino que se sentía merecedora de una gloria mundana que jamás se le fue dada, y si fuera así de lo cual no fue.  Pero supongamos que haya obtenido cierta gloria. En este universo material donde reina lo impermanente y toda gloria de esta vida es algo tan ridículo que el icono de las máscaras en las condiciones humanas muchas veces resulta ser,  como algo inherente y persistente.  Una persistencia que te conduce a cosas superficiales.

Qué pérdida de tiempo y qué manera de  desperdiciar su energía viviendo así… Es como hablar de una programación mental, sistemas de programación. Cuánta razón tenía mi amigo ingeniero cuanto me dijo; programación de televisión,— es programación de las personas—. Todo es programable Enrico,  me decía.

Tengo mis dudas  sobre esta tercera musa,  si fue programada o simplemente nació así. Al principio creí que nadie puede nacer así. Pasaron los años y estuve cambiando de opinión. Al fin ya al cabo uno también tiene derecho a cambiar de opinión sobre las personas.

Uno puede hacer muchas preguntas siempre, hacerse preguntas es síntoma de buena salud mental. No como los lectores de la prensa amarilla que creen todo lo que leen. Por ejemplo, preguntase ¿en qué momento la poesía pasó a ser un club social?   Lo interesante de esta tercera musa es que había obviado lo más importante de toda acción estratégica. Que sobre todo y ante toda voluntad de los hombres está el supremo controlador.

 La pobre mujer actuaba como si no hubiera otra vida, actuaba como si no existiera la providencia, actuaba ensimismada en un laberinto de iniquidades que solo la convertían en un ser repugnante. Pasó el tiempo y logré entender en que solo lástima y espanto podía provocarme. Porque una de sus habilidades de esa señora es que despertaba en las personas el lado más oscuro, sacaba lo peor de uno y si no te controlabas terminabas convirtiéndote en un demonio parecido a ella.  —Y se creía pura—

Sabia por las noches, pura por las tardes y Sexy en las noches. Interesantes habilidades en una sola mujer.



Ilustraciones del propio autor