Hace como un mes aproximadamente, visité a un amigo que
recientemente ha obtenido un doctorado en lingüística hispánica. El motivo de
mi visita fue para obsequiarle mi último libro de prosa y verso titulado A MIXTA OSCURIDAD. Cuando se lo di sentí algo de confianza por el resultado logrado,
mi semblante no lo ocultaba. Él me lo hizo saber. Pero también le dije mientras
que se lo daba como si intentara excusarme
por la falta del prefacio. Además, le enfaticé que él era la primera persona que leería mi
libro ya impreso. Tenía una especie de
sentimiento como si me excusara
por alguna errata. Y sin dejarlo hablar
le mencioné unas obra de Bryce Echenique. que es, más que seguro que antes de ser
publicada ya la ha leído y “corregido” más
de 3 personas, mínimo. Por su puesto que no es mi caso, en realidad uno va con
lo que puede. Yo tengo varias amistades que podría molestarlos y pedirles el
favor para que lo revisen. Pero no lo hago por que sé que ellos andan liados
escribiendo sus cosas, además a las personas que estimo, a pesar de eso, no me
siento con tal autoridad o capital económico para solicitarles favores así.