Autor: Enrico Diaz
SOMBRAS
Los anagramas de la misma sombra fácilmente promulgan.
La salvación de cualquier esperanza.
Que besé .
Y cada letra ve el porvenir de la suerte y la desventura de un solitario.
Un silencioso.
Un memorioso.
Que atenta contra la emblemática luna.
De la que cada noche siempre se enamora.
Para quedar perdido en las sombras.
De un camino.
Una historia entre los grandes demonios de lo personal.
Los anagramas de la misma sombra fácilmente promulgan.
La salvación de cualquier esperanza.
Que besé .
Y cada letra ve el porvenir de la suerte y la desventura de un solitario.
Un silencioso.
Un memorioso.
Que atenta contra la emblemática luna.
De la que cada noche siempre se enamora.
Para quedar perdido en las sombras.
De un camino.
Una historia entre los grandes demonios de lo personal.
ESTANCIAS
Ahora llora mi alma
Ahora sale la cenicilla
Disfrazado de entusiasmo
Envolvedor Dinosaurio
Déjame existir
BOCA miel
Boca Latina
Linda
Oscura
Encadenada a mi delito.
Contra cualquier voluntad
Tus manos besadas
Sólo delatan
La pirámide de tus destinos
Juntó el hálito de las noches
Y cursó el distinguido olivar
Qué pasado glacial
A tus labios…
Hizo agua
Y a tus
sílabas
Encarnar mis noches
Estás jadeante y extenuada
La noche propaga
La miel que cursa
La espiral de juncales y sal
Que exhala la boca
Que me diste para hacernos agua
Donde encajo con mi alma
NUMEN (para mi padre)
Solo
Sobre el pasto fatigado
El corazón de los frutos
Solas las piedras
desnudas
El campo esta colmado
Por pliegues de dulzura
Cabelleras de un cielo
transparente
Vientos rodantes que abre la ventana alborada
Al cielo robador de
canciones
Y nieve
Y arrollo
De fiebres confusas en las
risas del alba
Siendo difícil como la
noche
Acá cercano al cambio de
piel
El amor como el amor hace
reir con las lagrimas
El amor como el amor
Hace nacer
Los muros sus imágenes en
aullidos cuelgan
La respuesta en abrir la
puerta
Cuan sembrada a sus frentes
a nuestras frentes
Como un diluvio detenido
al alza de los capullos
Jugueteando sonidos
Soy un bajel espacial
De luces hacia a dentro
En el que en la proa
empuña un puñal
Soy el bate
EL que en la popa
Se inflaman los márgenes
contradictoriamente
La dulzura del corazón
Deja abrazarse
Negro por unas manos donde un infierno sonríe
El llanto del rio de mi
corazón
Sinfonías de silencios
que sólo creen en la soledad
Y recuperando en mi
memoria
Hogueras de enjambre
El sudor alado de la
noche
Estoy fuera de masa
Letanía gritada
Al duro deseo de durar
De pensada rada
Lucífera sin lugar
El exilio me hacia navegar a profundidades
Alga móvil a un remolino
Constelado
El exilio ha calzado la
estancia
Piedra de furor
gramatical
En la vértice de mi ser
A desmesurada esgrima de
palmeras
Venteada de vientos
sempiternos
Las formas de Mayo
Que llevo inconsciente
De confluencias
Pero cuando llorando
caigo
De horror la escarcha del
horizonte
Una sombra pletórica
De alaridos
Horizontes cuyos capullos
un perfume corona
Como escudo de armas
En la oscuridad de
nuestras frentes
Marcando cantos
Las lluvias en sus
técnicas arcaicas
En su nacimiento
Epifanio de un encuentro
perpetuo
Y el crepúsculo sonríe en
una fogata brillante
Y me han instruido las tinieblas
Que cuidan la oscuridad
con argucia lustre
Y luz y Luz máxima
Y luz descendida
En piélagos rebeldes
Estancia que desgasta su
misma musculatura
Mismas tinieblas que
alimentan crestas
Brillantes heridas atadas
a la gloria
¡Oh Dios mío!
Ahondar el barro, rodado
por el tiempo
Por tregua
Por luz
¡Oh Dios mío!
Oh unidad de los
universos…
Ayúdame porque el viento
llueve
Llueve el mirar
La razón ahondar el barro
Rodado por el tiempo por
tregua
Por luz
una soledad segura
pone el trance seguro
De confluencias desconocidas
al amor.
El lago y la luna
Las sílabas humanas se tornaron
En sílabas perdidas de
una vida en mí.
El lago sedentario y sus
pájaros
Huidizos dejaron sus
besos
Para el meridiano
amarillento
Un latido cardiaco dentro
del jardín asoma una espera
Como el alma de una gota
Donde un flamenco dorado
Rozara la tibieza de una
vida,
– su vida.
La luna estuvo poblada
por la plegaria
Donde ahincó una raíz,
abstracta que nos ilumina día a día…
Para abolir a la razón.
EL SILFO
Los vergeles de ondosos
tesoros asumen esperarte
Nocturna fiebre donde se fijara el silfo lánguido
Cantara las vigilias
Quien de honor hable
curse hasta a ti
Para soñar el sueño de
mis alabanzas
-¡Oh ficciones!- mi vida
era una montaña sin cielo
Donde estaba soñado el
silfo de mi destino…
Ideario de una amistad
Es en parte la usencia
Vuelta una presencia de
la eternidad dominante
Su sola luz vaciada
Para el pincel que pone
tus manos
Para tamborilear el roce resignado inflexible
Por las
lindes perdurables
A fin e inmenso
Sumado a la lírica de los aires que dejaste en
mis recuerdos
Sumado a la prédica del sentido involuntario
donde te recuerdo
Para saber alborozadamente
Que perfumas los médanos de mi pasado.
La morada
Tus ojos son en mis ojos
Mundo de un raudo deseo
Arcilla fina de mi juicio mordiente
Arcilla trigueña
Me dejaste sorber
Un soplo de nieve
derretida
Que atolondra mi carne
La fuga siempre desflora
la primavera
El encuentro arde el
incendio
De nuestros frutos atados
Nuestra sombra una morada
Evidente de encausar
cosechas
Entonces esto es insigne
La morada de una noche
eterna