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jueves, 6 de junio de 2013

Algunos poemas y otros màs... (Lima-Perù)




Autor: Enrico Diaz
SOMBRAS

Los anagramas de la misma sombra fácilmente promulgan.

La salvación de cualquier esperanza.

Que besé .

Y cada letra ve el porvenir de la suerte y la desventura de un solitario.

Un silencioso.

Un memorioso.

Que atenta contra la emblemática luna.

De la que cada noche siempre se enamora.

Para quedar perdido en las sombras.

De un camino.

Una historia entre los grandes demonios de lo personal.



ESTANCIAS

 

Ahora llora mi alma

 

Ahora sale la cenicilla

Disfrazado de entusiasmo

Envolvedor Dinosaurio

 

Déjame existir


BOCA miel

 

Boca Latina

Linda

Oscura

Encadenada a mi delito.

Contra cualquier voluntad

Tus manos besadas

Sólo delatan

La pirámide de tus destinos

Juntó el hálito de las noches

Y cursó el distinguido olivar

Qué pasado glacial

A tus labios…

 Hizo agua

Y a  tus sílabas

Encarnar mis noches

Estás jadeante y extenuada

La noche propaga

La miel que cursa

La espiral de juncales y sal

Que exhala la boca

Que me diste para hacernos agua

Donde encajo con mi alma

 

NUMEN             (para mi padre)
 
Solo
Sobre el pasto fatigado
El corazón de los frutos
Solas las piedras desnudas
El campo esta colmado
Por pliegues de dulzura
Cabelleras de un cielo transparente
 Vientos rodantes que abre la ventana alborada
Al cielo robador de canciones
Y nieve
Y arrollo
De fiebres confusas en las risas del alba
Siendo difícil como la noche
Acá cercano al cambio de piel
El amor como el amor hace reir con las lagrimas
El amor como el amor
Hace nacer
Los muros sus imágenes en aullidos cuelgan
La respuesta en abrir la puerta
Cuan sembrada a sus frentes a nuestras frentes
Como un diluvio detenido al alza de los capullos
Jugueteando sonidos
Soy un bajel espacial
De luces hacia a dentro
En el que en la proa empuña un puñal
Soy el bate
EL que en la popa
Se inflaman los márgenes contradictoriamente
La dulzura del corazón Deja abrazarse
 Negro por unas manos donde un infierno sonríe
El llanto del rio de mi corazón
Sinfonías de silencios que sólo creen en la soledad
Y recuperando en mi memoria
Hogueras de enjambre
El sudor alado de la noche
Estoy fuera de masa
Letanía gritada
Al duro deseo de durar
De pensada rada
Lucífera sin lugar
 El exilio me hacia navegar a profundidades
Alga móvil a un  remolino
Constelado
El exilio ha calzado la estancia
Piedra de furor gramatical
En la vértice de mi ser
A desmesurada esgrima de palmeras
Venteada de vientos
sempiternos
Las formas de Mayo
Que llevo inconsciente
De confluencias
Pero cuando llorando caigo
De horror la escarcha del horizonte
Una sombra pletórica
De alaridos
Horizontes cuyos capullos un perfume corona
Como escudo de armas
En la oscuridad de nuestras frentes
 Marcando cantos
Las lluvias en sus técnicas arcaicas
En su nacimiento
Epifanio de un encuentro perpetuo
Y el crepúsculo sonríe en una fogata brillante
 Y me han instruido las tinieblas
Que cuidan la oscuridad con argucia lustre
Y luz y Luz máxima
Y luz descendida
En piélagos rebeldes
Estancia que desgasta su misma musculatura
Mismas tinieblas que alimentan crestas
Brillantes heridas atadas a la gloria
¡Oh Dios mío!
Ahondar el barro, rodado por el tiempo
Por tregua
Por luz
¡Oh Dios mío!
Oh unidad de los universos…
Ayúdame porque el viento llueve
Llueve el mirar
La razón ahondar el barro
Rodado por el tiempo por tregua
Por luz
una soledad segura
pone el trance seguro
De confluencias desconocidas al amor.
 
                                                            
El lago y la luna
 
 Las sílabas humanas se tornaron
En sílabas perdidas de una vida en mí.
El lago sedentario y sus pájaros
Huidizos dejaron sus besos
Para el meridiano amarillento
Un latido cardiaco dentro del jardín asoma una espera
Como el alma de una gota
Donde un flamenco dorado
Rozara la tibieza de una vida,
       su vida.
La luna estuvo poblada por la plegaria
Donde ahincó una raíz, abstracta que nos ilumina día a día…
Para abolir a la razón.
 
 
 
EL SILFO
 
Los vergeles de ondosos tesoros asumen esperarte
Nocturna  fiebre donde se fijara el silfo lánguido
Cantara las vigilias
Quien de honor hable curse hasta a ti
Para soñar el sueño de mis alabanzas
-¡Oh ficciones!- mi vida era una montaña sin cielo
Donde estaba soñado el silfo de mi destino…
 
Ideario de una amistad
 
Es en parte la usencia
Vuelta una presencia de la  eternidad dominante
 Su sola luz vaciada
Para el pincel que pone tus manos
Para tamborilear el roce  resignado inflexible
 Por las lindes perdurables
A fin e inmenso
Sumado a la lírica de los aires que dejaste en mis recuerdos
Sumado a la prédica del sentido involuntario donde te recuerdo
Para saber alborozadamente
Que perfumas los médanos de mi pasado. 

La   morada

Tus ojos son en mis ojos

Mundo de un raudo deseo

Arcilla  fina de mi juicio mordiente

Arcilla trigueña

Me dejaste sorber

Un soplo de nieve derretida

Que atolondra mi carne

La fuga siempre desflora la primavera

El encuentro arde el incendio

De nuestros frutos atados

Nuestra sombra una morada

Evidente de encausar cosechas

Entonces esto es insigne

La morada de una noche eterna