Seré conciso respecto al tema de moda. La colectiva idiotización y el morbo del engaño que al final engaña a muchos es digno de reflexión. Este breve artículo aborda las prácticas antiguas relacionadas con la inversión, el lavado de activos y los fraudes financieros. Es bien sabido que en el mercado existen productos destinados a blanquear ingresos fraudulentos o vinculados con la corrupción. Por ejemplo, si un funcionario público con un sueldo modesto de dos o cuatro mil soles de repente realiza depósitos de medio millón de soles en su cuenta, resultaría sospechoso, ¿no es así? Del mismo modo, adquirir propiedades o terrenos repentinamente con dicho sueldo es fácilmente rastreable. La otra táctica, más antigua pero mucho más efectiva, implica obtener bienes de valor intercambiable de forma casi indetectable. Por ejemplo, al viajar a Tokio, Finlandia o Australia, o sea en cuaquier parte del mundo, es posible recibir dinero en efectivo a cambio de productos como plata, oro, obras de arte o relojes de alta gama.
Si alguien afirma que su ex pareja le regaló un Velázquez, un Van Gogh o una pulsera de diamantes, resultaría sospechoso, especialmente si su historial financiero es modesto o si ha trabajado para el Estado, lo que sugiere posibles actos de corrupción. Por lo tanto, en lugar de recibir dinero directamente, se solicita un bien de valor equiparable. Por ejemplo, objetos de plata, oro, joyas, obras de arte o relojes de alta gama. Entonces, ¿cuál prefiere usted? Por favor, elija. Pero por favor, no sea tan bestia de lucir sus nuevas adquisiones frente a los medios.