La aparición del oficio de ser
escritor deviene de un sinfín de procesos en los que intervienen diversos
elementos. Pero cuando la escritura se vuelve como un acto de desahogo o
liberación, considero, que así, el poder en las palabras posee una energía especial.
Como si fuera un acto que
definitivamente la autora no puede contener. Es esta la circunstancia real que
la escritora María Selva Vásquez me ha
comentado y definitivamente lo he comprobado en cada página de su novela: “AL
DIABLO CON EL INFIERNO”.
Esta realidad solo me trae a la memoria
aquella frase de William Blake, cito: “Aquellos que reprimen el deseo, lo hacen
porque es lo suficientemente débil para ser reprimido”. Este es el perfecto
ejemplo como la escritora ha construido una novela con el profundo deseo e
incontenible de armar palabra a palabra una trama en donde el apasionamiento
del propio demonio elige a una joven mujer llamada Amanda.
La historia trata sobre el mismo
Lucifer haciéndose pasar por un hombre apuesto y acaudalado que se hace llamar
Lucius. La autora no solo describe su
personalidad o sus apetitos carnales sino el imperio que gobierna en las
profundidades de la tierra; “Inframundo” según la escritora. También nos narra sobre los ministerios en
siete niveles de los cuales por debajo de ellos están los súbditos.
A pesar que esta es su primera
novela, el personaje elegido, de gran complejidad, no fue obstáculo para la
autora plasmar la interacción de un ser que proviene desde las profundidades de
la tierra que decide participar entre los humanos e influenciarlos para
satisfacer sus apetitos por poseer a una mortal.
Enrico Diaz Bernuy