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Autor: Enrico Díaz Bernuy
LO CONTABLE DE
UN MITO
Para armar y desarmar
Poesía Puzle.
La iluminación de la noche da una locura en la que uno
transforma más allá de esta piel. Y el
amor a la nada es un cemento de contacto para
mis poros…
El águila
y su sombra lo dibujó todo y en el medio de esa acuarela
hay
soldados con aldeas y harapos que
embanderan en lo prohibido de mis
convicciones.
Hay soldados en el oído derecho que tiembla en mi corazón.
Así
concursa esa suerte de mi Destino con armamentos de mi infancia y las
mismas letras de mi pasado solo me conducen a este eterno escribir
aeromántico de Abismos en mí mismo. Con un suspiro.
La
poesía traduce el latido en Una fina
espina que recorre la espiral de la caracola. Todos los hombres llevamos
esa caracola en el pecho… Pero cuando vives un divorcio la
caracola es un calamar que no te deja y tu sangre ya no es tuya.
El
laboratorio del orfebre trae polvos divinos en el medio de ese dolor que te inflama y es
calcinante como las perlas perfectas que se derriten entre las lágrimas de las montañas.
La
cúspide nácar forma el poema y cada latido del hombre queda en el polvo y el
cemento de los días y fiel reflejo de la espiral de su vida. Como la misma espina que domina la ruta de la
espiral…
«Lavanda,
era el sueño de mi infancia»… y la irrupción del todo trajo consigo un
destino errante en el núcleo de mi vacío.
Hoy, todo da,
y es el esfuerzo perpetuo del verso firme.
Como
mis pasos imparable y disoluto que crea presentes del pasado en el umbral de un
sueño donde mi mirada lo dice todo sobre el pasado de mi esfuerzo y
el secreto de mi futuro.
Así
permanezco con la careta frente a los monstruos… para librarme del todo
solo. Y solo con mi esfuerzo,
y , mi fuerza
en el medio de mi soledad siembro mi ciencia,
y, en el palpitar del búho,
y ,
la impaciencia contenida en mi silencio
aspiro así a Alzarme.
El
silencio es el oro para el alma
y
ahí yace un nacimiento donde las raíces nuevas surge un templo virgen de un pensamiento solitario de
un hombre que cree en los hombres
Yo
trabajo el viaje al futuro en donde yergue mis esculturas en blanco y
negro de los grandes actos del adiós y
eso sirve de fiesta para idolatrar a la musa imaginaria que aun no sueño.