La falta por recursos nuevos
en la pintura contemporánea en lima ha hecho un discurso decadente, repetitivo
y tan pobre en estilo pictórico que más sirve de elementos enteramente
“decorativos”. En consecuencia, su utilidad sea para hacer juego con el color
de confortables que posee la sala. De esta forma, se asume al cuadro como un
elemento totalmente intrascendental y reemplazable. La vacuidad del trabajo pictórico es notoria:
sin algo en verdad qué decir. Referente a esa frase: Se remite a que todo está
hecho o todo está dicho y ya no hay algo nuevo que se pueda decir, en especial
cuando hablamos de pintura o escultura. Idea que discrepo totalmente por la
simple razón que no todas las personas podemos sentir de la misma forma las
cosas y las situaciones que envuelvan las motivaciones al ser humano.
Yo poseo una
profunda fe en que un verdadero artista sea pintor o poeta (arquitecto del
verbo) si puede hacer cosas diferentes y que no necesariamente tenga que unirse
a rebaños cuya corriente estilística se sientan identificados. Por otra parte,
estaría hablando de una desidentificación del individuo para poder dar una
propuesta. Una visión que en verdad dé
un aporte a los demás. Referente al caso del parque de Miraflores en donde
están situados diversos pintores, no artistas (en su mayoría) desde 1972 ante
la autoridad edil del distrito de Miraflores Dr. Ernesto Aramburú Menchaca cuyo
motivo principal en aquel momento fue debido al terremoto que hubo en ese mismo
año en la provincia de Ancash. Como acto de solidaridad y buena fe.
Luego pasó el tiempo y esta
escena fue aprobada por el vecindario Miraflorino porque definitivamente le
daba algo vistoso, como un valor agregado al parque.
El único acto de tener a unos
sujetos al costado de un caballete con sus cuadros le daba una distinción. En
efecto, representaba una apuesta por la
cultura y favorecía el buen ornato. Por consiguiente, al pasar los años no solo
hemos visto que estos señores continuaron sino se formalizaron mediante una
asociación de pintores que se han “enquistado” en dicho lugar, en donde comenzaron
con 18, hoy son 5O aproximadamente.
Su propuesta es mantener el impacto por lo repetitivo. La falta de originalidad, pintores que ya "no
buscan arriesgarse” y que sus estilos obedecen a tendencias establecidas o
aceptadas por la crítica o por críticos “del momento”. Estar
frente a una obra de arte es como estar frente a otro ser humano que posea una
personalidad definida, eso también inspira sentimientos, inspiran ideas,
motiva al espectador. Entonces, la ausencia de estos dones solo deja claro que
las autoridades ediles miran “el buen ornato” y no la falta de excelencia o la
calidad artística en sus participantes.
Invito a que reflexionen y visiten exposiciones de «artistas jóvenes»
que mes a mes vienen exhibiendo sus obras en diversos centros culturales,
galerías. Algunos con auspicio otros por cuenta del autor. Es necesario ir en
familia a estos lugares para poder compartir ese sentir de lo que es estar
frente a una obra de arte. Estas visitas incluso deberían ser con los más
pequeños de la casa. Porque ellos son los que más saben de la sensibilidad, y
entenderán perfectamente la perseverancia que tuvo ese hombre al pintar una
obra, este valor se percibe de inmediato y sirve de ejemplo.