Ya no existe humildad de acciones, ni mucho menos humildad de corazón. Y mientras que medio mundo vive mirando su ombligo y el otro medio mundo envidiando al prójimo. El tiempo vertiginosamente nos acerca a un nuevo panorama. Creo que falta poco... Nunca antes he deseado tanto estar equivocado. Espero estar equivocado con todas las cosas que intuyo.
Pero algo que debemos recordar: La torre más alta también se cae, ojo.