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lunes, 9 de octubre de 2023

Relato: Vivir del cuento | Enrico Diaz Bernuy (un relato sobre un cuentazo)

 

V I V I R      D E L     C U E N T O 

 


— ¿No trabaja? 

 —Jamás lo hizo y ahora con los años encima, poco probable que lo haga. 

 —De verdad, entonces tenías mucha confianza con ella.  No te imagino  como amigo de ella. 

 —La verdad que no puedo jactarme de haber compartido mucha amistad… 

 —Entonces por qué hablas ¿con tanta seguridad? 

 —Te lo explicaré con un ejemplo mejor. 

  Imaginemos a un individuo que se encuentra sentado en una cafetería disfrutando de una taza de café o una cerveza. Inesperadamente, otro individuo de apariencia similar ocupa el asiento contiguo. Ambos individuos experimentan la sensación de una posible camaradería entre ellos, quizás debido a la similitud de sus maletines o al hecho de que ambos portan una wincha en el lateral de sus correas. Luego entablan una conversación. 

Hice referencia a ese ejemplo debido a que existen notables similitudes en la indumentaria compartida, aunque más significativo que eso es la expresión corporal o el lenguaje particular que cada individuo emplea. Por lo tanto, un individuo que se dedica a trabajos en el ámbito de la construcción, la agricultura, el derecho o el servicio al público es capaz de identificar de inmediato a sus colegas en función de estos indicadores. Las personas que no están vinculadas a un contexto laboral específico son fácilmente distinguibles. 

Sin lugar a dudas, aquellos ajenos a estos ámbitos pueden ofrecer una multitud de explicaciones, (excusas) aunque todas tienden a converger hacia una actitud pretenciosa. (fatuo). Lo que resulta aún más evidente es que esta postura artificial (pose), siempre se hace patente y detectable para aquellos observadores agudos. O aquellos que nos dedicamos a la escritura referente a la creación de “personajes interesantes” y, que más interesante puede ser; a un personajes de la vida real. 

 Por darte otro ejemplo, en 3 oportunidades totalmente separadas en tiempo y geografía e conocido a economistas. Y los 3 me reflejaron un rasgo conductual muy parecidos entre ellos. 

 —Así  cual era… 

 —La rectitud con la que ven a la vida. 

 —En realidad ese rasgo uno espera de los abogados. 

 —Los abogados son lo opuesto a eso, al menos los que he conocido. 

 —Hablar con un economista es como conocer el lado intelectual, digamos, el lado refinado de un militar cosa que jamás he visto. Sin embargo, aquí estoy construyendo la imagen.

—Te refieres solo al aspecto conductual y lenguaje,  o la vestimenta. 

 —En estos casos la vestimenta no tiene nada que ver. Lo que determina la diferencia de las personas es su educación y su lenguaje. 

 —Es un poco materialista tu punto de vista. 

Puede ser, pero solo me refiero en líneas generales de la vida, me refiero  a esta vida material de la sociedad, la vida mundana como dicen, y que no se entienda que una persona sea superior a otra. Eso no estoy diciendo. 

Otro ejemplo: Si tuviéramos la ocasión de encontrarnos con un escultor de renombre con tres décadas de trayectoria por la Avenida Abancay. Sería altamente improbable que pudiéramos distinguirlo de entre la multitud que transita por la zona. Te das cuenta que la ropa no siempre revela las verdades. 

Para ilustrar aún más mi punto, permíteme compartir el caso de un amigo, aunque quizás el término "amigo" se haya vuelto ambiguo con el tiempo, y mi experiencia. En la travesía de la vida surgen inevitablemente cuestionamientos… que nublan la certeza de nuestras relaciones personales. 

Quizás estas cosas ocurren cuando llegas a cierta edad, no sé si me entiendas. En fin, el punto es que debo recalcar que siento un profundo respeto y admiración hacia este individuo, quien ostenta notables habilidades en el ámbito de la poesía. 

Es importante destacar que mi aprecio no debe ser confundido con parcialidad; mi afirmación se basa en una evaluación objetiva frente a sus capacidades literarias. A pesar de no involucrarse en los aspectos más comerciales de nuestra sociedad (o sea no trabaja) este individuo crea versos que alcanzan un nivel de excelencia al que solo unos pocos privilegiados pueden aspirar. 

 —Tanta dedicación requiere la poesía 

 —¿Por qué lo dices? 

 —Como dices que no trabaja. 

 Desde una perspectiva semántica, podríamos argumentar que esta persona trabaja, aunque su labor no se traduce necesariamente en ingresos monetarios. 

Sin embargo, con respecto a tu pregunta, la respuesta se encuentra en un matiz complejo, pues también tengo otro conocido que sí ejerce una ocupación remunerada: la venta de libros.  

A pesar de ello, se ve inmerso en una constante lucha contra las adversidades, que incluye el desgaste de la comercialización, la envidia y el día a día  de la  invisibilidad  frente a los círculos  literarios. 

¿Y los críticos?

Tambien.

—¿Las editoriales?

Yo no le daría tanto crédito a las editoriales.

No te entiendo acaso, no estas hablandome de poetas o de literatura...

Sí, pero las editoriales no siempre cogen un papel determinante  en estos tiempos.

¿Entonces que papel hacen ellos?

Por un lado son un sistema de comercio (pagar = publicación) y a los que no entran en el juego te vuelven invisible. Salvo que ganes un premio organizado por ellos mismos...

En resumen, su existencia está saturada de desafíos. A pesar de que sus esfuerzos laborales están principalmente destinados a su subsistencia, esto no mengua la "calidad y belleza" y "sensibilidad"  de su poesía. 

Hasta podría quizás afirmar que,  mientras más dificultades tenga uno: influye a su obra y esto genera a que se eleve o fenezca su trabajo literario. No hay términos medios o tibios.

—¿Entonces así puedes ser famoso? Mientras más obstáculos, ¿más mérito? 

 Lograr una obra valiosa lo que mayormente ocurre es la invisibilidad.  La vanguardia suele tener ese efecto. 

 —Imagino que habrá excepciones. 

—O que te hagas tu camarilla de colegas para que te digan: ¡hip! ¡hip! ¡hurra! ¡hip! ¡hip! ¡hurra! Y luego todos a la barra...

— En este punto mis afirmaciones no son una exageración. Estamos tratando con casos de un alto nivel literario, aunque sus circunstancias difieran significativamente. Y ninguno de los dos poetas que te he mencionado usan camarillas.  

— Que decepción frente a tema de la editoriales, ¿habrá excepciones? 

— No lo sé. O quizás en paises que sean potencia mundial sea diferente, y sepas escribir en su idioma.

Entonces ahora me entiendes el motivo de mis afirmaciones frente al tema  sobre la ausencia laboral de ella. Son cosas que uno las persive en segundos. No es necesario que seas escritor para darte cuenta.

 — ¿Entonces sería su lenguaje por el cual te das cuenta?

 — No solo es el lenguaje, porque hay personas muy cultas como los poetas que te he mencionado. Es más allá del lenguaje: "una vibra especial".

 —El que trabaja lo vez reventado en 4 pedazos Jajajaja.

 —No tanto, pero por ahí va la idea. Lo que pasa es que el trabajo toma un papel en nuestras vidas,  y en algún momento  revela cierta escencia y se hace   presente en uno.

Quizas quienes carecen de cualquier tipo de sentimiento hacia su régimen laboral, quizas han encontrado la estabilidad en la vida y, por lo tanto, no experimentan la necesidad de generar sus propios ingresos.

 —¿Será su buen karma?

 —Es más complejo que eso, porque si la vida te da ciertas bondades, lo ideal es que partas desde ahí, "para que sigas avanzando". Y no que te tumbes a la cama; plan disfrute. Sé que es muy discutible lo que digo.

 —¿La escases de desafíos se refleja en la obra?

 —A veces sí.

—Ya comprendo.

—La verdad que de lejos la he visto no más, parece una gran pintora…  Cuéntame más de ella.

 — ¿Quieres conocerla?

  — Aun lo estoy evaluando...

—Ella es mucho discurso de protesta y muy defensora de los desvalidos y machapower.  Esas que usan una pañoleta en la cabeza y se remangas las mangas. Plan ferminAzi y termina siempre buscándose a yogurines,  y lo que es peor; golpeadores. PtM (¡!)

 —¿De verdad?

—Sí,  y no exagero.

—Así que como tú eres yogurin quizás tengas una oportunidad con ella.

—Pero yo no soy golpeador de mujeres.

—Entonces no creo que dures mucho con ella. O quizás ella encuentre alguna vía para orientar la relación a un clima tóxico.

—No lo sé, tengo que conocerla.

—De eso se trata esta vida, un amigo solamente puede darte ciertas señales, nada más.

Intenta lo que tengas que intentar.

—Que más es ella.

—La que se jacta de la defensora de los desvalidos ¡ y busca infantes golpeadores! La que se jacta de la explotación laboral y es mantenida por el ex marido. Recuerdas la frase sociedad enferma. (¿?)

—Algo he leído sobre ese tema. 

Y conoces la frase vivir del cuento Jajajaja, 

—Si , ya veo. Creo que con eso ya lo dijeste todo... Pero crees que su trabajo pictórico ¿sea valioso?

—Su manera de pintar refleja cierta pretención , usa recursos que no domina. Es increíble como tu personalidad se plasma  tanto en lo que haces.Y este es un caso perfecto para encajar su estilo como si tuviera trazos incompletos. 

—¿Que crees que la hizo sentir así?

Esa respuesta no la tengo.

 —¿Entonces carece de talento?

—Si es talentosa, solo que no le da la gana esforsarse.  Hay gente que solo avanzan porque alguien los empuja, cuando alguien les incentiva a crecer en técnica, en disciplina. Y como no consiguen a alguien así terminan con el mantra: “todo lo demás es abandono, y a lo que mierda salga”. ¡excelencia cero, la era del abismo! Un abismo que con el tiempo se profundiza y no hay marcha atras.

Normalmente un buen marido o una buena compañera te promueve, te motiva, ¡te empuja! o ¡alienta a tu desarrollo! Para que evoluciones y no te quedes con la mentalidad de cuando tenías quince años (efecto yogurines) ----(¡!)----.  

Y como ya sabes ahora, sobre su  propensión a lo tóxico... Además sus yogurines no califican más allá. Incluso he leído que los amigos de verdad son aquellos que están preocupados por tu avance. Pero esa clase de amigos no abundan por obvias razones. 

 —Cuales razones.

—Imagino que si sabes que estamos en la era de Kaliyuga

—Sí.

 —Entonces en la era de la oscuridad; jamás esperes carencia de ego. Nadie está libre y ve con cuidado que tú, eres lo único que tienes en esta vida, y ni te  creas mucho lo que veas en el espejo que estamos de paso no más. Se sincero hasta donde se pueda.

—¿Y tú le has dicho todas esas cosas?

— No tendría sentido. Si ubiera algo que puedas aprender de ella sería la frescura, la conchudes. Pensandolo bien, me dará mucho gusto que la conozcas creo que de alguna forma te ayudará...


Enrico Diaz Bernuy