PARA ENCENDERLO TODO
de Enrico Diaz Bernuy
Entre los relámpagos se levanta una espada, y a la vez con tanto parecido al zigzag de pinceles limpísimos. Estos actos son marchas del entusiasmo como mis lejanos optimismos sobre el campo de las manchas. Sombras que tejen paredes hasta los cielos. Sobre los vientos que una vez moraron en la pureza y hoy esos mismos aires son fuegos ardientes para volver a las personas en hielo palpitante, hieráticos.
De avisadas falsedades y ello gira a este planeta que escribe, suelta su lenguaje con los hilos de los relámpagos y de la misma forma lo borra todo, sobre todo; te olvidan con los oscuros sonidos de lo intrascendental. Lo burdo, lo superficial como una niebla aurea que solo sirve para extirpar a los extirpados, los anquilosados, “los aniquilados”. Los estrépitos de los leones sobre los especiales verbos que yacen en espiral de esos vientos. Que fueron fuego y que esos fuegos hoy solo hielan.
Así es entender la caída de mis pensamientos. Esa nieve color tierra que se convierte en una serpiente luminosa salida del propio cielo. Y así, se desliza sobre los ríos de mis costas. Una época me reía del movimiento de los indignados, una época pertenecí al bando de las estatuas que se unen con el cielo blanco como un papel herido, (exhalaciones, yo los entendía).
Esa misma nieve es esquiva como quien veo a las personas ruidosas donde sus sonrisas son de estío y dulces hipocresías, almíbar como el veneno y amantes del mendrugo salarial. Entre ellos se compran y entre ellos se abrazan.
Por eso labrar sobre estas lecturas para memorizar, para olvidarme de mi, para olvidarme de ellos, para pensar en el corazón del ave que quiere escucharme como un perro que usa pico. O como un alma que lee mi alma o para entender la raíz de las direcciones y de las intensidades de los lóbulos al crecimiento.
Escribo sobre los relámpagos que salen del
calor de mi Manos…