¿Ya ves, el camino que se deslumbra? El camino que
encumbra su poder,
y quien es consiente no necesita
ver.
Porque es el camino que está escrito, desde antes
que se escribiera. A sola paciencia
de su soledad,
de su aire
de su honestidad
de su aire.
Como de un niño
cuando abraza a su padre, ese es el
camino que alumbra sin las palabras de una acción…
Que ya no puedes elegir un lugar flagrante, de las múltiples
cerámicas que se recuestan entre los helechos sumisos
que crecen por las
nubes, ¿comprendes lo insano de esto?
Es como un lugar con puertas que trazan la presunción a
construcciones inconexas
Repliegues bravíos a algo sin pulpa, son hogueras
terminadas.
Son poéticos favores que nacieron en el ayer, pero hoy la
desnudez lo cubre todo, lo revela, lo empapa como el gran
beso de una
aventura.
Es el camino que Lao Tse abraza con un don; torna en el
corazón
en sola gota para
llenarnos el alma. De ese camino te hablo,
donde el fruto ha ganado sobre esta tierra su presencia.
Su pulso y sus infranqueables límites de entender en la
providencia
como la voz en cada recodo. De mudanzas a lo espontaneo y
fiesta para
abrazarnos al alma. Ahora puedes ver el camino
que deslumbra la película al narrarte.
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