Yo siempre quise leer a
Arthur Rimbaud, por varios motivos. Un poema, una fotografía y un
profundo deseo de saber cuál fue la razón que lo hizo abandonar a la poesía a
tan temprana edad. Así que mi hermano en aquella época me
sugirió que el libro podría conseguirlo en la casa de mi tía Rosa. En vista que
no tenía otra alternativa tuve que
visitarla y contarle mi inquietud para saber si me lo podría prestar. Me dijo;
sabes, yo jamás presto libros, la única manera que leas mis libros es que lo leas aquí en mi
casa. Entonces lo hice, casi todos los días iba
a visitarla a veces me invitaba
un exquisito café, la verdad que me tomó años igualar ese café, hoy mi café es prácticamente
incomparable pasado gota a gota. Menciono esto no porque me desvíe del tema
como diría algún periodista, sino, que el café y la poesía empezaron a tomar
cierta figura o cierto inicio en mi vida. Hasta que llegué a Mallarme el
inmenso.
Por otro lado, los hijos de mi tía Rosa, o sea mis primos todos mayores
que yo, cultísimos por supuesto. Probablemente ya se habían leído toda esa biblioteca, sin
duda alguna, sumado a la diferencia de
edad siempre condujo a una distancia. Pero
al pasar el tiempo creo que ellos ya no
me veían tan bien porque ir a leer los libros de mi tía no sé, quizás me pueda
llevar uno jajaja pero era especular, el punto es que empecé a valorar las
ediciones bilingües de varios simbolistas. Y fue en esa época que empecé a
visitar la avenida Grau. Un lugar con varias cuadras
de mesas tendidas en el suelo. Sujetos que vendían libros usados y muy
antiguos. Fue por medio de mis propinas que empecé a visitar a los libreros de
Grau esos ¡¡¡esos eran libreros!! Recuerdo
que conseguí una edición del Quijote de 1880 con unas ilustraciones
impresionantes. También conseguí Platero
y yo, mi libro favorito durante años, primera edición, obvio. Lamentablemente
ambos libros ya no están conmigo, pero hay cosas que pueden quedar en tu corazón
durante toda tu vida, sea cual sea haya sido el final, claro si tal cosa sea
real, porque hasta ahorita a que podríamos llamar final? Bueno, para no
extenderme más queridos contactos comparto una dedicatoria de aquellas que están
bien guardadas
Ahora, valoro mas la poesía de A.
Rimbaud, al café, la entera gratitud que me queda por mi tia Rosa del Carpio de
Bernuy autora de dos libros de poesía y
si mal no recuerdo aún sigue escribiendo una novela y principalmente valoro más a mi corazón o las
cosas que uno puede lograr con él.
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