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sábado, 9 de septiembre de 2017

Yo siempre quise leer a Arthur  Rimbaud, por varios   motivos. Un poema, una fotografía y un profundo deseo de saber cuál fue la razón que lo hizo abandonar a la poesía a tan temprana edad.   Así que mi hermano en aquella época me sugirió que el libro podría conseguirlo en la casa de mi tía Rosa. En vista que no tenía otra alternativa tuve  que visitarla y contarle mi inquietud para saber si me lo podría prestar. Me dijo; sabes, yo jamás presto libros, la única manera que  leas mis libros es que lo leas aquí en mi casa. Entonces lo hice, casi todos los días iba  a visitarla a  veces me invitaba un exquisito café, la verdad que me tomó años igualar ese café, hoy mi café es prácticamente incomparable pasado gota a gota. Menciono esto no porque me desvíe del tema como diría algún periodista, sino, que el café y la poesía empezaron a tomar cierta figura o cierto inicio en mi vida. Hasta que llegué a Mallarme el inmenso.
Por otro lado, los hijos de  mi tía Rosa, o sea mis primos todos mayores que yo, cultísimos por supuesto. Probablemente  ya se habían leído toda esa biblioteca, sin duda alguna, sumado a  la diferencia de edad siempre condujo a una distancia.  Pero  al pasar el tiempo creo que ellos ya no me veían tan bien porque ir a leer los libros de mi tía no sé, quizás me pueda llevar uno jajaja pero era especular, el punto es que empecé a valorar las ediciones bilingües de varios simbolistas. Y fue en esa época que empecé a visitar   la avenida Grau. Un lugar con varias cuadras de mesas tendidas en el suelo. Sujetos que vendían libros usados y muy antiguos. Fue por medio de mis propinas que empecé a visitar a los libreros de Grau esos ¡¡¡esos eran libreros!! Recuerdo que conseguí una edición del Quijote de 1880 con unas ilustraciones impresionantes.  También conseguí Platero y yo, mi libro favorito durante años, primera edición, obvio. Lamentablemente ambos libros ya no están conmigo, pero hay cosas que pueden quedar en tu corazón durante toda tu vida, sea cual sea haya sido el final, claro si tal cosa sea real, porque hasta ahorita a que podríamos llamar final? Bueno, para no extenderme más queridos contactos comparto una dedicatoria de aquellas que están bien guardadas

Ahora, valoro mas la poesía de A. Rimbaud, al café, la entera gratitud que me queda por mi tia Rosa del Carpio de Bernuy autora de dos libros de poesía  y si mal no recuerdo aún sigue escribiendo una novela y  principalmente valoro más a mi corazón o las cosas que uno puede lograr con él.


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