Por Edwin Angulo Quiroz
El 10 de enero de este año, el periodista Omar Amorós publicó en la revista Siete el artículo “¿Existe o no un boom literario peruano?”, respondiéndose de forma positiva aunque amparado en una afirmación explícita, como si titubeara. Dejando de lado que la nota no cuenta con el mínimo rigor de sustentación crítica, me gustaría cogerme de la pregunta y los supuestos lanzados para cuestionar si efectivamente existe este nuevo ‘boom literario’ del que enigmáticamente no nos hemos dado cuenta.Amorós escribe que el año que pasó tuvimos más de un motivo para enorgullecernos en cuanto a premios nacionales e internacionales ganados por nuestras letras, comentando por ejemplo el Premio Internacional Carlos Fuentes otorgado, para variar, a Mario Vargas Llosa y el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances otorgado a Alfredo Bryce Echenique (con farándula y todo). Más allá de lo importante o trascendentes que pueden ser estos premios ¿pueden constituir ambos escritores un ‘boom contemporáneo’? Es evidente que no y, es más, el que los dos peruanos más galardonados internacionalmente hayan sido dos representantes que vieron sus mejores luces alrededor de cincuenta años atrás nos da más un indicio de desastre que de reflorecimiento. Porque, y discúlpenme si desconozco algún dato, más allá de la invitación que tuvo el sí nuevo narrador Pedro Novoa a la Cátedra Mario Vargas Llosa en España, y el Premio de novela Francisco Casavella otorgado a Bioy de Diego Trelles, no he sabido de ninguna otra joven presea iluminando internacionalmente nuestro opaco cielo.
Pero dejemos lo internacional, porque siendo justos Amorós nos comenta que el nuevo ‘boom peruano’ se sustenta en los premios ganados por nuestros compatriotas a nivel nacional (¿?) Sí, es decir, que nuestro ‘boom literario’ se sostiene en los ganadores nacionales de los premios nacionales de convocatoria, valga la redundancia, nacional. O sea que para el periodista a más premios nacionales, mejor creación literaria, discúlpenme, pero ¿no esto una terrible falacia? ¿No es esto algo del más descarado autobombo? ¿No es absurdo celebrar que un premio nacional haya sido ganado por un escritor nacional?
No pretendo decir que toda la creación literaria actual sea mala, porque efectivamente se han publicado obras interesantes, además de que aún no he leído a muchas de las más comentadas, pero de allí a pretender sustentar que vivimos un reflorecimiento literario hay una gran distancia. Tal vez Omar se dejó llevar demasiado por el entusiasmo de la marca Perú y el Dakar pero creo que se hace necesario pensar con cabeza fría estos asuntos pues el entusiasmo desmedido, cuando no tiene un sustento real, es dañino.
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