©Enrico Diaz
AMIGA ENEMIGA
Yo ya no sé nada de la amiga soñada, de
la perdida esperanza de amar eslabón a eslabón con las frases y las palabras
tratando de ver lo que había entre ambos...
Ya me olvidé de esperar
ya me olvidé de creer
ya me olvidé de desear la mano amiga
la mano femenina que abrace la cima de
una conversación…
El perfil amenizado con el humo de mi
cigarro y los labios brillantes de ella y
tímidos que guardaban solo para sí…
y mi fuerza inacabable, de esperarla, contemplaba la noche oscura, también contemplaba
a tus ojos oscuros. También construí
molduras perfumadas, también fui un sastre para ti, y al final del túnel: es nada menos que la estructura de un
fantasma en el que en cierto modo forma la figura de tu alma.
Pero, ya pasaste al pasado, como una
sombra pétrea y el bronco pulso de la eterna oscura noche sirve de mil cosas… pero
entre ellas, es el silencio: para no rendirte más…
Mientras que el cielo no es más que mi
mano vacía sin tu mirada
y sin tus caricias imaginarias que silenciosamente
soñé para poder salir de mi alma, también
para poder salir de mi historia.
Y cuando me tragué eslabón a eslabón
las imágenes que me diste… de alguna manera rompí el pensamiento que me había
arrastrado a tantos lugares de neón, a tantos lugares en que me sentí sin mí… y
ahora me llevaste al lugar más PERDIDO
al silencio en donde he logrado creer, por fin, que imaginé tu presencia.
©Enrico Diaz
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