Movernos
continuamente a través de juicios que nos permiten dar parámetros a una persona con una “etiqueta” de que si eres tal cosa no puede
haber otra faceta en tu vida. Es algo
como la incapacidad de poder percibir con sensibilidad y
madurez lo que ocurre en nuestro alrededor. Hecho que es parte de la esencia de este mundo sutil que está latente en todas las
esferas sociales del homínido. Desde los grupúsculos culturales más informales hasta los más acartonados.
O cuando
te encuentras con un periodista y quiere
saber sobre tu vida o lo que haces de ella. El periodista guiado por la pauta de un reportaje se agarra
de ese tema para ponerte una etiqueta y
busca la manera que encajes con su
reportaje. De igual forma las
relaciones en las redes sociales funciona
muy parecido. Hace unos días me etiquetaron como subterráneo, no dijeron que
era escritor o que era pintor o poeta o
nada. Solo subterráneo, tema que
en ningún momento me sentí ofendido debido al gran cariño que le tengo a la
movida cultural o contracultural que se da en la lima. Sin embargo dentro del montón surgió un sujeto de baja estofa donde dijo: ¡ hey ,
ese, no es subterráneo! Por supuesto que
jamás me pongo a discutir con personas que no
las tengo al frente. Con gente que se escudan tras una pantalla.
Pero
cuando me puse a evaluar en verdad lo que era esa situación no me sorprendió
mucho.
Yo
anteriormente he sido entrevistado por
cuatro canales de tv. Uno dijo que yo era un restaurador de juguetes y pintor,
el otro dijo que yo era un restaurador de antiguedades y poeta, el otro dijo
que yo era un restaurador de muñecas antiguas y escritor. En algunos lugares me
conocen como poeta únicamente, en otros como pintor y nada más. Algunos dicen
que soy un pituco (dícese de una persona
acaudalada) i otros dicen que soy lo
opuesto. Entonces volvemos al origen de
ese círculo jurídico para ponerle la etiqueta al sujeto. En donde la elección de un rasgo debe
excluir a los otros. Y en el medio de
esa dicotomía está latente no solo el separatismo sino la esencia de nuestra condición
humana: “poner el dedo en los semejantes”.
En todo caso cito como despedida: IN LAK'ECH - HALA KEN
Los
mayas pensaban que todos somos parte integral de un único organismo gigantesco.
Los budistas, de igual modo, creen que pertenecemos a una realidad superior,
que somos parte de un Todo gigante y que ese Todo está vivo dentro de cada uno.
Según los mayas, el reino mineral, vegetal, animal y toda la materia esparcida por el universo a todas las escalas, desde un átomo hasta una galaxia, son seres vivos con una conciencia evolutiva. Cuando los hombres despertemos y nos demos cuenta de ese único organismo gigantesco, todas las relaciones estarán basadas en la tolerancia y la flexibilidad, se acabarán los juicios y los valores morales, pues el hombre, sentirá a los otros hombres, como otra parte de sí mismo.
Los mayas expresaban ese concepto de unidad en su saludo diario, cuando se encontraban se saludaban diciendo: "IN LAK'ECH", que significa "yo soy otro tú", a lo que contestaban: "HALA KEN", que significa: "tú eres otro yo".
Según los mayas, el reino mineral, vegetal, animal y toda la materia esparcida por el universo a todas las escalas, desde un átomo hasta una galaxia, son seres vivos con una conciencia evolutiva. Cuando los hombres despertemos y nos demos cuenta de ese único organismo gigantesco, todas las relaciones estarán basadas en la tolerancia y la flexibilidad, se acabarán los juicios y los valores morales, pues el hombre, sentirá a los otros hombres, como otra parte de sí mismo.
Los mayas expresaban ese concepto de unidad en su saludo diario, cuando se encontraban se saludaban diciendo: "IN LAK'ECH", que significa "yo soy otro tú", a lo que contestaban: "HALA KEN", que significa: "tú eres otro yo".
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