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Orígenes

Estimados lectores con placer y profundo aprecio a la literatura los invito a descubrir mi blog Café y escrituras con humo, un espacio donde la literatura respira con una libertad genuina, y donde cada cuento, relato o poema está tejido con esmero, ofreciendo mundos y personajes que buscan resonar en el alma. Es un rincón de lucidez y libertad de expresión, donde no existe censura ni rechazo, (ni de editoriales ni de fanzines) sino un llamado sincero a explorar juntos las profundidades de la imaginación y del pensamiento. Los textos son gratuitos y siempre bienvenidos a nuevos ojos, con la esperanza de que encuentren en ellos una chispa de inspiración o reflexión. ¡Los invito a tomar una pausa, servirse una buena taza de café, y sumergirse en la esencia de cada relato! , poema o artículos de mi autoría o de los escritores invitados. A continuación, dejo el índice del contenido:
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martes, 26 de agosto de 2025

Los 7 Arquetipos que Revelan tu Verdadero Yo | Carl Jung

Enrico Diaz Bernuy | La vigilia ------------

Me hallaba en un lugar donde el suelo era de tierra y las paredes de roca. Aunque todo parecía indicar que estaba en una caverna, tenía la certeza absoluta de que no lo era. El aire impregnado de humedad, el silencio quebrado apenas por una brisa invisible, generaban una atmósfera tétrica. No podía quedarme quieto: sentía la necesidad de huir de aquel sitio, pero mis pasos eran tan indecisos como constantes, buscando una salida en ese túnel sombrío, donde la luz ambarina —como si proviniera de antorchas ocultas— esparcía un resplandor sepulcral,  y sobre todo cargado de soledad.

Finalmente, mis pasos me condujeron a una abertura. Apenas divisé el enorme orificio de la salida, respiré un aire más fresco. Descubrí entonces que emergía del interior de una pirámide terrosa, sin duda una construcción ancestral. Me encontraba a mitad de la estructura, en una especie de escalinata con una plataforma lateral para caminar. Avancé con mayor seguridad, como si me hubiera librado de aquel encierro cuyo origen desconocía, pues no recordaba cómo había llegado hasta allí.

Unos metros más adelante vi otro orificio (como una entrada). De él salió corriendo un muchacho de unos diecinueve años, vestido con uniforme escolar. Su rostro indígena estaba desfigurado por el llanto, y sus ojos, al cruzarse con los míos, revelaban el espanto de quien acaba de atravesar una pesadilla insoportable. Sin detenerse, huyó hacia el exterior. Segundos después apareció una muchacha algo menor que él, también llorando; pero su rostro, además de bañado en lágrimas, mostraba las huellas de haber pasado una brutal paliza. Llevaba el cabello largo y lacio, despeinado, y al verme giró la cabeza con un gesto rápido antes de correr tras el joven.

Me acerqué al lugar de donde habían salido: una caverna en el interior de la pirámide. Entré movido por la curiosidad y encontré un espacio inhabitable: leña amontonada, excrementos dispersos, un hedor nauseabundo y una atmósfera de encierro que más parecía sala de tormentos que refugio. Me retiré de inmediato, aunque unos metros más adelante descubrí otro pasadizo que descendía hacia un nivel inferior. La curiosidad me venció y lo seguí, adentrándome como si una parte de mi deseara buscar al corazón de la pirámide.

Ese túnel me condujo a un corredor que desembocaba en otra caverna. Allí, a la distancia, comenzaron a llegarme sonidos infantiles: risas, murmullos, voces de niños jugando o conversando El contraste con la atmósfera macabra del lugar me estremeció, pero la intriga me obligó a avanzar. Al llegar, descubrí un grupo de pequeños, de entre nueve y doce años, que conversaban y jugaban sin reparar en mi presencia.

Una voz interna me advirtió que no los interrumpiera. Permanecí inmóvil, aunque la urgencia de escapar aumentaba en mi interior.

Cuando por fin me disponía a alcanzar otra salida que había divisado, los niños se percataron de mí. Me rodearon y comenzaron a hablar en una lengua desconocida, sus miradas oscuras transmitiendo hostilidad. Uno de ellos se abalanzó y me sujetó la mano con fuerza inusitada, mientras pronunciaba palabras incomprensibles pero cargadas de agresividad. Entonces lo comprendí: aquello no eran simples niños…

Sus fuerzas eran desproporcionadas a sus cuerpos; pronto se lanzaron contra mí, golpeándome y sujetándome con violencia. En medio de la confusión, noté cómo uno de ellos estiraba su brazo con una elasticidad antinatural, revelando lo monstruoso bajo el disfraz infantil. Un escalofrío me recorrió, y en ese instante me convencí de que estaba atrapado en un sueño.

La lucha se volvió frenética. Usé toda mi fuerza contra ellos, golpeándolos con la brutalidad con que se enfrenta a adultos, sin piedad, pues su aspecto era solo una máscara para ocultar lo inhumano. La certeza de estar soñando me dio la frialdad necesaria para aplastar cráneos y destrozar cuerpos que, a pesar de su apariencia infantil, eran engendros monstruosos.

Finalmente logré zafarme y salir de aquel lugar. Mis pasos eran pesados, exhaustos, como si cada huida me costara la vida entera. Al recobrar el aire, me asaltó una duda abismal: ¿había sido todo aquello un sueño o, acaso, este estado de vigilia en el que me encontraba no era sino otro sueño dentro del sueño?

Enrico Diaz Bernuy


 

domingo, 24 de agosto de 2025

Por qué las Personas Inteligentes Nunca se Defienden (y tampoco hay amigos)



El uso del cannabis  conduce a efectos analgésicos y relajantes en donde conduce a un deterioro cognitivo irreversible. Sin embargo, el cannabis es muy importante no para curar sino para dar alivio a cuadros de esclerosis múltiple, epilepsia resistente y nauseas por quimioterapia. Dicha mi opinión ahora los dejo con el video...



jueves, 21 de agosto de 2025

Aunque no lo demuestre ahí ando superando el estres... 




 

 



"No sé si trabajo para hacer algo, o para saber por qué no puedo hacer lo que quiero hacer.

Pinto y esculpo para controlar la realidad... para protegerme a mí mismo.
Si alguien más pudiera pintar lo que yo veo, sería maravilloso, porque entonces no tendría que pintar nada.
Todo lo que puedo hacer será siempre una débil imagen de lo que veo y mi éxito siempre será menor que mi fracaso o tal vez igual al fracaso.
He estado 50 mil veces en el Louvre. He copiado todo en dibujo, tratando de entender.
Artísticamente todavía soy un niño con toda una vida por descubrir y crear. Quiero algo, pero no sabré lo que es hasta que tenga éxito en hacerlo. ”

viernes, 8 de agosto de 2025

de Enrico Diaz Bernuy

 

 

El alma que clava sus raíces en la entrega cosecha una paz que ninguna sombra toca, pues vierte en el cáliz del Infinito cada fruto de su siembra.
Mas quien se aparta de esa corriente y guarda el oro para su propio cofre, queda atrapado en las hiedras que nacen de sus propias manos. Manos…

de Enrico Diaz Bernuy

 

 

Quien no alimenta serpientes de rencor ni persigue 

mariposas de oro en el jardín de sus actos, es ya un 

exiliado de sí mismo y un rey de su propio silencio.

Desnudo de las máscaras de la dualidad, cruza 

como 

viento entre barrotes de humo y disuelve el muro 

que 

ata al alma a la arcilla.

¡Oh, Arjuna, 

martillo del destino y guardián de las batallas 

invisibles!

martes, 5 de agosto de 2025