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Orígenes

Estimados lectores con placer y profundo aprecio a la literatura los invito a descubrir mi blog Café y escrituras con humo, un espacio donde la literatura respira con una libertad genuina, y donde cada cuento, relato o poema está tejido con esmero, ofreciendo mundos y personajes que buscan resonar en el alma. Es un rincón de lucidez y libertad de expresión, donde no existe censura ni rechazo, (ni de editoriales ni de fanzines) sino un llamado sincero a explorar juntos las profundidades de la imaginación y del pensamiento. Los textos son gratuitos y siempre bienvenidos a nuevos ojos, con la esperanza de que encuentren en ellos una chispa de inspiración o reflexión. ¡Los invito a tomar una pausa, servirse una buena taza de café, y sumergirse en la esencia de cada relato! , poema o artículos de mi autoría o de los escritores invitados. A continuación, dejo el índice del contenido:
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miércoles, 17 de septiembre de 2025

Para mi futuro libro titulado: ALUMBRAMIENTOS FICCIONADOS e ILUMINACIONES... ( poesía ) Autor: ENRICO DIAZ BERNUY


Cuatro canciones para Daniela

(Poesía)

  

Luna Roja

I

 

Tu pasado fue un caracol encendido en capacidad a tu sabiduría.

En contra de todos los destinos hubo un árbol que abrazamos.

Y sin que lo sepas había una parte tuya que nacía de nuevo.

Sembrando en  aquellas mismas espirales.

De ese caracol que albergaban tus pasados sobre mí.

 

El ramaje hacía retumbos, tu sonreías y mirándome,  me silenciabas;

Así coincidimos en el mismo latido y fe.

Ese mismo árbol que nos acompañó como tres almas.

Tus ojitos pequeños pero ardientes hicieron sentirme lleno y completo.

 

En las formas que germinaban sobre mí.

Desiertos de café usado y nácar servían así para enfocarme.

Para atender mejor a tus aromas en tus poros sobre mis besos.

y las licencias.

 

Así navegué con la humedad de un sueño delirante, dimensional.

En donde el desierto se volvió  mar,  y yo anclé con la tensión de tus cabellos

Para dibujarte mejor con estas manos que pintaron tus sombras.

Así hallé tu hondura que me embriagó, dibujándote hallé tu luz y así.

Un camino se deslizó para encenderlo todo.

 

Volcánico me involucró en otras majestuosidades.

Con mi rudeza y una  ternura al mismo tiempo.

Como un pétalo que buceó.

En los confines que recién dábamos paso…


II

 

 

Los colores más parecidos a ese café.

En donde inició nuestro segundo comienzo. 

Entre los dibujos de tus pasos.

Sobre todo se alzó una magia sin nombre.

 

Mi nombre encriptado en tu apellido.

Como una llama unida y similar a la luna roja. 

Como su reflejo sobre un océano de canela que posa.

Como la que alberga todas las partes de tu piel.

Mi apellido encriptado en tu destino.

 

Contigo sentí muchas ganas a seguir escribiendo.

Sobre el libro sagrado que tanto amo. Me sentí con luz, lleno, completo.

Contigo fui otra clase de humano con la sangre de Nuestra sangre…

Eso era completitud.

 

Tu sabiduría era una luna  roja sobre canela.

En las tensiones  de mis desiertos.

Tú no eras de tu edad y yo contigo ya no me sentía en este cuerpo.

Porque en mi sangre corres tú y eres el desafío.

  

 

III

 

 

Al final declinaste, la falta de reciprocidad se reveló sin disfraces ni máscaras,

mi remplazo inmediato reveló que toda mi historia era una fantasía llena

de mis propios vacíos…

 

Una ficción en la que el único culpable era yo.

Tejiendo e hilvanando una urdimbre con palabras, 

pedrería fina para esculpir tus silencios, 

con mis besos y mis sueños 

Que por mi fortuna no llegué a decirte algunas cosas.

Palabras que quedaron en la sombra recogida 

de una promesa jamás dicha, y mis teorías.

Salvándome del eco de aquel abismo de mis fantasías… 

La luna roja quedó zurcida  sobre la sangre de mi sangre.       

 

IV

 

Mi reemplazo inmediato fue para mí, como un incendio sobre una mesa vacía.

Una llamada sin contestar.

Evidencia brutal de un vidrio empañado,

de ese espejismo, de esa paradoja, y de ese silencio.

Un puñal que empuñaba la raíz del más hondo hielo.

Mis sueños en naufragio a urdimbre de sombras…

Dejó una parte de la luna roja,  en mí, en  una línea roja sobre mi brazo.

Una marca secreta de una historia.

Fui culto al ocultarte palabras que hoy hubieran sido eco de un abismo.



Yo, único culpable, 

tejiendo e hilvanando con la ceguera de un dios caído

una urdimbre hecha de letras,

de tu piel convertida en palabras,

de mis besos que nunca fueron más que humo,

de mis sueños que encallaron como náufragos sin costa.

 

Palabras que quedaron en la sombra,

extendida de una promesa jamás dicha.

Un oxímoron en el centro de mi pecho.

 

Como una tesis a lo sentimental,

pero que hoy termina en una despedida.

En el mismo lugar donde la luna roja iluminó,

y me dejó con las espirales de aquel mismo caracol.

 

 Enrico Diaz Bernuy



 

 

 

 


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