Una canción para Daniela
(Luna Roja)
I
Tu pasado fue un caracol encendido en capacidad a tu sabiduría.
En contra de todos los destinos hubo un árbol que abrazamos.
Y sin que lo sepas había
una parte tuya que nacía de nuevo.
Sembrando en aquellas mismas espirales.
De ese caracol que
albergaban tus pasados sobre mí.
El ramaje hacía retumbos,
tu sonreías y mirándome, me silenciabas;
Así coincidimos en el
mismo latido y fe.
Ese mismo árbol que nos
acompañó como tres almas.
Tus ojitos pequeños pero
ardientes hicieron sentirme lleno y completo.
En las formas que
germinaban sobre mí.
Desiertos de café usado y nácar
servían así para enfocarme.
Para atender mejor a tus aromas
en tus poros sobre mis besos.
y las licencias.
Así navegué con la humedad
de un sueño delirante, dimensional.
En donde el desierto se
volvió mar, y yo anclé con la tensión de tus cabellos
Para dibujarte mejor con
estas manos que pintaron tus sombras.
Así hallé tu hondura que
me embriagó, dibujándote hallé tu luz y así.
Un camino se deslizó para
encenderlo todo.
Volcánico me involucró en
otras majestuosidades.
Con mi rudeza y una ternura al mismo tiempo.
Como un pétalo que buceó.
En los confines que recién
dábamos paso…
II
Los colores más parecidos
a ese café.
En donde inició nuestro
segundo comienzo.
Entre los dibujos de tus
pasos.
Sobre todo se alzó una
magia sin nombre.
Mi nombre encriptado en tu
apellido.
Como una llama unida y
similar a la luna roja.
Como su reflejo sobre un
océano de canela que posa.
Como la que alberga todas
las partes de tu piel.
Mi apellido encriptado en
tu destino.
Contigo sentí muchas ganas
a seguir escribiendo.
Sobre el libro sagrado que
tanto amo. Me sentí con luz, lleno, completo.
Contigo fui otra clase de
humano con la sangre de Nuestra sangre…
Eso era completitud.
Tu sabiduría era una
luna roja sobre canela.
En las tensiones de mis desiertos.
Tú no eras de tu edad y yo
contigo ya no me sentía en este cuerpo.
Porque en mi sangre corres
tú y eres el desafío.


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