23 de mayo, el día esperado.
Cuando finalicé
la Universidad, cada cumpleaños
reafirmaba por alguna razón desconocida «volverme un artista, un escritor, un
creador» y esto a la vez sumó una muralla de sueños, que de alguna manera, o por su misma cualidad
siempre los idealizaba basado en los representantes más importantes de los que
para mí era especialmente la literatura
y la pintura francesa particularmente. Me
refiero a la escuela simbolista.
Para los que ya
saben a quienes me refiero entenderán
ahora que la influencia de la literatura francesa con esa amplia gama de escritores evocados en
atestiguar la preocupación de profundizar en las relaciones del hombre con el
hombre, marcaron mi manera de palpar la
vida y de vivirla principalmente.
Cada cumpleaños
desde la época que acabo de mencionar figura el perfil de distintos obstáculos
que no permitían avanzar hacia mis sueños, pero lo más interesante de todo es que llega un momento que ves a tus sueños
que ya no dependen de ti, sino que están bajo la aprobación de los demás.
Cuando viví esa
sensación rompí las cadenas y empecé a vivir de una manera diferente. Eso me
produjo ciertas satisfacciones pero también una soledad que siempre me ayudó a
poder continuar en mi creación artística como en la literaria. En la familiar solamente encontré estar distante.
A pesar de todo con la fuerza de las redes sociales en las que participo por internet me hizo contactar, entablar y retomar lazos de amistad y cariño hacia personas que viven en mi mismo país y que nunca los veo en el mundo físico salvo en el virtual.
También
sentimientos volcados a quienes viven al
otro lado de este continente y que probablemente nunca vaya a ver frete a
frente. Me gustaría mencionar pero sé
que puedo olvidar a alguien más, - soy muy despistado y también soy un sentimental.
Un amigo a quien respeto mucho me dijo: «uno escribe para los demás» Yo le creí, pero al pasar el tiempo y al ver que mi novela no se vendía como esperaba y no había sido aceptado por la crítica literaria de Lima, a pesar de todo seguía con la literatura que venía labrando o mejor dicho en donde día a día con una terquedad que sólo me demostraba un rasgo obsesivo en mi.
De esta manera
retomar la creación de mi tercera novela me permitió
entender que solamente escribía para mí, y que el
público de Lima busca leer novelas con un lenguaje popular o que incluso usen recursos
narrativos como la replana era algo que descubrí, pero a la vez me demostró cómo van las tendencias o gustos por la lectura en mi país.
Hablar de público
es muy ambicioso de mi parte. Mi obra fue llevada solamente a las manos de
algunos críticos y difusores culturales y tres librerías pequeñas que con gran
esfuerzo aceptaron unos cuantos ejemplares de mi novela.
Respecto a los
críticos la entrega fue personal y a
otros por correo. En su mayoría recibí
el mismo silencio que representa solo una cosa:
«El silencio» y
el silencio es la nada, o sea «tu eres la nada», tú no existes o tu obra no
existe o la suma de todo lo dicho.
Usted que está
leyendo estas cosas dirá: qué tiene que
ver todo esto con tu cumpleaños?
Que en mi
cumpleaños siempre rememoro todo como un «memorioso»
similar al cuento de BORGES. Ello me
permite hacer un balance de mis victorias y mis derrotas, expresar esto me
enseña a mí mismo mucas cosas. Pero también a
decirle a los demás quien soy.
Y tengo que celebrarlo no dejar de beber un buen
Vino color SANGRE es lo más saludable para esta voz que llevo.
No soy muy asiduo a los bares pero en ocasiones me refugio en una solitaria mesita ubicada en mi departamento o dentro de mi oficina justamente cuando los ruidos han cesado y todos duermen.
En esos momentos las burbujas que hay en la superficie de mi copa llena de vino SANGRE forman entre ellas la ráfaga ordenada como una minúscula constelación esperando ingresar por las compuertas de mis labios.
No soy muy asiduo a los bares pero en ocasiones me refugio en una solitaria mesita ubicada en mi departamento o dentro de mi oficina justamente cuando los ruidos han cesado y todos duermen.
En esos momentos las burbujas que hay en la superficie de mi copa llena de vino SANGRE forman entre ellas la ráfaga ordenada como una minúscula constelación esperando ingresar por las compuertas de mis labios.
Ese rojo profundo
como sangre viva y cristalina del vino me permite de nuevo rememorar la sangre
que llevo, el ADN de mi vida es único. Al igual que cada persona es única, pero
siempre uno tropieza y esa caída nos hace olvidar de nuestra grandeza o nuestros poderes.
Celebrar mi
cumpleaños con mi pequeño hijo es lo que más valoro en mi
vida. Sé que algún día él no va a necesitarme, por eso me voy fuera de
Lima sin ningún libro bajo el brazo al lado de
su tibia mano y en el medio de esta devoción sentir la grandeza de sus
juegos imaginarios con el vocabulario que día a día está aprendiendo me hace
sentir cada vez más vivo.
Contemplar cómo juega con mis máquinas de escribir y reírme cuando las termina malogrando y yo tercamente las vuelvo a reparar o cuando con tanto amor me pide mis pinturas, esto es un trajín, jajaja !
Contemplar cómo juega con mis máquinas de escribir y reírme cuando las termina malogrando y yo tercamente las vuelvo a reparar o cuando con tanto amor me pide mis pinturas, esto es un trajín, jajaja !
Y también hay una devoción por mi parte. Sus
ojos penetrantes lo devoran todo al igual que mi corazón. Sus ojos penetrantes
son parecidos a los míos.
Finalmente estar
lejos del urbanizado distrito de San Isidro era alejarme también del esmeril
que día a día retumba y trina como una maquinaria letal. El distrito de San
Isidro está en crecimiento y nunca para, —nunca—. Excesivamente urbano, a veces ruidoso y limpísimo.
Entonces viajar hizo cambiar ese sonido por el crujido de los árboles y el azote del viento en toda la naturaleza. Ese estremecimiento sumado a contemplar la noche iluminada por el sinfín de estrellas, como un racimo. Me hacía dudar si todo lo estaba soñando o quizás yo sea un sueño de alguien más.
Pasar solamente 3
noches fuera de casa, en realidad creo merecerlo después de todo ya han pasado
cuatro años que no hago algo así. Mi hijo tiene cuatro años y siempre he
guardado el derecho a su privacidad y dudo mucho que cambie de opinión.
Mi cumpleaños fue
una cosa sencilla, simple, como el mismo reflejo de lo que es mi vida.
Este resorte de
recuerdos figura la apoteosis de mi fuerza que reafirmo nada más lo que
soy y lo que hago con mi vida. Pero las
horas llegaban a su fin el lienzo profundo del atardecer y sangriento no
paraban de hacerme recordar que
en Lima espera mi novela.
Responsabilidades laborales y que esas horas que viví cabalgando eL hermoso caballo plateado..., mi sangrienta novela esperaba por mi.
No sé si este año pueda terminarla me exige tanto pero estos son los momentos que me debo llenar de ímpetu para poder continuar con mi vida y seguir trabajando en el silencio y el anonimato y las dulzura de las noches que alimentan mi corazón…
Responsabilidades laborales y que esas horas que viví cabalgando eL hermoso caballo plateado..., mi sangrienta novela esperaba por mi.
No sé si este año pueda terminarla me exige tanto pero estos son los momentos que me debo llenar de ímpetu para poder continuar con mi vida y seguir trabajando en el silencio y el anonimato y las dulzura de las noches que alimentan mi corazón…
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