Mi libro remueve un lenguaje inadaptado
a tus palabras
o también a las delicias de una revelación o aguijón.
Mi libro es un rastro lejano sobre una
orilla, lista en
insinuaciones en el seno donde surgen las aboliciones…
Mi libro son muchos libros que son míos,
como el ardor de un adiós.
O cuando un amigo te mira de frente a los ojos,
y jamás te pide algo.
Mi libro esculpe carnosos versos sobre estos
grilletes
que a veces sirve de los conjuros perfectos para dormir.
De esta forma, surgir de la imposibilidad del corazón.
Mi libro se revela siempre en blanco. Luego lo recuerdo
lleno de letras (por la
timidez) o los temblorosos movimientos
de las dudas, que surgen como aleteos diminutos encima
de un
inmenso océano, — lleno en palabras—.
Mi libro tiene alas que anida y esculpe día
a día:
verbos transitivos: a un rostro que no
conozco.
Mi libro es parecido al libro que todos
llevan
en el fondo de tus manos.
Enrico Diaz
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