Brillaban las estrellas,
y tímido era el aire,
y tiritaban las palabras
en mi boca.
Recordaba aquellas horas,
misteriosas para mí,
y tu dulce voz
me hablaba al corazón.
Ahora me siento morir,
y siento que no habrá más
día ni noche para mí,
ni luz ni amor.
Ah, cuánto amé,
ah, cuánto he amado,
y ahora en la muerte
mi vida se va,
mi vida se va…
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