Extrayendo lo pivotante sentí que lo castraba mientras que al
hacer lo mismo con varias de las ramas y la copa lo terminaba decapitando
quedando como “el decapitado”. El tiempo
pasó y todos los comentarios de las personas que me rodean indicaban que yo era
un criminal. El punto es que llevo de haber leído varios libros sobre este tema
y ahora con el youtube conocí a unos eruditos que se esfuerzan en hacer
conferencias sobre el tema, la verdad que mal, no lo hacen. Y de alguna manera
sentí confianza en aplicar los conceptos a la práctica.
El tiempo pasó y sentí algo parecido al
arrepentimiento por haber eliminado una planta que supuestamente estaba en su
esplendor. Pueden creer que hasta le di un beso para que se recupere o que me
perdone. Resulta que el tiempo pasó y la
plántula respondió (después de un mes).
El día que vi ese ápice de color verde clarísimo sentí ---FELICIDAD--- y
la gratitud vivida es algo bien interesante. Definitivamente contemplé el nuevo
destino que le he deparado a la planta. Es como una transformación a niveles
en estética basados en conocimientos de botánica y técnicas del
bonsaísmo.
Enrico Diaz
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