Estimados lectores de este espacio literario,
comparto con ustedes finalmente la introducción al poema que vengo escribiendo
desde hace unos años. Como decía un ex contacto, dirigiéndome a 4 gatos y un
gatoide, espero que disfruten la intro.
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Poetizar una conversación
filosófica de raíz hindú no constituye únicamente un ejercicio estético, sino
un acto de rescate y reinterpretación de una de las tradiciones más influyentes
en la historia del pensamiento universal. En los vestigios de los Vedas, los
Upanishads y, de manera eminente, el Bhagavad Gītā, se preserva una
herencia intelectual que trasciende lo abstracto para convertirse en
experiencia interior, en invitación a la reconexión espiritual del ser humano
con lo trascendente.
La traducción poética de estos
diálogos abre canales sensibles que favorecen la comprensión intuitiva y
simbólica, allí donde la razón discursiva resulta insuficiente.
Así como diversos artistas han recreado visualmente
obras cumbre de la literatura —caso de El Quijote o La Divina Comedia,
interpretadas por Dalí y otros exponentes— debido a su afinidad con dichas
creaciones, del mismo modo se planteo aquí un vínculo profundo con el Bhagavad
Gītā, texto que se considera esencial dentro de la tradición védica y, al
mismo tiempo, universal.
Si bien algunos intelectuales reducen esta obra a
una conversación con matices filosóficos, desde esta perspectiva se la reconoce
como la expresión suprema para el desarrollo de la conciencia del ser humano,
manteniendo siempre la fidelidad a las primeras traducciones y
transliteraciones de la Biblioteca Védanta.
Desde una óptica filosófica y lingüística, poetizar
equivale a expandir las posibilidades del lenguaje. Las metáforas, imágenes y
ritmos verbales no cumplen solo una función ornamental: actúan como
catalizadores de significados múltiples, capaces de generar nuevas
interpretaciones y de abrir campos de reflexión creativa aplicables tanto en el
ámbito literario como en el académico y artístico.
Identificar figuras retóricas o escenas poéticas en
los diálogos entre Śrī Kṛṣṇa y Arjuna permite, además, mantener vivo el vínculo
entre filosofía y literatura, potenciando un terreno fértil para la
investigación interdisciplinaria.
En relación con la obra original, resulta
pertinente subrayar la presencia de la función poética, junto a las funciones
connotativas y denotativas propias de todo texto literario. En este marco surge
el proyecto de poetizar cada estrofa del Bhagavad Gītā, no como simple
ejercicio de recreación estilística, sino como una práctica de estudio profundo
y, a la vez, de bhakti (devoción).
La intención es preservar la esencia del texto
sagrado, de modo que la voz de Kṛṣṇa continúe habitando en la nueva propuesta
poética.
A ello se suma un fundamento neurocientífico que
refuerza la pertinencia de este enfoque. Investigaciones recientes han
demostrado que la producción y recepción de imágenes poéticas activa regiones
cerebrales vinculadas a la memoria, la empatía y la regulación emocional.
Poetizar, en este sentido, no solo estimula la
creatividad y la inteligencia, sino que también contribuye a la plasticidad
neuronal, a la salud mental y a la construcción de un sentido vital más
profundo. Poetizar es eso y quien lo lea le veneficiará en los campos
neuronales mencionados. Por que quien lo lee, interpreta e imagina las
metáforas, y eso es un viaje a otros funcionamientos físicos (neuronales) y
sobre todo, espirituales…
En conclusión, poetizar el Bhagavad Gītā
representa un esfuerzo interdisciplinario que conjuga la filología, la
filosofía y la neurociencia. Más que un recurso estético, constituye un medio
de veneración y de estudio, un gesto de reverencia hacia la obra original que
integra razón, emoción y espiritualidad. En esta fusión entre forma y fondo, la
poesía se convierte en vehículo de conocimiento absoluto y en acto de entrega a
los pies del gran Señor, Śrī Kṛṣṇa.