A través del perdón nos damos la oportunidad de darnos
cuenta lo que hemos hecho de nosotros mismos al participar en el sistema de
conciencia mental, permitiendo la esclavitud, la violencia, el engaño, el odio
y nuestro propio dolor, y por lo tanto nos permitimos parar lo que hemos creado
dejando ya de ser lo que nos hemos percibido y creído ser (nosotros somos los
demonios.)
p
Orígenes
Estimados lectores con placer y profundo aprecio a la literatura los invito a descubrir mi blog Café y escrituras con humo, un espacio donde la literatura respira con una libertad genuina, y donde cada cuento, relato o poema está tejido con esmero, ofreciendo mundos y personajes que buscan resonar en el alma.
Es un rincón de lucidez y libertad de expresión, donde no existe censura ni rechazo, (ni de editoriales ni de fanzines) sino un llamado sincero a explorar juntos las profundidades de la imaginación y del pensamiento. Los textos son gratuitos y siempre bienvenidos a nuevos ojos, con la esperanza de que encuentren en ellos una chispa de inspiración o reflexión.
¡Los invito a tomar una pausa, servirse una buena taza de café, y sumergirse en la esencia de cada relato! , poema o artículos de mi autoría o de los escritores invitados.
A continuación, dejo el índice del contenido:
- Artículo sobre José Lezama Lima
- Artículo de Pilar Alvarez sobre Zygmunt Bauman
- Upanishad
- Patricip Porn
- Poesía Enrico Diaz Bernuy | Numen | Un poema de exilio y trascendencia, donde la soledad se funde con la luz y el viento. Entre imágenes cósmicas y paisajes íntimos, evoca el amor, la memoria y la eternidad.
- Poesía Enrico Diaz Bernuy | "Los cinco fuegos del artista" es un poema que explora la esencia de la creación con intensidad y simbolismo. A través de cinco cantos, reflexiona sobre la madurez, la entrega, la soledad, el hogar y la fe. Una obra que ilumina el proceso creativo con imágenes poderosas y profundidad filosófica.
- Poesía Puzle de Enrico Diaz Bernuy | Un poema con una propuesta lingüística inédita, que explora desamor, transformación y sombras del alma, invitando a una profunda reflexión sobre la desconexión humana.
- Poesía para Armar !! "Descubre Poesía Puzle, un método único e innovador que redefine la poesía. Cuatro formas de lectura, un mismo poema, múltiples interpretaciones que te transformarán."
- VIDEO: Poesía la Tormenta oculta de Enrico Diaz Bernuy
- VIDEO: poema Enrico Diaz Bernuy
- VIDEO: Poema, "Dardos a un sueño" de Enrico Diaz Bernuy
- VIDEO: Poema, "Para olvidarlos" Enrico Diaz Bernuy
- Relato: El legado interior | Enrico Diaz Bernuy
- Poema Enrico Diaz Bernuy
- Poema de Pablo García Baena
- Junio, poesía de Enrico Diaz Bernuy
- Poesía en Pandemia de Enrico Diaz Bernuy
- A mixta oscuridad, poesía de Enrico Diaz Bernuy
- Cuento: Tridente Luminoso
- Escritos sobre creación
- Poema, Gratitud.
- Cuento: El TAROT AMUN
- Relato: El hundimiento para la claridad
- Reseña al libro del poeta Pablo Pineda
- Video poema en el día Mundial del Agu
- Radio Arinfo . Argentina
- La felicidad del impersonalismo (cuento)
- Cuento: Marta !!
- Melodía y Verso de Enrico Diaz Bernuy
- Un poema del libro "A mixta oscuridad"
- Cuento: Subtecaviar !!!!!
- Robo a una Biblioteca | Un hombre desilusionado, marcado por el legado de su madre y sus propios demonios, se sumerge en el crimen. Su destino se entrelaza con un audaz robo a la Biblioteca Nacional de Perú.
- Cuento: Los sentimientos de Leonardo Dávila y sus futuras canciones
- Prosa: El legado | Trata entre la música culta y el arte visual, alguien lucha contra la herencia familiar y el miedo al fracaso. Un cuento sobre rupturas, silencios y la inevitable llamada del arte.
- Una historia sobre tortugas
- Un cuento sobre la soledad y un parque...
- Prosa: Pisos de la distancia.
- Plenitud silentum
- Ficciones sobre zapatillas
- Narraciones sobre el arte contemporáneo y misterios
- Artículo de Bruno Cueva Villafuerte | Descenso al bosque de Arges
- El endoesqueleto T800 | Cuento |
- Beso a la Venezonala !! Narra la caída de dos hermanos venezolanos en la delincuencia limeña. Entre seducción y extorsión, explora dilemas existenciales, desarraigo y filosofía plutarquiana, con tintes eróticos y la crudeza de un joven peleador callejero.
lunes, 13 de octubre de 2014
viernes, 26 de septiembre de 2014
Escribir, ya no sentado en la silla.
Cuando uno se imagina a un escritor en pleno trabajo, se lo imagina sentado en una silla, delante de una mesa, tecleando sin pausa las letras de la máquina de escribir (en el pasado) o del ordenador (ahora). Incluso se lo imagina con la pluma en la mano, tomando notas, haciendo esquemas, redactando páginas y páginas, pero siempre sentado, en el mejor de los casos en un silloncito, o al aire libre, pero en general en su despacho.
Ya vimos hace unas semanas que hay gente mucho más original, gente, por ejemplo, que escribe de pie. Y qué queréis que os diga, esos despiertan mi admiración: me los imagino activos, rectos, impetuosos. A los que escriben acostados, por contra -porque también los hay- y salvo caso de enfermedad, me los imagino lánguidos, vagos, y un poquito más despreciables. Aunque después, lo cierto es que entre esos escritores que escribían en posición horizontal, hay muchos grandes nombres. Y que dicen que escribir en la cama puede potenciar el acceso a los mundos imaginarios. ¡Pero qué incómodo parece!
En todo caso, aquí tienes 10 fantásticos autores a los que les gustaba escribir recostados.
Marcel Proust: Lo cierto es que al escritor francés (bastante indolente y melancólico) le pega muchísimo eso de escribir desde la cama, y así lo hacía. Permanecía en la cama hasta bien pasado el mediodía, escribiendo y corrigiendo sus notas, y lo hacía en posición prácticamente horizontal, con la cabeza sobre dos almohadas y el codo apoyado para poder llegar al cuaderno en el que escribía. Además, su habitación estaba forrada con corcho para asegurar su tranquilidad. De hecho pasaba muchas más horas en su cama que en su escritorio.
Voltaire: Se estima que el filósofo ilustrado podía llegar a trabajar hasta 18 horas al día, así que no le vamos a afear que hiciese parte del trabajo desde la cama. Su rutina era así: se despertaba temprano y se pasaba la mañana acostado en la cama, leyendo y dictando textos nuevos a uno de sus secretarios. No se levantaba hasta el mediodía.
Truman Capote: Lo explicó él mismo en una entrevista en The Paris Review: “Soy un escritor completamente horizontal. No puedo pensar a menos que esté acostado, ya sea en la cama o estirado en un sofá y con un cigarrillo y café a la mano. Tengo que estar fumando y bebiendo. A medida que la tarde avanza, me muevo desde el café y el té de menta al el jerez y a los martinis”.
Vicente Aleixandre: Tras ganar el premio Nobel, un programa de televisión sueco quiso grabarlo en su rincón de trabajo, y Aleixandre respondió: “me temo que no va a poder ser, usted me disculpará, pero es que yo escribo siempre en la cama”.
Edith Wharton: En lugar de escribir en su despacho, por las mañanas Wharton pasaban varias horas escribiendo en la cama después del desayuno, e iba tirando las páginas acabadas al suelo sin orden ni concierto, de donde las recogía su secretaría, quién se encargaba de ordenarlas y mecanografiarlas.
Vladimir Nabokov: como ya explicamos en su momento, Nabokov era un tipo versátil, también en sus rutinas de escritura. Lo hacía de pie, sentado o tumbado según el momento del día, como él mismo explicó en alguna ocasión:”Me gusta empezar el día en la posición vertical del pensamiento vertebrado, en un encantador atril antiguo que tengo en mi estudio. Después, cuando siento la gravedad mordisqueando mis pantorrillas, me instalo en un cómodo sillón junto a una mesa normal; y, por último, cuando la gravedad comienza a subir por la espalda, me acuesto en un sofá en un rincón de mi pequeño estudio”.
Ramón María del Valle-Inclán: El escritor gallego solía escribir acostado en la cama, en cuartillas que después fijaba con chinchetas en un tablero para que su mujer ordenara y transcribiera. Pero no solo dormía en la cama, también le gustaba recibir allí sus visitas. Eso sí, su salud no era ninguna maravilla y siguió escribiendo hasta el final, de hecho, se afirma que cuando murió estaba escribiendo en su cama.
Juan Carlos Onetti: Onetti comenzó a escribir acostado a modo de homenaje: “Si mi maestro Valle-Inclán escribía en la cama…”; así que se tumbó y permaneció sus últimos años prácticamente confinado en su habitación, escribiendo entre las sábanas. Dicen que era tan raro verlo de pie, que su perro se sorprendía al verlo levantado y le mordía el pijama para que volviera a la cama.
Mark Twain: Afirmaba que podía escribir en absolutamente cualquier sitio, y así lo llevaba a la práctica. Pero uno de esos sitios era su cama, donde se recostaba con una pipa en la boca y el cuaderno apoyado en las rodillas.
George Orwell: El caso del autor británico es distinto, porque solo escribía desde la cama cuando estaba enfermo. Pero fue tumbado como acabó ‘1984’, cuando ya moribundo, subía la máquina de escribir a la cama para teclear todo el tiempo posible.
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Ya vimos hace unas semanas que hay gente mucho más original, gente, por ejemplo, que escribe de pie. Y qué queréis que os diga, esos despiertan mi admiración: me los imagino activos, rectos, impetuosos. A los que escriben acostados, por contra -porque también los hay- y salvo caso de enfermedad, me los imagino lánguidos, vagos, y un poquito más despreciables. Aunque después, lo cierto es que entre esos escritores que escribían en posición horizontal, hay muchos grandes nombres. Y que dicen que escribir en la cama puede potenciar el acceso a los mundos imaginarios. ¡Pero qué incómodo parece!
En todo caso, aquí tienes 10 fantásticos autores a los que les gustaba escribir recostados.
Marcel Proust: Lo cierto es que al escritor francés (bastante indolente y melancólico) le pega muchísimo eso de escribir desde la cama, y así lo hacía. Permanecía en la cama hasta bien pasado el mediodía, escribiendo y corrigiendo sus notas, y lo hacía en posición prácticamente horizontal, con la cabeza sobre dos almohadas y el codo apoyado para poder llegar al cuaderno en el que escribía. Además, su habitación estaba forrada con corcho para asegurar su tranquilidad. De hecho pasaba muchas más horas en su cama que en su escritorio.
Voltaire: Se estima que el filósofo ilustrado podía llegar a trabajar hasta 18 horas al día, así que no le vamos a afear que hiciese parte del trabajo desde la cama. Su rutina era así: se despertaba temprano y se pasaba la mañana acostado en la cama, leyendo y dictando textos nuevos a uno de sus secretarios. No se levantaba hasta el mediodía.
Truman Capote: Lo explicó él mismo en una entrevista en The Paris Review: “Soy un escritor completamente horizontal. No puedo pensar a menos que esté acostado, ya sea en la cama o estirado en un sofá y con un cigarrillo y café a la mano. Tengo que estar fumando y bebiendo. A medida que la tarde avanza, me muevo desde el café y el té de menta al el jerez y a los martinis”.
Vicente Aleixandre: Tras ganar el premio Nobel, un programa de televisión sueco quiso grabarlo en su rincón de trabajo, y Aleixandre respondió: “me temo que no va a poder ser, usted me disculpará, pero es que yo escribo siempre en la cama”.
Edith Wharton: En lugar de escribir en su despacho, por las mañanas Wharton pasaban varias horas escribiendo en la cama después del desayuno, e iba tirando las páginas acabadas al suelo sin orden ni concierto, de donde las recogía su secretaría, quién se encargaba de ordenarlas y mecanografiarlas.
Vladimir Nabokov: como ya explicamos en su momento, Nabokov era un tipo versátil, también en sus rutinas de escritura. Lo hacía de pie, sentado o tumbado según el momento del día, como él mismo explicó en alguna ocasión:”Me gusta empezar el día en la posición vertical del pensamiento vertebrado, en un encantador atril antiguo que tengo en mi estudio. Después, cuando siento la gravedad mordisqueando mis pantorrillas, me instalo en un cómodo sillón junto a una mesa normal; y, por último, cuando la gravedad comienza a subir por la espalda, me acuesto en un sofá en un rincón de mi pequeño estudio”.
Ramón María del Valle-Inclán: El escritor gallego solía escribir acostado en la cama, en cuartillas que después fijaba con chinchetas en un tablero para que su mujer ordenara y transcribiera. Pero no solo dormía en la cama, también le gustaba recibir allí sus visitas. Eso sí, su salud no era ninguna maravilla y siguió escribiendo hasta el final, de hecho, se afirma que cuando murió estaba escribiendo en su cama.
Juan Carlos Onetti: Onetti comenzó a escribir acostado a modo de homenaje: “Si mi maestro Valle-Inclán escribía en la cama…”; así que se tumbó y permaneció sus últimos años prácticamente confinado en su habitación, escribiendo entre las sábanas. Dicen que era tan raro verlo de pie, que su perro se sorprendía al verlo levantado y le mordía el pijama para que volviera a la cama.
Mark Twain: Afirmaba que podía escribir en absolutamente cualquier sitio, y así lo llevaba a la práctica. Pero uno de esos sitios era su cama, donde se recostaba con una pipa en la boca y el cuaderno apoyado en las rodillas.
George Orwell: El caso del autor británico es distinto, porque solo escribía desde la cama cuando estaba enfermo. Pero fue tumbado como acabó ‘1984’, cuando ya moribundo, subía la máquina de escribir a la cama para teclear todo el tiempo posible.
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jueves, 25 de septiembre de 2014
-Refugio de la amada-
© Enrico Diaz
Prometo que no te voy a masticar los huesos… jamás hago promesas, pero esta vez es necesario para cuando me lamas te acuerdes que soy un Dios y tu eres mi elegida. Prometo que arrancaré de ti cada miedo que cavó en tu vida, que armó una muralla con ese pesado mineral y con tu mirada y con tus lágrimas. — ya nadie puede entender los hechos que ocurrieron la vez pasada que nos vimos. No quiero ser un hombre cuadrado, no más, ya conozco mi poder y ahora tu recién me estas conociendo…— ¿Y cuál es ese poder?
El poder de hacer: tenerte, el mismo poder de robar tu mirada y saber que jamás me has olvidado. Eso es mucho, esto es una divinidad…
—Gracias, es bueno saberlo. —Su mirada emocionada vibraba, mirando a todas partes.
—Ya no puedes huir, es tarde. Caíste en mis manos…
—Quieres decir: ¿caí en tus garras?
— ¿Crees que estoy jugando, por qué me respondes como hablaras en una película?
En ese momento la hizo levitar, ella desjuiciadamente feliz tembló de placer. El sudor de sus pechos desnudos parecía una escarcha plateada, —luminosa—. Mientras que él se había convertido en otro ángel. Era un ángel oscuro y sangriento.
Cuando arrancó su piel la sangre no demoró en bañarlo, formando una cresta sobre sus cabellos con tentáculos sangrientos en donde algunas entrañas lo estaban coronando por su rostro y sus hombros, al mismo tiempo la seguía penetrando.
En su corazón habitaba un escorpión y sus ojos eran dos lunas: una llena de amor y la otra llena de odio.
— Por favor, basta. —Aun podía hablar.
Su rostro dibujó una sonrisa horrenda y se empezaron a notar con mayor claridad las escamas grises que brotaban de su piel. Las rallas oscuras que cruzaban por su nariz achatada y sórdida.
—Tus gemidos adornan el espectáculo, agáchate y se escuchará MEJOR…
— ¿Cuando terminaras? — Dime rápido, RESPÒNDEME…
El proceso de transformación recién comenzaba, EL HIERRO NEGRO DE SU CABELLO LA SUJETABA AL SUELO, ella no se había dado cuenta que desde el primer momento que había escuchado su voz… desde ese instante ella había muerto, precisamente en el único momento que se sintió Amada.
© Enrico Diaz
domingo, 21 de septiembre de 2014
Del ave que venía a mi ventana. (Poesía por Enrico Diaz)
…tu discurso fue un beso que arrancaste de mí
y lo liberaste solamente para que luego no
sientas nada.
Ya no sé de lo lírico de mi voz y
tu refugio.
El tiempo suele consumirnos pero
contigo lo hizo con más fuerza.
Y mis artes mágicas fueron acusadas… mi pasión
fue envilecida.
Mis horas en el estudio fue la cruz que se
tendió para mí. Lo único que no pude
lograr es una corona de espinas y tus manos mágicas y frías se alejaron como
una humareda.
Por lo que sé, ya eres otra, por
lo que me das, eres un espejismo y yo ahora soy un asesino de mis propias
palabras. Como un mártir que navega y a
la vez arrastra recuerdos… como disparos
a sí mismo. Y cada gota de agua que se agita entre esta marea es una palabra
como un beso delicado que se extraña…
El ave que una vez vino
a mi ventana… es hoy el silencio.
A ello…, debo decirte que sigo esperando que retomes.
A ello…, debo decirte que sigo esperando que retomes.
No sé, cuánto tiempo mi corazón pueda latir de esta manera. Hasta que reviente y ya no diga nada.
Decir las cosas sobre nuestras miradas y el eco de este vacío me permite recordar al ave que una vez vino a mi ventana.
Decir las cosas sobre nuestras miradas y el eco de este vacío me permite recordar al ave que una vez vino a mi ventana.
(Poesía por Enrico Diaz)
sábado, 20 de septiembre de 2014
Javier Matos Quintanilla
Mientras que algunos escritores RINDEN CULTO a la literatura cuyos
motivos giran en torno al vampirismo o LA
CULTURA SOMBIES, o casas con espectros
fantasmales y demás apariciones extra corpóreo con el ánimo de representar figuras infernales y preferentemente ya ocupen
cierto posicionamiento en el consciente colectivo. Ante
este fenómeno literario existe en Lima
narradores que penetran otra clase de oscuridades y de anatematismos. Probablemente, más humanos, inspirados en las
relaciones familiares y amicales. Ese clamor es resaltado como una honda
preocupación que aflora su trabajo literario.
JAVIER MATOS QUINTANILLA es el claro ejemplo con el empleo de un
lenguaje limpio, bien escrito, que busca ofrecer al público lector una
muestra de la pobreza o mejor dicho: el verdadero infierno que viven los más
tristes ciudadanos en donde la ausencia de valores es "el pan de cada día". Mientras que el prologuista que es el mismo
autor confiesa que su trabajo literario es recogido de los testimonios de sus
propios alumnos como historias tan dolorosas que detalla no solamente el dolor y
su crudeza en plantearlo.
Es preciso decir que el escritor inspiró la confianza a esos jóvenes alumnos para recibir tales testimonios. Ello ya dice mucho sobre el escritor.
Es preciso decir que el escritor inspiró la confianza a esos jóvenes alumnos para recibir tales testimonios. Ello ya dice mucho sobre el escritor.
Entonces, la soledad,
el abandono, la violencia en contra de la mujer e incluso la pedofilia son temas que aborda sin la
necesidad de un uso poético del lenguaje o trabajar profundas figuras literarias.
Javier Matos Quintanilla se muestra como un narrador que
busca llegar a los más jóvenes para enriquecerlos con experiencias y sucesos
que pueden servir como un método de aprendizaje o prevención. Pero con un estilo literario ciertamente
diferente en donde se vislumbra un reflejo de su trabajo en la docencia. El
sentido motivacional y educativo genera un aporte, del cual, podemos llamarlo "El novelista de los niños".
Sus libros cuya edición popular de pasta blanda idónea
para masificarse y usando siempre el enigmático límite establecido de 54 páginas en cada una de sus novelas breves. Lo que me deja deducir que: de
acuerdo al resultado que ofrece la numerología respecto al número 54, usa esa cifra para enfocar su trabajo en
la compasión y la búsqueda de un mundo
mejor. - 54 -
«Mismo sentimiento que deseo que logre».
«Mismo sentimiento que deseo que logre».
MI AMIGO RICARDO
54 páginas
MARIA INES 54 páginas
Novela breve. Público escolar.
martes, 16 de septiembre de 2014
«¿Si no soy alguna cosa… no soy nada?»)
— ¿Qué
eres escritor o pintor?
— Soy algo entre escritor y pintor.
— O sea, eres nada…
— Ser nada es una negación tajante.
— Ser algo es una
presencia, "sin forma", pero es una presencia que está presente.lunes, 15 de septiembre de 2014
Esgrima Luminosa, libro de poemas.
CÁMARA POPULAR DE LIBREROS “AMAZONAS”
36 AÑOS AL SERVICIO DE LA CULTURA Y
EL ARTE
Jr.
Amazonas 401. BARRIOS ALTOS, EL CERCADO
11 DE
SETIEMBRE.
Quiero
expresar toda mi admiración a los difusores culturales.
Está en ellos la persistencia por promover y dar un espacio a quienes estamos iniciando
en el mundo de
las letras.
Ellos que
también son
escritores o artistas y su arte lo ponen a un lado para dar espacio a los que comenzamos.
Era una gata pensativa y su pelaje brillaba como el oro.
Estaba sentada encima de una banca. Parecía una espectadora que esperaba el show y como siempre soy muy puntual, pude verla. Sentí su mirada que me decía algo, probablemente me dijo: ¿quien eres? ¿Por qué estás aquí?
Estaba sentada encima de una banca. Parecía una espectadora que esperaba el show y como siempre soy muy puntual, pude verla. Sentí su mirada que me decía algo, probablemente me dijo: ¿quien eres? ¿Por qué estás aquí?
Yo estaba vestido con un terno oscuro de aquellos que solo se usan en ocasiones especiales. Llevaba conmigo mis libros y la redacción
hecha a mano alzada sobre la exposición
o mejor dicho el pauteo de lo que iba a
hablar.
Poco a poco llegaron los escritores, algunos nos reconocíamos con la
mirada y el saludo cortes con el movimiento de cejas delataban la distancia que
cada uno deseábamos mantener, ahí no más, brother, ahí no más…
La gata se incomodó por la
presencia del público y sigilosamente se retiró arrastrando su sombra entre las
demás sombras.
Finalmente llegó el organizador, un señor llamado Rafael Altamirano responsable de la conducción y
organización del evento. Me preguntó por mi hijo, ya le había avisado que yo iba a presentar mi
libro en exclusiva compañía de él. "Mi adorado que tiene cinco años" y
quería estar acompañado de él.

Asistieron solo dos o tres amigos
muy cercanos vinculados a las letras. Y una amiga experta en fotografía, pero
ella no pudo asistir.
A las 5:35 inició a la ceremonia. Empezaron a recitar poesía. Algunos señores declamaban
con todo el estertor sentimental
y sin disimular nada, conmovieron
en cierto aspecto. Reflejaban lo que en
parte son o lo que desean ser y que no
pueden ocultar, otros solo leían pero de la misma manera las palabras dejaban llegar a uno: cuestionar o escarmentar.
El frío helaba a todo el público, los niños corrían, jugaban alrededor del programa cultural, —poético—.
Luego,
cruzó un perro y podría jurar que estaba
interesado de alguna manera en lo que estaba ocurriendo, aunque primero mostró
bastante interés en jugar con su cola o morderla para ser exacto. Definitivamente la cultura estaba al alcance
del pueblo e incluso de los animales domésticos que se encontraban sueltos.
Dentro de la lluvia de ideas que
estuve atravesando recordé ese
pensamiento que alguien dijo: crecemos de
dos formas, con el
dolor o el entendimiento.
Y esta es la tercera vez que presento un libro
al público y lo hago solo. Quizás es un acto suicida mejor dicho un suicido por tercera vez.
Presenté mi libro, no llevé hoja
biográfica basada en lo que había publicado ni mis estudios, ni mencioné los
premios obtenidos. Dije mi nombre y el título del libro que estaba presentado. No
dije que era escritor y mucho menos poeta, solo dije el título del libro que había
escrito. ESGRIMA LUMINOSA. Después me centré
mucho en la estilística del libro dividiéndolo en dos partes.
La primera parte: unos poemas de
índole amatorio en donde convergen las pasiones del enamoramiento y la
esperanza enfocada sobre un mundo utópico.
La segunda parte: poemas sumidos
en el clamor, el naufragio de la soledad como cantos de un espíritu
solitario a modo de antítesis de la
primera parte. Eso correspondiente al tema del "fondo".
Referente a la forma del texto en
general señalé las figuras literarias
que más veces repetí como el hiperbaton y prosopopeya. Luego de leer algunos poemas realcé el sentido hermético de mi trabajo literario
como una voluntaria búsqueda en donde uso un rumbo desbocado a través de un vocabulario esmerado
y que mis metáforas se basan en cierto aspecto por medio de símbolos como resultado de mi introspección.
Y como algo anecdòtico… cuando
terminó la ceremonia y todos nos estábamos retirando la gata se había
echado en lo alto de la biblioteca y
miraba a todos. Al sentir mi mirada me miró fijamente, de nuevo. Yo sonreí con timidez y cuando me retiré me siguió mirando hasta que
la distancia nos separó por completo.
A continuación algunos poemas de
mi libro:
ESGRIMA LUMINOSA
Poesía
Era un lobo con sed y esa exploración
me convirtió en un Minotauro.
Loco con ese amor dorado, el fuego hacía
su danza que convulsionaba y en el medio
de ese lenguaje
febril, me cubrí justamente
cuando mi
cuerpo estaba con ella y en ese
vórtice, mis
sentidos, como consecuencia
de aquellas
caricias y lamidas por las
mismas lenguas
doradas que nos iluminaban
flameantes
del fuego.
Cuya metodología
cuántica, sutil y pura, me
permitió entender
que en realidad el todo
en sí, lo que me
rodeaba no era más que
abusiones y este
paisaje sexual me dejó el
sabor a mar de
ella.
Recuerdo su
fragilidad, su delicadeza
pindárica,
aguerrida, libre, con la filarmonía
de sus labios y mis
besos.
En este trámite,
esta experiencia de cuanto
era capaz… y esas
gotitas tremendas que
recorrían de sudor
por mi cuello eran
doblemente
humectadas con su lengua.
Sus pechos
brillaban con un broncíneo
tono, como una
parte del infierno se hubiera
desplegado sobre
ella, era como una
montaña de deseos y
además era sumisa
y suculenta,
y blanda, y suave, y acuosa, todo
ello con esa
cabellera enramada, enrulada
de esencias
místicas que brotaban desde
lomas intimo
de ella.
De todas las formas
delataban el alma
que la gobernaba y
que sería capaz de
volver loco a
cualquier hombre.
La contorción que
hacía con sus
caderas, cada vez
que la penetraba me
removía como si
ella intentara estrujarme
con una sed
infinita, la sed que tenía una
hembra excitada,
madura, matemáticamente
experimentada,
lumbrera de mi destino
y con toda la
fuerza de esta historia su amor
me había
iluminado.
.
La morada
Tus ojos son en mis ojos.
Mundo de un raudo deseo.
Arcilla fina de mi juicio mordiente.
Arcilla trigueña.
Me dejaste sorber.
Un soplo de nieve derretida.
Que atolondra mi carne.
La fuga siempre desflora la primavera.
El encuentro arde el incendio.
De nuestros frutos atados.
Nuestra sombra una morada.
Evidente de encausar cosechas.
Entonces esto es insigne.
La morada de una noche eterna.
NUMEN
(para mi padre)
Solo
Sobre el pasto fatigado
El corazón de los frutos
Solas las piedras desnudas
El campo esta colmado
Por pliegues de dulzura
Cabelleras de un cielo transparente
Vientos rodantes que abre la ventana alborada
Al cielo robador de canciones
Y nieve
Y arrollo
De fiebres confusas en las risas del alba
Siendo difícil como la noche
Acá cercano al cambio de piel
El amor como el amor hace reir con las lagrimas
El amor como el amor
Hace nacer
Los muros sus imágenes en aullidos cuelgan
La respuesta en abrir la puerta
Cuan sembrada a sus frentes a nuestras frentes
Como un diluvio detenido al alza de los capullos
Jugueteando sonidos
Soy un bajel espacial
De luces hacia a dentro
En el que en la proa empuña un puñal
Soy el bate
EL que en la popa
Se inflaman los márgenes contradictoriamente
La dulzura del corazón Deja abrazarse
Negro por unas manos donde un infierno sonríe
El llanto del rio de mi corazón
Sinfonías de silencios que sólo creen en la soledad
Y recuperando en mi memoria
Hogueras de enjambre
El sudor alado de la noche
Estoy fuera de masa
Letanía gritada
Al duro deseo de durar
De pensada rada
Lucífera sin lugar
El exilio me hacia navegar a profundidades
Alga móvil a un remolino
Constelado
El exilio ha calzado la estancia
Piedra de furor gramatical
En la vértice de mi ser
A desmesurada esgrima de palmeras
Venteada de vientos
sempiternos
Las formas de Mayo
Que llevo inconsciente
De confluencias
Pero cuando llorando caigo
De horror la escarcha del horizonte
Una sombra pletórica
De alaridos
Horizontes cuyos capullos un perfume corona
Como escudo de armas
En la oscuridad de nuestras frentes
Marcando cantos
Las lluvias en sus técnicas arcaicas
En su nacimiento
Epifanio de un encuentro perpetuo
Y el crepúsculo sonríe en una fogata brillante
Y me han instruido las tinieblas
Que cuidan la oscuridad con argucia lustre
Y luz y Luz máxima
Y luz descendida
En piélagos rebeldes
Estancia que desgasta su misma musculatura
Mismas tinieblas que alimentan crestas
Brillantes heridas atadas a la gloria
¡Oh Dios mío!
Ahondar el barro, rodado por el tiempo
Por tregua
Por luz
¡Oh Dios mío!
Oh unidad de los universos…
Ayúdame porque el viento llueve
Llueve el mirar
La razón ahondar el barro
Rodado por el tiempo por tregua
Por luz
una soledad segura
pone el trance seguro
De confluencias desconocidas al amor.
domingo, 14 de septiembre de 2014
LOS SUICIDAS
Yukio Mishima (1925-1970). Se suicidó el 25 de noviembre de 1970, después de llevarle a su editor La corrupción de un ángel, el último libro de su tetralogía llamada El mar de la fertilidad. Se le atribuye un suicido ecuánime, causado por el desencanto ante la sociedad moderna y por el deseo de concluir su vida sin crímenes ni deshonras (seppuku). Fue un gran crítico del Japón de la posguerra.
Jerzy Kosinski (1933 -1991). De origen polaco, emigró a Estados Unidos con menos de 25 años. Sus obras más reconocidas son El pájaro pintado y Desde el jardín. Judío de nacimiento, sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, tras cambiarse de nombre y convertirse al catolicismo.
En una entrevista en 1979 aseguró no tener tendencias suicidas, pero sí el deseo de conservar esa posibilidad si alguna enfermedad terminal lo afectaba. En 1991 ingirió una dosis mortal de barbitúricos e introdujo su cabeza en una bolsa. Antes, dejó una nota: "Me he ido a dormir por un rato mayor de lo habitual. Llamad Eternidad a ese rato".
Hunter S. Thompson (1937 - 2005). Periodista y escritor estadounidense, cuya novela más destacada es Pánico y locura en Las Vegas, adaptada cinematográficamente en 1998. Su aporte como periodista es incalculable: promovió una menera de redactar que eliminara las distinciones entre sujeto y objeto y ficción y no-ficción, conocido como Gonzo.
Acabó con sus días el 20 de febrero de 2005 al dispararse en la cabeza. Un papel que ha sido tomado como una nota de suicidio expresa: "No más juegos. No más bombas. No más caminatas. No más diversión. No más nado. 67. Eso es 17 más que 50. 17 más de lo que necesitaba o quería. Aburrido... Esto no dolerá".
Sylvia Plath (1932-1963). Reconocida especialmente como poetisa, encabezó junto a Anne Sexton la corriente de poesía confesional estadounidense. El Coloso, Ariel y Cruzando el agua son tres de sus obras poéticas más conocidas. Se casó con el escritor Ted Hughes, con quien no pudo hacer un buen matrimonio.
Tuvieron dos hijos y se separaron. Al año, Plath se suicidó al inhalar gas doméstico. Estudios recientes señalan que padecía trastorno bipolar, hecho al que se pueden atribuir sus recurrentes depresiones. De hecho, su hijo Nicholas Hughes también se suicidó en marzo de 2009, tras haber llevado una vida solitaria y ser diagnosticado maníaco-depresivo.
Anne Sexton (1928 - 1974). Escribió con miras a ofrecer una visión íntima de la tristeza y de la condición femenina. Trató temas como el aborto, la menstruación y la drogadicción. A sus 26 años se le diagnosticó depresión postparto e intentó suicidarse. Se recuperó y adquirió reconocimiento como poetisa. En 1974 se suicidó al inhalar gas doméstico, tal como lo había hecho su amiga Sylvia Plath.
Virginia Woolf (1882 - 1941). Fue una célebre escritora inglesa, especialmente importante en el círculo literario de su país durante el periodo entreguerras. Su obra se caracteriza por el empleo del monólogo interior y por la obsesión con el paso del tiempo.
Algunas de sus obras destacadas son La señora Dalloway, Orlando y Fin de viaje. Se suicidó el 28 de marzo de 1941 al arrojarse al río Ouse vestida con un abrigo lleno de piedras. Había sufrido depresiones durante toda su vida. Se cree que padeció trastorno bipolar.
Ernest Hemingway (1899 - 1961). Premio Nobel de Literatura en 1954, se le reconoce porque tenía una fabulosa capacidad narrativa. Algunas de sus obras más destacadas son Por quien doblan las campanas, Adiós a las armas y El viejo y el mar. Terminó con su vida en julio de 1961, tras dispararse con una escopeta. Al parecer, entonces se encontraba lleno de melancolía y nostalgia por los años que no volverían.
Manuel Acuña (1849-1873). Exponente del romanticismo mexicano, una de sus obras más destacadas es "Nocturno a Rosario", poema en que exalta el desamor que una joven le hace sentir. Se suicidó a los 24 años, al ingerir cianuro en su habitación de la Universidad.
John Berryman (1914 - 1972). Se le considera uno de los poetas estadounidenses de más importancia durante el siglo XX. Su ópera prima, titulada Poemas fue publicada al final de la Segunda Guerra Mundial. Cuando tenía diez años, fue el primero en encontrar el cuerpo de su padre, quien se había suicidado, y él mismo acabó con su vida cincuenta años después, al tirarse de un puente.
Karin Boye (1900 - 1941). Poetisa y novelista sueca. Algunos de sus escritos más reconocidos son "Por supuesto que duele" y "En movimiento". En 1931 fundó una revista literaria que dio espacio al surrealismo sueco y al poema de T. S. Eliot, ganador del Premio Nobel, Tierra Baldía.

Jerzy Kosinski (1933 -1991). De origen polaco, emigró a Estados Unidos con menos de 25 años. Sus obras más reconocidas son El pájaro pintado y Desde el jardín. Judío de nacimiento, sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, tras cambiarse de nombre y convertirse al catolicismo.
En una entrevista en 1979 aseguró no tener tendencias suicidas, pero sí el deseo de conservar esa posibilidad si alguna enfermedad terminal lo afectaba. En 1991 ingirió una dosis mortal de barbitúricos e introdujo su cabeza en una bolsa. Antes, dejó una nota: "Me he ido a dormir por un rato mayor de lo habitual. Llamad Eternidad a ese rato".

Hunter S. Thompson (1937 - 2005). Periodista y escritor estadounidense, cuya novela más destacada es Pánico y locura en Las Vegas, adaptada cinematográficamente en 1998. Su aporte como periodista es incalculable: promovió una menera de redactar que eliminara las distinciones entre sujeto y objeto y ficción y no-ficción, conocido como Gonzo.
Acabó con sus días el 20 de febrero de 2005 al dispararse en la cabeza. Un papel que ha sido tomado como una nota de suicidio expresa: "No más juegos. No más bombas. No más caminatas. No más diversión. No más nado. 67. Eso es 17 más que 50. 17 más de lo que necesitaba o quería. Aburrido... Esto no dolerá".
Sylvia Plath (1932-1963). Reconocida especialmente como poetisa, encabezó junto a Anne Sexton la corriente de poesía confesional estadounidense. El Coloso, Ariel y Cruzando el agua son tres de sus obras poéticas más conocidas. Se casó con el escritor Ted Hughes, con quien no pudo hacer un buen matrimonio.
Tuvieron dos hijos y se separaron. Al año, Plath se suicidó al inhalar gas doméstico. Estudios recientes señalan que padecía trastorno bipolar, hecho al que se pueden atribuir sus recurrentes depresiones. De hecho, su hijo Nicholas Hughes también se suicidó en marzo de 2009, tras haber llevado una vida solitaria y ser diagnosticado maníaco-depresivo.

Anne Sexton (1928 - 1974). Escribió con miras a ofrecer una visión íntima de la tristeza y de la condición femenina. Trató temas como el aborto, la menstruación y la drogadicción. A sus 26 años se le diagnosticó depresión postparto e intentó suicidarse. Se recuperó y adquirió reconocimiento como poetisa. En 1974 se suicidó al inhalar gas doméstico, tal como lo había hecho su amiga Sylvia Plath.

Virginia Woolf (1882 - 1941). Fue una célebre escritora inglesa, especialmente importante en el círculo literario de su país durante el periodo entreguerras. Su obra se caracteriza por el empleo del monólogo interior y por la obsesión con el paso del tiempo.
Algunas de sus obras destacadas son La señora Dalloway, Orlando y Fin de viaje. Se suicidó el 28 de marzo de 1941 al arrojarse al río Ouse vestida con un abrigo lleno de piedras. Había sufrido depresiones durante toda su vida. Se cree que padeció trastorno bipolar.

Ernest Hemingway (1899 - 1961). Premio Nobel de Literatura en 1954, se le reconoce porque tenía una fabulosa capacidad narrativa. Algunas de sus obras más destacadas son Por quien doblan las campanas, Adiós a las armas y El viejo y el mar. Terminó con su vida en julio de 1961, tras dispararse con una escopeta. Al parecer, entonces se encontraba lleno de melancolía y nostalgia por los años que no volverían.

Manuel Acuña (1849-1873). Exponente del romanticismo mexicano, una de sus obras más destacadas es "Nocturno a Rosario", poema en que exalta el desamor que una joven le hace sentir. Se suicidó a los 24 años, al ingerir cianuro en su habitación de la Universidad.

John Berryman (1914 - 1972). Se le considera uno de los poetas estadounidenses de más importancia durante el siglo XX. Su ópera prima, titulada Poemas fue publicada al final de la Segunda Guerra Mundial. Cuando tenía diez años, fue el primero en encontrar el cuerpo de su padre, quien se había suicidado, y él mismo acabó con su vida cincuenta años después, al tirarse de un puente.
Karin Boye (1900 - 1941). Poetisa y novelista sueca. Algunos de sus escritos más reconocidos son "Por supuesto que duele" y "En movimiento". En 1931 fundó una revista literaria que dio espacio al surrealismo sueco y al poema de T. S. Eliot, ganador del Premio Nobel, Tierra Baldía.
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