De los mil proverbios chinos que ha reunido Guillermo Dañino en su proverbiario titulado La Abeja Diligente, mencionaré el proverbio inicial, que dice así: “La abeja diligente no se detiene a libar de la flor caída.” Este proverbio nos enseña que no debemos relacionarnos con personas psíquicamente carenciales y espiritualmente indigentes; personas sin contenido, sin entidad, sin substancia. Perderemos lastimosamente el tiempo si nos relacionamos con los que son pobres de solemnidad en materia de espíritu y valores. Evitemos a toda esa gente, que es gente caída, como la flor del proverbio. Tengamos, pues, la diligencia de la abeja, que no se detiene a libar de la flor caída.
No hay comentarios:
Publicar un comentario