El enigma era su arte i el movimiento de su grandeza —lo
dicho, fue cúspide, su arte fue ser ave cantor, sutil, que lo destrozaba todo —pero—
a los corazones los idolatraba… también a la sangre que emergía en cada pedazo
de roca Toda esa Acústica para: a la
epifanía que tanto se esperó. E silbido de las flautas fue la señal de las máquinas
habladoras. Su arte en su sentido era la falsedad. Como el beso de la amiga que
no es tu amiga o el pulgar que enrumba rumor de un vacío de la —Pintura— de un
gris y ese tono como los silbidos solo sirven como los colores para crear fantasías.
Su arte aspira infierno del verbo i verbo con el significado luciferino «todo
conjuga», como la sonata a una amada amante que se descarna mirando a los
cielos mientras que el estigma de su enigma teñía sus más oscuros ojos como dos
fauces
eróticas del abismo…En estas profundidades me convertí en otro i mi mirada cambió
hacia ella. Lo eterno de toda esta fantasía es no volverla
a ver más, este regreso, a mí mismo me
sujeta de nuevo con, cadenas, aquellas que son parte del inicio en donde de alguna
forma es también… nació en donde yo sé lo que sueño y ella sabe
lo que ignora. A final de todo termino como los gentiles en agrado de mi silencio e arrobamiento de las letras
detrás de sus pasos…, hay gentileza cantada y en esta neblina cierta grandeza
—hálitos—,
de mi conciencia y las grandes castas en donde enrodado de uno mismo y esta
tristeza de mi mirada a la mujer de un
amigo, cuando no me mira está presente i es más bella i es así que la puedo
tener. De esta forma se funda una grandeza
cuyo furor mas allá de mis silencios la figura de su mirada —Exulta así mi corazón—
en el umbral del imaginario, que, nutre mi conciencia, así me embriago en el derrame de esta Ciencia y en este mar
de Amar las arenas pálidas son cenizas
tan bellas que perfuman cualquier infierno i el todo es impreso con el anverso
de sus versos nacientes de su mirada que ni ella misma sabe el enigma i los orígenes de sus cantos...
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