A CONTINUACIÓN UN MICRO RELATO
Para ser disfrutado en vuestra soledad o en compañía de la amada... Un abrazo cordial a todos los lectores. Si lo compartes o deseas publicarlo en algún espacio digital o físico, solo decirle que figure mi autorìa, nada mas solicito. Gracias.
Para ser disfrutado en vuestra soledad o en compañía de la amada... Un abrazo cordial a todos los lectores. Si lo compartes o deseas publicarlo en algún espacio digital o físico, solo decirle que figure mi autorìa, nada mas solicito. Gracias.
Ya basta de la cicatriz que besaste en mi mente y esa voz que también era mía estaba con tantos sueños para crear la figura imaginaria de tu cuerpo. El color de tu mirada y soñar una vez más tus manos sobre mis manos para olvidarme de mí y para creer de nuevo… al fin terminé con todo y tú me miraste con esos ojos inmensos y oscuros para recordarme que aun tengo una esperanza.
Luego sonreíste con esa sabiduría de la que una vez más me hacía enamorarme y recordarte tantas veces, y mis pocas palabras estaban reservadas..., en esos momentos ya me imaginaba escribir sobre lo que nos estaba ocurriendo. Y sin pensar, nos volcamos en la cama para volver a nacer y beber por fin ese vino oscuro y tinto como dos animales sedientos. Recuerdo cuando hice un cántaro entre mis palmas y te invité a beberlo sentí tus labios sobre mis manos y tu lengua rosaban el fondo como un erótico remolino dentro de mis manos. Aun no te habías saciado y me invitaste del vino pero no lo pusiste en tus manos sino que lo derramaste como un hilo fino sobre tu torso desnudo tan claro como la luna.
Ese hilo de vino formó un delicado río que cruzaba por tus senos y reposaba en tu vientre, como un manantial en donde pude ver el reflejo de mis ojos mientras que la noche recién comenzaba… Ahora puedo escribir y decirte de nuevo: te extraño. Cariño mío, cuantas veces te llamé así, en el medio de tantos suspiros silenciosos que deseábamos proclamar para acercarnos al origen. Desde ahí habíamos hallado la semilla y de la nada posó un viento sobre nosotros. Las ventanas estaban cerradas no sé si ella lo recuerde. Pero lo que si recordará es que todos mis latidos se unían a ella junto a su sangre entre sus labios y mis besos…
Luego sonreíste con esa sabiduría de la que una vez más me hacía enamorarme y recordarte tantas veces, y mis pocas palabras estaban reservadas..., en esos momentos ya me imaginaba escribir sobre lo que nos estaba ocurriendo. Y sin pensar, nos volcamos en la cama para volver a nacer y beber por fin ese vino oscuro y tinto como dos animales sedientos. Recuerdo cuando hice un cántaro entre mis palmas y te invité a beberlo sentí tus labios sobre mis manos y tu lengua rosaban el fondo como un erótico remolino dentro de mis manos. Aun no te habías saciado y me invitaste del vino pero no lo pusiste en tus manos sino que lo derramaste como un hilo fino sobre tu torso desnudo tan claro como la luna.
Ese hilo de vino formó un delicado río que cruzaba por tus senos y reposaba en tu vientre, como un manantial en donde pude ver el reflejo de mis ojos mientras que la noche recién comenzaba… Ahora puedo escribir y decirte de nuevo: te extraño. Cariño mío, cuantas veces te llamé así, en el medio de tantos suspiros silenciosos que deseábamos proclamar para acercarnos al origen. Desde ahí habíamos hallado la semilla y de la nada posó un viento sobre nosotros. Las ventanas estaban cerradas no sé si ella lo recuerde. Pero lo que si recordará es que todos mis latidos se unían a ella junto a su sangre entre sus labios y mis besos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario