Estimados lectores con placer y profundo aprecio a la literatura los invito a descubrir mi blog Café y escrituras con humo, un espacio donde la literatura respira con una libertad genuina, y donde cada cuento, relato o poema está tejido con esmero, ofreciendo mundos y personajes que buscan resonar en el alma.
Es un rincón de lucidez y libertad de expresión, donde no existe censura ni rechazo, (ni de editoriales ni de fanzines) sino un llamado sincero a explorar juntos las profundidades de la imaginación y del pensamiento. Los textos son gratuitos y siempre bienvenidos a nuevos ojos, con la esperanza de que encuentren en ellos una chispa de inspiración o reflexión.
¡Los invito a tomar una pausa, servirse una buena taza de café, y sumergirse en la esencia de cada relato! , poema o artículos de mi autoría o de los escritores invitados.
A continuación, dejo el índice del contenido:
A pesar que la caminata matutina solo era una rutina, sabía
que el destino era un nuevo día de clases en el lugar más seguro de todos los
lugares, una comisaria. Mi mamá me había dicho que en ese lugar me ayudaría a
ser una gran alumna, mi mamá me dijo muchas cosas que nunca se cumplieron. Hoy
tengo frío, estoy desnuda. Dos hombres
grandes están conmigo, yo ya no resisto, siento que desfallezco, me duelen las
piernas, mi vaginita…, lo único que
tengo claro es que extraño estar en mi casita, ver a mi mamá.
Veo mi cuerpo humedecido por sudores que no son míos y esos
dos hombres se ríen de mí. Yo no puedo ponerme de pie. Veo mi mirada perdida y recién
me doy cuenta que solo estoy viendo mi cuerpo fallecido. Sabía que hoy iba a
ser un gran día, pero jamás imaginé que iría a ser el ultimo de mi vida.
Clarice Lispector en los años setentaCreditMelida Pinon
La gran escritora brasileña, uno de los clásicos de la literatura del siglo XX, siempre es actualidad, porque no deja de estar de moda. Pero la publicación en castellano de la monumental biografía que le ha dedicado Benjamin Moser, Por qué este mundo (Siruela), nos brinda una nueva oportunidad de releer su obra a la luz de su vida (o viceversa). Por ejemplo: desde 1966, el año del incendio, hasta 1977, el de su muerte.
Durante tres días de septiembre de 1966 los médicos estuvieron a punto de amputarle la mano derecha. La mano con la que escribía. Los dedos y las palmas y los tendones y la muñeca habían sufrido quemaduras de tercer grado, como las piernas y otras partes de su cuerpo. Las dos adicciones de Clarice Lispector se habían finalmente cruzado a sus cuarenta y seis años: las pastillas para dormir le habían hecho efecto cuando todavía no se había consumido su último cigarrillo. El humo la despertó a las tres y media de la mañana en su apartamento de Río de Janeiro y su primer impulso fue intentar salvar sus textos. Con las manos. A partir de entonces solamente podría escribir a máquina.
Leyendo la completa biografía que ha publicado Benjamin Moser, Por qué este mundo, uno se imagina esas escenas con precisión plástica. Desde que a los tres meses saliera del hospital, tras los injertos de piel y la fisioterapia, su mano “parecería una garra ennegrecida”. Su amiga y secretaria Olga Borelli describió así su proceso de escritura a partir de entonces: “Al trabajar, ágil y delicada, parecía procurar suplir las deficiencias de la otra, dura, con movimientos descontrolados, los dedos quemados, retorcidos, con profundas cicatrices”.
La escritura a mano remite al cardiograma o al sismógrafo. La escritura a página tiene banda sonora de telegrama o de trabajo minero. Yo escribo este artículo en una gran pantalla blanca y las letras brotan negras como en un pentagrama. Pero el misterio es esencialmente el mismo y Lispector lo esbozó en varios de sus ensayos y entrevistas, como los recogidos en el volumen Para no olvidar. Allí leemos, por ejemplo: “Pero ya que hay que escribir, que al menos no aplastemos con las palabras las entrelíneas”.
La escritura es la tensión entre lo dicho y la elipsis. Entre lo que aparece y lo que es silencio. “Tanto en pintura como en música y literatura, muchas veces lo que llaman abstracto me parece solo lo figurativo de una realidad más delicada y difícil, menos visible al ojo desnudo”, dice en otro texto. De modo que la palabra y el silencio, el lenguaje y su reverso, ese espacio que rodea cada palabra —tanto en el papel como en la pantalla— la completa o la refuta, pero siempre la enriquece.
El diálogo entre figuración y abstracción sube y baja entre sus textos de ficción y de no ficción. Entre sus cuentos y novelas, y sus crónicas y sus cartas. Una de las reunidas en Queridas mías, fechada en Berna el 25 de marzo de 1949, comienza con unas líneas que resumen a la perfección ese vaivén entre la línea y la entrelínea, entre la figura y la idea: “Os escribo bajo el secador de la peluquería, preparándome para ir por la noche a Roma a hacerme algo de ropa, aprovechando los conocimientos de Eliane. No sé expresar lo que sentí cuando supe que volvíamos al Brasil. La gran alegría es inexpresiva. Mi reacción inmediata fue el corazón a cien y los pies y las manos fríos. Y dos segundos después me vino la regla…”. La gran alegría es inexpresiva. Y es sangre.
No le gustaban las entrevistas y la ficción —en su caso— es muchísimo más importante e incisiva y elocuente que la no ficción. De la lectura de sus novelas y cuentos se podría concluir que es una autora hermética, cercana a la mística; pero creo que más bien es una artista absolutamente contemporánea, que resolvió en su obra uno de los grandes problemas literarios de nuestra época: cómo escribir con ambición abstracta paisajes mentales con palabras figurativas.
Su mística es muy corporal, totalmente vital y sanguínea. Aunque sus campos metafóricos estén muy codificados, son abiertos. Están llenos, por ejemplo, de huevos y capullos; de mariposas y de metamorfosis; de telas y tejidos y tramas. Pero ese lenguaje metafórico y misteriosos no fue la única vía que Lispector exploró para que llegásemos a su obra. Que odiara las entrevistas y escribiera algunas de las novelas más cercanas a la poesía (y por tanto a la filosofía) del siglo XX no significa que no buscara otros modos de crear puentes de comunicación con sus lectores.
“Escribo como si fuese a salvar la vida de alguien. Probablemente mi propia vida”.
CLARICE LISPECTOR
Tal vez porque el incendió le respetó la cara, 1967 fue un año luminoso y no depresivo. Debutó con éxito en la literatura infantil y en la crónica. Durante los seis años siguientes fue una de las pocas escritoras brasileñas que disponían de su propio espacio en la prensa, lo que le permitió disfrutar de un diálogo con sus lectores cotidianos. Sus columnas eran queridamente redactadas en tono menor, casi conversacional, y eso le regaló una comunidad de interlocutores que también sufrían como padres, tenían amigos, viajaban o se abismaban a menudo en los recuerdos de su infancia.
Moser nos recuerda que Lispector era feliz con las cartas que recibía gracias a sus crónicas, muchas más que las que le enviaban los lectores de sus libros. Una niña le agradeció que le hubiera enseñado a amar. Y ella le respondió: “Gracias también en nombre de la adolescente que fui y que quería ser útil a la gente, a Brasil, a la humanidad, y que ni siquiera sentía vergüenza de utilizar esas palabras tan imponentes para sí misma”.
Esas crónicas personales y líricas recuerdan a las de Virginia Woolf de la época de entreguerras y se adelantaron dos décadas a las de António Lobo Antunes. Junto con las cartas, constituyen el subtexto, el río autobiográfico que nutre las raíces de sus grandes novelas, sin embargo, tan pequeñas. La ciudad sitiada no llega a las doscientas páginas. Y su obra maestra, La pasión según G. H., tiene 154 en la edición de Siruela.
En eso llevó a lo esencial el testigo de Woolf para adelantarse a grandes escritores del cambio del siglo XX al XXI: la nouvelle —por su intensidad, rapidez, exactitud y aparente levedad— iba a ser un género central del inmediato futuro. Un futuro inmediato que también iba a poner en el foco el trabajo artístico con los materiales más precarios: “Para escribir me despojo antes de las palabras. Prefiero las palabras pobres que sobran”, leemos en Un soplo de vida, su testamento literario; es decir, poético; es decir, filosófico. Y añade: “Esos fragmentos de libro quieren decir que yo trabajo entre ruinas”.
A veces la vida de un escritor es inquietantemente coherente con su obra. Tras más de medio siglo de una escritura llena de óvulos, semillas y huevos, a Lispector le diagnosticaron en 1977 un cáncer terminal de ovarios. Pasó sus últimos días en el hospital, en compañía de Olga Borelli. Tras sufrir una hemorragia terrible, nos cuenta Moser, quedó muy pálida, pero aún tuvo fuerzas para, desesperada, levantarse de la cama e intentar salir de la habitación, pero se lo impidió una enfermera: “Clarice miró con rabia a la enfermera y, trastornada, le dijo: ‘¡Usted mató a mi personaje!'”.
Esa dislocación es el gesto fundamental de la poética de Lispector. Del yo a la máscara; de la persona al objeto; de la palabra al símbolo (y entre ambos: el abismo). “Escribo como si fuese a salvar la vida de alguien”, dijo en Un soplo de vida: “Probablemente mi propia vida”. Para llegar a uno mismo hay que pasar por el otro, para ser sujeto hay que ser primero objeto y arte: al menos así ocurre en la mejor literatura.
...ahora comprenden la razón de mi esmero ¿de no opinar sobre política?
Que risa me da cuando escucho de forma repetitiva que “aquí no hay vencedores ni vencidos” o cuando dicen que la democracia ganó. Yo no sé qué entenderán por democracia, pero lo cierto es que el país hoy más que nunca esta fracturado. Y respecto a que no hay vencedores ni vencidos, es una frase propia para hacérsela creer a un niño, nada más. Como cuando a tu hijito de siete años le dices; cariñitoo, lo importante es competir nomas... Sobre el apuro en vacar al presidente definitivamente les salió el tiro por la culata, pero a pesar que entre ellos mismos se hayan traicionado, es probable que este sea un nuevo inicio para continuar en su plan de desestabilizar al gobierno. En este país la esgrima es una realidad, y léelo bien estimado o estimada. Aquí hay gente que está celebrando su victoria, mientras que otros sientan que han fracasado. Creo que las cosas no quedaran ahí nomas. Presiento que estarán trazando planes para reconsiderar nuevas estrategias y nuevos pactos saldrán a la luz... En resumen la misma historia trágica, envilecida por la abundante corrupción de nuestros querido país.
Como sabrán algunos de los lectores, quien escribe los post de este blog a parte del mundo literario, también me desempeño como artista plástico. Quedan invitados a visitar mi cuenta en
https://www.instagram.com/enricodiazbern/
Cuento en estos momentos con 184 dibujos en tinta china en distinto motivos y a precios accesibles. Mi taller esta en San Isidro y cualquier cita es al 993904284
¿Soy un cristiano por que pinté a
Cristo o soy un pintor que pintó a Cristo?
Yo tengo la respuesta que creo, pero la
otra es la que podría tener frente a mí mismo. Y usted creerá tener otra
respuesta de lo que creas de mí referente al trazo de mi pincel o a lo que creíste
conocer de mí.
Cada uno de nosotros es esquizofrénico en
mayor o menor grado y trágicamente esta división interna nos convierte en
nuestros peores enemigos.
Martin Luther King
Son
unos soplones nomas con delirios de grandeza i el otro grupo son una manada que
se alucinan intelectuales. Intelectuales
con un mar de conocimiento, pero con un dedo de profundidad. Por lo cual, surge un tiempo suspendido en el medio de la indolencia y la animadversión
entre los individuos que conduce solo a
lo más patético, decadente y tangible trasfondo de una sociedad profundamente
enferma como tanta gente ya lo ha mencionado y demostrado.
A
veces..., esos intelectuales facebuqueros me definen la escultura que es un “Odiador a disfrute” basado en ideales engañosos sobre
sentimientos de superioridad e inferioridad en una sociedad profundamente
clasista con entusiastas prepotentes. En donde los súbditos aparecen por
doquier. Por si caso, no me refiero únicamente a las esferas
altas…, entre ellos se atacan como claro ejemplo como fueron formados. “Un
universo embudo” lleno de seres monstruosos que nadie quiere reconocer y que al
menor rasgo que uno detecte algo negativo en el semejante que atañe a nuestras
carencias o nuestros apetitos tendemos a atacarlo, sin haber visto o haber
enfrentado a nuestros propios demonios primero. Porque eso nadie quiere hacer, es más fácil envidiar
y chismosear o hacer una acuarela del caído, reírse, burlarse, hacer alharaca
con tus compadres. Antes que verse al
espejo cuando estés a solas, ahí, en ese momento antes de irte a dormir y
ponerte a contemplarte. Experimentarías saber qué se siente cuando tú mismo te miras
penetrantemente con esa mirada recontra fría e indolente y a ver si te atreves
a decir en el medio del silencio y la soledad: “yo soy el sabio”
Mira
la forma de tus cabellos y siente como acarician tu frente, siente esa nobleza y
siente los latidos de tu corazón en el medio del silencio. Quizás te atrevas a
domar a esos demonios que guardas con tanto cariño dentro de ti como aquel día
cuando fuiste niño o niña y hasta jugabas con ellos.
El intento de darse a conocer, los vínculos del rock con la poesía, la gestión de un evento cultural. El afán de apostar por lo que uno vale y tomarse la libertad de invitar abiertamente a participar a un evento con una reciente asociación entre: SOMBRAS EN LA NOCHE IV y el grupo literario y artístico POESIA EN ALTA VOZ, fue un éxito. La verdad que esta asociación es por ese día, pero si existen varias probabilidades en el universo que lo que ocurrió ayer en la noche pueda repetirse. Como dicen; unir fuerzas y audiencia para que se dé un próximo evento. Ahora, si su pregunta es: Existe un lazo entre la poesía y el rock? Pues si usted tiene esa inquietud, para ese caso creo que usted nos hubiera visitado la noche de ayer. Porque estas cosas simplemente se responden con los hechos, es un tema presencial. Sin embargo, no podemos olvidar que el vínculo entre la música y la literatura no es un secreto, pero quizás alguien se sorprenda por que a veces conciban que la literatura debe ser exhibida estrictamente en una biblioteca o en una librería. Quizás por ese detalle se olviden que la poesía prácticamente nació unida con la música y eso está documentado solo deben investigarlo. Cambiando de tema, es importante que agradezca a Luis Bernaola vocalista principal de la banda ESLABON y a todo el equipo de organizadores. Señores, POESÍA EN ALTA VOZ estuvo presente y dimos nuestro granito de arena, tan autentico como si por un instante volviéramos a ser niños. ¡¡¡ Larga vida a estos eventos!!! y que este 2018 continúe toda esta historia. Un abrazo a Ricardo Vega director de POETAS DEL ASFALTO que también nos acompañó aunque llegó un poco tarde pero esas cosas siempre se comprenden. Es larga la lista todos los asistentes... saben que están en mi corazón. Crédito fotográfico: Katia Lazaro Altez, Patricia Manrique, Enrico Diaz.