Escrito por el erudito
Llinares
Las maneras útiles,
inútiles o desastrosas de ayudar a los demás
Hace
muchos años que ya no está de moda ser religioso, pero la hipocresía de la
gente no ha cambiado nada: la inmensa mayoría quiere seguir aparentando que son
buenas personas a pesar de ser ateos. Quieren demostrar
El
problema es que todas esas intenciones tratan de materializarse con
razonamientos en primer grado. Como se ha dicho muchas veces, los razonamientos
en primer grado suelen propiciar acciones inútiles o peligrosas que muchas
veces producen más daño que beneficio.
Casi
nadie es capaz de entender los efectos encadenados que producirán cada una de
sus acciones a lo largo del tiempo. Todos toman las decisiones con la vista
puesta en el efecto inmediato, en el resultado obvio imaginado, como si su
acción pudiera desarrollarse en un tubo de ensayo completamente aislado de la
realidad y no tuviera interacciones con el resto de la sociedad.
Desgraciadamente, cualquier hecho, aparentemente sin importancia, puede ser magnificado y producir unos resultados devastadores. Es lo que comúnmente se llama el efecto mariposa.
A
la potencia devastadora del efecto mariposa se une el peligro destructor de
cualquier fanático bienintencionado, de los que pululan en grandes cantidades.
Lo peor del fanático bienintencionado es que, como cree firmemente que está
haciendo un bien inmenso a la humanidad, no cree necesario tomar precauciones o
poner límite a sus acciones. Si después de una sesión de quimio el “paciente” se
pone peor, el fanático piensa que se ha quedado corto y le receta el doble.
Ante el fracaso no corrige, sino que se envalentona.
Aunque
el lema de este blog dice: “Nadie puede impedir que los ignorantes sufran”,
como soy egoísta y quiero dormir a pierna suelta por las noches, pongo en
práctica un consejo de Samaniego que dice lo siguiente: “Todo varón prudente
aconseja en tiempo conveniente, pues es hacer de la ciencia vano alarde, dar el
consejo cuando se llega tarde”.
Así
que voy a dar unos cuantos consejos antes de que la especie humana se extinga,
aunque sólo sirvan para mi paz onírica.
Voy
a poner unos ejemplos variados, para poder hacer el seguimiento que las
acciones producen en personas y situaciones aparentemente sin ninguna conexión.
EJEMPLO
1 – AYUDAR A LOS NIÑOS AUTISTAS
La
mejor ayuda, la más útil y eficaz que se les puede dar, es impedir que lleguen
a ser autistas. Como está demostrado científicamente que las vacunas provocan
autismo, al mismo tiempo que no hay evidencias científicas de que las vacunas
sean beneficiosas, no hace falta hacer razonamientos complejos para prohibir
las vacunas hasta que hayan demostrado su eficacia y su seguridad. Como es
natural, esta ayuda útil nunca se verá realizada en este valle de lágrimas.
Este
vídeo lo deja muy claro, y en la web Vaxxed hay miles de vídeos de niños sanos que
vieron su vida arruinada dos días después de la vacuna.
El
ejército de bienintencionados propone seguir vacunando, y a los niños autistas
someterlos a tratamientos naturales para tratar de recuperarlos. Aunque algunos
niños se recuperan, es una estupidez y una temeridad correr el riesgo de que no
lo logren y terminar con su vida arruinada.
Por
último, tenemos al ejército de criminales que vacunan conociendo los riesgos, y
a las víctimas de las vacunas lo único que les ofrecen es ser tratados con
psicofármacos de por vida. Estos despojos infrahumanos que conocen los riesgos
de las vacunas y conocen el riesgo de suicidio de quienes toman psicofármacos,
tienen la desfachatez de decir que su vocación es ayudar a los enfermos.
EJEMPLO
2 – IMPEDIR LOS DESAHUCIOS
Lo
peor que se puede hacer para ayudar a las personas pobres que nunca podrán
comprar un piso, es impedir los desahucios por ley cuando no pueden pagar el
alquiler.
Si
el dueño de una vivienda no cobra el alquiler y le impiden que eche al
inquilino moroso, esa persona no volverá a alquilar ninguna de sus propiedades
mientras no cambien las leyes.
Si
no salen viviendas para alquilar, al restringirse la oferta obligatoriamente
subirán los precios de los alquileres, pues nadie puede impedir la acción de la
sagrada ley de oferta y demanda. Cuanto más rígidas sean las leyes para que el
propietario pueda ejercer sus derechos, más caro será el precio de los
alquileres y más requisitos pedirá el propietario para escoger al inquilino al
que se lo piensa alquilar.
El
resultado final será que ese inquilino pobre e insolvente no encontrará a nadie
que le alquile un piso aunque en esos momentos pudiera pagar el alquiler. O
sea, que al final de la película el único perjudicado ha sido el pobre al que
se quería ayudar. Es el problema que surge cuando se quieren hacer obras de caridad
con el dinero o las propiedades de los demás.
El
que quiera vanagloriarse de ser solidario y ayudar a los pobres, puede darle al
pobre el dinero del alquiler cada mes para que no lo desahucien. También puede
acogerlo gratuitamente en su casa. Lo que es patético e inmoral es crear una
plataforma antidesahucios para ayudar con el dinero y las propiedades de los
demás. Como todo es susceptible de empeorar, el mayor adalid de ayudar a los
necesitados se compra un chalet de millonario, y lo primero que hace es poner
12 cámaras de vigilancia y seguridad privada, para mantener alejados de su
piscina a esos pobres a los que tanto dice proteger.
EJEMPLO
3 – EL HAMBRE EN EL MUNDO
Es
imposible hacer las cosas peor de lo que se están haciendo en todo el mundo.
Para ayudar de verdad a los que no tienen suficiente comida hay que cumplir a
rajatabla las siguientes condiciones:
Teniendo
en cuenta que vivimos en un planeta que no crece ni se puede hinchar, lo
primero y principal es acometer seriamente una planificación familiar en todos
los países que no tienen suficientes recursos. Hay que informar a la gente de
esos países para que elijan entre adecuar voluntariamente la población a los
recursos disponibles, o dejar que el hambre y la desnutrición ajusten el número
de habitantes a los que el país puede alimentar.
Al
mismo tiempo hay que dejar de esquilmar, robar, contaminar y destruir los
recursos naturales de esos países, y apoyar una economía sostenible con los
recursos que disponen en cada territorio.
La
ayuda tiene que ser en los países de origen, aportando tecnología para disponer
de agua limpia. Enseñando a cultivar con agua de mar en los sitios donde no hay
suficiente agua dulce. Aportando semillas resistentes a las sequías. Enseñando
a complementar la nutrición con agua de mar, y regalando camiones para poder
transportar el agua de mar a las aldeas. Nada de mandar vacunas, medicamentos
caros ni test para virus que no existen, que es lo que hacen las ONGs, porque
les dan buenas comisiones.
Con
el dinero que se usa aquí para ayudar a un inmigrante, en su país se puede
proporcionar alimentos a 50 personas. Con ello además se evitan otros problemas
que se producen aquí con la acogida de inmigrantes: al darles viviendas
gratuitas aumenta el precio del alquiler de las viviendas restantes, lo que
perjudica a los pobres nacionales. Para dar sanidad gratuita, tienen que
aumentar los impuestos de los trabajadores locales (el cuento de que lo pagarán
los ricos es para mentes infantiles, pero no se ajusta a la realidad), además
de que los miles de millones que se despilfarran en sanidad no benefician a
nadie, salvo a la Farmafia. El choque de diferentes culturas produce problemas
de violencia y racismo, que obliga a gastar ingentes cantidades de dinero en
policía, juzgados y cárceles. Todo ese dinero se podría usar para ayudar en sus
países con cosas útiles y necesarias para la supervivencia, en vez de
malversarlo aquí creando problemas innecesarios a la población local.
Hay
que hacer cumplir las siglas de las ONGs. Si son Organizaciones No
Gubernamentales, no pueden recibir dinero del gobierno ni de las instituciones.
Pueden pedir dinero a los particulares que todavía no se hayan enterado que lo
gastan en sueldos millonarios de sus dirigentes, orgías y drogas, pero que no
se corran juergas con mis impuestos. La palabra impuesto significa lo contrario
de caridad o solidaridad. La caridad debe ser voluntaria, no con los impuestos
de los demás.
La
ayuda a los países necesitados debe ir directa a cooperativas formadas por los
habitantes de las aldeas que necesiten ayuda, sin ningún intermierdario. Si en
la cooperativa consideran que necesitan un técnico que les enseñe cualquier
cosa, si no salen voluntarios, al técnico se le paga el sueldo y el viaje de la
cuenta de esa cooperativa.
Lo
de que vengan inmigrantes para suplir la baja natalidad de Europa, mientras
haya millones de parados es un chiste de mal gusto. Si la excusa es que con
esas cotizaciones se podrán pagar las pensiones de los jubilados españoles, la
mentira pasa a ser una burla desvergonzada. El sistema de pensiones es una
estafa piramidal, y no tiene solución ninguna, ni con inmigrantes ni con
extraterrestres.
Aquí
está explicado con detalle: Lo que nunca
quiso preguntar sobre las pensiones porque no quería saber la respuesta
La
población de África se doblará en pocos años. Los cuatro incautos que todavía
quedan trabajando en España no pueden pagar con sus impuestos ni con su caridad
la manutención de mil millones de personas necesitadas. La mayoría sensiblera
dice que hay que acogerlos a todos. Los pocos que quedan con sensibilidad y que
todavía razonan saben que hay que planificar antes de que sea demasiado tarde.
Hasta ahora la mayoría se ha equivocado siempre, yo apuesto a que esta vez no
será diferente.
EJEMPLO
4 – LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS
El
dicho “quien bien te quiera te hará llorar” ha estado vigente
posiblemente durante miles de años, pero hace poco ha sido abolido y desterrado
del mundo occidental, con el consiguiente perjuicio para los niños que son
adoctrinados, cuadriculados y atontados con fantasías irrealizables e
insostenibles.
Los
padres de los niños que están naciendo en nuestros días ya han sido amamantados
con el “pensamiento políticamente correcto”, con la “sociedad del bienestar” y
con el “Estado paternalista que colmará todos nuestros caprichos”. Han
aprendido todos sus derechos, pero nadie les ha dicho nunca que, por cada
derecho que se otorga, automáticamente se crea una obligación: la de respetar
ese mismo derecho del prójimo. Como buenos ciegos voluntarios nunca han querido
ver que la sociedad entera es una esperpéntica mentira, y que el 90% de lo que
han aprendido es falso, inútil, sesgado o edulcorado para llevarles al huerto.
Educar
a los niños en fantasías, mentiras, cuentos de hadas y sociedades irrealizables
es un crimen contra lesa humanidad. Hacerles creer que pueden despilfarrar
recursos no renovables a ritmos insostenibles es equivalente a colgar de su
cuello una piedra de molino. Adoctrinarlos para que acepten el principio de
autoridad sin enseñarlos a dudar, es poner los pilares para la destrucción de
la ciencia, la lógica y la evolución mental y espiritual de la humanidad.
Un
niño debe aprender a razonar, no a memorizar, los datos los guarda mejor un
disco duro que un cerebro. Debe aprender un tipo de vida sostenible sin
esquilmar los recursos de los demás. Debe aprender a ser autosuficiente y a
sobrevivir en condiciones muy difíciles. Tiene que respetar a los demás y
exigir el mismo respeto para él sin renunciar nunca a su dignidad (no confundir
dignidad con orgullo). Debe saber que el resto de los humanos están locos y que
lo ideal es no hacerles mucho caso, y mucho menos coger disgustos y rabietas
por las cosas que le puedan decir. Tiene que aprender a conservar y restaurar
su salud sin depender de personas, tecnología, aparatos, productos químicos,
alimentos milagrosos o intervenciones divinas. Resumiendo: tiene que ser capaz
de vivir perfectamente aunque sea el único habitante vivo del planeta.
Con
la educación que se está dando hoy en día en las escuelas, en el hogar, en la
familia, en la televisión, etc., se está condenando a los niños a tener una
vida vacía, amargada, enfermiza, asocial, acomplejada, absurda, inmoral,
destructiva y condenada a la extinción de la especie.
Los que quieran ayudar a los niños deben educarlos
para ser humanos responsables. Si no lo hacen, los niños se convertirán en
animales de granja criados como carne de psiquiátrico, con la única meta en sus
vidas de enriquecer a la Farmafia consumiendo psicofármacos.
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