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viernes, 28 de junio de 2024
jueves, 27 de junio de 2024
Sobre la película MANCO CAPAC de Henry Vallejo 2024 (Está en youtube)
No me extrañaría en absoluto que la película Manco Capac logre ser una de las mejores de este 2024 y se gané asi, un lugar en la historia del cine peruano, por la "profundidad de contenido". Un joven que viaja y busca a su amigo probablemente para recibir ayuda. debido a la expresividad del actor principal a pesar de su actuar taciturno sin duda encarna y logra gestos de una persona al sentirse completamente decepcionado entre otros sentimientos.
En el rodaje hay escenas fragmentadas, donde al espectador lo engancha, (difícil logro). La película es tambien un retrato perfecto de esta sociedad actual, al abismo...
Enrico Diaz Bernuy
lunes, 24 de junio de 2024
Relato: EL LEGADO INTERIOR - Autor: Enrico Diaz Bernuy
El legado interior
Uno no viene al mundo con la
intención de escribir un poema acerca de otro poema. Sin embargo, si este
postulado fuese erróneo y en verdad las personas llegaran al mundo con un
propósito determinado, como se dice, una misión secreta que la mayoría
desconoce, entonces esta es la historia del señor Rubén Peña.
Rubén comenzó a creer en la
audaz idea de que uno "no debe repetirse" y que la aspiración a la
evolución es, sin duda, una de las acciones más nobles y de los caminos más
difíciles. A menudo se desviaba de esa senda imaginaria que había trazado para
sí mismo. No repetirse implica no replicar lo que hicieron nuestros ancestros,
es también romper pactos, uno de los desafíos más arduos de la vida. La toma de
conciencia sobre el legado de los ancestros ocurrió cuando tenía nueve años y
estaba junto a su padre.
En aquella época, su padre
solía cantar o entonar melodías de ópera todos los días, y cuando no lo hacía,
encendía un viejo equipo de sonido donde siempre se escuchaba música clásica.
En ese ambiente donde la música culta predominaba, los padres organizaban
reuniones familiares en las que no solían integrar a sus hijos. Eran reuniones
en las que ellos debían ser las estrellas, mientras que a los hijos los
consideraban una compañía o adorno, como si no estuvieran a la altura de ser
hijos. Tal vez, este fue el motivo por el cual algunos de sus hijos
desarrollaron una limitada capacidad de sociabilización.
Rubén, uno de los hijos, había desarrollado a la fuerza una sensibilidad por la música y solía visitar la casa de su tía, una pintora. Como es habitual en la casa de los pintores, su hogar era como una galería de arte. Quizás esto afinó aún más la sensibilidad de Rubén, al punto de sentirse cautivado por las diversas tendencias artísticas que allí descubría. La tía era una señora proclive a la obesidad, pero de sanas intenciones en su discurso artístico.
Lo interesante es que Rubén dio sus
primeros pasos en el conocimiento del mundo con la música culta de su padre y
las innumerables esculturas y pinturas de su tía. Cautivado de una manera que
no podía expresar, absorbía esos mundos como una esponja. Mundos que, de alguna
forma, iban de la mano, todo mediante la contemplación silenciosa fomentando
el hermetismo de Rubén.
Mientras guardaba poco a poco
un tesoro en su interior, el tesoro de amar al arte, el oculto encanto de esos
universos no pasó desapercibido para su padre. Desde que Rubén tenía ocho años
hasta que cumplió dieciocho, su padre siempre le decía una frase: "Por si
acaso, solo los millonarios se dedican al arte. La otra opción es que no tengas
mujer e hijos o que los abandones. Así que, para ser artista hay esas dos opciones.
Por eso yo tuve que abandonar mi carrera de cantante, porque no quería
abandonarlos a ustedes, y siempre he amado mucho a tu madre", sostenía con
determinación.
Rubén nunca otorgó
credibilidad a aquellas palabras; sin embargo, de una manera u otra, cada
decisión en su vida quedó inexorablemente influenciada por una cierta distancia
hacia cualquier proximidad con el arte, incluso hasta el punto de alejarse de
su propia vocación artística.
Y fue mediante el
distanciamiento entre padre e hijo que, de alguna manera, eso sirvió para que,
por fin, Rubén tomara poco a poco un camino adecuado para el sacrificado
sendero del arte y la literatura. En contra de todos los pronósticos que se le
habían augurado, comenzó a redactar algunas estrofas de sonetos, rimas, versos
libres y breves relatos.
Y es aquí donde empieza a
esculpir el rompimiento del pacto, el pacto con los ancestros, en el que una parte de Rubén se estaba revelando hacia el exterior de una forma prácticamente
incontenible, a pesar de que él ya tenía una vida establecida, cursando una
carrera universitaria. Paralelamente, estudiaba dibujo de anatomía, paisajismo,
perspectivas, teoría del color, etc. Todo por su cuenta Su hermano mayor,
riéndose, le decía: ¡¿Tú estudias en la universidad o estudias en bellas
artes?!, en tono de broma pero con reproche.
Luego tuvo su primera
enamorada, una morena a quien jamás olvidó, porque como en muchos primeros
amores, el culpable de todo lo fallido "siempre es uno". Pero durante el tiempo
que estuvo con ella, no tuvo muchas oportunidades para expresarle sus primeros
versos; parecía que ella no era accesible o temía que se burlara. Luego a la
segunda enamorada la pintó, y desde entonces comenzó a retratar a todas las que
amaba. El problema surgió cuando una de ellas al terminar la relación, arrojó
los cuadros en la puerta de la casa de Rubén. Fue un dolor que casi no podía
describir en aquellos momentos. ¡Las otras le arrojaban sus manuscritos por la cara! jajajaja
No sé cómo, pero él ya se
había acostumbrado a que le devolvieran sus manuscritos o sus cuadros. Ahora,
al recordar esa escena que me contó con tanto dolor, la veo con cierto humor.
¡A él no le robaban sus cuadros o sus poemas, se los devolvían! Jajajaja. Al
final, siguió pintando, pero mujer que tenía, mujer a la que jamás regalaba un
cuadro; creo que aprendió la lección. Hasta que conoció a una que se distinguió
de todas con las que había estado.
Lo interesante de su
desarrollo es que rápidamente se dio cuenta de que, en el arte, lo que prima es
el contenido, la profundidad filosófica que carecía su obra en aquella época,
como si una parte de él aún fuera adolescente. Por cierto, atravesó una
adolescencia sin grandes contratiempos ni complicaciones, a diferencia de otros
que sufren una rebeldía incontrolable.
Con la pintura tuvo su primer
llamado espiritual, un llamado que le hacía ver el vacío de su obra, la falta
de esencia. Entonces, atinó de forma intuitiva a seguir aprendiendo mediante la
realización de réplicas de obras maestras como las de Monet, Rembrandt, Da
Vinci, etc. Incluso hizo esculturas en técnicas de baseado. El motivo de
aprender a hacer copias era mejorar su técnica y, de paso, obtener algún
ingreso. Después de esa breve temporada, decidió hacer las copias bajo pedido,
pero quería dedicarse a pintar con su propio estilo.
Con la literatura tuvo un
llamamiento existencial. Al principio, retrató su confusión, con escasos
horizontes y poca profundidad, pero a pesar de todo, tenía algunas preguntas
interesantes. Fue hasta que encontró un libro de colorida portada y, aunque no
estaba preparado para comprenderlo, lo leyó de todos modos. Obviamente, no
entendió nada; solo sintió que el libro era algo sagrado. Lo interesante de los
libros es que prima la racionalidad, la intelectualidad, incluso en las obras
maestras, como profundos laberintos en los que hay que trazar un croquis del
paisaje de la obra o de los personajes. O enrevesados discursos y escenarios
como "Rayuela", donde, al mínimo descuido, el libro te deja en un
abismo. O frente a la esfinge de la ciudad de Tebas y su laberinto que solo es el reflejo de tu propia mente... Entonces, cuando un libro llega a tu corazón, es algo raro. De la misma
manera en que algunas personas tienen la habilidad de llegar al corazón de los
demás.
El libro era un canto épico y
una cumbre del conocimiento trascendental, un conocimiento que exige un
esfuerzo en nuestra conciencia, un culto a las preguntas que prácticamente no
tienen respuestas (las mejores preguntas). Además, son preguntas que nadie
quiere escuchar porque no están preparados para las respuestas, ni para
escucharlas, mucho menos para creerlas. Sin embargo, en el papel de cada página
estaba todo dicho. En esos momentos, cuando el libro llegó a la vida de Rubén,
coincidió con la llegada de su nueva amiga. Él quería compartir su felicidad
(el libro) con ella.
No estaba seguro de leerle
algunas partes del libro o de prestárselo, porque en una de sus páginas
señalaba que asesinar a ciertas personas era un acto lícito y, en algunos
casos, un “bien para la humanidad”.
Sin duda, asimilar un concepto depende de la experiencia de cada persona, de su conocimiento adquirido por la lectura o de las lecturas de sus vidas pasadas. Estas ideas jamás las entendería, lo tomaría por loco o alguien que, en probabilidades o en constancia, el universo mental deviene en los conocimientos del ser, y lo que uno ignora queda claro que no existe para uno. Entonces, el Uno se resume a los conocimientos, el universo se resume al tamaño del saber de cada quien. A pesar de que en aquella época Rubén solo había leído la primera mitad del libro y ella lo desconocía por completo, le resultaba bastante difícil hablarle de lo que le estaba cambiando la vida.
Llevaba una vida secreta, la
cara oculta de su existencia, en la que se iban tejiendo lazos sensibles con el
autoconocimiento espiritual, las acciones almáticas, kármicas, etc.
En resumen, la única forma en
que algo ocurriera entre ella y Rubén era que ella leyera el libro. Pero él
tampoco estaba dispuesto a que ella no lo comprendiera. Había una parte de
Rubén que no quería correr el riesgo de perderla. Al fin y al cabo, la historia
entre ella y él recién comenzaba, recién se hacían amigos. No quería arriesgarse
a que leyera el libro y le dijera que no entendía nada o no sentía nada; eso
sería realmente peor. Eso lo desilusionaría por completo, tenía que prepararla.
Sabía que, si ella percibía
eso, no dudaría en alejarse, quizás por la misma razón por la que jamás hablaba
con sus amigos sobre ese libro. Y en eso coincido con Rubén, porque hay libros
que logran espantar a las personas de estos tiempos. Además, Rubén venía de
varias relaciones basadas en la desconfianza y una autosuficiencia imbécil que
aún no había solucionado en su vida.
Sin embargo, lo único que
tenía claro en esos momentos era poder entender ese libro. Después de muchos
años, llegó a la conclusión de que debía escribir un poema sobre ese libro,
siendo esa la única forma de llegar al alma de la obra mediante la poesía. Y
fue así como su amiga se sumó al entendimiento, aunque ella no participaba en
ese proyecto. Fue la primera en decirle: "Sabes, creo que algún día podrías escribir un libro."
Enrico Diaz Bernuy
jueves, 20 de junio de 2024
jueves, 13 de junio de 2024
2015
jueves, 30 de mayo de 2024
martes, 28 de mayo de 2024
Juguemos a los siempre y a los nunca ¿oki?
Nunca serás criticado por alguien que hace grandes cosas,
siempre serás criticado por alguien que hace menos cosas que tú.
ojo
viernes, 24 de mayo de 2024
jueves, 23 de mayo de 2024
23 de Mayo
En la madrugada del día de hoy, tuve un sueño que jamás había tenido anteriormente, hay algunas cosas que se pueden contar y otras que no se pueden decir.Casualmente las cosas que se pueden decir es la parte que jamás había soñado antes en mi vida. Así que para los que siguen este blogg comparto esta experiencia.
Me encontraba en compañía de unas personas que recién había conocido y mientras que ellos se ponían a conversar y yo cada vez me alejaba de ellos, ahí ensimismado en mi silencio saqué de un bolso unas cartulinas y me puse a pintar.
Soñé que estaba pintando !!Recuerdo claramente los colores , el óleo, el acrílico , todo al detalle y ellos me pedían que querían pintar conmigo así que les invite la pintura como si se tratara de bocaditos , así como los niños te piden canchita popp corn, así ponían sus manos y yo les daba esas sustancias gelatinosas sobre sus manos que eran mis pinturas.Para mi es un sueño raro, pero me dejó cierta gratitud que en este instante no puedo definir.
Soñé que estaba pintando !!!
Redactado desde mi cel. Saludos
domingo, 19 de mayo de 2024
viernes, 17 de mayo de 2024
lunes, 13 de mayo de 2024
domingo, 12 de mayo de 2024
Cuento: EL CANTO DE LAS TORTUGAS. Autor: Enrico Diaz Bernuy
Frases clave: perder el gusto al show/ el paso desapercibido te abre caminos.crítica social, crítica cultural A más bohemia más apoyo por los colegas/ alguien puede vivir de las opiniones. En el mundo de la exhibición / ya no importa si escribes un libro ya no importa si piensas algo importante ahora te llaman poeta sin haber publicado nada. Hablar de espiritualidad es insano para los materialistas, los superficiales. Añadir a la idea anterior que ocurre lo siguiente: la gente se aburre de todo, todo. El espíritu mercantil moldea la edición literaria y la esencia del espíritu de estos tiempos es el show. (lo que vende es la pose, el alter ego, caretas) que son vivo reflejo de una sociedad enferma, herida o sin escrúpulos, así es el Perú
&
El canto de las
tortugas
El dolor se dice por
un grito o por el silencio
Pizarnick
En un tranquilo
bosque rodeado de turbias praderas con colores verdes opacos, vivían
dos tortugas llamadas Rodo y Bolo. Eran amigos desde que tenían memoria, pero
el tiempo y las distancias los habían separado. Distancias que fueron formadas
por una suerte de creencias familiares, complejos y distintas escalas de
valores o de moral. Actos inmateriales pero que obran en gran medida
en las relaciones sociales. Lo crucial entre ellos es que se conocieron al
borde del río Marañón , por la primera quebrada donde crecían unas
flores diminutas de color gris con blanco.
Entonces luego de los
años y de la distancia entre ellos en una tarde soleada, mientras Rodo
exploraba el bosque, se topó con una tortuga familiar: ¡era Bolo! La emoción de
su reencuentro fue inmensa, y entre abrazos y risas decidieron emprender una
aventura juntos como si en un acto de revelación sentían ambos con mucha
determinación que el azar había jugado en buena forma para su encuentro
pero con un fin determinado, y de eso no tenían dudas.
Ambos compartieron
historias de sus vidas durante su caminata. Rodo le contó sobre su trabajo como
jardinero, y su afán por la literatura mientras que Bolo habló sobre su
experiencia como cuidador de un estanque de nenúfares y sus sueños de ser un
gimnasta olímpico.
Pero lo más
sorprendente fue cuando Bolo mencionó una de sus fantasías que es la de
subir a un árbol.
—¿Subir a un árbol? —exclamó Rodo sorprendido—. ¡Eso suena inaudito para una tortuga como nosotros!
Sin embargo, la idea
capturó la imaginación de Rodo, y ambos se dirigieron hacia el árbol más alto
que pudieron encontrar. Con esfuerzo y determinación, escalaban cada rama,
apoyándose mutuamente en cada paso del camino. Rodo al aceptar de inmediato
aquella idea era porque tamaña aventura de alguna u otra forma le daría motivos
para escribir algo, y los temas profundos para la escritura no abundan. Rodo
tuvo el presentimiento que seguir los sueños de su amigo, que en cierta
medida a su óptica interpretaba cierta implicancia de alguna autonomía
individual.
Entonces mientras
ascendían, compartieron sus pensamientos más profundos sobre el amor y el
trabajo. Tácticas a ciertos intentos a conocer algo sobre la vida o sobre
ellos mismos. Pero las anécdotas de Rodo siempre terminaban pintándolo de
cuerpo entero como muy listo, muy criollo, esos que los amigos son lo que
siempre le sobra.
Fue ahí cuando Bolo
sin guardarse nada y apelando a su ingenua sinceridad le dijo:
“Si vas a
contar la historia será mejor que cuentes la verdad, de lo contrario quedará en
tus versiones como temas inacabados, y eso revela de alguna manera como
una especie de respaldo la existencia de una necesidad imperiosa de
“crear” una verdad inventada que propicie en alguna forma tu
subsistencia.
Probablemente la
verdad como tal, no favorezca tu ego. La verdad inventada que en tu caso
“es prácticamente un hecho” también refleja un recurso para sustentar tu
actividad. Por otro lado, eso refleja y ya está bastante demostrado que
las “verdades inventadas” son meros mecanismo para la propia subsistencia, sea
social, subsistencia económica, subsistencia laboral etc. Incluso todos
sabemos que se puede sobrevivir a grandes catástrofes bastante
traumáticas únicamente inventando verdades. Pero al final del día
te miras al espejo y ves en lo que te has convertido, te aceptas
sonríes ( pero sin mirarte al espejo) y ya no quieres recordar tu niñez.”
Rodo le respondió:
no entiendo porque tienes tanta dureza en tus palabras, no sé en qué
momento te has vuelto en alguien tan estricto.
Yo no te recordaba
así. —Exclamó. Tú y yo éramos amigos y ahora te escucho con enorme
atención para entender que ya no sé en qué quedó aquella vieja amistad. En
donde tu calidez te diferenciaba de todas las demás tortugas. Ahora reflejas
cierta perspicacia y severidad, nada más.
En esos
momentos ellos ya estaban cerca al árbol que Bolo había elegido trepar. Y
sin que eso interrumpa la conversación Bolo le dijo: Te voy a contar una
historia en donde podrás ver que yo no poseo 500 amigos como tú crees. Espero
que con esta historia veas y vayas mas allá por qué soy así.
Todo comenzó con un
sentimiento de lástima que experimenté, en cómo una historia más de talento
perdido, “talento desperdiciado” se iba poco a poco por las quebradas de
un río.
Por donde se empolvan
la nariz con esos polvos blancos que lo único que hacen es
ennegrecerte. Del joven que te hablo ya no era tan
joven como él creía sentirse, probablemente cargaba sobre su ego los mismos
fracasos que cualquiera de nosotros podemos poseer: fracaso con su madre,
fracaso con su mujer, fracaso con su barrio, fracaso con su trabajo y la lista
puede continuar. Pero no todos enfrentamos el fracaso de la misma forma. Además
quiero dejar claro que no deseo satanizar ni encumbrar al fracaso como algunos
quisieran. Todos sabemos que hasta del fracaso se pueden hacer un culto,(la
pose) y un negocio incluso, por lo tanto sería menester el
cuestionamiento. Ahorita lo único que hago es hablar sobre mi dolor, en
que una parte de mi corazón se rompía porque estaba completamente seguro que yo
no podría rescatar a ese joven músico que incluso alma de poeta tenía. En suma,
era un artista pero ni él mismo lo valoraba, ni se daba su lugar.
—Rodo le dijo: ¿y que
más pasó con esa joven tortuga?
—Bolo respondió:
Luego de presenciar
ese escenario a mí me entraba una depresión mortal, una tristeza que por lo
menos me duraba cuatro días en los que no quería leer, mucho menos escribir. A
veces me salvaba un poco pintar para salir de ese naufragio silente. Recurrir a los programas cómicos se vislumbraba como
una opción cada vez más próxima, encontraba en esos espacios un lado que no
había en mí. Pero luego que experimentaba este tipo de sentimientos
llegaba a la misma pregunta:
—¿Cómo es que sus
amigos más cercanos, no hacen nada por él?
O también
me decía que si estaban todos ahí es porque todos llevaban a cabo el mismo o
similares consumos, aunque ellos
carecían de la descarada imprudencia de drogarse frente a mí." No
creo que sea por respeto, simplemente temen que algún día vaya a decir algunas
palabras sobre ellos, creo que en ese sentido era algo amenazante mi presencia.
Saben que a mí nadie
me amedrenta. Entonces la complicidad era algo que delataba la realidad del
grupo porque al fin y al cabo ellos eran una cofradía. Un club de
toxicómanos en búsqueda de la liberación en que buscaban en el arte una vía
para purificarse, (probablemente) algo que los hacía “sentir grandes”,
(probablemente).
Grandes en el sentido
de alcanzar algún tipo de grandeza social, porque en el fondo todos buscaban
alguna nota en el periódico o tv. Por otro lado, delataba en cierto aspecto un
rasgo completamente antiartístico. O de pronto yo no estaba tan adecuado
a estos tiempos y cómo funcionan las cosas.
Pero los años pasan y
por más infantil que se crean empiezan a procrear, empiezan en abandonar
mujeres, o abandonar hombres etc. La palabra abandono empieza a tomar un papel
a nivel de nudo gordiano.
Yo quería visitarlos
pero ya en forma repetida había experimentado esas secuelas de mi sutil
depresión, esa tristeza como una tormenta oculta que nadie sabía, ni a mi
pareja se lo contaba. La peor de las depresiones es aquella que pasa
desapercibida por todos. Y yo me había vuelto un experto ocultando esta
clase de desolaciones y me había adecuado como quien te acostumbras a
algo que en el fondo sientes que no te hace nada, —pero si te hiere—.
Yo no podría contarle
este tipo de cosas a mi pareja. Ella parecía vidente, casi siempre sabía
todo lo que vaya a ocurrir por lo tanto, en ese aspecto era enojona
conmigo. Además yo no podría contarle nada porque era muy difícil encontrar las
palabras para describirle cuanto dolor me causaba.
También sentí que
ella lo sabía todo, solo que jamás me prohibía algo, tenía mucha madurez en ese
sentido. Quizás debido a que me de tanta libertad (o confianza)
lograba con eso es que yo jamás la abandone.
Entonces mientras
que contemplaba cómo se drogan mis amigos o a los que yo estimaba como amigos.
Era un dolor de mierda, que ni con todo lo que he leído podría convencerlos, es
que yo no soy terapeuta ni mucho menos predicador.
Y lo primero que se
me viene a la mente es haber experimentado una inhabilidad para resolver sus
conflictos existenciales que los llevaban a tales decisiones o mejor dicho,
tales adicciones. Después entendí que el destino undergraund en la
mayoría de los casos por no decir en todos, es morir en su ley como el gran
Marcos L. Lo diré de nuevo, no pude hacer nada por ellos. Recuerdo que
una vez a uno de ellos les hablé un poco sobre los upanishad, él miraba al
vacío y no paraba de hacer sus cosas… Inmediatamente tragué mi saliva como si
fuera una medicina y sentí que mi propia saliva era más amarga que un veneno.
Era como si estuviera absorbiendo lo que él vivía de alguna u otra forma a nivel psíquico y me sentí manufacturado para el suicidio, gracias a Dios todas estas horrendas sensaciones luego se me pasaban. Solo deseaba tomar una copa más, era en esos momentos donde necesité alcohol para bajar ese amargor de mi saliva, y que la bebida espirituosa propague un poco de frescor a mi boca, la purifique.
Así ocurrió aquella escena que apenas puedo relatar y ahora que lo digo todo, con gran dolor y nostalgia y sobre todo; culpas. Siempre los quise y quizás ellos siempre lo supieron, no lo sé.
Rodo respondió:
—Sin lugar a dudas me has dejado con una sensible historia digna para desarrollarla en algún texto literario pero también me traes a la memoria cierta experiencia similar que tuve. Claro que en tu caso, tú no soportaste tales escenarios. En mi caso prefiero no entrar en tantos detalles, pero si me gustaría ir de frente a mi conclusión: Si alguien me recuerde que sea por las obras que escribí, o los cuadros que pinté y no por haber pertenecido a algún colectivo literario que de ninguno puedo sentir alguna satisfacción. Porque encontré la hipocresía y competencia, pero no cualquier competencia, sino competencia desleal y ese sentimiento derogó cualquier esperanza en que la amistad se renueve o madure. Simplemente la ruta definía en una situación donde habían diferencias irreconciliables. Así que distancias a parte los hechos eran los hechos, y yo ya no era el mismo de antes.
Recuerdo cuando idealizaba aquellas
viejas fotografías donde salían los grandes autores juntos como si fueran partidarios
de algún tipo de asociación, como si toda esa escena fuera hermandad. Dali,
Bretón, Eluard etc. Crecí con esa imagen mejor dicho, con esa creencia en la
que creía “que quizás era la vida” que verdaderamente anhelaba, pero ya veo que
con el tiempo y sus premisas me dejaron el sabor de cuestionarme que en verdad
la vida sea liberarme de la vida misma. De la vida tal como la conocemos,
—la tragedia como fin—. Será que estamos aquí no solo para alcanzar este árbol
del que anhelas, ¿como si fuera un diploma? ¿es eso la vida? ¿es eso de lo que
queremos alcanzar o es eso de lo que queremos liberarnos? Pues llegar a estas
preguntas sobre los hipócritas, sobre los competidores, los envidiosos. Siento
que me volví peor que todos por eso mantenerse al margen. A la distancia es
quizás la alternativa más sana ante uno mismo en enfrentar esta clase de voces,
no sé cuanto tiempo me tomará volverme como era antes, a como jamás debí cambiar,
quizás sea esto parte de mi evolución y quizás ellos vivan lo que necesitaban
experimentar, al fin y al cabo en esta vida nada es permanente y los bits
(unidades binarias ) navegan en maya siempre para las constantes trasformación
de nuestro Ser de acuerdo a lo que hagamos… Así que por el momento tengo
bastante trabajo en rescatarme a mí mismo retornando a cómo antes fui.
‹‹Parece que Rodo y
Bolo se habían olvidado por completo que habían llegado al árbol y que al
tenerlo frente a ellos no paraban de hablar sus conquistas o sutilmente el
orden fenoménico de sus incapacidades o sus decepciones o anhelos… En mi
caso siempre lo consideré como una eficiente práctica para perder el tiempo,
“entrar en debates” que no tienen ninguna trascendencia para mi presente o
futuro. Y quizás ellos pensaban lo mismo, porque jamás percibí en Rodo o
Bolo algún intento de cuestionar al otro. Simplemente era una exposición de
ideas no era imposición de ideas. Sin duda imponer ideas tiene que ver con el
mal gusto e influencias familiares. También luego de recordar a Rodo y
Bolo entendí que hay cosas que son partes de ciertos capítulos en tu vida así
como en un libro, así tal cual. Y pues uno debe escribir mirando hacia
adelante, hacia las circunstancias presentes o escenarios futuros y no en
“dimes y diretes” sobre un momento que existieron ciertos valores. Entonces para
cerrar el tema de las formas eficientes para perder el tiempo o perder energía
en temas sin trascendencia. Quizás me había hecho acreedor de cierta tecnología
para sobrevivir a tales escenarios o tales personajes, pero pensándolo
bien toda tecnología jamás es neutral ni tampoco posee ética››.
![]() |
Tortugas Trepadoras !! |
Rodo y Bolo concluyeron su conversación, quedando frente al imponente tronco del majestuoso árbol. Luego con unos sonidos guturales que Rodo inició surgió una bella melodía, llena de arpegios suaves y fluidos en unas notas que creaban y generaban una sensación de ligereza y delicadeza. Y así uno escaló tras el otro y cuando llegaron a la rama más alta, ambos miraron el horizonte y ambos ya entonaban la misma canción. Pero luego quedaron callados al ver que se incendiaba la pradera donde estaba toda la comunidad de tortugas y otros animales. Ellos al ver que ya no podían bajar de esa altura quedaron inmóviles en absoluto silencio.
Enrico Diaz Bernuy
jueves, 9 de mayo de 2024
domingo, 28 de abril de 2024
jueves, 25 de abril de 2024
Cuento: ¿Estatuas de parque? | Enrico Diaz Bernuy | Cuentos Cortos
En una ciudad donde la vida nocturna estaba penada, una ciudad oscura y
poco luminosa sostenía el diseño de tener a su población (modo ganado) en una
condición de represión, como si se tratase de un régimen nazi. Y en esas
circunstancias existían ciertos círculos ocultos en las inmediaciones de la
nocturnidad, justo cuando todos los medios de transporte público habían
culminado su función. Entonces entre lo prohibido y los noctámbulos, una
señorita llamada Janeth logró consagrarse como una enigmática bailarina de un
club del cual muchos sabían de su existencia, pero del que nadie hablaba.
Ella cautivaba a todos con su sensualidad fuera de este mundo. A pesar
de que su apariencia era una especie de mutación genética que la hacía parecer
de otra especie o planeta. En cada movimiento de su cuerpo, despertaba los más
profundos anhelos eróticos en quienes la observaban. Aunque tenía senos
diminutos, las contorsiones que hacía con sus piernas la hacían lucir con una
movilidad en su trasero que atraía todas las miradas. Así desataba un
torbellino de deseos en aquella audiencia.
Janeth, con sus ojos alargados más grandes que las hojas de coca y
labios pequeños similares a la flor del níspero. De alguna forma, los teléfonos
móviles que se encontraban cerca de ella sufrían desperfectos en la pantalla
que duraban ciertos minutos, luego pasaba y volvían a la normalidad. Era como
si una tormenta electromagnética pasara sobre los asistentes y los aparatos
celulares asumían el hecho. Entonces, esto generó la leyenda urbana de que la
bailarina más cotizada provenía de otro mundo, aunque nadie se imaginaba de qué
lugar. Solo entendían que se trataba de un lugar lejano.
Pero llegó un día en que me atreví a seguirla y pude ver a una señorita
que la esperaba siempre al borde de un río cerca del puente Trujillo. Fue ahí
donde, apenas la vi, me sentí intrigado por aquella señorita de rasgos
indígenas, contextura atlética y movimientos corporales que reflejaban cierto
espíritu enérgico. Quise acercarme pero
si las sorprendía a ambas, iría a causar la sensación de que las estaba
acechando además, estábamos en unos
tiempos donde todos estábamos a la defensiva y las mujeres aún más. Si las
miras mucho creen que las quieres violar.
Cuando estaba de regreso a mi departamento, se me ocurrió no volver al
club donde se presentaba la bailarina, sino ir directamente a aquel lugar donde
la señorita esperaba a la bailarina, al costado del río. Pero creí que debía
alejarme, a ver si se me pasa o como si esperara que ocurra algo. Pero en mi
vida no ocurrió nada.
Así que luego de un par semanas me animé e ir el viernes, aunque medio que me entró la duda
porque ese día era feriado.
Entonces el viernes era el día elegido, el día predestinado ese tipo de eventos donde las prostitutas y
las bailarinas se mezclaban en aquel ambiente nocturno. Un lugar donde los músicos
ambulantes, los vendedores de cuadros de la vía pública y algún que otro poeta se mezclaban en una vorágine
de pasiones astrosas y etc…. Cuando llegué al río, a la misma hora
aproximada, no encontré a la amiga de la bailarina, ni mucho menos a la
bailarina. Estuve cerca de dos horas esperando. ¿Habré fallado en el cálculo
referente al horario? no lo sé…
Hice el mismo intento la siguiente semana y con el mismo resultado.
Entonces, decidí hacer otra cosa para ver qué pasaba.
Se me ocurrió ir al club, retornar a mis viejos tiempos; sí, visitar al cantinero a los colegas con los
que al menos por una noche nos dábamos un abrazo de afecto y entrar en las
mismas conversaciones inacabadas. Mientras pensaba en todas estas cosas, vi que
la puerta principal había sido modificada. Le habían puesto una aldaba que
pertenecía a cierto estilo victoriano y estaba en tan mal estado que reflejaba que había pasado una catástrofe
o que simplemente había pasado muchísimos años en aquel inmueble cerca del puente Trujillo.
Una vez que estuve ahí, no se me ocurrió tocar la puerta o buscar un
timbre, simplemente estaba en tan mal estado que se trataba de un inmueble
abandonado. Así que intenté mover la puerta a un lado para poder entrar y cuando
entré, sin duda se trataba de un
inmueble en completo estado de abandono desde hacía muchísimas décadas. Telas
de araña por doquier, polvo petrificado por todas partes y un silencio como si
entrara a otro mundo; uno que yo no conocía.
Luego de esa impresión, a los pocos minutos empecé a sentirme
descompensado hasta el punto de que solo buscaba el inodoro, como si una
diarrea y un cólico me estuvieran atacando de una forma que hasta ardor sentía en
el vientre. Era como unas náuseas que me
arremetieron para ponerme en un estado en el que caminaba con mucha dificultad.
Creo que era una sensación similar a la del pánico pero adolorido en el
abdomen.
Caminando así con esa sensación dentro del recinto, como si esa sorpresa
me estuviera enfermando de algo y lo único que necesitaba era ir al baño. Por
fin encontré una pequeña puerta que parecía conducir al baño y fue ahí cuando
sentí un mareo intenso, luego todo se
volvió de color gris claro, como si estuviera envuelto en una niebla que
envolvía mi mente con la finalidad de tenerme inmovilizado. Después de un
tiempo indeterminado, me levanté del suelo y escuché un zumbido en el oído
derecho, luego los sonidos del bar como si estuviera ocupado con muchas
personas. Empecé a percibirlos. Me parecía raro porque bien claro vi que el
lugar donde me encontraba era un sitio completamente abandonado; derruido. Intenté apoyarme en una pared, ya
todos los síntomas antes mencionados habían desaparecido y descubrí una manija
oculta. La jalé y salió una puerta oculta al costado del inodoro, como una
pequeña escotilla y de forma espontánea,
sin pensarlo mucho, ya me encontraba hincado en el suelo, espiando por esas
ranuras.
Me pareció increíble encontrar un pasaje secreto. Mi corazón latía con
fuerza y una paranoia me invadía sin tener claro si alguien podría verme a
través de esa puerta oculta. Cuando entré me encontré en un pasaje escondido
con el suelo de tierra con pequeñas
piedritas que parecían dientes desperdigados de alguna especie
desconocida. Las paredes cubiertas de
una ligera escarcha plateada de formas redondeadas, apariencia magmática
formadas por el enfriamiento del magma. Había protuberancias surgiendo de esas
mismas paredes como clítoris brillantes de tantas dilataciones.
Me preguntaba si era una mina abandonada y si los mitos sobre que hace
muchos años atrás habían surgido en esas tierras yacimientos mineros, de los
cuales misteriosamente habían sido ocultados por quizás tratarse de una ciudad
desconocida. Y si estamos hablando de una ciudad, entonces ¿qué clase de
humanos serían sus habitantes? ¿La bailarina habrá pertenecido a esa población?
¿Y quién era su amiga? Pero mientras estas ideas aún no estaban en mi mente, yo
en esos momentos solo pensaba en el origen extraño de esa caverna.
De pronto, vi que aquel conducto se bifurcaba y su anchura se iba
expandiendo en medida que avanzaba. Lo que en principio comenzó como una
pequeña escotilla y luego en una pequeña caverna por la que solo se podía andar
a gatas (con gran esfuerzo), luego se volvió un pasillo que finalmente esa
amplitud comenzó a asemejarse a una calle.
Esto parecía prácticamente salido de otro mundo, mi corazón al compás de
mi respiración pausada había llenado misteriosamente un estado de sosiego, como
si las cosas estuvieran bien a pesar de que todo lo vivido en esos momentos era
prácticamente como si fuera de otro planeta. Lo que más me llamó la atención de
aquellas calles fue la gente que volaba por los cielos, pero no volaban como si
estuvieran paseando, ni siquiera usaban algún artilugio electrónico o
mecánico. Volaban por los cielos con una
naturalidad innata como si otras leyes de la naturaleza rigieran sobre ellos.
Pero había un detalle, volaban como si estuvieran huyendo de la tierra otros
corrían sobre las paredes de los rascacielos con el mismo ánimo. No lo hacían a
un ritmo deportivo, corrían como si huyeran de alguien o de algo, como si
estuviera a punto de ocurrir algo y la única salida fuera huir.
Vi unas ventanas muy lustrosas y cuando quise ver mi reflejo, como si
una voz interna me dijera, “intenta verte”, vi mi cuerpo. Mi apariencia era
distinta, usaba otra ropa y mi rostro lo veía borroso, como si se pixelara cada
vez más cuando intentaba definir o reconocer realmente mi rostro, todo se
borraba. Parecía que hubiera una fuerza que no me permitiera ver qué rostro
tenía.
También experimenté una especie de espasmo visual y una lumbrada azulina
me cegó pero luego de unos segundos cuando recuperé la vista encontré frente a
mis ojos una especie de puente, sin duda una escena con tintes alucinógenos. No
recuerdo haber consumido algo para tales experiencias, así que todo se trataba
de que ese lugar era como un sitio poseído.
Y como todo lugar mágico siempre hay una mujer. Menciono esto porque
después de la escena del puente, apareció una mujer que conocía desde hacía
años. Ella bailaba bajo la escalera de su humilde departamento, con la misma
sensualidad de la bailarina profesional de aquel bar, y luego pude presenciar a
esos hombres que caminaban por las paredes, los gritos desgarradores a un zoom,
los movimientos y paisajes entre lo fantástico y lo apocalíptico a la vez. Me
dije a mí mismo: ¿y si todo fuera un sueño?
Pero los hechos eran reales y la historia no llegaba a ningún final
inesperado. De pronto, fue el timbre de mi teléfono móvil el que empezó a
retumbar y eso fue lo que pudo sacarme
de un mal sueño, aquel timbre del teléfono. Para comenzar había olvidado por
completo que llevaba conmigo mi teléfono. Entonces, inmediatamente contesté
aquella llamada; lo que escuché al otro lado de la línea fue una respiración
pesada y perturbadora.
Por alguna razón que no recuerdo, no se me ocurrió decir nada, creo que
estaba paralizado, luego el corte abrupto, dejándome en un inquietante estado
de alerta por no saber de qué se trata todo. Y que de alguna forma, el timbre
del teléfono me demostraba que todo era real. Aquella respiración agitada al
otro lado de la línea sembró en mí un estado más de alarma, a pesar de aquellos
eventos sobrenaturales que no tenían cuando acabar.
Entendí intuitivamente que, si algo tenía que hacer en ese escenario era no quedarme quieto. Sentí que había algo
que me indicaba seguir caminando por esas calles con sus enormes edificios. Soy
consciente de que era bastante raro que
al principio entré a una taberna
cerca de un río y al cruzar una puerta pasé a una zona más urbanizada, a tal punto
que había rascacielos.
Luego a las personas volando por los cielos o caminando por las paredes,
mejor dicho ¡corriendo, huyendo de algo!
Solo tenía que apresurar mi paso y vi en una esquina un pequeño
establecimiento donde una vieja amiga apareció para darme un cálido abrazo. Fue
esa clase de encuentros inesperados con aquel amor perdido, aquel encuentro que
algunos suelen experimentar. Como símbolo de un inicio o una despedida.
Lo primero que le dije fue: "Qué increíble encontrarte en este
lugar, ¿puedes creer que he visto cosas bastante sorprendentes? Además, no sé
qué distrito es este, ¿qué lugar es? ¿Lo sabes?" Ella me quedó mirando con
cierta ternura y compasión para decirme: "Acaso no recuerdas que en
aquella época cuando eras el director en las sombras (el secreto a voces), ¿lo
recuerdas?"
"No sé a qué te refieres, te gustaba que te llamaran el asesor en
las sombras", Cuando todos bien sabían que tu no eras el asesor de nada,
sino el director. Ella hablaba y su entonación solo refleja mucha
severidad, tenía la apariencia de ser una persona inflexible a todas luces, de
aquellas con la que jamás la puedes convencer de algo, la rigidez "en su estado
puro". De lo cual eso mayormente se sustenta por dos motivos, uno porque dinero
no les falta o por un ego exacerbado.
Contesté con una sonrisa de oreja a oreja, alardeando algo que hasta yo mismo desconocía,
eran viejos tiempos, —sostuve. Con un tono como de no querer entrar en discusiones
(no era el momento).
Pero cuando la miraba y en medio de mi cinismo, se me rompía el corazón de decirle que cuando muera su madre, con quien tantos desacuerdos tenía (al menos eso recordaba), su vida se vería devastada o la muerte de su abuela. Sin duda, esta sociedad si para algo te forma, es para que no puedas enfrentar esta clase de pérdidas, es como si quisieran verte acabado, disminuido, derrumbado. Y es ahí donde se hace presente uno de los principales problemas de la longevidad: ver a tus amigos que tanto quieres, morir. Sentir que al final no puedes hacer nada, esa clase de impotencia, es como una mala resaca y es peor que sentirte traicionado, —lo indecible—.
Pero lo que sí pude decirle fue lo siguiente: "Yo te voy a decir
algo de primera mano, y aunque te resistas, sé que en el fondo y en tus
adentros lo vas a creer. Es lo siguiente: en el 99% de la ancianidad, lo único
que uno busca es amor, afecto, atención. Incluso hasta el punto que podrás
suplicar y en el caso de tener descendencia, eso lo dejo para tu deducción...
psíquicamente vulnerable".
Ella me respondió: "Soy consciente de que no todo lo puedes pagar
con plata u oro". No sé en qué momento se empezó a acalorar la
conversación. Lo que pasa es que había olvidado su viejo talento de ella, el de
adivinar lo que uno piensa. Y de pronto estaba entendiendo las palabras que
decía yo en mis adentros sobre, cómo sufrirá ella cuando vea a sus amigos irse.
Pero ya me estaba cansando, así que ya no quería seguir de pie, le dije:
"Desde aquí veo que por allá hay una banca", e instintivamente nos
dirigimos a ese lugar y tomamos asiento.
Cuando menos me di cuenta, a un lado había un gran ventanal y vi
nuestros reflejos, ella y yo. Pude verla a ella con una quietud que me llamó la
atención. O sea, parecía paralizada contemplándome, así que inmediatamente giré
para verla y ella estaba buscando algo en su cartera, entonces volteé el rostro rápidamente y en el reflejo
la seguí viendo completamente paralizada. Era como ver a mi amiga en movimiento
y la otra, completamente inmóvil.
Era como si frente a esos cristales el tiempo se hubiera detenido. E
inmediatamente a mí también intenté verme en aquel reflejo y estaba también
paralizado, empecé a mover el pie derecho hasta levantar la pierna y mi reflejo
estaba inmóvil. En esos momentos debí decirle a mi amiga lo que había
percibido, pero ella no paraba de hablar sobre la historia de sus gatos, una
historia que no estaba escuchando. Hasta que pasó un buen rato y cuando quise
decirle lo que había percibido…, cuando levanté la mirada para hablarle, vi que
ella era ¡una figura de hierro! como una estatua que va en algunos parques.
Un pánico me embargó del cual empecé a experimentar un terror tan
profundo en no querer ver otra vez a ese ventanal donde estaban nuestros
reflejos y en un estado lleno de un pánico que jamás había experimentado. Después
de unos segundos más y en donde creí
haberme llenado de fuerza para poder verme en ese ventanal, ¡cuando logré
dirigir mi mirada a esos cristales! , vi que en la banca donde estábamos
sentados había dos estatuas de bronce en una pose como si estuvieran
conversando, y me sentí petrificado mirándola a ella y reconociendo que su cuerpo
era de una estatua al igual que el mío.
Enrico Diaz Bernuy
jueves, 4 de abril de 2024
¿Y a ti también te gustan los relojes rimbonbantes, huachafos?
Seré conciso respecto al tema de moda. La colectiva idiotización y el morbo del engaño que al final engaña a muchos es digno de reflexión. Este breve artículo aborda las prácticas antiguas relacionadas con la inversión, el lavado de activos y los fraudes financieros. Es bien sabido que en el mercado existen productos destinados a blanquear ingresos fraudulentos o vinculados con la corrupción. Por ejemplo, si un funcionario público con un sueldo modesto de dos o cuatro mil soles de repente realiza depósitos de medio millón de soles en su cuenta, resultaría sospechoso, ¿no es así? Del mismo modo, adquirir propiedades o terrenos repentinamente con dicho sueldo es fácilmente rastreable. La otra táctica, más antigua pero mucho más efectiva, implica obtener bienes de valor intercambiable de forma casi indetectable. Por ejemplo, al viajar a Tokio, Finlandia o Australia, o sea en cuaquier parte del mundo, es posible recibir dinero en efectivo a cambio de productos como plata, oro, obras de arte o relojes de alta gama.
Si alguien afirma que su ex pareja le regaló un Velázquez, un Van Gogh o una pulsera de diamantes, resultaría sospechoso, especialmente si su historial financiero es modesto o si ha trabajado para el Estado, lo que sugiere posibles actos de corrupción. Por lo tanto, en lugar de recibir dinero directamente, se solicita un bien de valor equiparable. Por ejemplo, objetos de plata, oro, joyas, obras de arte o relojes de alta gama. Entonces, ¿cuál prefiere usted? Por favor, elija. Pero por favor, no sea tan bestia de lucir sus nuevas adquisiones frente a los medios.
martes, 26 de marzo de 2024
Asi es cuando juegas limpio, ojo.
Ayer viendo videos de ufc en una de las peleas mas recientes: Adesanya con Pereyra. Pereyra que logró vencerlo (casi en una carniseria) le dijo a su rival que acababa de perder: yo te respeto mucho, ha sido un honor estar a tu lado. Adesanya le respondió: Yo también tengo el mismo sentimiento, gracias.