Intentos órficos para las letras y las bellas artes

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miércoles, 16 de agosto de 2023

Tres relatos inéditos de Enrico Diaz Bernuy. — TRIMURTI DE PROHIBICIONES —

 TRIMURTI   DE   PROHIBICIONES

               "La plenitud del silencio", "El lengua de yeso" y "la negra" 

tres relatos inéditos de Enrico Diaz Bernuy

 

La plenitud del silencio



El movimiento de las cosas deviene con el movimiento de la persona misma, el movimiento de la persona  misma viene con sus cosas y los ladridos que acometen el mandato de la epopeya o brillo de orión, a la calamidad de sus propias cosas,  en realidad esas cosas mismas son  esculpidas  desde su propio interior.   La resurrección de los límites de estos límites reales,  aparentemente suelen trasgredir la fundición al propio ser en tecnologías a la del oro.

El movimiento de las cosas son la sustancialidad disfrazada de algo real; algo vivo. Vivo porque uno le puso alma como en breves historias lingüísticas. 


De esta manera puede salir el desvariante desafío, de mirar al tiempo como los ladridos, que pusieron los ladrillos de nuestros propios pensamientos,  para entender,  de que todo movimiento es la armadura de las cosas a nuestro propio vacío (trasatlántico con difuminaciones), en que ayer fuimos una parte de las cosas y hoy somos los límites de este acuario subterráneo, planetas, en la hondura de un placer efímero. Por lo tanto, no escapemos del verdadero significado de lo que en verdad es la felicidad  sempiterna, el verbo infinito.  Ese que somos incapaces de decirlo en la existencia  contra el pasado.  O al enfrentamiento contra el silencio, en el que me he convertido en un tipo extraño. 

Y en el medio de mis rarezas, a tal sabiduría de los acometimientos,  vino a mis recuerdos la multiplicación donde recae las infinitas posibilidades de…,  para tener en cuenta:  el dudoso brillo de tus ojos que  me besaron,  el alma  de mis intenciones, o la  hechizada blancura de tus mejillas y tus lacios cabellos de estoicas espigas oscuras.

A estos recuerdos le debo los engaños del internet como  elevados sembríos de "impertir espejismos"  ¡qué engañoso este abismo!  ¡Estas que son tus fotos te hacen más hermosa, que como te tenía en el pasado délfico! (Acometimientos en los estambres de una despedida), —emanaciones que  descansan así en alguna parte de estas palabras. Las ilusiones que te puse;  recuerdo  tu soberbia y aun así, tú eras un encanto. 

A este recuerdo donde las cosas no tienen un plan,   tengo una tendencia tremenda a  imaginarme los versos de que quizás pudimos tener una historia.

Ahora estas tú en mi desvarío entre los sueños henchidos en el que jamás me acercaré a tus brazos hermosos , tu cuello de errantes paraísos. Pero jamás conocerás las palabras que podría darte en el lugar donde reinan mis besos a tus caricias…  en aquella época que me rompiste el corazón y yo, aun ni nacía…. Yo no creo que te acuerdes de mis besos, pero igual lo digo.

El tiempo pasó con su forja, no sabes cuantas veces te busqué. Yo quería nacer a tu  lado, al final nací solo y elevé así mis pinceles, a  las palabras desconocidas “y en esta clase de orfebrería” (las palabras) recayó todo. 

Después de tantos años apareciste con tu misma mirada, yo ya no soy el del ayer, hoy se tiñe sobre mi destino; pronunciar  la oración  perfecta que está en los pasos de mi silencio, la oración no la escucharas de mis labios, y aunque una vez te besaron, sé que algún día encontraras el destino del verdadero verbo con lo hermoso que fue tu nacimiento y las plantas… 

 

                                                                                                             

                                                                          El lengua de Yeso


Puesto 26 era el lugar de su escritorio, su vehículo era una bicicleta cuya marca no recuerdo pero sí se me viene a la memoria que era un modelo de colección. Cada vez que Gabriel le entregaba más informes para que haga los respectivos  resúmenes mostraba un inusitado semblante de satisfacción, era algo extraño, no por esa respuesta, sino porque solía conversar con todo el mundo. Se suponía que debía tener una vida muy solitaria, su trabajo era solitario, vivía en una zona solitaria y la ubicación de su oficina estaba la más alejada de todos. Un herbazal de papelería los separaba... 

La función de todo el personal demanda muchísima concentración, pero él era un caso algo extraño. En aquellos primeros quince días de su asistencia al puesto laboral, aparentemente no había nada extraño, pero  Gabriel con su  experiencia sentía que algo guardaba entre manos. No solo se trataba de su excesiva tendencia en acercarse a los demás, sino sentí prontamente que había en él un misterio que en esos momentos no lo podía definir.

Luego apareció la negra, sí, aunque cueste de creer ese era su apellido. Su nombre completo era Valdemira La Negra Samaniego,  pinta de promiscua y con un lenguaje que reflejaba provenir de las zonas aledañas al centro de Lima. No usaba maquillaje por lo que entendí luego de ella que en cierta forma había un poco de más sinceridad en ese sentido,  que en cierta forma se puede tomar como un punto a su favor.  Pero a pesar de ello, con esas características poco probable que alguien la tome en serio, además tenía fama de rompecorazones, así que si deseas que te hagan mierda, podías buscarla. 

Ese es un tema bien interesante porque el estándar de la población era tener una autoestima por los suelos, así que imagino que “marido de turno” no le faltaría.

Por otro lado, trata en hacerle entender esa gran verdad, pero eso jamás ella lo creería simplemente porque las personas tienen a descubrir lo que buscan y sus ideas preestablecidas siempre se imponen y ella no buscaba saber sobre su apariencia u otredad.

Pero después, anda a ver como a solas se quejaba en que nadie la tomaba en serio. Tan contradictorio como la vida misma, así que ante este referente jamás le digas a alguien algo que jamás te pregunte, y esa clase de preguntas jamás ella te  las haría.

Además, Gabriel ya  había perdido el interés en tener más confianza con ella. Tampoco era bien para su  carrera, eran colegas y vínculos íntimos en el trabajo casi nunca favorecen a ninguna de las partes.

En resumen, ellos estaban a cargo de Gabriel, y tenían que sacar los contratos más jugosos para que así logre su  ascenso. Ya le había costado demasiado esfuerzo llegar a donde estaba. Las amanecidas, las investigaciones de mercado, los algoritmos, contratar por cuenta propia a un estadista para que supervise sus resultados hasta en la más mínima fracción o dividendo siempre era importante.

Gabriel (jefe de piso) si  quería destacarse debía de contratar a gente que le ayude, gente que sea más eficiente que él. Sin embargo, aquel trabajo él tenía que hacerlo solo, pero gracias a que tuvo el apoyo de su padre pudo solventar a esos profesionales, al final, los laureles se los llevó y bueno ya saben a dónde llegó, nada más y nada menos que a la subgerencia del departamento textil.

Un puesto bastante envidiado, pero con una carga de responsabilidades enormes.

Tenían que ser un buen equipo, pero ahora que escribo estas palabras veo que perdió el pragmatismo en aquel momento,  en involucrarse en sus vidas personales, en cómo ambos le robaron el corazón,  luego lo traicionaron y él siguió su mismo plan y se volvió peor que ellos.

Ahora no hago mejor cosa que  arrastrar los cuadros estadísticos sobre la pared de yeso, o contemplar  sobre sus portarretratos; márgenes en yeso que  quizás como sus  ideas que aspiraran a cierta búsqueda tan blanca como el yeso, pero cuya fragilidad es también la misma a la del yeso.

Seguramente el  área de Gabriel  en la empresa quebró por inmiscuirse en sus vidas y dejar que ellos entren en la suya.

El cliente de la empresa Marks,s insumos, no estaba satisfecho con la propuesta creativa y eso significó más desafíos y debido a la falta de conceso con mi equipo me hacía tomar decisiones arbitrarias, por lo cual, después generó ciertas tensiones especialmente con la negra, dado a que era ella era la más impulsiva.

A pesar que ella era la subalterna del equipo, la procacidad en su perspectiva y su empuje por imponer que la campaña debía de aprovechar el verano y no las fiestas de fin de año generó inmediatamente bastantes dudas. Sin su firma de la arquitecta y jefa de producción que era ella;  iría a tener bastantes dificultades con los gerentes del cuarto piso.

Cualquiera puede entender que los gerentes irían a observar esos detalles. Entonces eso sirvió para que el jefe del piso se acerque más a Adel, él era el de la bicicleta clásica, el creativo estrella, el hombre cuyo  nombre es de origen Libanés puesto que uno de los significados más importantes es sobre la equidad y justicia. 

Entonces esta era la hora de poner a prueba sus niveles de justicia en actuar “a  favor” del jefe de piso y que interceda en hacerla cambiar de idea a la negra. En cuanto a su fama de amiguero siempre era un tema cuestionable, porque el que es amigos de todos, casi siempre, es amigo de nadie. 

Así que por esa razón el jefe de piso no tenía la total de sus esperanzas puestas en Adel, pero, al menos, debía intentarlo. 

Por consiguiente, el jefe de piso no encontró   mejor manera de romper el hielo con Adel,  invitandolo  a tomar algo caliente, un buen café pasado, gota a gota,  con un chorro de ron y un poco de miel. En realidad, ya tenía experiencia en esa clase de invitaciones, la recursividad en  el campo de las relaciones públicas es indispensable en gerencia de piso. Y conocer esa clase de establecimientos para buenos proyectos  o negociaciones era determinante.

El propio jefe de piso se acercó a la oficina de Adel, y sin tanto preámbulo después de un lacónico saludo pero con perceptible respeto le propuso que quería invitarlo a un restobar para conversar unos temas de gerencia.  

Adel, inmediatamente  aceptó.

Pasaron las horas y la noche avanzaba lentamente mientras compartían historias,  risas. Adel demostró ser un conversador encantador y amigable, sus palabras fluyeron con facilidad mientras compartían anécdotas,  reían de las anécdotas que había tenido en su vida y que parecían interminables. Y en toda esta dinámica el jefe de piso aun no encontraba la manera de traer “el tema de la negra”, su  propósito era que él interceda con la negra por el motivo referente a la gestión de fin de año. 

Pues en medio de la charla lo ojos de Adel, que antes irradiaban calidez, comenzaron a oscurecerse, como si una sombra invisible se posara sobre él.  Además en el medio de esa oscuridad sus ojos se clavaron en los ojos del jefe de piso, proporcionado así un “hielo invisible” que lo cubría por completo incluso,   hasta los huesos. Subyacente así de relámpagos internos...

Su voz, que antes había sido suave y melódica, ahora era un murmullo siniestro que parecía provenir de lo más profundo de la oscuridad.

—¡Sabes...! "a veces las personas esconden secretos tan oscuros como el abismo".

El corazón del jefe de piso comenzó a latir desbocado, y un escalofrío recorrió su espina dorsal. Trató  de ignorar esa experiencia, pensar que se estaba imaginando esas palabras, pero la atmósfera había cambiado drásticamente, como si algo maligno se hubiera apoderado del lugar.

También pensó en esos momentos en que quizás estaba jugando una pequeña obra de teatro, pero era tan convincente todo… que los ojos del jefe de piso se desviaron hacia la ventana como si buscara ayuda.  Pudo ver los efectos del viento cómo creaba sobre la vegetación cierta cadencia macabra como si todo en esos momentos se vuelva en su contra.

Con voz entrecortada, le preguntó qué quería decir con eso.

Su sonrisa se ensanchó, revelando dientes que parecían haber perdido su brillo natural... "El lenguaje de los favores es antiguo, un idioma olvidado que surca en las sombras", —susurró—. —"Puede revelar secretos inimaginables y despertar horrores que yacen dormidos en lo más profundo de la mente humana".

—Cómo, no entiendo, cómo sabes que te quiero pedir, cómo sabes de algún favor, que vaya a solicitarte, yo, cómo? La tensión en la que se encontraba no permitía coordinar las palabras para hacerle la pregunta más simple.

—Hablas como un lengua de yeso!! Jajajajajaja —Respondió—

Fue ahí donde me puse a pensar que el hombre más sociable del mundo debía tener sin duda, cierta habilidad para burlarse de la gente. No es que sea dramático pero,  burlarte de tu propia especie…  no sabría especificar en qué nivel de la evolución te encuentras, pero en la cúspide,  no estas.


Su mente comenzó a nublarse. Las palabras de Adel parecían penetrar en su mente, como uñas afiladas. Intentó levantarse de la silla, aunque sus piernas parecían estar atrapadas en un sueño pesado y oscuro. Sus piernas estaban entumecidas como si alguna fuerza maligna le hubieran ordenado no moverse. También percibió que las demás mesas se movían solas, el local estaba completamente vacío y el aire se volvía cada vez más espeso, dificultando así, su respiración.

Las paredes parecían moverse…, Adel parecía una estatua de ojos aterrados en yeso. Sombras inquietantes danzaban en las esquinas, mientras murmullos ininteligibles llenaban el aire. Intentó gritar, pero su voz se perdió en el abismo del terror que le envolvía.
proyecto de fin de año! 





 




La negra

y su nuevo reino


En el vestido y en los beneficios de sus hondas sobre el carmesí leonado y en cada movimiento de los pasos de la negra sobre  las escaleras. Julian se encontraba a su lado contemplándola  con una prudencia  como para que ella no se dé cuenta de sus verdaderas intenciones, pero ella siempre lo sabía todo.  

Julian en sus adentros hacía mediciones sobre los límites de su  fuerza y prueba de ello es que él mismo unía la uña de su dedo índice, raspando la uña de su dedo pulgar de su misma mano. Sintiendo así las sutiles texturas, puesto que si  se tratara de una sábana y en esas ondulaciones servirían como punto de partida para los dibujos imaginarios y las fuerzas que ocurrirían en la cama. De alguna forma para hacer mediciones acerca de las cosas que le iría hacer a la negra.

No solo se trataba de arrancarle el vestido, se trata de una nueva maña artísticas que era quitarle la ropa de la manera más brusca, pero sin romperle ni un hilo o botón.  Se había vuelto un artista en esa técnica.

Ellos se encontraban subiendo al  tercer piso puesto que en cada escalón vetusto venía a su mente alguna vocal inspirada   en cierto éxtasis que iría a experimentar. A favor de ello,  facturaba las imágenes futuras que imaginaba sobre la negra: tendida en la cama que los esperaba.

También recordaba sobre los  suspiros que  perdía pensando en ella, en las maravillosas cosas que jamás se las diría, las horas que la esperaba para aquellos encuentros que ya se había hecho costumbre y tales misiones sexuales, en el fondo a la leonada negra la veía como una codorniz, indefensa, suave y atenta en hacer de esos encuentros un acto total de entrega.

Aunque la negra no era diminuta y mucho menos tímida, en esas cuatro paredes ambos se transformaban en dos seres distintos a lo que por apariencias se suele mostrar a los demás.

La locura de Julián comenzaba cuando llegaba al ombligo de la negra, o sus senos. La locura se representaba en la precisión de los besos y las lamidas, subsionando y tratando de reconocer algo en lo que se sentía unido a ella. No solamente por esta vida, sino de un tiempo que no lograba precisar.

Julián cuando la desnudaba con esa brusquedad acostumbrada, sin duda era algo que  había dominado con tal destreza, que luego provocó en la negra  un disfrute que no solo se trata de placeres inmediatos. Con el pasar del tiempo en aquel clima se formó un tono ritualístico; una  esencia de la solemnidad era la sumisión de ella, y a Julian eso le encantaba, lo volvía loco, ella lo amaba. 


La negra en aquellas  primeras ocasiones  se sentía cohibida, dubitativa en no saber cuál iría a ser el siguiente paso de Julián o temer por su brusquedad, pero al pasar el tiempo se dio cuenta que en esos momentos ella estaba en buenas manos. Que Julián era un maestro esos que andan ocultos, que prefieren mimetizarse de cualquiera, era un mago. La negra descubrió ese rostro de Julián y así se entregó cada vez más en cada encuentro.

Entonces la primera escena era desnudarla, luego tenderla sobre la cama. La negra parecía  un animal herido que  se acurrucaba como si deseara ocultar su desnudes con algún manto invisible. Julian era tierno, le daba besos en sus ojitos y ahí ella empezaba a contarle cosas sobre las plantas, y él le hablaba de deidades desnudas que radicaban en un tipo de limbo.

La conversación entre ambos era como un pin pon pero con gran semejanza a  versos. Era como si ambos se convirtieran en una sola voz, pero que cada vez se apagaba porque las caricias que ambos se daban dejaba muy poco espacio a la entrega de palabras.  Hasta que el silencio tomó entre ellos el reino de unos laberintos inconclusos de su piel teñida por ese enigmático morenaje que Julian aprendió a idolatrar. Especialmente desde los pies de ella que era el lugar donde le gustaba iniciar esos recorridos, (como si mimara a una princesa).

Y eso precisamente le decía: —mi pequeña princesa—, mientras que ella le respondía:  —qué me dice usted mi señor, señor pintor. Con una sonrisita llena de picardía.

—Sí, y tú me ayudas a pintar mejor, tus movimientos. Ella sonreía porque sabía que esa clase de cosas eran reales. Eran sonrisas de felicidad.

La negra se emocionaba, le creía todo. Pero un día le dijo; creo que me usas para inspirarte.

 —¡Por Dios, no digas eso!, acaso no sabes que la inspiración no tiene nada que ver aquí, yo te busco y espero estos instantes contigo no por algún tipo de búsqueda de inspiración. ¿Tan poco pintor me crees? no pienses eso de mí.

No sé por qué te gusto tanto. —Dijo la negra. Sé que eres un artista completo, ahora que te escucho decir estas cosas veo que no dependes de la inspiración. Lo que pasa es que es una idea que se me vino a la cabeza.

—Y tú no te devalúes, que quede claro que yo no te uso y mucho menos para inspirarme, eres tan valiosa. No sé cómo lo puedes olvidar, cariño mío…

Entonces la primera temporada fue su princesa. Julian se volvió en el mejor tejedor de los  pequeños ramilletes con las espirales  de sus cabellos.  Ella ponía su mirada juguetona como si disfrutara esos momentos previos.

De esos pequeños ramilletes (sus cabellos), pasaba a sus orejitas para perderse en esos besitos donde soltaba una frase como: ¡oh mi consentida! y ella inmediatamente lo abrazaba como si buscara una clase de refugio que jamás había experimentado, o al menos así lo demostraba. 

De esa forma su cuerpos estaba más unidos, uno al costado del otro de modo  que ambos cuerpos estaban ornados de ilusiones que involucraban al tiempo en algo finito pero mágico. En ese destino estaban ellos, no se trataba únicamente de un deseo sexual, había  cierta esperanza en el medio de sus lamidas.

Aunque parezca mentira en la primera temporada él no conoció sus lunares que llevaba por su espala u hombros. Julian navegaba por otro tipo de mares: ¡sus senos!, ¡su ombligo de tenues dulzuras,  temperatura que él idolatraba! Saboreaba la acides y la vinculaba con una mixtura de frutas y verduras.

La negra disfrutaba hasta el mínimo detalle de esos  actos alrededor de una hora, por lo cual él ya no contenía sus ganas de penetrarla. Así era siempre, parecía un ritual a veces con pequeñas modificaciones como los masajes que le hacía.  

Ella se ponía boca abajo y al pasar el tiempo y tras el recorrido de los masajes ella poco a poco abría las piernas y él ya comenzaba hacer los masajes con su lengua. Como si estuviera hechizado y ella ahí gimiendo con engreimiento un poco infantil.

Julian se excitaba cada vez más, la succionaba desde los pies hasta la cabeza. Se quedaba buen rato en su nuca, ahí volcado sobre ella, rosándola mientras que la negra poco a poco abría las piernas, moviéndose lentamente como si quisiera huir.

Lo cierto es que esos mismo movimientos lo hacían entrar a Julian; era la bienvenida anidada de estremecimientos como si el centro de una flor se dilataba con lentitud una tierra húmeda, en suma: un revelador acto de entrega.

En tal acto de penetración al poco rato ella se volteaba porque deseaba mirarlo siempre a los ojos, y aunque él siempre temía esa clase de lenguajes (de las miradas), él también se entregaba a ella.

Luego él abandonó  su ternura y comenzó a revelar un bruxismo voluntario (apretar los dientes entre sí) endurecía sus hombros como si fuera un molusco gigante y presionaba sobre ella con un torrente motivado por penetrarla cada vez más.

Julian se perdía en su mirada, ella con sus gemidos revelaba que se quejaba pero al mismo tiempo aceptaba esos movimientos.  Favorecido por la circunstancia la forzó para que levante sus piernas y apoyadas sobre los hombros de Julian, mientras que él volteaba el rostro por momentos  para besar sus pies, absorber de ellos en esos instantes donde la negra gemía a punto de llegar a su orgasmo.

Julian se reservaba, luego comenzaba nuevamente  el mismo juego del lenguaje de las miradas. Después la negra le dijo: —cuando lo vayas hacer mírame a los ojos, —mírame por favor—.

Julian tenía la sensación de que mirarla tanto a los ojos era como ver otro mundo, una parte de él temía y otra sentía tanta familiaridad, tanta cercanía como algo que ya había vivido. Un mundo cercano pero a la vez que no había experimentado.

Al final apagó la luz, la sujetó con rudeza entre esos mismos ramilletes que había tejido entre sus cabellos. Los risos  de la negra los había convertido en pequeños ramilletes como si hubieran surgido de una cascada costeña. Pues ahora las manos de Julian estaban adheridas como garras de un ave gigante.   

—Ahora ya no eres mi princesa, ahora eres mi reina —dijo  Julian con una seguridad que pocas veces había tenido.

Con ambas manos sobre sus cabellos mientras que él estaba sobre ella a punto de llegar a otro orgasmo, empezó a imaginar a la corona que merecía esas enredaderas…  Fue la emanación de estas fiebres: que no pudo controlar la rudeza de sus manos y ella tampoco, en tal descontrol se asfixiaron entrando así a  una escena cuyo  limbo  logró ser su nuevo reino.


Enrico Diaz Bernuy

lunes, 14 de agosto de 2023

un cuento inédito de Enrico Diaz Bernuy. Incluye ilustraciones del artista Kalilaskov As Media LTD

 


El lengua de Yeso

Puesto 26 era el lugar de su escritorio, su vehículo era una bicicleta cuya marca no recuerdo pero sí se me viene a la memoria que era un modelo de colección. Cada vez que Gabriel le entregaba más informes para que haga los respectivos  resúmenes mostraba un inusitado semblante de satisfacción, era algo extraño, no por esa respuesta, sino porque solía conversar con todo el mundo. Se suponía que debía tener una vida muy solitaria, su trabajo era solitario, vivía en una zona solitaria y la ubicación de su oficina estaba la más alejada de todos. Un herbazal de papelería los separaba... 

La función de todo el personal demanda muchísima concentración, pero él era un caso algo extraño. En aquellos primeros quince días de su asistencia al puesto laboral, aparentemente no había nada extraño, pero  Gabriel con su  experiencia sentía que algo guardaba entre manos. No solo se trataba de su excesiva tendencia en acercarse a los demás, sino sentí prontamente que había en él un misterio que en esos momentos no lo podía definir.

Luego apareció la negra, sí, aunque cueste de creer ese era su apellido. Su nombre completo era Valdemira La Negra Samaniego,  pinta de promiscua y con un lenguaje que reflejaba provenir de las zonas aledañas al centro de Lima. No usaba maquillaje por lo que entendí luego de ella que en cierta forma había un poco de más sinceridad en ese sentido,  que en cierta forma se puede tomar como un punto a su favor.  Pero a pesar de ello, con esas características poco probable que alguien la tome en serio, además tenía fama de rompecorazones, así que si deseas que te hagan mierda, podías buscarla. 

Ese es un tema bien interesante porque el estándar de la población era tener una autoestima por los suelos, así que imagino que “marido de turno” no le faltaría.

Por otro lado, trata en hacerle entender esa gran verdad, pero eso jamás ella lo creería simplemente porque las personas tienen a descubrir lo que buscan y sus ideas preestablecidas siempre se imponen y ella no buscaba saber sobre su apariencia u otredad.

Pero después, anda a ver como a solas se quejaba en que nadie la tomaba en serio. Tan contradictorio como la vida misma, así que ante este referente jamás le digas a alguien algo que jamás te pregunte, y esa clase de preguntas jamás ella te  las haría.

Además, Gabriel ya  había perdido el interés en tener más confianza con ella. Tampoco era bien para su  carrera, eran colegas y vínculos íntimos en el trabajo casi nunca favorecen a ninguna de las partes.

En resumen, ellos estaban a cargo de Gabriel, y tenían que sacar los contratos más jugosos para que así logre su  ascenso. Ya le había costado demasiado esfuerzo llegar a donde estaba. Las amanecidas, las investigaciones de mercado, los algoritmos, contratar por cuenta propia a un estadista para que supervise sus resultados hasta en la más mínima fracción o dividendo siempre era importante.

Gabriel (jefe de piso) si  quería destacarse debía de contratar a gente que le ayude, gente que sea más eficiente que él. Sin embargo, aquel trabajo él tenía que hacerlo solo, pero gracias a que tuvo el apoyo de su padre pudo solventar a esos profesionales, al final, los laureles se los llevó y bueno ya saben a dónde llegó, nada más y nada menos que a la subgerencia del departamento textil.

Un puesto bastante envidiado, pero con una carga de responsabilidades enormes.

Tenían que ser un buen equipo, pero ahora que escribo estas palabras veo que perdió el pragmatismo en aquel momento,  en involucrarse en sus vidas personales, en cómo ambos le robaron el corazón,  luego lo traicionaron y él siguió su mismo plan y se volvió peor que ellos.

Ahora no hago mejor cosa que  arrastrar los cuadros estadísticos sobre la pared de yeso, o contemplar  sobre sus portarretratos; márgenes en yeso que  quizás como sus  ideas que aspiraran a cierta búsqueda tan blanca como el yeso, pero cuya fragilidad es también la misma a la del yeso.

Seguramente el  área de Gabriel  en la empresa quebró por inmiscuirse en sus vidas y dejar que ellos entren en la suya.

El cliente de la empresa Marks,s insumos, no estaba satisfecho con la propuesta creativa y eso significó más desafíos y debido a la falta de conceso con mi equipo me hacía tomar decisiones arbitrarias, por lo cual, después generó ciertas tensiones especialmente con la negra, dado a que era ella era la más impulsiva.

A pesar que ella era la subalterna del equipo, la procacidad en su perspectiva y su empuje por imponer que la campaña debía de aprovechar el verano y no las fiestas de fin de año generó inmediatamente bastantes dudas. Sin su firma de la arquitecta y jefa de producción que era ella;  iría a tener bastantes dificultades con los gerentes del cuarto piso.

Cualquiera puede entender que los gerentes irían a observar esos detalles. Entonces eso sirvió para que el jefe del piso se acerque más a Adel, él era el de la bicicleta clásica, el creativo estrella, el hombre cuyo  nombre es de origen Libanés puesto que uno de los significados más importantes es sobre la equidad y justicia. 

Entonces esta era la hora de poner a prueba sus niveles de justicia en actuar “a  favor” del jefe de piso y que interceda en hacerla cambiar de idea a la negra. En cuanto a su fama de amiguero siempre era un tema cuestionable, porque el que es amigos de todos, casi siempre, es amigo de nadie. 

Así que por esa razón el jefe de piso no tenía la total de sus esperanzas puestas en Adel, pero, al menos, debía intentarlo. 

Por consiguiente, el jefe de piso no encontró   mejor manera de romper el hielo con Adel,  invitandolo  a tomar algo caliente, un buen café pasado, gota a gota,  con un chorro de ron y un poco de miel. En realidad, ya tenía experiencia en esa clase de invitaciones, la recursividad en  el campo de las relaciones públicas es indispensable en gerencia de piso. Y conocer esa clase de establecimientos para buenos proyectos  o negociaciones era determinante.

El propio jefe de piso se acercó a la oficina de Adel, y sin tanto preámbulo después de un lacónico saludo pero con perceptible respeto le propuso que quería invitarlo a un restobar para conversar unos temas de gerencia.  

Adel, inmediatamente  aceptó.

Pasaron las horas y la noche avanzaba lentamente mientras compartían historias,  risas. Adel demostró ser un conversador encantador y amigable, sus palabras fluyeron con facilidad mientras compartían anécdotas,  reían de las anécdotas que había tenido en su vida y que parecían interminables. Y en toda esta dinámica el jefe de piso aun no encontraba la manera de traer “el tema de la negra”, su  propósito era que él interceda con la negra por el motivo referente a la gestión de fin de año. 

Pues en medio de la charla lo ojos de Adel, que antes irradiaban calidez, comenzaron a oscurecerse, como si una sombra invisible se posara sobre él.  Además en el medio de esa oscuridad sus ojos se clavaron en los ojos del jefe de piso, proporcionado así un “hielo invisible” que lo cubría por completo incluso,   hasta los huesos. Subyacente así de relámpagos internos...

Su voz, que antes había sido suave y melódica, ahora era un murmullo siniestro que parecía provenir de lo más profundo de la oscuridad.

—¡Sabes...! "a veces las personas esconden secretos tan oscuros como el abismo".

El corazón del jefe de piso comenzó a latir desbocado, y un escalofrío recorrió su espina dorsal. Trató  de ignorar esa experiencia, pensar que se estaba imaginando esas palabras, pero la atmósfera había cambiado drásticamente, como si algo maligno se hubiera apoderado del lugar.

También pensó en esos momentos en que quizás estaba jugando una pequeña obra de teatro, pero era tan convincente todo… que los ojos del jefe de piso se desviaron hacia la ventana como si buscara ayuda.  Pudo ver los efectos del viento cómo creaba sobre la vegetación cierta cadencia macabra como si todo en esos momentos se vuelva en su contra.

Con voz entrecortada, le preguntó qué quería decir con eso.

Su sonrisa se ensanchó, revelando dientes que parecían haber perdido su brillo natural... "El lenguaje de los favores es antiguo, un idioma olvidado que surca en las sombras", —susurró—. —"Puede revelar secretos inimaginables y despertar horrores que yacen dormidos en lo más profundo de la mente humana".

—Cómo, no entiendo, cómo sabes que te quiero pedir, cómo sabes de algún favor, que vaya a solicitarte, yo, cómo? La tensión en la que se encontraba no permitía coordinar las palabras para hacerle la pregunta más simple.

—Hablas como un lengua de yeso!! Jajajajajaja —Respondió—

Fue ahí donde me puse a pensar que el hombre más sociable del mundo debía tener sin duda, cierta habilidad para burlarse de la gente. No es que sea dramático pero,  burlarte de tu propia especie…  no sabría especificar en qué nivel de la evolución te encuentras, pero en la cúspide,  no estas.


Su mente comenzó a nublarse. Las palabras de Adel parecían penetrar en su mente, como uñas afiladas. Intentó levantarse de la silla, aunque sus piernas parecían estar atrapadas en un sueño pesado y oscuro. Sus piernas estaban entumecidas como si alguna fuerza maligna le hubieran ordenado no moverse. También percibió que las demás mesas se movían solas, el local estaba completamente vacío y el aire se volvía cada vez más espeso, dificultando así, su respiración.

Las paredes parecían moverse…, Adel parecía una estatua de ojos aterrados en yeso. Sombras inquietantes danzaban en las esquinas, mientras murmullos ininteligibles llenaban el aire. Intentó gritar, pero su voz se perdió en el abismo del terror que le envolvía.
Y las últimas palabras que escuchó eran: ¡crees que la negra va a perdonar que la saques del proyecto de fin de año! En esos momentos Adel estaba ahorcando a Gabriel que se había puesto tan pálido, como el yeso. Y sus labios completamente endurecidos querían decir unas palabras… Mientras que su lengua quedó fuera como si anhelara absorber algo que lo reviva. Pero a los pocos segundos, terminado en la más triste albura por la asfixia,  que parecía “una lengua de yeso” que solo aspiraba una oportunidad que aspiraba únicamente en acaparar más laureles como si fueran lo más importante…, sin saber que,  a quien había contratado iría a ser su verdugo  mostrando su verdadero rostro  para ocasionarle sus  últimos momentos de su vida. Al día siguiente vino la policía y dijeron a la prensa: Damas, caballeros hoy nos encontramos ante un caso más de,  “el lengua de yeso”.



Enrico Diaz Bernuy





sábado, 12 de agosto de 2023

 Esten atentos que en cualquier momento lanzo mis relatos inéditos, preparen el higado; destructores,  jajajajajaja 

lunes, 31 de julio de 2023

Disco Completo (Estepario)

Escribe: Natalia Machado

 


LEON TOLSTOY CON 58 AÑOS, EN RUTA DE MOSCÚ A YASNAYA POLIANA EN 1886.

Como un mendigo, con las ropas sencillas y el hatillo, recorrió caminando los 180 kms que separaban ambas localidades. En 1886, 1888 y 1889, Tolstoi viajó tres veces a pie de Moscú a Yasnaya Poliana. En cada uno de los viajes fue acompañado por distintos amigos y seguidores.
De origen noble, Tolstoi se transformó, renunciando gradualmente a los caprichos y comodidades de una vida rica. Realizaba trabajos físicos, vestía con ropa de calle, se hizo vegetariano, entregó a su familia toda su gran fortuna y renunció a los derechos de propiedad literaria.

Escrito por Roberto Gonzales Short (Reseña Literaria a mi relato).


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RESEÑA:

En el meticuloso y depurado relato DESAGüE DE AMBICIONES, el escritor peruano Enrico Diaz Bernuy convierte un caótico escenario familiar, muerte del patriarca y trifulca de sus hijos, en una suerte de jaula psicológica en la que sus personajes conquistan un cierto protagonismo en su barrio, envueltos en una serie de recriminaciones mutuas. Por un lado, tenemos al hermano que regresa del extranjero (bien dicho 'sin pena ni gloria'), quien ostenta tener la urgencia de eliminar un Testamento, con ello lograría hacerse con la millonaria suma en dólares (igual buscan hacer los demás).
Aquí tenemos la plácida cotidianeidad de varios ancianos que se ve perturbada por la muerte del padre de estos, este escenario impone una 'clientela' cada vez más interesada en conocer el desenlace del drama, los vecinos son ya parte del tristemente célebre show. Así, atrapados entre el apego por el dinero y las ambiciones desbordadas, los personajes se ven empujados a una clandestinidad moral, o sea, a fingir que amaban al viejo y que ellos, cada uno por separado, son el legítimo y único heredero de la fortuna.
Estos dramas son como el Covid-19, sacan lo mejor del ser humano, de ellos en cambio, salió lo peor de sus corazones. Aunque a Diaz Bernuy le interesa tanto el lado siniestro del relato como lo oscuro de la naturaleza humana, en cierto sentido, este escritor busca establecer un paralelismo entre el nihilismo moral de los hermanos y su propia delicadeza a la hora de capturar, con su Pluma, los gestos en los que se juega el destino de los personajes: las miradas furtivas de ambición entre cada uno de ellos y su público no invitado al triste espectáculo, o los cuidados que los lectores dedican a imaginar el final de esta historia.

DESAGüE DE AMBICIONES: Obra corta. Pulcra. Oscura y mesurada en sus insinuaciones de cierre. Argumentalmente equilibrada y desmedidamente frontal con la realidad de muchas familias.

Roberto González Short. Periodista.


domingo, 30 de julio de 2023

 Sage Ashtavakra dijo:

Conociéndose a sí mismo como Dios,
y ser y no ser solo imaginación, ¿qué debe aprender, decir, o hacer el hombre libre de deseo?
Consideraciones como
"Soy esto" o "no soy esto"
están terminados para el yogi
quien se ha quedado en silencio
Darse cuenta de que "todo es yo mismo".
Para el yogui que ha encontrado la paz,
no hay distracción ni un solo punto, ni conocimiento superior o ignorancia,
sin placer y sin dolor.
- Ashtavakra Gita. XVIII. Versos 8 - 10.

Comentario literario a mi texto.

ROBERTO GONZÁLEZ SHORT

Director de Prensamerica Chile


Pichelingue de Bar (Los hombres viven su muerte y mueren su vida), un rotativo imaginario en movimiento, un desplome del Yo y mis recuerdos, antes de morir. En este nuevo trabajo de Enrico Díaz Bernuy, hoy me adentro en lo no escrito, en lo apenas insinuado de sus líneas.

Pichelingue de Bar es esa cita final con nuestra existencia, nuestro último brindis, nuestra Zarpe final. Ese brindis que Enrico nos propone hacer ya cuando todo está perdido, se trata de un relato corto de supervivencia y drama solipsista.

Pichelingue de Bar se destaca por tener un solo protagonista: El Narrador, aunque éste mencione a otros personajes, al final de cuentas se trata de un Final colmado de recuerdos, uno que recalca en su narrativa minimalista con efímeros diálogos de una Pandemia recién apenas en retirada.

Este asunto de que Los hombres viven su muerte y mueren su vida, se centra en cómo Diaz Bernuy nos conduce por los recovecos emocionales de un hombre solitario y sin nombre, quien es un experimentado navegante que se encuentra en medio del océano oscuro al fin de sus días, en un velero a manera de cantina o bar de poca monta.

Unas accidentadas relaciones humanas son las agitadas olas que arremeten contra este velero existencial que nos presenta Enrico, una tormenta de hipocresías y mentiras como moneda en curso para determinar a quiénes funan o a quienes aceptan en el Perdón Social de las censuras inmediatas.

Con cada copa el velero choca más fuerte y sigue a la deriva en el mar de fracasos y recuerdos tristes que llegan a la memoria, dañando gravemente el casco de la autoestima. A partir de ese momento, Nuestro Hombre se ve inmerso en una batalla angustiante por sobrevivir mientras intenta reparar su ya decrépito velero y encontrar una forma de llegar a tierra firme. A fin de no morir.

Pero este relato llamado Pichelingue de Bar no se limita a ese trance en la cantina, profundiza también en un mundo de putas, círculos de sobornados y desesperados, un retrato de poetisas y mujercillas, pseudo vacunas y las ricachonas del Rotary Club, es una despedida cruda. Sin aplausos ni perdones que dar o pedir. Es el Final.

A lo largo de cada publicación de Diaz Bernuy, exploramos temas de resistencia, determinación y el enfrentamiento de un ser humano contra la adversidad en su forma más pura. Enrico es, en definitiva y finales cuentas, el Amo de su propia historia, esa que se desarrolla en un entorno desafiante y aislado.

Siguiendo por esos callejones de la mente, seguimos los desafíos cada vez más difíciles que Nuestro Hombre enfrenta a medida que el agua y los suministros morales escasean, el tiempo empeora y su situación se vuelve cada vez más desesperada. Sin la posibilidad de pedir ayuda, Enrico enfrenta a su personaje a la soledad, la fatiga y los peligros del cierre de esta cantina de muerte, mientras busca cualquier posibilidad de salvación en cada línea que publica en Prensamérica.



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martes, 25 de julio de 2023

El frustrado de la semana, ptm.

Dime de los que alardeas y te diré de lo que padeces!!!


Quien se jacta de sí mismo, carece de auténtico valor. 
Lao tse


 TANTOS TITULOS PARA TENER UN AUTOESTIMA POR LOS SUELOS, ¡VERGUENZA AJENA !

jueves, 20 de julio de 2023

Erik Satie

Relato de Enrico Diaz Bernuy / Pichelingue de bar

  

Quien es autocomplaciente, no irradia luz.
Quien se jacta de sí mismo, carece de auténtico valor.
Quien se glorifica no durará mucho tiempo.

Tao Teh Ching de Lao Tse



PICHELINGUE  DE  BAR

(Los hombres viven su muerte y mueren su vida)

Por Enrico Diaz Bernuy




Frente a los misterios de cuando estas lejos, (el consumo aumenta, siempre). Arremeterte contra tus logros truncos, tus bohemias vaciadas sobre la pared sucia de tus diversiones.   Al fin y al cabo, muchas veces la libertad económica más juventud y sin contar con autoridades familiares te vuelve en un degenerado total. Ensamble a que eres muy sociable con aquellos alardes en las noches donde al día siguiente pierdes una lágrima… En el fondo te das cuenta que las cosas no van bien pero luego, lo olvidas…

El tiempo pasó y mientras que tomaba en un bar, nos pusimos a conversar. Luego se me ocurrió invitarte algo. Fui  generoso y tú empezaste desde el inicio con tu sinceridad. Solo por eso te respeté. Esa misma noche  conocimos a un sujeto que se disfrazaba de los indignados. Él era más acaudalado que cualquiera. Incluso más acaudalado que tú y yo juntos. El tipo era una alevosía…, de rutilante sonrisa y cigarrillos finísimos.


Sin duda era un “acaviarado del submundo” con sus  grandes viajes, derroches profanos que opacaban a cualquiera, únicamente en los márgenes de lo visual.  Tú y yo nos miramos para decidir si lo integrábamos al clan o lo lapidábamos.  Nuestra conversación nos había enviado de forma tácita a un pacto, la amistad, el club, la noche. Porque al fin y al cabo estábamos en el mismo camino y sentíamos que en esos momentos teníamos que ayudarnos. Sin embargo, frente a ese sujeto teníamos nuestras dudas. En realidad, es muy común mirar a todo el mundo con una desconfianza descomunal principalmente en esos lugares. Lo interesante es que, si todos sabemos que eso vamos a sentir, la pregunta cae de madura, ¿por qué todos terminamos en esos lugares?

Sabemos perfectamente que ahí jamás vas a conocer al amor de tu vida. Tendencia por la rebelión (poco probable), al menos esa apariencia tenía toda la historia, todo el discurso incendiario, explosivo, y muy crítico. Por su puesto que toda crítica era hacia los poderes. Jamás esa misma severidad se dirigía hacia nosotros mismos. Aquí éramos muy buenos criticando los poderes y sus abusos, pero jamás escuché a alguien tener la misma severidad con nuestra propia hipocresía, nuestra doble moral, la poca bondad en nuestros corazones. Donde a la hora de la hora lo primero en ponerse los tapa bocas éramos nosotros. Ahí rogando siempre por las pseudo vacunas.

O cuando andábamos siempre distanciados, muchos líderes y pocas cabezas, todos separados. Cada uno quería ser famosos con su club, ser la cabeza de su club, ser como una pequeña estrella del club. El punto  es que el tema de la autocrítica era cero, siempre.

Eso nos debilitaba y tú y yo sabíamos que jamás nos íbamos a unir. Estábamos ahí por nuestros egos y nuestros egos a la vez nos separaban. Pero eso nadie lo criticaba, éramos muy buenos  “en plan de crítica o plan burla”, pero jamás en autocritica.

Autodestrucción, decaimiento, o simple y vana soledad. Probablemente todas las alternativas mencionadas, es como un cóctel servido en vaso de plástico. Al final el sujeto nos presentó a tres poetizas como si hubieran salido de un cuadro  de Rubens.  Tan blandas por fuera y nacaradas. 

Ninguno de los dos podía negarse a una presencia así. Imprimían sobre sus sonrisas hondos delirios parecido a la canela y algún cítrico que anhelábamos descubrir, anhelábamos lamer de ellas… En el fondo de todo había insanas acciones entre nosotros, nada más que navegantes yugos, (esas mujeres nos habían cautivado).

El otro fin de semana nos volvimos a ver y no sé, cómo se me ocurrió hablarte de mi ex mujer… Y tú, lleno de la  inclemente semilla del infinito, me dijiste:  —“sé el alma que llevas y certidumbre solo hacia las alturas”—.  Luego con tus silencios me ayudaste a creer en mí. —Sé que esa no era tu intención, o tal vez si—. Nunca lo tuve claro. Nunca. 

Así nació el conjuro, nuestra nueva familiaridad donde la razón no posee fuego, sino cenizas. Y a un metro estaban las poetizas.  Ahí se inició cierta competencia entre tú y yo. Sin embargo, por una extraña razón y en el medio de todos estos malabares ahí empezamos a ser amigos.  Hay algo importante en esta historia; el fulano y sus poetizas estaban presentes. Ya éramos un grupo. Pero eso no era garantía de nada. 

A veces disfrutábamos contemplar “al nuevo del clan”. Lo mirábamos como se   comportaba usando a las personas como marionetas y lo peor aún, con hilos construidos por migajas todo para rendirle aplausos. Él era un creador de mendigos que recibían migajas en un plato sobre una banca de plástico.

Un sujeto a estar acostumbrado en hacer sentir mal a los demás, o a comprarlos. Adaptarte a esto no solamente te vuelve pobre, sino que vivir así es un constante abismo. En donde tú mismo cavas para honras fúnebres en vida.

Ondrar para quedar  en el círculo de los sobornados, los indignados… Cómo compraba a esa pobre gente, con putas, drogas o limosnas. Con total claridad un espectro ondular. Sin embargo, el clan trataba de este tipo de historias sobre las máscaras, los sueños en el arraigo de la condición humana, el ego sobre todo.  En cierta forma, un mandato biológico que nos toca enfrentar para vivir con estas miserias. Siendo así que el verdadero sueño era romper estos grilletes: La evolución, la libertad, y no estar al lado de un sujeto sujetado a su hedonismo como un manojo de banalidades.

Sin embargo, esta clase de cosas eran parte del clan, “el camino”.  Estas cosas eran como piedras en el camino. Luego entendimos que las piedras en la vida, eran el camino mismo. De esta forma, nuestra evolución es el camino y el camino, es una piedra. La piedra en mención, tenía superficies que arañan te hieren y luego te hace más fuerte. Parte de esta carga era convivir con alguien y su protuberante hedonismo. O como diría mi hermano: “tiene ego como mierda”. Al menos desmotivado no vivía el hombre, y sabía divertirse, —eso hay que reconocer—.

Pasó el  tiempo y empecé a sentir que todo tendría fecha de caducidad. Incluso mi atracción por la narizona o la piernona, en realidad cualesquiera de las dos eran atractivas. Ambos sabíamos que quien tenía ventaja en ese tema era nuestro nuevo amigo del gabán negro, al fin y al cabo él las trajo. Él tenía mas dinero que nosotros y para esa clase de mujeres solo tienes su atención con dinero, como a las putas o a las mujercillas.

A veces pensaba que ni siquiera él se siente atraído por ellas, solo las tomó como trofeos (ellas eran artistas).   Era una verdad tácita. La técnica era en no publicarla, pero todos sabíamos que ellas eran sus mujeres cuando él lo deseaba, cuando él las compraba o él las sobornaba. Así era todo, y eso sirvió para irle perdiendo el respeto poco  a poco, también le perdí la admiración. Y una vez, entre copas le dije: si tan galán de galán eres, solo te respetaré cuando me presentes a tu nueva mujer una acaudalada que viva en las casuarinas, esas millonarias que pertenecen al club Rotary.  

—Me respondió: Eres un suicida de hablarme así. Sin duda  confirmas, una vez más tu tendencia equilibrista como aquellos que disfrutan de la cuerda floja, abusar del equilibrio como tantos deportes que se basan en eso, aquellos que practicas, jajajaja. Te hago recordar que en estos momentos no estás haciendo tus piruetas. En estos momentos el inconsciente simbólico (mismo la decodificación) lo revelas de forma preponderante, así como pintar, como si en tu vida no hubiera habido “colores”.

—Le dije:  —Quizás tengas algo de razón, pero gracias a tu engreimiento ni en el peor de los momentos perderás tu tendencia a ser “prepotente” y siempre doblemente engreído. Además, no me acuses de suicida que por ahí vamos en la misma senda, y tú lo sabes.

Insistió: —Jajajaja y tú, tanto museos, bah , ¿Que hubo en el pasado que no pudiste reconstruir o sanar?

—Todo lo que quieras pero a mí nadie me soborna  ni humano, ni extraterrestre sobre este planeta. Yo no soy como tus amigos de escasa autoestima o tus mujercillas. 

Su mirada se llenó de dolor porque sabía que yo no estaba mintiendo. Inmediatamente se puso de pie y se fue de la mesa. Probablemente estaba conteniendose de levantarme la mano, se retiró lleno de dolor e ira que practicamente son lo mismo. Yo estaba listo para lo que sea, incluso para pagar las cervezas que habíamos tomado y él como siempre con su aprovechamiento me dejó con la cuenta pendiente, en fin. 

Nuestra nueva familiaridad estaba jurada, sabíamos demasiadas cosas uno del otro y cuando se fue cargando su mochila se acercó al mozo como para despedirse y volteo a mirarme, me señaló con el dedo. Estaba seguro que le decía que yo iría a pagar las cervezas. Ya no me extrañaba nada de él.

Me dispuse a prender otro cigarro, pero hasta las ganas de fumar había perdido. Empecé a sentirme insatisfecho (me estaba pareciendo a él), a pesar que le dije todas sus verdades, sentía que algo faltaba, no sabía que. Ya quería irme. Y cuando me fui pensaba en mi alma, el alma de sus mujercillas, el alma de mi amigo. Recordé lo que una “hechicera y erudita” me dijo una vez: él ha sido tu hermano en un vida pasada. Esa idea me hizo entender porque lo estimaba tanto. No lo merecía, pero yo lo estimaba. El problema es que él es un alma joven, señaló la erudita, aparentemente tiene pocas reencarnaciones. Eso me hizo deducir por que era como actuaba,  y comprenderlo,  porque todo lo vivido es tan perecedero como un sueño que todo comienza frente a uno mismo, mirandote frente a un espejo y contemplando los yoes de tus hechos.

 

 

 

jueves, 13 de julio de 2023

Entrevista a Enrico Diaz Bernuy por canal Nacional Tv Perú.

No es muy complicado entender que al entrevistador, a veces no le da mucha gracia ser entrevistado. Sin embargo, siempre es un honor estar en la mirada y revisión por las cosas que uno hace, las cosas que uno cree y los sueños que laten en uno, y con  el día a dia, en este camino de lograr tus sueños o vivirlos; a veces de equilibrista o de piloto interestelar.     ---Click a la foto y podras ver la entrevista---

Click a la foto y podras ver la entrevista completa
Contar con mi programa: "Destinos del Color y el Verbo", sin duda es una manera de expresar el pensamiento y obra de las voces que requieren atención. Y ese fue uno de los motivos principales en la que fui convocado para el entrevista que tuve el día de hoy. Y por su puesto, a mi actividad laboral: "Restauraciones Da Vinci"

Agradesco al conductor del programa Juan José Sandoval conducor del programa TECNOLOGÍA PYME, "innova tu empresa". Del canal de cable: Nacional Tv Perú. 


https://www.facebook.com/NacionalTvPeru/videos/821709776267466


sábado, 1 de julio de 2023

Cuando te sientas vencido ante tus adversidades!!!! — Recuerda a este árbol —.


Lugar: Estambul 

 

Ayer vi en youtube la transmisión de un recital de poesía. Asumo que los lectores de este espacio, más de uno compartiran este gusto.  Uno de los poetas participantes de aquel evento dijo: Y por si acaso, "no se dejen engañar, aquí,  todos nosotros somos unas mierdas, ah". (sic) 

Yo me pregunto; alguien le puede hacer enteder al poeta que esta desperdiciendo tanta lucidez como para una buena novela. 

Dentro de las cosas que no comprendemos, ahi va una perla, cómo puedes resaltar el talento de alguien cuando esa persona no lo ve. (¿?) 

Poema: LA TORMENTA OCULTA. Leido por la poetisa Rox Fransheska