Intentos órficos para las letras y las bellas artes

Intentos órficos para las letras y las bellas artes

lunes, 13 de septiembre de 2021

Por Enrico Diaz Bernuy . El confort de la estética y sus quebrantos


        

El confort de la estética y sus quebrantos

 

 

 Si cerráis la puerta a todos los errores, la verdad

también se quedará afuera

 Robindranath Tagore

 

 Si fuera posible que, con la escritura se alcance al arte en su totalidad, y de esa forma pueda lograr efectos tan parecidos como si fuesen poderes divinos. Dicho de otro modo, el “ser” estaría presente en la obra. Un ser (nuestro lado divino) que, mediante cada código en letra por letra, fuera un espejo de nuestro yo más profundo. Tal mérito, no solamente rompería el canon, sino que estamos asumiendo de antemano que ese mismo escrito rige los lineamientos sobre el concepto de escribir correctamente. Un lineamiento probablemente paralelo al oficial, pero ambos lineamientos comparten  a veces un mismo propósito: Claridad en la transmisión de información.

Lo interesante de la “escritura creativa” es que el iniciado comienza cuando inicia “una carrera” al fin y al cabo, obtener dinero por lo que escribes es un oficio más.  En donde nace, crece, se logra y finalmente se estanca. Es ahí donde viene a mi mente el concepto sobre el estancamiento de la estética. Obvio que hablamos del confort, y es preciso dejar claro que, ante tal confort, existe un quebranto (el autor dejó de crecer).

Lo real es que aquel manuscrito catalogado para cuento, relato, novela crítica, reseña, poesía, o artículo. Cada género mencionado posee su propia estética, su estructura en donde el autor nace y renace. Puede ser considerado como una obra divina en el sentido del creacionismo. Pero no podemos dejar de lado al autor. El autor dónde queda en esta historia sobre el manuscrito. Al autor hay que ponerle especial atención porque el autor del poema o el autor del libro logró eso, por su dinamismo intelectual. Y que no se entienda que dinamismo intelectual nos haga imaginar a un sujeto petrificado en una silla escribiendo sin salir a ningún lado. Para comenzar el estar sentado pensando y escribiendo puedes quemar así tantas calorías como si salieras, si existe un desgaste físico. El hecho; “salir de casa”, esta intrínsecamente ligado al desarrollo intelectual. Es importante saber del autor, claro que muchos en algún momento hemos deseado quedarnos con la obra, y separar al autor de su libro.

Pero cuando pasan los años y algunos ponemos un especial interés por la literatura casi a idolatría, no podemos evitar mirar y segurile el rastro a la mano que empuñó cada palabra sobre aquel papel. ("mano que empuñó cada palabra", que se entienda como metáfora). Ese ser qué vivió para poder expresar tales ideas, conceptos, estéticas, y sobre todo, contenidos. Algo que tiene que ver con lo que estoy expresando es:

« La Ilíada y la Odisea eran textos que no eran leídos como se leen hoy  día, como hoy día leemos los textos, esto es, por placer, porque nos gusta, en fin, porque placer en un texto. En ese momento, 800 a.C, en el momento en que se escribió la Ilíada, durante todo el tiempo que se ha escrito la Ilíada y la Odisea —que eran consideradas por el pueblo griego exactamente como hoy día el pueblo cristiano considera la Biblia, esto es, eran consideradas como el centro mismo del conocimiento del pueblo griego— se inicia el pensamiento griego y ahí se inicia la filosofía griega, se inicia en esa relación en entre lectura popular, lectura de pueblo y las obras de Homero, consideradas como obras divinas. El análisis de la poesía. Enrique Verastegui. [sic]». 

«La vejez comienza cuando se pierde la curiosidad»

 José Saramago

Es como si nos volviéramos pequeños dioses cuya creación la estamos codificando con cada palabra en la que tejemos. En esa urdimbre, en algún momento se tiene que finalizar y ahí; alguien algún día lo leerá. En mercadotecnia dicen que lo más importante es saber; a quién va dirigido tu producto. Luego de eso, podemos pensar y reconsiderar todo lo que debe llevar tu producto. Dicho de otro modo, conocer a tu público determina el destino. En este caso, el texto que hemos redactado, pasará a ser algo parecido a un producto y muchos de los autores siempre saben a quién le están escribiendo.

Sin embargo, qué ocurriese si superáramos los niveles del purismo y pensáramos por un instante que, a quien le escribimos es a Dios. Si fuera así nos demoraríamos bastante en presentar nuestro concepto. Nuestra propuesta de contenido y de estética. Dicho lo mencionado, recuerdo claramente que cuando publiqué una edición limitada de mi libro "POESÍA PUZLE O EVIDENCIA DE LA INERTIDUMBRE". Publicado en el año 2016. Asumo ahora con más claridad que me encontraba en plena madurez literaria.

En el siguiente enlace sale un poema del mencionado libro. Y nada menos que una página de literatura de ultra-vanguardia de España. Ariadna-rc seleccionó mi poema para exhibirlo. http://www.ariadna-rc.com/numero68/lab05.htm

Pero cuando la gente, especialmente tus colegas observan que empiezas a pensar por ti mismo, y ya no como ellos. No es un tema para celebrar. (Para ellos no). Tampoco se debe confundir en que, no se trata de decir: espejito, espejito… ¿quién escribe más bonito?, ¿quién escribe más bonito?

A mi modo de ver, en ojos de un hombre que ama la creación literaria. Todo se trata de: Cuan capaz eres para realmente reinventarte en términos de creacionismo. (¿?). O estados anagógicos frente al verso. Y, que tanta oportunidad te das a ti mismo para ponerte a prueba frente a ese yo que solemos evitar… O prefieres continuar por el camino fácil de escribir las mismas cosas que escribes, porque en algún momento uno en realidad es, el pensamiento del pensamiento, (y pasa desapercibido). Por ejemplo no sabes, cuánto disfruto escuchar a mi colegas recitar. Es como si se convirtieran en sus propios poemas. Digo esto porque yo también he experimentado esa metamorfosis en la lectura, difícil de describir...

Por otro lado, podemos recordar a modo de analogía a la pintura de Botero, solo te da empacho. Todos los personajes de sus cuadros tienen la misma mirada y la misma obesidad sobre el báculo llamado, con mis propias palabras “el confort de la estética” (los quebrantos quedan a la vista). Y así algunos se eternizan. De tal manera, un sujeto sujetado, o en palabras de Octavio Paz: “la tradición por la ruptura”.  

En fin, cada uno es feliz a su manera. Pero este artículo también se trata sobre el confort de la estética (el camino fácil) y atribuir a   la redacción como “obra de arte” y qué mejor manera de comenzar por casa. Así que quiero compartir con ustedes los que aún siguen leyendo este artículo, que este año 2021 en mi libro “LAS LIBERTADES DE LA MONTAÑA”. En mi práctica poética no contento con las anteriores experimentaciones con el lenguaje opte con un trabajo lleno de ilustraciones que poco tienen que ver con el dibujo sino, como pequeños lienzos en hojas blancas en la que cada poema reposa sobre el mismo paisaje.   La misma libertad con una intensificación, del significante,  que deseo expresar especialmente en una frase.

Tal pretensión es a su vez como un reclamo a la simplicidad, pero a la vez, lenguaje críptico que da remesones.  Como si fueran finalizaciones hacia una mirada trascendental, con pocas palabras o con cuidadas palabras que redactan una historia o la historia en un verbo hacia lo inmarcesible... O sobre mi primer libro (iniciático). Que técnicamente fue mi iniciación. El primer libro de poesía que escribí: “ESGRIMA LUMINOSA”.  (Año 2014). Cuya metafísica y hermetismo no disimulan ni se guardan nada. Más que una lucha como de esgrima se tratara. La lucha interna que algunos ávidos lectores han sabido disfrutar, en cada página.

Entonces para finalizar este artículo sobre el confort de la estética y sus quebrantos. Sólo nos permiten palpar la realidad que es un remolino del cual todo poeta o narrador debe estar alerta para no incidir. Especial atención como si se tratase de un ciclo monótono en que te repites.  Como si navegaras en aguas de un remolino. Y te crees un navegante, pero en realidad no lo eres. Sólo así existe un único pronóstico: ¡Anquilosamiento! del cual poco probable será que puedas escapar por que la fuerza del confort posee cierta intensidad… 

sábado, 4 de septiembre de 2021


 

La conversa de la semana

 

RULFO: Maestro, soy yo, Rulfo. Qué bueno que ya llegó. Usted sabe cómo lo estimamos y lo admiramos.
BORGES: Finalmente, Rulfo. Ya no puedo ver a un país, pero lo puedo escuchar. Y escucho tanta amabilidad. Ya había olvidado la verdadera dimensión de esta gran costumbre. Pero no me llame Borges y menos «maestro», dígame Jorge Luis.
RULFO: Qué amable. Usted dígame entonces Juan.
BORGES: Le voy a ser sincero. Me gusta más Juan que Jorge Luis, con sus cuatro letras tan breves y tan definitivas. La brevedad ha sido siempre una de mis predilecciones.
RULFO: No, eso sí que no. Juan, cualquiera, pero Jorge Luis, sólo Borges.
BORGES: Usted tan atento como siempre. Dígame, ¿cómo ha estado últimamente?
RULFO: ¿Yo? Pues muriéndome, muriéndome por ahí.
BORGES: Entonces no le ha ido tan mal.
RULFO: ¿Cómo así?
BORGES: Imagínese, don Juan, lo desdichado que seríamos si fuéramos inmortales.
RULFO: Sí, verdad. Después anda uno por ahí muerto haciendo como si estuviera uno vivo.
BORGES: Le voy a confesar un secreto. Mi abuelo, el general, decía que no se llamaba Borges, que su nombre verdadero era otro, secreto. Sospecho que se llamaba Pedro Páramo. Yo entonces soy una reedición de lo que usted escribió sobre los de Comala.
RULFO: Así ya me puedo morir en serio


miércoles, 1 de septiembre de 2021

 

por Enrico Diaz Bernuy

DESPEDIDA

 

El mar invisible de las lágrimas por el viento
cava en uno, una fosa.  En el cual la mirada queda suspendida, en el insoportable latido…
Un latido que arrastra tantas dudas sobre esta vida. Pero al final uno solo busca fuerzas para dárselas a alguien. Hoy me tocó abrazar a mi madre
recordé mis pinceles que desgañotan cansancio. También recordé sus últimas palabras de mi padre: por favor, perdonen a su hermana…, ¡perdonen a su hermana!… Dos días después mi padre se fue por el viento de su aliento, como si mirara por la ventana en un cansancio que por fin lograba  al rapto y las libertades de su alma. Hoy me tocó abrazar a mi madre y una parte de mi papá queda entre nosotros y se hace sentir un área sin dudas.  
Como un camino en que cada uno tendrá que tomar sus propias   sendas.  Como un viento sobre las lágrimas   que se han perdido entre las palabras que no nos hemos dicho, entre nuestras lágrimas llenas del silencio y la morada de una despedida nos deja el tejido de una historia.
 Gracias papá,  sé que lo diste todo.



Dato: este poema no esta corregido y lo dejaré así.


martes, 31 de agosto de 2021

Relato breve: Telmira. Enrico Diaz Bernuy.

 TELMIRA

Relato breve



Su nombre es Telmira.  Hermana mayor de mi amigo que en aquel momento, era mi mejor amigo. Todo en ella reflejaba de estar  viviendo en un mundo paralelo. Como si estuviera en audiencias distantes, y otras balanzas. Todos sabían que su mayor sueño era ser estrella de rock pop. Y algunos nos la imaginábamos como estrella porno. Tema que no esta alejado en la mente de unos adolescentes que en ese momento éramos. El falocentrismo era cuestión recurrente para el humor, y con ese chiste; visión por lo que entendíamos erróneamente de lo que era la vida. Pero en fin, éramos unos niños nomas y de pocas libertades. Así que las opciones no sobraban.

Telmira siempre andaba rodeada de instrumentos musicales, aparentemente contaba con todo el respaldo de su familia. Mientras que era una alumna aplicada en el colegio, que por alguna extraña razón con tan solo una leída comprendía y memorizaba todo tipo de información académica. Por otro lado,  siempre andaba con el sueño de componer alguna canción con la finalidad de revolucionar el rock pop. Creyendo así; hacer algo por el infinito... Al menos esa información me la dio su hermano. 

Él me explicaba que su nivel en compresión lectora era muy avanzado.  Desde ese entonces yo no tocaba instrumentos musicales, ni aspiraba. En aquella época mi padre cantaba muchísimo en casa y en ese sentido; sobre el canto y temas de música clásica yo me encontraba  teñido hasta la medula con  cierta lasitud frente al tema.

Tampoco era un alumno aplicado, entonces en esos momentos no tenía ninguna oportunidad frente a ella. Peor  aún con mi amigo que era mucho más alto que yo.  Él le había pegado a todos los del barrio. Era lo más parecido a un pequeño matonsito.  Sin embargo, entre él y yo nos hicimos amigos varios años. Jugábamos con los carritos hot Wells  o Tonka. También soñaba con ser tan buen peleador como él.

Jugábamos casi todas las tardes al costado de una vereda que aparentaba ser  una pequeña carretera. Éramos cinco niños y todos coincidimos con el mismo  sueño:  construir una casa en el árbol del parque. 

Han pasado tantos años y aún recuerdo ese árbol como uno de los árboles más hermosos. Árbol de grandes hálitos, con hojas pequeñitas como si cada una de ellas fuera una letra gótica perfectamente dibujada formara algún secreto. Y de hecho,  que hasta en estos momentos ese mismo árbol con los años se ha puesto más hermoso. Es como si fuera la única especie en este planeta que la obesidad y la edad le sienta bien.

Recuerdo que desde ese entonces queríamos meter a las mujeres más bonitas ahí, serían nuestras princesas (a nuestra casa del árbol).  Por su puesto que todas esas princesas deberían estar sin ropa. Comer torta con demasiado chantilly, helados  y lograr  ahí nuestro arrobamiento más intenso en sexuales fantasías con ellas.  

Al final todo quedó en el olvido.  La amistad con mi mejor amigo, el gusto hacia Telmira. Así se lanzó una fachada de silencio, mi silencio. Y el silencio de todos los mencionados. Probablemente abluciones de inconsciente a lo inacabado. O nuestra incapacidad de poder acercarnos a nuestros padres,  para que nos ayuden a construir nuestra soñada casa en el árbol.

El punto es que ella me dejó de atraer cuando la vi con un novio mucho mayor que todos nosotros. Un sujeto que tenía toda la apariencia de ser acaudalado económicamente. Por lo que le habíamos atribuido como su mayor cualidad. Tal vez, por despecho o envidia propia de nuestra ignorancia.

Al poco tiempo ingresé a un colegio internado (militarizado) y lo que hallé ahí es que definitivamente no me sentí identificado con ese ambiente y mucho menos establecer una vida militar. También significó que  en esos años de mi ausencia, muchos se mudaron del barrio. En aquel tiempo aún no existía internet y no acostumbrábamos preguntar el apellido de alguien solo nos conocíamos como Jean Pierre, Pedro , Elson o etc.

El tiempo hizo su trabajo, como siempre.  Eso trajo nuevas circunstancias,   nuevos amigos o nuevas ilusiones que quizás es lo mismo, quizás…  Pero por alguna extraña razón o porque quizás siempre fui un sentimental. Telmira aún estaba presente, aunque sea como un mal recuerdo o un recuerdo de decepción. 

Tal vez representaba sobre mi incapacidad de ser sincero frente a mi amigo (su hermano). También representaba como mi primera ilusión o algo así.   Y como a veces sucede, todo lo que arrastras con tu mente a pesar de los años,  suele ocurrir la circunstancia de que el pasado retorne a uno y la ironía jamás esta ausente. Digamos que el destino tiene un particular sentido de humor. Y algo así ocurrió. 

Después de varios años  la encontré en el lugar donde ocurre  encontrarte con las personas que no habías  planeado reunirte:  el supermercado.

En realidad encontré de ella, solo su mirada. Vestía de otra manera, ya no era la rokerita atractiva. El manjar de flaquita que era. La vi como una señora con un aire sofisticada, distinguida. También reconocí de ella el dedo meñique pintado de color negro en ambas manos. Jamás antes vi a nadie que lo haga.  En esos momentos yo también volví a ser el mismo de antes, parco, tímido.  Como dicen “poco entrador”.  

Pero quería hablarle, saber de su vida. No importaba que había subido de peso.  Aunque jamás me he fijado en una gordita, frente a ella creo que me unía un tema amical. Mejor dicho, una amistad trunca, alguien de quien quería que sea mi amiga, y enamorarme.

Ella definitivamente no me reconoció, pero aquella picardía de adolescente surgió inusitadamente dentro de mí, y fue ahí donde se me ocurrió seguir mi camino. Para luego quedarme oculto por ahí con la finalidad de saber a qué lugar se dirige.   Lo hice y me di con la sorpresa que estaba trabajando en una empresa muy conocida.

Luego de eso, decidí no perder más tiempo y acercarme a ella. No importaba que este con las bolsas del mercado. Sentí como si hubiera descendido de algún lugar puro , y con esa confianza.   Sabía que tenía que presentarme. Por ende ya tenía en mi presupuesto que sería casi imposible que se acuerde de mí. Así que cuando lo hice, usando las formas más educadas para dirigirle la palabra…, ella me interrumpió,  me identificó al instante. Eso lo tomé como un alago y no podía demostrárselo. 

Definitivamente su prodigiosa memoria no la había perdido, y mientras que le hablaba se ponía a interrumpirme. A mí no me importaba porque de alguna forma estábamos conversando, pero mientras pasaba el tiempo me di cuenta que ideas completas no se las podía expresar. Debido que ella instantáneamente me venía con algún argumento. Su calidad intelectual quedaba aún. De alguna forma me reflejaba que su inteligencia se veía nublada por su desmedido ego. Hablaba como si estuviera sola, no tenía capacidad para escuchar (exceso de ego)

Hay que tener en cuenta, que según textos védicos existen muchas naturalezas de ego.  Frente a esta escena que estuve experimentando definitivamente me reflejaba que era un ego de naturaleza demoniaca.  Sólo le faltaba levantar el mentón para mirarme. Luego de eso ya estaba planeando cómo terminar la conversación y elegí el tema; preguntándole sobre su afición en la música y me respondió con una pena inocultable en su rostro. Me dijo; ¡¡ wuou cómo te acuerdas eso de mi!! 

Me dijo que su sueño por la música simplemente vino a ser en su vida “una etapa”. Que ahora debía atender a sus tres hijos. Más aún cuando eres madre soltera, tu entrega es el doble. Dijo esa frase con un tono de voz lleno de calidez y amor.  

—Yo en realidad lo que quería es ser famosa y sentirme admirada. —Así me dijo—. 

 —Reconocí que el tema del ego con el paso del tiempo era una especie de ente que crecía dentro de mí. Como un organismo multicelular. 

—Con inteligencia propia, incluso. —Le respondí.

Y ella me dijo que esa inteligencia del ego nubla completamente tu propia inteligencia. Después de esa frase por fin pudimos entablar una conversación en donde uno escuchaba al otro. Y justo cuando la conversación se hizo interesante, ella misma decidió terminar nuestra conversación. Me dijo que por motivos de trabajo tenía que despedirse. 

Nos dimos un abrazo y me dio su tarjeta: gerenta de pastelería. 

 

  Enrico Diaz Bernuy 

 

 

 



domingo, 29 de agosto de 2021

MENSAJE

 «Como la poesía significa libertad, significa afirmación del hombre auténtico, del hombre que intenta realizarse, indudablemente tiene cierto prestigio ante los imbéciles. Es ese mundo falsificado y artificial que ellos construyen, los imbéciles necesitan artículos de lujo…»

La poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los inocentes. No es una puerta cerrada con llave o con cerrojo, pero su estructura es tal que, por más esfuerzos que hagan los imbéciles, no pueden abrirla, mientras cede a la sola presencia de los inocentes. Nada hay más opuesto a la imbecilidad que la inocencia. La característica del imbécil es su aspiración sistemática de cierto orden de poder. El inocente, en cambio, se niega a ejercer el poder porque los tiene todos.
Por supuesto, es el pueblo el poseedor potencial de la suprema actitud poética: la inocencia. Y en el pueblo, aquellos que sienten la coerción del poder como un dolor. El inocente, conscientemente o no, se mueve en un mundo de valores (el amor, en primer término), el imbécil se mueve en un mundo en el cual el único valor está dado por el ejercicio del poder.
Los imbéciles buscan el poder en cualquier forma de autoridad: el dinero en primer término, y toda la estructura del estado, desde el poder de los gobernantes hasta el microscópico, pero corrosivo y siniestro poder de los burócratas, desde el poder de la iglesia hasta el poder del periodismo, desde el poder de los banqueros hasta el poder que dan las leyes. Toda esa suma de poder está organizada contra la poesía.
Como la poesía significa libertad, significa afirmación del hombre auténtico, del hombre que intenta realizarse, indudablemente tiene cierto prestigio ante los imbéciles. Es ese mundo falsificado y artificial que ellos construyen, los imbéciles necesitan artículos de lujo: cortinados, bibelots, joyería, y algo así como la poesía. En esa poesía que ellos usan, la palabra y la imagen se convierten en elementos decorativos, y de ese modo se destruye su poder de incandescencia. Así se crea la llamada “poesía oficial”, poesía de lentejuelas, poesía que suena a hueco.
La poesía no es más que esa violenta necesidad de afirmar su ser que impulsa al hombre. Se opone a la voluntad de no ser que guía a las multitudes domesticadas, y se opone a la voluntad de ser en los otros que se manifiesta en quienes ejercen el poder.
Los imbéciles viven en un mundo artificial y falso: basados en el poder que se puede ejercer sobre otros, niegan la rotunda realidad de lo humano, a la que sustituyen por esquemas huecos. El mundo del poder es un mundo vacío de sentido, fuera de la realidad. El poeta busca en la palabra no un modo de expresarse sino un modo de participar en la realidad misma. Recurre a la palabra, pero busca en ella su valor originario, la magia del momento de la creación del verbo, momento en que no era un signo, sino parte de la realidad misma. El poeta mediante el verbo no expresa la realidad sino participa de ella.
La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende por su calidad de incandescencia. Sólo los inocentes, que tiene el hábito del fuego purificador, que tienen dedos ardientes, pueden abrir esa puerta y por ella penetran en la realidad.
La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.
- Aldo Pellegrini -

miércoles, 25 de agosto de 2021

Saint John Perse. Mares. Estrechos son los bajeles


Épica y movimiento

Perse fue un poeta silencioso, cuya obra compleja y poco accesible al público común y corriente no le significó un número mayoritario de adeptos y seguidores, que habrían servido de caja de resonancia, más que para él, para su poesía. Era entre los pares que Perse recibía los parabienes que no obtenía del lector común. La pureza y precisión de su lenguaje le granjeó un nombre entre los cultores de literatura. Su correspondencia con otros poetas mostraba de plano una actitud más reservada que la de otros versificadores de su tiempo. Así se lee, en una misiva a E. E. Cummings de 1949, una frase decidora «Nunca alcanzaré a disculparme debidamente por mi silencio, pues bien sabéis lo que eso quiere decir entre nosotros». T.S. Eliot también fue otro de los que mantuvo correspondencia con Perse. De hecho, fue el autor de La tierra baldía, el encargado de corregir una de las pruebas de la edición de Anábasis que publicó Faber & Faber, editorial de Eliot, además de prologar la respectiva publicación, lo que hizo que surgiera en Saint John Perse un compromiso de eterna gratitud con el poeta anglocatólico, que a esas alturas ya contaba a su haber con el premio Nobel. Relata con sinceridad en una carta de 1959 a Eliot: «la autoridad de vuestro nombre (el de T.S. Eliot) favorecerá como siempre la carrera de ese libro». Las traducciones se multiplicaron, Eliot y Archibald Mc Leish al inglés, Ungaretti al italiano, Hugo von Hoffmansthal al alemán.

La poesía de Perse no es fácil, por ello quizás no es conocida. Pero por cierto que esto no la hace menos valiosa, como tampoco es menos valiosa por ser considerada «poesía para poetas». Los colegas supieron reconocer e incluso admirar sinceramente a Perse, Andre Gide, Juan Ramón Jiménez, Stephen Spender y Simion Kirsanov, se cuentan entre sus adeptos. En palabras de Eduardo Milán, la poesía de Perse: «no es una poesía cuya voluntad reside en la ambición de explicar lo inexplicable, traduciendo lo intraducible o volviéndose accesible a la complicidad del lector, pacificando aguas que no son pacíficas… la poesía de Perse es la imagen viviente de la potencia del lenguaje cuando se asume como voluntad de poder y no de dominio».

La crítica tachó de herméticos los poemas de Sant John Perse, lo que equivale a una suerte de muerte literaria, en cuanto ya se transmite al lector que al leer a este poeta tendrá que poner una cuota no menor de esfuerzo para lograr captar la poesía residente en estas palabras. En efecto la poesía de Perse muestra, a primera lectura, una complejidad oscura, no es un rayo luminoso que señale el camino, no es la palabra que presenta una asequible descripción del mundo. Más bien, es una épica de la comprensión humana, mediante el relato de acontecimientos en apariencia nimios, pero que se despegan de su insignificancia para encajar con el proyecto poético de Perse. Poesía épica, pero de una épica peculiar, sin precedentes, como dijera de ella Eugenio Montale, pues se detiene en los acontecimientos mínimos, y extrae de ellos materia que sirva para construir su poesía, su cantar. Es la épica que se ve en Anábasis, una épica de lo menor, de lo exiguo, un canto ceremonial a los quehaceres del hombre, no solamente el grande y trascendental, sino también aquel que realiza la labor pequeña, pero no por ello menos impactante en la vida, pues es el afán del hombre, sea éste afán en apariencia fundamental o módica, porque es el movimiento («amar es una acción», diría), su liturgia propia, «un gran poema nacido de la nada, hecho de la nada», donde desfilan en procesión las imágenes («un montón de imágenes rotas», a la manera de Eliot), las ciudades, los pueblos, el mar, los hombres, un poema de la historia, dirigida a aquellos que fueron y a los que vendrán. Anábasis tiene sabor a odisea, sabor a travesía, -su vocación viajera y diplomática empezaba a ganar terreno-, una expedición militar en busca de una ciudad nueva, tal como la obra de Jenofonte (S. IV a. C.) en la que se describe la expedición de Ciro en contra de su hermano Artajerjes II. Eliot diría de este poema que: «tiene la misma importancia que los últimos trabajos del señor James Joyce».

La década de los cuarenta nos presenta la etapa de mayor actividad escritural de Perse, Exilio (escrito en 1942, en Long Island), Poeme l’Etrangère, Pluies (1943), Neiges (1944), Vents (1946), vientos que soplan no solamente desde el fin de una cruenta guerra, trayendo la paz que llega al hombre, y también emerge desde su interior. Vientos que también supieron soplar en la poesía chilena, como la de Efraín Barquero. El tono de los poemas de esta época cambió, desde el recuerdo infantil y la épica, a un tono más oscuro y personalísimo marcado por el exilio que vivía Perse en EE.UU., las playas de esta poesía no son como las de los inicios, si antes eran paradisíacas, ahora estaban desoladas, barrida de soledad y ostracismo. La lluvia y los vientos son quienes dictaminan los compases, las imágenes tomadas de la fuerza de la naturaleza describen el panorama del Nuevo Mundo, recordando a Whitman, pero con más delicadeza y elegancia que el volcánico autor de Hojas de Hierba.

La década siguiente traería el homenaje «al mar de toda época y de todo hombre», la gran oda al mar Amers (1957), en los sesenta su épica abstracta, Chronique (1960) y Oiseaux (1962), donde vemos a un Saint John Perse que empieza a dar la cara a la vejez y a la muerte. En este año Perse recibió el premio Nobel de Literatura, galardón que lo salvó del anonimato total a nivel de grandes públicos. Se da comúnmente el pensamiento de que algunos laureados por la Academia sueca lo fueron injustamente, y que muchos que lo merecían no tuvieron la fortuna de recibir el máximo galardón de las letras universales (el caso de Borges es ya casi un lugar común). Al ver a un poeta poco conocido como Perse es muy tentador pensar que él es uno de aquellos infames que obtuvo grandes laureles con una obra poco importante. Al menos en el caso de Saint John Perse, pensar así sería cometer una injusticia. En su discurso ante la Academia, Perse imaginó el futuro del hombre, iluminado tanto por la luz de la ciencia, como la de la poesía, «La poesía no es, como se ha dicho, la realidad absoluta, pero se le acerca, la añora fuertemente, tiene una profunda percepción de la realidad, en el punto extremo en que lo real parece asumir la forma del poema… la poesía es una forma de vida, una forma integral de vida, el poeta existió entre el hombre de las cavernas, y existirá entre los hombres de la era atómica, porque el poeta es una parte inherente del hombre».

Contra lo canónico (teoría sobre el arte abstracto)

 

Escribe: Enrico Diaz Bernuy


Pintar con una buena técnica y concentrarse en “el oficio” y la perfección del mismo.  En cierto modo, lo hace mantener una línea que sirve para categorizar, etiquetar al artista, (definirlo). Algunos  críticos expresan: “ya tiene un catálogo”.  Algo similar con lo que ocurre con los escritores.

La otra opción es aquel artista que jamás deja de aprender a pintar.  Eso revela de alguna forma a buscar nuevos recursos estilísticos y de contenido (contenido en especial) La idea del segundo caso de artista; es perdurar.  El artista no solo busca expresar su voz interior, es algo más profundo. Por ejemplo, en la antigüedad sabemos que la pintura de histórica tenía una posición más elevada que la pintura de retrato.  

Título: un alma en el vientre. Técnica mixta.
Autor: Enrico Diaz Bernuy
Normalmente las pinturas de historia revelaban pasajes políticos, mitológicos, bíblicos, bélicos etc.  Escena que sustentaban la versión oficial (lo establecido).  De lo que el artista ante este caso, casi no tenía ni voz ni voto, en contenido y estilo.  El artista probablemente se había vuelto un ente que tenía que expresar a ciegas con las regulaciones estilísticas, por lo que se “debía decir”. Y a pesar de ello siempre se elogió el tema: de oficio.  Sin embargo, aun así, continuaban siendo artistas. Pero ellos no son los únicos artistas. También existen los artistas que no aceptan ubicarse en ese andurrial.



 Porque el artista se encuentra  en la posición de representar “el tiempo al que pertenece” , “el arte y tiempo” están ligados.  Pero ante las regulaciones del universo de lo sensorial o el materialismo del día a día.  Todos sabemos que existen excepciones y no son pocas como como Hilma af KLint  la obra literaria 1984 o las obras de Julio Verne y muchos más.    Entonces llegamos a la conclusión que dar la espalda a las demandas estéticas que nuestro tiempo suele poner en  riesgo  la demanda hacia el artista. De lo contrario podría  pagar un precio muy alto por la visión conservadora.    Pero ante esta realidad, cito el siguiente pensamiento:
Título: ojos de metal. Técnica mixta.
Autor: Enrico Diaz Bernuy

…« El artista tiene que singularizarse pero dentro del lenguaje de su tiempo, no dentro del limbo anacronismo conservador. Toda época tiene su retórica. La lucha del artista es por singularizarse dentro de esa retórica no solo por dominarla con maestría sino por personalizarla, es decir personalizarse en ella».    (Hugo Hiriart, El arte de perdurar).

El pensamiento expresado puedes verlo no solo en las obras pictóricas sino en el campo literario e incluso en los fanzines.  Por ejemplo en el arte abstracto está presente en el arte contemporáneo, pero a pesar que es algo latente la abstracción.  Pocos alcanzan a configurar un modo personal dentro de ella como Tapies o Mondrian A pesar que ambos están en el campo de la abstracción, uno del otro son totalmente diferentes y distantes.  Ese modo personal de expresar algo que a pesar que se encuentra en la misma “escuela o movimiento” hay una marcada distancias.  Esto sólo ocurre con las voces totalmente auténticas.  El arte abstracto es muy diferente uno del otro. Siempre y cuando cada artista  sea  totalmente legítimo con su narrativa visual de recursos y contenido. De lo entrañable, y su alma.

Título: Bodegón. Técnica mixta.
Autor: Enrico Diaz Bernuy


 


sábado, 14 de agosto de 2021

El intento de materializar de alguna forma los relatos de mi padre, y mi anhelo que quede en un libro, no fue suficiente para poder que pueda imprimir el lote. A pesar que estaba casi listo, pero por “ordenes de arriba” hizo que no haya tiempo. Mi padre tenía que descansar. Me sentí devastado no solo por la pérdida de él, sino porque aunque yo jamás le hice una promesa sobre la publicación, sentí que había fallado. No me alcanzaron los tiempos y otros factores. También reconsideré sobre las cosas materiales que quise darle y muchas no las logré. Y eso solo me condujo a  reconsiderar también sobre mi actividad literaria….

Pero me quedo con la clara sensación de irlo a visitar a mi padre con mucha frecuencia. Principalmente en esta temporada para leerle textos sobre la literatura que a él le encantaba. Literatura sacra. En fin, las palabras jamás serán suficientes para tal experiencia de perder a un padre.  Sé que algunos me comprenderán…

Sin embargo, en esos momentos un amigo apareció. Yo tuve la honestidad de resumirle la idea sobre aquel proyecto literario que me dejaba mi padre, del cual fui el primero en motivar… Pero a pesar que estaba casi terminado, no pude sacar el lote. Mi amigo me dijo;  muy fácil pues, viejo, si lo tienes casi listo; saca la edición machote e imprimes un ejemplar. Abres el ataúd,  y lo pones  junto a él.  Su idea llena de lucidez, me hizo ver que quizás tenía aun una oportunidad. Sentí en mi corazón  que a mi padre le agradaría. Que sus relatos que con tanto esmero redactó a mano alzada. Pueden ser compartidos quizás con el público que considere a la espiritualidad como algo importante.  Y para los pocos que revisan este blog, solo a ustedes, quiero  presentarles esta fotografía que no la publicaré en ninguna otra red social. Al menos yo no lo haré. Y también sólo a ustedes informarles que el día 11 de Agosto, mi papá me dejó físicamente. Quiero agradecer a mi hermano Francisco Diaz Bernuy, también a mi hermano Iván Diaz Bernuy que sin la ayuda de ellos no hubiera podido apoyar en estos momentos a mi madre. A mi esposa y mi cuñada que jamás dejaron de estar presentes en estos momentos. Y a Miguel Fegale, mi amigo que supo que él debía estar presente con el aporte de su inteligente y sensible idea.    Con hacerle ese obsequio a mi padre.  Gracias a todos, mi gratitud supera todo lo dicho. 

Papá quedas en mi corazón, siempre.




miércoles, 23 de junio de 2021

 La tristeza proviene del desconocimiento trascendental. El origen de la tristeza es la ignorancia.


Enrico Diaz Bernuy

viernes, 11 de junio de 2021

Poetas del Asfalto 2021 Lima, Perú ( Edición fanzine libro Charles BuKowski )

 Queridos lectores de este espacio. 

Compartir que recientemente se ha publicado el fanzine de contracultura en Lima.  La presente edición es en fanzine-libro por el grupo fanzinero POETAS DEL ASFALTO conocidos como PDA.  Quien dirige y es el fundador con 26 años de trayectoria en las ediciones, me invitó para participar. Aunque estamos en tiempos ciertamente adversos, al principio dudé por el tema de tiempos, en poder redactar algún comentario o artículo en el tiempo previsto. El tema era sobre la figura de Charles BuKowski. Al final luego de mi reseña puse un poema que también esta imbuido en este entorno   de crisis sanitaria. 

Me gustaría compartir el texto que redacté y que fue puesto en la primera página del fanzine libro. Pero dadas las circunstancias; que el trabajo del editor merece ver la manera de recobrar de alguna forma, el tiempo invertido y la dedicación del editor.  Solo me queda invitarlos a que se contacten con el poeta editor Ricardo Vega Jaime.  Sí usa facebook,  y siempre responde los mensajes.  Actualmente esta haciendo entregas del funzine libro. La obra compuesta de 26 voces  participan:   

Ilustrador y poeta:  Fernando Laguna.

Richi Lakra  /Ricardo Quesada / Enrico Diaz Bernuy / Karen Tábata / Wendy “Punk Terrorist”/ Claudia Mendoza Santos / Pat Hidalgo / Carla Vanessa / Melissa Lozada  /Marizabel Octubre /  Dafne Castañeda /  Milagros Rivera  / Alexandra López Barrionuevo /  Barfly Vega Illaconza /Nataly Celio  Qoriwayra  / Jimmy Yrminio  / Santiago Risso   Ali Salamandra /  Diego Albornoz  /  Rodolfo Sánchez Garrafa/   Jorge Bazo  / Julio Se Busca / Julio Barco  / Daniel Gutiérrez  Hijar /  Chino Velorio  / Cristian Portocarrero


jueves, 27 de mayo de 2021

Novela 2022 de Enrico Diaz Bernuy

 

Obra de fantasía y misterio.

Descripción:

 

título tentativo: El secreto de la familia Hermes.

 

Es una novela basada en hechos reales que esencialmente participan cuatro personajes, conocidos como los hermanos Hermes:  Luisita Hermes, Feliciano Hermes, Yvertan Hermes, y Etithor Hermes. Pero mayormente conocidos como: Hermes-Arpía, Hermes-Indolente, Hermes-Glotón y Hermes-Ermitaño. (La demonia, el indolente, el glotón, y el solitario). Cuatro hermanos que se encontraron en disputa debido a que Feliciano Hermes (hijo mayor) encontró y reveló el testamento que habían hecho sus padres. Dicho documento en cada página revelaba una total desigualdad frente a los hijos, y como si fuera poco, los padres habían incluido a una nieta otorgándole una parte mayor a cualquier hijo (tercio restante).

Motivo suficiente para que surja la discordia entre los herederos imprescindibles (los hijos).  ¿Pero quién estaba manipulando la decisión de esos padres para favorecer a la nieta?  Entonces en la familia empezó a generar un clima lleno de desigualdad y poner a una nieta en un rango más alto frente a cualquier hijo, solo pudo generar una total injusticia, y con la injusticia, el descontento imperó. Con el descontento surgió la discordia (una ruptura familiar declarada), y esos fueron los elementos mencionados, para formar; el caldo de cultivo para generar en los hijos una lucha por justicia.  Pero cada uno, con el paso del tiempo empezó a revelar; codicia y cinismo. Una vida a espaldas “al ser” y cual en verdad es el secreto de la familia Hermes, y qué secreto pudo motivar y dar respaldo a tales actos de favorecer a esa hija. ¿Qué deudas le tenían a ella? ¿Y qué métodos usó ella para socavar el honor de sus hermanos? ¿Podrás adivinar en que sanatorio mental terminará esa hija? Y en qué momento los hermanos deciden unirse para hacer respetar su honor.

martes, 18 de mayo de 2021

La filosofía del desasimiento

 Maestro Eckhart: la filosofía del desasimiento 

Escribe: Carlos Javier Gonzalez Serrano 

Carlos Javier González Serrano

Escribía Kant en sus Lecciones de ética que “cuanto más ocupados estamos, tanto más vivos nos sentimos, cobrando mayor consciencia de nuestra vida”. Por contra, es sumidos en la ociosidad como experimentamos “únicamente que desperdiciamos la vida”, acusando a la vez “sobremanera la falta de actividad”, pues, en definitiva, el tiempo sólo puede llenarse de hecho con acciones. Sin embargo, podríamos preguntarnos por la validez de esta condena de la ociosidad llevada a cabo por el filósofo de Königsberg, una noción (en su sentido de estar desocupado, carente de acción) que el pensador alemán interpreta como una auténtica degradación de la vida (tanto anímica como física).

Y es que uno de los síntomas de nuestra sociedad occidental actual, que conduce al grave diagnóstico de acedia (de tedio, de desazón constante), es la hiperacción a la que nos encontramos sometidos: somos víctimas de una sobre estimulación que no nos permite, en ocasiones, poder distinguir el ahora del antes y el después, sumidos en una cadena ininterrumpida de alteraciones en nuestro contexto que nos transforma en un insultante mecanismo de reacción frente a lo dado. Puras máquinas que, ante el estímulo, corren el riesgo de perder la distancia (necesaria para la reflexión, para el tiempo propio del pensamiento) ante la violencia de la representación, de cuanto ocurre. Cada vez menos existen un espacio y un tiempo propios para el silencio, más allá del necesario sueño; todo es ruido, distorsión, lo que trae consigo la necesidad de estar constantemente alerta, abocados al desenfreno del momento presente, sin posibilidad de recluirnos en un tiempo que los griegos llamaban kairós, un tiempo de y para la plenitud. Como explica de manera espléndida Marek Bienczyk en su libro Melancolía, este cortocircuito (paréntesis, epojé, interrupción) que queda impedido en el frenético movimiento de la vida occidental nos introduce en un “deseo de huir” que nos incapacita para llevar una vida “que esté llena de algo”:

Nada cambia y nada comienza -escribe Bienczyk-, no hay empresa que abordar. La aversión acédica a la vida rechaza el propio hecho de existir, es decir, las cosas que suceden, que hay que organizar, “arreglar”.

Unos capítulos más atrás, Bienczyk explica al hilo de la genealogía melancólica que esta dinámica del mundo actual implica un “rechazo del tiempo futuro”, que puede conducir al yo a una cerrazón que se interne en “una reflexión ad infinitum, en una continua repetición del hecho de reflejarse en la que no se divisa ningún progreso, sino un principio repetido: el momento anterior vuelve a comenzar”.

Para alejar nuestra conciencia de un tiempo lineal que se nos escapa permanentemente de las manos, como si de granos de arena se tratara, podemos recurrir a un pensador poco tenido en cuenta en los programas universitarios y académicos: el Maestro Eckhart (ca. 1260-1327), uno de los primeros autores que acerca los más hondos misterios religiosos al pueblo a través de sus tratados y sermones transmitidos en lengua vernácula, en su caso el alemán, lo que le procuró fuertes y fatales conflictos con la Iglesia oficial, que incluso llegó a asesinar en la hoguera a quien tuvo contacto con nuestro protagonista (en su mayor parte, monjas).

A juicio de Eckhart, si algo nos caracteriza es la ausencia o carencia de infinitud, de ser, de completitud en definitiva. Por su parte, la divinidad estaría constituida por la más pura indeterminación: por ello, frente a Dios (Ser absoluto), quedamos hechos de una nihilidad que, lejos de hundirnos en una inoperante y estéril nada, supone el aguijón para acercarnos, cada vez más, a la Unidad originaria, al Uno, allí donde todas las diferencias dejan de existir. Un conocimiento que empuja a Eckhart al deseo de aprehender lo inefable [unsprechelich]. Por ello,

Un ánimo libre es aquel que no se perturba por nada ni está atado a nada, ni tiene atado lo mejor de sí mismo a ningún modo, ni mira por lo suyo en cosa alguna. […] [E]n tu fuero íntimo no surge nunca ninguna discordia que no provenga de la propia voluntad, no importa si se la nota o no. […] [Q]uien te perturba eres tú mismo a través de las cosas, porque te comportas desordenadamente frente a ellas. Por ende, comienza primero contigo mismo y ¡renuncia a ti mismo! De cierto, si no huyes primero de tu propio yo, adondequiera que huyas encontrarás estorbos y discordia, sea donde fuere.

Para Eckhart, convivimos con el enemigo a cuestas, al que debemos prestar combate constante y vorazmente: un yo (ese “fastidioso” o “penoso” yo [leidigen Selbst] al que tanto aludirá y tan bien caracterizará siglos más tarde Schopenhauer) que se traduce en una voluntad de querer ser todo en todo momento y a pesar de todo y de todos. El anhelo de Eckhart es conducir a sus lectores y oyentes a la esencia de lo Uno, a lo que se encuentra más allá de cualquier multiplicidad y diferenciación mundana, y que constituye, al fin, el origen de cuanto existe, al margen -aunque en contacto inefable- de lo que llamamos realidad.

El ánimo libre, cuya caracterización ya hemos leído más arriba (texto fundamental de su imprescindible Die Rede der Unterscheindunge) se caracteriza porque es “capaz de hacer todas las cosas”, escribe el propio Eckhart. Una antropología volitiva que se traduce, en última instancia, en un impulso por el desasimiento (por desprenderse del aguijón constante de nuestra voluntad): “Quien renuncia a su voluntad y a sí mismo, ha renunciado tan efectivamente a todas las cosas como si hubieran sido de su libre propiedad y él las hubiera poseído con pleno poder”. Ahora bien, y como ya apuntábamos antes, esta lucha nunca se agota, pues “en esta vida nunca hombre alguno se ha desasido de sí mismo sin haber descubierto que debe desasirse aún más”. Un combate que hará suyo -en el turbulento siglo XX- la pensadora, de tan intensa y funesta existencia, Edith Stein, en su curso de 1929 sobre La estructura de la persona humana. En este texto, exponía la pensadora alemana que:

Aunque abandonado a sí mismo, el hombre no queda sin embargo totalmente a merced de las fuerzas oscuras: la luz de la razón no se ha apagado en él por completo, y conserva la libertad. De esta manera, todo hombre tiene la posibilidad de luchar contra su naturaleza inferior, si bien siempre estará en peligro de ser vencido, y nunca logrará por sus propias fuerzas la victoria total. Ello se debe, por un lado, a que ha de pugnar con enemigos invisibles […]; por otro, a que tiene al traidor detrás de sus propias líneas: la voluntad […]. Con todo, durante esta vida el hombre permanece sometido a la necesidad de luchar. […] La perspectiva del status termini, de la vida de la gloria, en la que contemplará la verdad eterna y se unirá inseparablemente a ella por el amor, se le presenta solamente como recompensa por haber luchado. Tender a este objetivo sin desviarse de él; ésta debe ser la pauta para toda su vida.

En uno de los escritos más importantes de Eckhart, de título elocuente (Del desasimiento [Von Abegescheidenheit]), nuestro protagonista asegura que “el puro desasimiento supera a todas las cosas”, en virtud del cual ya no se persigue cosa alguna: “no quiere estar ni por encima ni por debajo, quiere subsistir por sí mismo sin consideración de nadie”, ya que quien desea ser “esto o aquello, quiere ser algo: el desasimiento, en cambio, no quiere ser nada”, y por ello, en el sujeto que lo ha alcanzado, las cosas permanecen libres.

[E]l verdadero desasimiento no consiste sino en el hecho de que el espíritu se halle tan inmóvil frente a todo cuanto le suceda, ya sean cosas agradables o penosas, honores, oprobios y difamaciones, como es inmóvil una montaña de plomo ante el soplo de un viento leve.

Una impronta, la del desasimiento, que alude a la distinción entre el “hombre exterior” (propio de la sensualidad, atado a sus cinco sentidos y a sus inconstantes y molestos influjos, también denominado por Eckhart “hombre hostil”) y el “hombre interior” o espiritual, que puede llegar al “descanso absoluto” en el “corazón desasido”, pues jamás existirá algo parecido al consuelo corpóreo o terrestre sin que, a la vez, se dé un perjuicio espiritual. El hombre exterior, así, debe quedar sometido a las exigencias (que conducen a la voluntad hecha nada) del hombre interior.

El sufrimiento sólo se da en el mundo de la diferencia, en la pura representación: sufrimos porque no nos hallamos incluidos en la unidad de la divinidad, de lo Uno, pues somos “un punto entre el tiempo y la eternidad”, una condición limítrofe que, a juicio de Eckhart, puede ayudarnos a alcanzar la consciencia de la futilidad de todo lo existente. Quien en definitiva abraza el desasimiento (concepto de capital importancia en alguien como Teresa de Ávila),

… semejante hombre no busca la tranquilidad porque ninguna intranquilidad lo puede perturbar. […] Esta actitud no la puede aprender el ser humano mediante la huida, es decir, que exteriormente huya de las cosas y vaya al desierto; al contrario, él debe aprender a tener un desierto interior dondequiera y con quienquiera que esté.

LA MISIÓN ANGLOSAXON -

jueves, 6 de mayo de 2021

 Seré un misterio para los que no me conocen y para mis amigos seré un doble misterio.

Enrico Diaz Bernuy